miércoles, 26 de noviembre de 2014

Aquí sigo esperando

Sigo en eso que alguien con mucho humor negro, bautizó como "dulce espera"... Claro, súper dulce, desplazarte con un bebé a término, placenta, líquido amniótico y demás, dentro de tu barriga. Y dormir con ello, un despiporre. Y ya las consultas y pruebas médicas que al final del embarazo son semanales, eso ya es la monda lironda. Todo muy dulce, empatando con la leche condensada.

Aquí dejo muestra de mi panza, coronada con la mano de mi hijo. Casi siempre que estamos en el sofá viendo una peli, se me sienta cada uno de mis hijos a un lado y termino con las dos manos encima. En esta ocasión en la que tenía el móvil a mano para inmortalizarlo, está solo la mano del niño. Ese momento sí me parece tierno y me reconcilia con los berrinches que me llevo por otras cosas.

Mi panza y la mano de mi hijo encima

En la última consulta el gine me dijo que por las medidas, la nena ya pesaba 3.300 gr. La foto no hace justicia al tamaño de la esfera, pero es enorme, porque además también me dijo que tengo tendencia a generar líquido amniótico de más. Todo a lo grande y que no falte de ná. Es mi lema. Mi hija mayor pesó 4,070 al nacer, ahí lo dejo.

Por la calle ya me he cruzado con varias miradas de pena. Así de claro: de pena. La cosa surge así: mis andares bamboleanchis ponen en aviso a un transeunte de que llevo una carga pesada. Primero miran la panza, luego me miran a la cara, vuelta a mirar la panza, y ahí va: la carita de pena. 

Hace meses, en ese momento genial cuando estás de entre 4 y 6 meses, y mis andares eran normales, y la tripita era la guay que sale en los anuncios de embarazadas, las miradas eran mucho más amables/alegres.

Hoy tengo monitores y revisión, espero que todo siga bien, y que todas mis quejas puedan seguir dirigiéndose a la tontería de sentirme pesada. Que soy consciente de que son simples gajes del oficio de ser madre y con gusto pago el precio.

Besos

jueves, 13 de noviembre de 2014

Mujer embarazada dramática busca reírse de sí misma

ATENCION: esta entrada es un poco escatológica, gente sensible del mundo, no sigáis leyendo.

A ver si consigo reírme de lo que me ha pasado de buena mañana, porque estoy con una flema dramática que no me sienta nada bien. He buscado en youtube vídeos para subirme el ánimo y tras llorar de risa con la escena de la intoxicación de la película de Bridesmaids, creo que ya he salido del estado anímico en el que me encontraba. Estoy lista para intentar al menos, reirme de mi misma.



Antedecentes: No quiero ahora mismo entrar en detalles, pero llevo dos días chungos, de pasar horas en urgencias, subidas de tensión, infección de orina, etc. El caso es que tengo que hacer una recogida de orina de 24 horas. Sí señores, 24 horas. No sabía yo que existieran estos infames botes del tamañaco que requiere la tremenda gesta, pero doy fe de que los hay y concretamente, de que me en mi baño hay uno esperándome.

Estaba dispuesta a empezar la recogida del líquido elemento ayer según salí de la consulta, pero la doctora me dijo que mejor empezara con el primero de la mañana.
"El primero de la mañana", un concepto muy abstracto ahora mismo. Me paso la noche levantándome a hacer pis cada dos horas máximo, así que he tenido que decidir yo cuál consideraría primero de la mañana. Tras una sesuda meditación, decido que el primero a partir de las 6. Bien, dicho y hecho, me levanto, sin encender muchas luces para no despertarme del todo, agarro el pedazo infame bote king size, le quito la tapa roja, y coloco. Cual es mi sorpresa cuando TODO empieza a salir por fuera. No daba crédito, y mis neuronas, ya de natural perjudicadas, no daban a basto a procesar qué pelotas estaba pasando. Una vez que ya estaba bien empapado todo el suelo, mis zapatillas, pijama, etc. descubro que hay otra tapa debajo de la tapa roja, del mismo color que el fondo del bote king size, que es lo que ha provocado que TODO el líquido elemento esté esparcido por el suelo del cuarto de baño...
Me cayó una lagrimilla de rabia, tanto pensar para establecer la hora del primer pis del día y a tomar por...
Limpio todo, me animo a mi misma en bajito, lloriqueo un poco, y me digo que no pasa nada, que el primero será el siguiente y listo.

Vuelvo a la cama, y milagro, me quedo dormida una horita más (inciso: estoy durmiendo TAN mal y TAN poco, que cualquier cosa me hace feliz). Total, que ya son las 7 de la mañana, me levanto a repetir la operación, convencida de que bajo la tapa roja no habrá nada, porque la maldita tapa-camuflaje ya la había quitado antes y guardado en el armario. Pero NOOOOOO, la había vuelto a poner y se produce la misma situación que a las 6 de la mañana. Ahí ya he llorado con congoja, me he llamado subnormal profunda, me he sentido lamentable, y he tenido que volver a recoger y fregar todo por segunda vez en el día.

Es muy penoso y lamentable, haceros cargo: 36 semanas y 4 días de gestación, con mucha falta de sueño y muy sobrada de preocupaciones, y que a las 7 de la mañana sea la segunda vez que recoges tu propio pis esparcido por todo el cuarto de baño.

Por eso he tenido que ir a buscar algo escatológicamente gracioso, como es la escena que os decía al principio. Porque de natural, no me sale reírme de ésto. Me sale soltar tacos, cagarme en todo y sentirme fatal. Y eso no me aporta nada. Necesito estado zen, risas y buenos alimentos, ooommmmmm.

Para vuestra tranquilidad, deciros que la gorki que os escribe, sí ha conseguido hacerlo bien la vez siguiente. El infame bote king size va progresando adecuadamente, aunque la cosa empezó muy accidentada. Lo que todavía no he conseguido es sacudirme la sensación de tonta del bote (nunca mejor dicho), tras mi actuación estelar de primera hora de la mañana.

Y para terminar, una petición: mandadme oraciones o energía positiva o en lo que quiera que creáis, para que este embarazo termine bien, y tenga pronto a mi bebé en brazos, que de verdad que ya lo necesito seriamente. Besos...

martes, 11 de noviembre de 2014

Interstellar

El Sábado quedé con mi madre para ir al cine a ver Interstellar. Las dos somos muy cinéfilas y nos gusta ir juntas, aunque desde que se jubiló y pasa muchos meses al año en el sur, lo hacemos menos de lo que nos gustaría.
Camino al cine fuimos hablando, lo típico: de los corruptos, Podemos, la Panto, el 9N, las tarjetas opacas, etc. Esas charlas con mi madre son para grabarlas, la mujer que entró en estado de indignación mucho antes del 15M, ahora ya está como en un shock post traumático, desde el que te arroja frases del tipo: "pero hija, y ¿los hombres buenos y honestos? ¿dónde están? todos lejos del poder según parece...".

Volviendo al tema: nos compramos nuestros Maltesers que nunca faltan en el cine, y nos dispusimos a ver la película.


Aquí os enlazo información de la peli, por si queréis algo más objetivo que mi opinión.

En general me ha gustado, pero me ha resultado demasiado larga. Son casi 3 horas de película y soy una mujer apunto de tener un bebé y con lumbago. La combinación no es buena.

Casi me parecieron dos películas: la primera parte trata de una familia sobreviviendo en un futuro apocalíptico. La humanidad se ha quedado sin comida, y todos los recursos humanos y técnicos se dedican al cultivo. La segunda parte es ciencia ficción espacial pura y dura, bastante surrealista. Preciosa de ver por la combinación de imágenes y música. La vida en el planeta tierra no es viable, y entramos en fase de exploración de otras galaxias/planetas, a los que emigrar.

Para mi lo mejor de la película es:
- Una trama original: agradezco no ver remakes o ideas que se han explotado ya mil veces. Más vale algo original aunque por momentos sea poco creíble.
- Aparte de ciencia ficción pura y dura, también trata de los sentimientos humanos: el egoísmo, la familia, el amor... De supervivencia de la especie versus supervivencia individual. De las decepciones y desilusiones. De la búsqueda de algo mejor.
- Las actuaciones. Todos trabajan bien. Matthew McConaughey es un actor muchas veces infravalorado, como pasa con los guapetes que le han dado a la comedia romántica.

Pero yo creo que es un gran actor, versátil, con recursos, que lo mismo hace una comedia, que un drama. No hay más que ver sus trabajos como enfermo de sida en "Dallas Buyers Club":

o dando vida al atormentado policía en "True detective":

Otros actores de la película:
Anne Hathaway

Michael Caine

Jessica Chastain


martes, 4 de noviembre de 2014

De todo un poco, entrada popurrí

Ayer tuve uno de esos momentos cotidianos, nada especiales, en los que me siento feliz:
Yo tumbada en mi cama leyendo, el Niño en el salón jugando con los abatons acompañado de esos inconfundibles ruiditos que hace en sus juegos cuando susurra conversaciones y ruido ambiente de su fantasía (fsuuu ahhh nos caemos aaahhh bjbbjbjb). La Niña y el padre en la cocina haciendo la cena, se les oye reír y hablar, pero no entiendo lo que dicen. Oigo la lluvia fuera, chocar contra mi ventana, y me siento caliente bajo la manta de cuadros.

Es una escena normal que hace sentir bien.

Creo que mis mayores momentos de felicidad se producen en situaciones cotidianas de este tipo, en los que nada especial ocurre, pero todo está como tiene que estar.

De la misma manera que soy sensible para captar esos momentos felices, soy para captar otros, en los que una simple mirada o una frase inoportuna, me hacen sentir rabia profunda. ¿Hipersensibilidad a los pequeños detalles?, puede ser, para bien y para mal.

Ahora estoy escribiendo por hacer tiempo hasta la hora de la consulta con mi gine. Como en todas las revisiones de este embarazo, voy con miedo. No consigo sacudirme esa sensación desasosegante cada vez que tengo revisión. Además, en estos días, gracias a la noticia de congelación de óvulos que ofrecen a sus empleadas google y facebook, se habla mucho de embarazos tardíos, como el mío.
Yo soy muy consciente de los riesgos que implica estar embarazada a mi edad. No necesito leer y oír sobre ello. Pero el hecho de que ahora mismo sea noticia, te lo hace todavía más presente.

Mi primer embarazo fue con 29 años, y por mi habría sido incluso antes, porque yo ya trabajaba desde los 23 años, pero marido seguía rematando su ingeniería y asentándose. En cuanto pudimos, fuimos a por el bebé. El segundo a los 31 años. El tercero nos daba miedo/pereza/de-todo-un-poco y los postergamos y postergamos, hasta decidir que no, pero sin cerrar completamente la puerta. De manera que pasó lo que pasó. No fue explícitamente buscado, pero sí es muy bienvenido, y está claro que tampoco lo evitamos con todos los medios.

Me hace mucha ilusión tener a mi niña linda, pero también me da miedo. Por si viene con algún problema, por si no estoy a la altura, por si somos mayores para estos trotes... La vida viene como viene, no podemos planificarla al 100%, y esa es la gracia precisamente.

Ya estoy de 35 semanas y 3 días. Mis hijos están impacientes como yo, me recuerdan continuamente, que si nace cuando estén en el cole (preferiblemente en clase de mates, mamá - matiza el Niño -), vayamos a por ellos que quieren conocer a la hermana en cuanto nazca.

Duermo fatal, ya escribí sobre ello, nada más que añadir a esa entrada, simplemente se ha intensificado todo: más ardor, más dolor en las caderas si duermo de lado, más dificultad para respirar si duermo boca arriba... Un lujo, vaya, no me falta de ná.

Pero sí voy sabiendo ocupar el día mejor de lo que os contaba en la última entrada. Ya he cogido mi rutinilla. Hago un curso online para el trabajo, leo, veo muchas series en el ordenador, concretamente me he liquidado: dos temporadas de los Soprano, un clásico que yo tenía pendiente y me ha gustado mucho; varios capítulos de My Mad Fat Diary; y varios de la última temporada de Walking Dead. Preparo unas meriendas super curradas para mis hijos, que no dan crédito. Hago tortillas de patata. Juego a la lotería de los sábados. En fin, todo un nuevo mundo de actividades que se ha despertado ante mi y llenan las horas que antes estaba en la oficina.
Calculo que justo para cuando tenga dominado este periodo de mi vida, nacerá la nena, para empezar otro diferente.