jueves, 19 de septiembre de 2019

Herniada

Voy a aprovechar que estoy de baja para venir a pasar el polvo en este mi olvidado blog.

Os cuento que la baja se debe a que me acaban de operar de una hernia umbilical. Hace ya unos meses vi un pequeño globito que se me formaba justo encima del ombligo, no tenía el aspecto de las hernias umbilicales típicas por no estar en el centro del mismo. Decidí pasar del tema, como hago siempre en inicio con todos mis temas de salud. Pero claro, el verano, con sus mil horas en bikini en playas y piscinas, me han puesto difícil olvidarme del asunto y a finales de agosto decidí ir al de digestivo. Hernia operable, mejor pronto que tarde, y efectivamente, en 10 días estaba operada.
Ha sido todo tan rápido, y como tengo medio fobia a todos los temas médicos, no quise saber nada de la operación. Mis dedos no fueron a preguntar a señor google, ni tampoco hice muchas preguntas en consulta. Con lo cual iba ingenua e inocente a la operación, y ahora me encuentro con que esto es más de lo que quise pensar que era. Por lo pronto me han dado la baja, tengo 12 grapas en el corte que me hicieron en una media luna que rodea el ombligo, y estoy bastante incómoda. Pero también es cierto que cada día estoy mejor que el anterior, así que espero en una semana volver a ser persona con vida, que pasea, trabaja y puede agacharse a recoger lo que se le cae al suelo.

Paso a temas más agradables como contaros nuestro verano. Las vacaciones las cogimos las tres primeras semanas de julio, y como siempre, genial. Los que ya me conocéis sabréis que tengo el don de vacacionar como los ángeles. Qué diréis, pues vaya don de mierda, eso cualquiera. Pero no, dicen los telediarios que en vacaciones hay más discusiones y divorcios, por el tiempo extra de convivencia. Y dicen mis compis que echaban de menos volver a la rutina. A mi esas cosas no me pasan. Yo discuto con mi marido durante las épocas laborales, en las que estás cansada, con sueño, y hay que hacer la compra, y el uno no hace los deberes y la otra está con otitis por el frio que pela. Pero yo en vacaciones soy feliz, estoy descansada, y no me da por discutir sobre si playa o montaña, o pedimos paella o pescado frito.

La mayor ha pasado un verano buenísimo, estuvo primero con nosotros de vacaciones. Y lo de "con nosotros" es un decir, básicamente porque compartíamos techo para dormir, pero el resto del día lo pasaba con la pandilla de aquí para allá, haciendo nada y hablando con ellos más de lo que habla con sus padres en todo el año junto. Después de las "vacaciones familiares" la mandamos tres semanas a Berlín a hacer un curso de alemán. Ya estuvo el año pasado en un pueblo pequeño y en familia, y este año pidió ciudad y colegio. Como saca tremendas notazas en el cole, y aunque a priori me gusta más que vaya a familia para que la inmersión cultural sea más completa, se lo concedí. La ventaja es que hay pocos españoles y máxime de su edad, que vayan a hacer cursos de alemán a Berlín, así que igualmente aunque estuviera en colegio, aprovechó la experiencia de un ambiente muy internacional y de diferentes culturas. A su vuelta pasó unos días con nosotros y detrás se fue a Galicia con la familia paterna, seguido de viaje al sur con la familia materna. Es decir, que no ha parado y lo ha pasado fenomenal. También en verano ha cumplido 16 años. Sigue muy adolescente, pero parece que más serena cada día. Seguimos teniendo una relación bipolar con días en los que es la de siempre, cariñosa, risueña, divertida, y otros en los que deja en pañales a lord Voldemort. A mi me cuesta mucho llevarlo con paciencia y con calma en sus días de furia desatada con el mundo y sin motivo ni causa aparente. No se me da bien ser madre de adolescentes, la verdad.

El niño, como siempre, ha sido muy feliz en verano. A él le quitas las obligaciones escolares y le entra una paz y un relax por el cuerpo, que da gusto estar a su lado, con hormonas adolecentes incluidas. Aparte de que tiene una adolescencia mucho más suave que la de su hermana, es por lo tranquilo y relajado que está él en cuanto se quita de encima libros, deberes y exámenes. Su verano ha consistido en vacaciones familiares con nosotros, compatibilizando los ratos en pandilla con ratos de paseos por la playa conmigo, coger cangrejos con la pequeña, y pegarse nadadas con el padre. No necesita tanto del grupo de iguales como su hermana solo 16 meses mayor que él. Luego se quedó en Galicia una semana con los abuelos y primos, y le mandamos dos semanas a un campamento de inglés en Marbella. No quiso salir a un curso al extranjero y no le quisimos forzar. El resto del verano en casa. No quiso ir al sur con mi familia, porque él también necesita pasar tiempo en casa, metido en su cuarto con sus comics, sus juegos de ordenador, o viendo series conmigo (nos hemos zampado Siren de HBO del tirón, juntos comiendo unos días palomitas, otros edamames). Las mañanas de agosto mientras nosotros estábamos trabajando se dedicaba a tareas tales como la siguiente: se recorrió todas las tiendas de mascotas del barrio para ver si las jaulas de roedores cumplen las medidas de la normativa. Os preguntaréis ¿tiene hámster o roedor alguno?, no, ¿va a tenerlo?, tampoco. ¿Entonces?, pues ni idea, él es así, solo puedo deciros que concluyó que todas incumplen la normativa. Esa que yo no sabía ni que existía.
Yo me imagino a mi hijo, con sus camisetas de Stranger Things, su metro de ikea en una mano, y agenda y boli en la otra, que entra en las tiendas y se pone a medir jaulas, y cuando se acerca el dependiente a preguntar si necesita algo, le dice que no gracias, que está mirando, y me da la risa tonta.

La pequeña sigue siendo el juguete de la familia, es para comérsela de bonita, de linda, de buena y de simpática. Se lo ha pasado genial en la playa, ya nada sin manguitos y bucea cual animalillo acuático, y pasarse el día descalza, morena, y sin ropa, la hace feliz. Es una pena que no haya apuntado sus mil ocurrencias simpáticas de este verano, porque ahora mismo no recuerdo ninguna. He ido a twitter porque allí escribo poco y menos, pero cuando lo hago suelen ser sus ocurrencias graciosas pero solo he dejado constancia de un día de cariñoseo máximo en el que me dijo: mamá, te quiero al cien por cien y al siete por uno.
Mientras ha estado haciendo calor hemos ido cada tarde al club a bañarnos en la piscina, y la mujer lo disfruta lo mismo que si la llevas al caribe con escala en Disney world. Es muy disfrutona y alegre. Ahora ha empezado el cole, y aunque yo se que no es su pasión, va siempre sin una queja, se lo pasa bien allí, aunque si la dieras a elegir, sin duda cogería vacaciones eternas, como su madre y su hermano. La mayor por ejemplo no aguanta estar demasiado tiempo sin una exigencia, siempre tenía ganas de volver al colegio después de verano, y la sienta bien la presión de los estudios y la competitividad. El padre creo que también disfruta de su trabajo y le gusta alternar rutina laboral con periodos de vacaciones. Supongo que esto último es lo más sano. Pero mis dos pequeños y yo, podríamos vivir eternamente de vacaciones, alternando playa, piscina, montaña, durmiendo hasta que el cuerpo diga que es suficiente, y comiendo cosas ricas.... mmmmm.... soñar es gratis....

Besos

domingo, 17 de marzo de 2019

Presentación a alumnos de cuatro años vs. a mayores de treinta

En la reunión de inicio de curso de A., que está en infantil de cuatro años, la profesora nos explicó que durante el año cada niño tendría una semana en la que era el protagonista. Esa semana llevan una cartulina con fotos de ellos, su familia y las cosas que les gustan, hablan de ellos, y los padres van durante una hora a hacer una actividad en clase.
Sudores fríos.
Desde septiembre que nos dieron la noticia hasta enero, no di con el tema para la actividad. Y por fin, la semana pasada fuimos convocados al aula.
El tema que elegimos fue: las plantas. Dimos una charleta súper sencilla sobre la importancia de las plantas, su función, necesidades. Y luego germinamos una semilla.

Yo iba con ganas en negativo. Me he tirado rajando del tema meses. Y al final resulta que ha sido una experiencia buenísima con una audiencia totalmente entregada. He hecho muchísimas presentaciones de trabajo, infinitamente más curradas, sobre temas de los que soy especialista, y la audiencia se ha mostrado aburrida, cabizbaja y con nula participación. Qué penita cómo nos marchitamos con los años.

En el aula de A. no fue así. Ya nada más entrar la profesora le dijo que nos presentara y ella empezó: "esta es mi mamá, se llama M.". De pronto una mano levantada y un niño rubiales deseando decir algo. Le dan la palabra, y dice "Yo vi una peli de una niña que se llamaba M. y me gustó mucho". Esa fue la precuela del nivel de participación que nos íbamos a encontrar.
Proyectamos el ppt de 5 diapositivas y en todas y cada una, incluida la portada, había unas 15 manos levantadas deseando participar.
"Yo una vez pisé una planta"
"A mi me gusta comer mandarinas y tienen semillas"
"El hermano de mi papá fue a un desierto, allí no hay plantas"
"Las plantas beben agua y yo también bebo mucho"

Y ya cuando pusimos la diapositiva de una escena de bambi para ilustrar que las plantas son la casa de los animales... ahí la audiencia de 4 años desbordó
"Yo una vez vi bambi pero me quedé dormida y mi hermana luego me dijo que fue muy bonita"
"En los árboles viven los búhos"
"En el campo viven los conejos"
....

Y ya no es solo lo participativos, siempre respetando turno de palabra con manos en alto, eran las caras de interés y de ilusión máxima.

Después de la presentación, germinaron cada uno una semilla de judía, entre algodones húmedos y lo metieron en un vasito con su nombre para verla crecer en casa.

Cuando nos íbamos nos despidieron con aplausos, tirando besos, y diciendo adiós con la manos.
Una experiencia magnífica y eso que yo iba en modo grinch.

Qué agradecidos y qué ganas de aprender se tienen a los 4 años.
Qué nos hace la vida para que nos vayamos marchitando y dejando la energía y las ganas en el camino...



lunes, 18 de febrero de 2019

Repasito rápido a las últimas ocurrencias de la pequeña de la casa

La pequeña está graciosa hasta decir basta. Los cuatro años la han sentado re-bien y nosotros encantados con ella, más aún si cabe.

No quiero que se me olviden estas anecdotillas que con sus hermanos reflejé puntualmente en el blog (etiqueta "sobre mis hijos"), así que voy a ponerme manos a la obra, porque aunque algunas las he puesto en twitter pero no es lo mismo, ¡dónde va a parar!, allí quedan sepultadas en un maremágnum de tuits a los dos segundos de ser escrito. Hay que darle su espacio a la chiquilla en este blog de su madre, como tiene que ser.

Empiezo. Siempre que vamos al Retiro, pasamos por el hospital donde ella nació y mi marido siempre comenta: aquí naciste tú. El otro día, la niña ya cansada del dato, contestó con voz cansina: "siempre que pasamos me recordáis cual es mi hogar, lo mismo que hacía el padre de Vaiana con ella, ains....". Y un suspiro.
Esto nos deja claro que el concepto "hogar" lo tiene pillado por los pelos.
Aparte de que para los que no habéis visto Vaiana (la recomiendo, por cierto, es una peli preciosa), lo del padre de Vaiana iba más en la línea de que la niña no siguiera su instinto marinero y se echara al mar a encontrar otras islas más fértiles en las que asentarse. Llámame loca, pero no veo relación con el hospital en que naciste. Da para muchas risas, pero ya, la relación no la veo.

Otro día la di piedras de un collar de bisutería que se me había desmontado, y la dije que las cuidara bien que eran piedras preciosas, por eso de darle más bombo y tal. Sale corriendo por el pasillo a contárselo al hermano, y éste le dice:
- ¡wuala!, piedras preciosas, como tú
- bueno no tanto

La cría pensaría, son piedras preciosas sin más, con la barrila que me dan en esta casa sobre mi preciosura, lo mío debe estar en otro nivel superior.

Otra que a mi me hizo llorar de risa durante varios días recordándola, fue cuando me la veo toda indignada farfullando: "estoy harta de haber nacido de una tripa, porque se tarda muchísimo en hacerse mayor". Igual pensó que naciendo de un huevo ya iría por los quince años, vete tu a saber.

Y ya la última y más reciente, me dice:
- mamá, me encantan las fotos de tu cuarto
- pues cuando seas mayor y tengas tu propia casa te las regalo
- ¿¿¡¡cómo que mi propia casa???!!! - horrorizada, los ojos que se le salían de las órbitas y las cejas en alto - si yo voy a vivir toda mi vida aquí. Voy a tener dos hijos, un chico y una chica, yo me quedo con la chica que me gustan más, y tú con el chico. Así que de aquí no me puedo ir

La dije que perfecto, que se podía quedar siempre que quisiera y al poquito vuelve a comentarme:
- además ya lo tengo todo pensado, la abuela de mis hijos va a ser Lu - aclaro que se trata de su hermana mayor por si pasa alguien nuevo por aquí -
- tu hermana será su tía y yo seré su abuela
- que noooo mamá - gesticulando al estilo italiano, con las palmas de las manos para arriba - ¡¡¡no ves que yo prácticamente te voy a regalar a un hijo!!!, pues tú vas a ser madre, no abuelaaaa.

Pues ea, que la hermana mayor va a ser abuela y yo voy a seguir siendo madre de un nieto "prácticamente" regalado.

Como veis no nos aburrimos...

sábado, 8 de diciembre de 2018

Sobre la pequeña de la casa

No tengo perdón de Dios por tener esto tan abandonado.
Muchas veces en los últimos meses he pensado retomar la especie de saga de entradas que llamaba "Sobre mis hijos" con anecdotillas y ocurrencias de los dos mayores antes de que entraran en la adolescencia. Ahora es la tercera, la pequeña de la casa, la que está para una entrada diaria, pero nunca encuentro el momento de encender el ordenador y darle a la tecla.

Parece que en esta tarde se han alineado los astros y antes de que se desalineen me voy a poner a ello.
No quiero olvidar esta edad tan preciosa que tiene ahora la pequeña, que ayer cumplió cuatro años. CUATRO. Ni más ni menos. Y parece que fue ayer cuando supe que estaba embarazada.

Tiene ocurrencias mondantes, como cuando volvió el padre de un viaje de trabajo a china, y le dice: "sí que has tardado en volver del chino". Yo lloraba de risa de pensar que cuando a la niña le decíamos que el padre estaba en china, ella se lo imaginaba metido en un chino.

O cuando el otro día estaba ella muy afanada poniendo pegatinas en un álbum y le dijimos que lo estaba haciendo fenomenal y el padre para cargarlo más de bombo le dio las gracias por dejar el álbum tan bonito y contesta toda seria: "de nada, es un honor". Una semana hemos estado vacilando contestándonos "es un honor" a cualquier chorrada. Muchas risas.



Lo definitivo ha sido que me he tirado un mes pidiéndole que de ideas a los reyes magos, y no salía de pedir chuches o chicles, y de pronto el otro día dice toda seria: "dadme una hoja que voy a escribir mi carta a los reyes". Se pone toda formal a escribir unos garabatos mientras silabeaba lo que se supone que escribía, en plan: que-ridos re-yes. Y yo frotándome las manos boli en mano para apuntar qué diantres quería mi hija aparte de una miserables chuches y de pronto suelta: "quiero tener unas montañas cercanas a mi casa".
Acabáramos. Unas montañas cercanas. Vivimos en el centro de Madrid... ¡Eso no lo vende el corte inglés!.
La verdad es que tiene muchos juguetes, no ve tele con anuncios, por lo que tampoco se la crean necesidades de más, así que en el fondo tiene lógica que ella con unas chuches y las montañitas de Heidi en plena calle Santa Engracia, de sus peticiones a sus majestades de oriente por finiquitadas.

Aunque con la carta no hayamos triunfado mucho, en general todo el tema navideño la tiene motivadísima. Se pasa el día cantando "brillancicos", como ella los llama, pero unos que no conocemos que hablan mucho del "redendoooorrrr" y de alguien con "tez moreeeenaaaa".

Es muy cariñosa, nos forra a besos y abrazos en cuanto te acercas. El otro día la dije:
- te quiero hasta el infinito
- y yo hasta Galicia que está más lejos - me contestó ella -

Es una delicia de cría, que no da más guerra que la propia de su edad.

Los adolescentes por su parte, se van serenando. El curso pasado estuvieron ambos bastante contestones y le quitaban a una las ganas de todo. Pero este año, por una parte ellos están más tranquilos, sobre todo la mayor, que vuelve a ser un cielo la mayor parte del tiempo. Y también ocurre que yo estoy a aprendiendo a tratar mejor con ellos. Reconozco que el paso de una tierna y simpatiquísima infancia, a una etapa chillona y contestataria, lo llevé fatal y no hice mi mejor papel.

Así que entre unas cosas y otras, este curso 2018-2019 está siendo muy bueno. Esperemos que dure.
Muchos besos y abrazos a los que seguís pasando por aquí y mis mejores deseos para las fechas que se avecinan.




martes, 21 de agosto de 2018

Poniéndome al día

Anoche mientras daba vueltas en la cama intentando conciliar el sueño, tuve por primera vez el pensamiento de hacer una entrada de despedida y cerrar el blog.
Nunca había entendido a la gente que lo hacía, porque el blog no pide pan, y ahí queda para escribir cuando te apetezca aunque sea una vez al año. Sin embargo anoche lo entendí.

Yo he querido mucho a éste mi pequeño blog, he hecho amigos, he conocido incluso cenado con varias personas a las que llegué a conocer por esta página, le he dedicado tiempo y cariño. Así que anoche sentí la responsabilidad de no dejarle morir de inanición. Si hoy en día no me apetece escribir aquí, tendría que cerrarlo. Pero no, aquí estoy y esto no es una despedida, porque voy a hacer otro intento de mantenerlo vivo.

En mi insomnio de anoche también pensé por qué me he unido sin decidirlo expresamente, a la corriente que te lleva a opciones más superficiales, rápidas, visuales y que generan más interacciones, como pueden ser instagram, los foros, twitter. Las razones son simplemente penosas, pero es la realidad, seguramente la mayoría no damos para más. La interacción rápida, el chute en vena, el no tener que esperar a que lleguen un puñado de comentarios, sino recibir inmediatamente "me gusta" o "me parto". A través del blog, las relaciones tenían más calidad, éramos menos pero bien avenidos. En los foros por ejemplo, me encuentro con miles de comentarios y reacciones a los míos, pero que en dos días están olvidados.

Aparte de no dar para más, también es cierto que hay causas más objetivas a ese tráfico desviado, como son que escribir aquí requiere ordenador, y en casa ya nunca tengo el ordenador encendido, siempre uso mi móvil.

En cualquier caso, yo pasaba a contaros cómo nos van las cosas, así que procedo:

- ya estuvimos de vacaciones, tres semanas divididas casi a la mitad entre el sur de España y Galicia. Lo pasamos de maravilla y me di cuenta de cuánto las necesitaba. Los adolescentes estuvieron de lo más entretenidos con sus pandillas de ambas puntas de España, y el poco tiempo que les veníamos, era para estar de buen rollo. Así que yo, que he despotricado del rollo del "tiempo de calidad", y sigo haciéndolo cuando se trata de bebes y niños pequeños que lo que requieren es tu tiempo, sin apellidos. En el caso de los adolescentes, creo que los fines de semana de este invierno que me he empeñado en hacer planes familiares todos juntos, han sido un fracaso. Prefiero que corra el aire, que estén haciendo sus cosas (obviamente planes lógicos y controlados por mi, como es estar en la playa a 30 metros de donde estoy yo pero con sus amigos, o jugando al padel en la urbanización, o viendo una peli en casa de una amiga, etc) a que estén odiándonos por tener que estar obligados de excursión familiar.

- la mayor, a la vuelta de las vacaciones familiares, ha estado tres semanas en Alemania, y ha sido una experiencia muy enriquecedora y divertida para ella. Estuvo con una familia muy maja, en una escuela a la que iba a clases por las mañanas, y de actividades deportivas y lúdicas por las tardes. Se lo ha pasado fenomenal, ha hecho muchos amigos, y además, ha aprendido mucho alemán. Lo mejor de todo es que incluso nos echó de menos. Así que ahora estamos mi adolescente mayor y yo, en pleno romance madre-hija, que ojalá dure mucho.

- el niño está ahora mismo en un campamento de inglés, pero en España. Me pidió que no le mandara fuera, que no le apetecía nada, y que además seguro que le tocaba una familia sucia y que tosiera haciendo mucho ruido. En fin, sus cosas, ¿a quién se le ocurre pensar en el tipo de tos de una familia?, a él. Pero bueno, le entendí, y con 13 años tampoco me parece que sea necesario forzar, así que llegamos a este consenso con el que está encantado. También está siendo toda una experiencia pasar varias semanas fuera de casa, y está haciendo muchos amigos. Lo de aprender inglés no tengo claro cómo lo llevará, aunque el chaval a veces sorprende para bien.

- la pequeñita de la casa está para comérsela. No solo es preciosa, que lo es, es que además tiene cada puntazo de llorar de risa. Os cuento alguno: el otro día estábamos recordando un día hace años que fuimos al parque de atracciones y mi mayor, que tendría 8 años, me hizo subir a unas sillas voladoras del demonio que están como a mil kilómetros del suelo. El caso es que las malditas sillas voladoras tienen la misma sujeción que tendrían de ser las míticas que están a un metro de altura. Es decir, prácticamente ninguna. Así que cuando eso empezó a tirar para arriba, yo empecé a perder años de vida, pensando que se me caía la niña, me caía yo, me desmayaba, y un sin fin de desgracias que acababan en muerte.
Como nos reíamos tanto recordándolo - aunque puta gracia que tuvo en su momento - a la pequeña le pareció una cosa divertidísima, y preguntó si ella también iba en las sillas porque no lo recordaba. "No hija, tú no venías porque no habías nacido". "¡¡Pues haber esperado a que yo naciera!!, ¿por qué fuisteis sin mí??!. Pobriña, estaba súper indignada y sin entender nuestras risas.
Ayer le pregunté si querría ir al cine a ver Los increíbles 2, y me dice toda resuelta: "si me compras palominas sí, pero si solo me vas a dar un plátano, mejor nos quedamos en casa".
Y como estas, mil ocurrencias más, que ocurren cada día y que no me da la vida para escribir y recordarlas siempre.

Y nada más por hoy. Que no dejéis vuestros blogs, ni de comentar en los blogs amigos, y que seáis muy felices

miércoles, 13 de junio de 2018

Balance curso 2017-2018

A pesar de que hace ya muchos años que acabó mi etapa escolar, sigo midiendo los años por cursos. Para mi el balance toca ahora y no en diciembre, las buenas intenciones y propósitos son en septiembre, y ¡cómo me encantaría tener parón vacacional en julio y agosto!. Me tendré que conformar con mis tres semanitas de vacaciones estivales, pero echo de menos muchísimo las vacaciones escolares que disfruté, como buena estudiante, hasta que terminé la carrera. Los profes os lo ganaréis durante el curso, no digo yo que no, que soy hija de maestra y madre de adolescentes que no quiero ni pensar lo que tiene que ser aguantar a más de 10 juntos en un aula día tras día. Lo tendréis ganado y merecido, pero a estas alturas del año os envidio profundamente.

A lo que iba, que voy a aprovechar que toca hacer balance para pasar por aquí a desempolvar este blog querido mío, al que he abandonado más de lo que merece.
 En este curso han pasado muchas cosas:

- hemos cambiado de casa. La mudanza fue un infierno. Llevábamos diez años y medio viviendo en el mismo piso, con demasiado armario y almacenaje, y trasladar y acomodar toda esa acumulación fue terrible. Pero en un mes aproximadamente quedó todo organizado y estamos disfrutando mucho de la amplitud, la luz, las vistas, que los niños tengan cada uno su cuarto... Ha merecido muchísimo la pena.

- lo de los adolescentes que ya os conté en otra entrada anterior, ha ido a peor. Bueno, para ser sinceros, el niño se ha estabilizado y encima este año ha mejorado las notas. Todo el curso al filo del bien y del mal, pero en la última evaluación pegó una remontada y ha terminado con buenas notas y felicitaciones de varios profes (que debían estar tan sorprendidos como yo). La adolescente mayor es la que ha ido a peor. Las notas muy bien, como siempre. Pero el nivel de drama por cualquier cosa va increscendo.
Este año han movido la convocatoria de septiembre a junio. Los alumnos tienen el mismo número de oportunidades/éxamenes pero concentrados porque en junio termina todo el curso. Esto ha supuesto que han tenido que terminar antes el temario, y los alumnos como mis hijos que aprobaron todas las evaluaciones, están desde finales de mayo libres como palomas. Concretamente el 22 de mayo trajeron las notas de la tercera evaluación, exámenes y temario lógicamente lo terminaron antes. Esto supone que llevan demasiado tiempo yendo al cole con poco contenido. Les han organizado talleres, para los que no tienen recuperaciones, pero la acogida es muy desigual. El mérito del profesorado está claro, pero los chavales no acogen con el mismo entusiasmo un taller de defensa personal que otro de quebrados. El caso es que tenemos discusión diaria porque la adolescente mayor no quiere ir al colegio la mitad de los días. "¡Pero si no hacemos nada, es un rollazo, y ya han entregado las notas, para qué tengo que ir!, ¡eres la peor madre!". Esto lo tienen que oir mis delicados auditivos casi cada noche...
Según ella, muchos alumnos no van. Pero a mi me parece que a poco que hagan, algo más que en casa o apatrullando en manadas adolescentes la ciudad... Ya tienen bastante con estar libres desde el 22 de junio hasta mediados de septiembre. Si todavía estamos en calendario escolar con asistencia obligatoria tienen que ir y punto. Aunque he de decir que entiendo a los padres que llegan cansados y tarde de trabajar y desisten de lidiar la batalla diaria para convencer al adolescente de turno de que tiene que ir aunque no haya temario ni exámenes... Yo no desisto porque soy así, pero telita lo que es discutir diariamente por algo que para mi es de cajón.

- la pequeña está cada día más bonita y simpática. Ha sido su primer año de colegio y la experiencia en general ha sido muy buena. Ha hecho muchos amigos y una amiguita del alma. Le gusta su profe. Y ha aprendido mucho, la veo muy cambiada de cómo empezó en septiembre. Sabe un montón de canciones, monta en patinete nivel pro, se columpia sola a toda potencia, baila con ritmo, come mucho más y mejor... Está re-mona, si no fuera por mi sentido de la privacidad, ahora mismo os ponía algunas fotos para que veáis qué achuchable es, con su sonrisa siempre puesta.

- en el trabajo estoy a tope, pero mejor de lo que estuve de mayo a enero, periodo en el que me movieron dentro del propio departamento, cambiando de jefatura, y fue bastante duro. Ahora mismo tengo mucha carga de trabajo, pero salgo a mi hora y me organizo libremente. Con la jefa que tuve esos meses era imposible. Se metía en cómo hacía todo, tenía que reportar informes continuos de cosas absurdas, me puso móvil de empresa y me llamaba en mi tiempo libre... Muy agotador.

- el plan de vacaciones es el que hacemos muchos años de coger tres semanas seguidas y pasar la mitad en el sur de españa y la otra mitad en el norte.  Tengo muchísimas ganas, necesidad, de playa, paseos, no tener horarios, comer gambas... Cuando volvamos de las vacaciones familiares, la Niña mayor se va a alemania tres semanas. Es la primera vez que la mandamos fuera, y he de reconocer que estoy un pelín nerviosa, pero creo que va a ser una buena experiencia para ella. Cuando ella vuelva se irá el Niño a un campamento de inglés en la costa. La idea era mandarle fuera de España, pero a él no le apetecía nada, así que como primer año vamos a ver qué tal esto y al año que viene ya le mandamos fuera.

Y eso es todo por hoy amigos. Sed buenos y sed felices. Besos

martes, 6 de marzo de 2018

Mudanza, Zoster, y recopilatorio de últimas andanzas

Voy a aprovechar una circunstancia adversa, como es que en estos momentos me encuentro de baja por un herpes zoster con muy mala leche, que me está atizando el trigémino, para hacer algo positivo y muy olvidado, como es escribir una entradita.

Me cuesta mucho encontrar tiempo y ganas para sacar el ordenador y ponerme a escribir. Mi conexión de ocio a internet, es básicamente desde el móvil. Pero en mi primer día de baja, y siendo en estos momentos las 11:04 ya estoy aburrida, así que ¡amigos, aquí me tenéis de nuevo!.

Llevo un par de meses complicado, os cuento:

- Después de mucho mirar, buscar y aplazar, encontramos el piso ideal, cerca del nuestro, pero con un dormitorio más, y más espacio de salón y cocina. Justo lo que necesitábamos desde hace 3 años que nació la pequeña de la casa. Así que en un arranque de energía nos lanzamos al cambio. Poco que explicar al que haya sufrido mudanzas, y al que no, dos consejos: no acumules y no te mudes nunca.
Ahora hacemos un mes y tres días en la casa nueva, y esto va mereciendo la pena. Pero el inicio fue un cúmulo de desastres de lo más desmotivador. Los montadores de IKEA no llegaron el día que se les esperaba, los de la mudanza fueron malos, tardaron más de lo previsto e hicieron mucho menos de lo contratado. Aparte de que se les cayó el piano y ha quedado un lateral de madera roto, y rompieron varios marcos y muebles de cds. Hemos estado literalmente tres semanas deshaciendo cajas. Porque además solo tuve un día por mudanza, así que difícil compaginar trabajo, casa, niños, con montar una casa para familia de cinco miembros. Todavía queda una caja por abrir, pero es de fotos, cuadros y cosas superficiales sin las que podemos vivir.

- Los adolescentes están insoportables, así de claro os lo digo. Lo simpáticos y graciosos que eran, y ahora el 80% del tiempo están en plan ñu, en su cuarto, o con sus amigos, o a sus cosas. Supongo que es la edad, pero se hace complicado, y echo mucho de menos a los que eran antes. Este verano les vamos a mandar fuera por primera vez, pero es que les viene bien a ellos y a nosotros. Porque tres meses de verano, sin cole y con esa actitud perdonavidas, va a ser que no.

- La pequeña sigue ideal de la muerte, graciosa y simpática a más no poder. Todavía dice cosas como: "Me poní los zapatos", que me matan de amor, aunque cada día habla mejor, pero esas palabrejas suyas me enamoran. Al cole sigue yendo relativamente contenta, los fines de semana festeja mucho que no haya clase, pero cuando toca, no llora. Ahora bien, siempre que le preguntamos que qué hace en el cole, dice convencida que no aprenden nada, que solo juegan y ven películas. La verdad es que para no aprender nada, y siendo yo poco partidaria de la escolarización temprana no habiendo necesidad, sale caro la cantidad de virus y mocos que trae la pobre del cole. Ahora mismo mi mayor fantasía sería vivir en un sitio de clima templado, como canarias, que yo no tuviera que trabajar ni ella que ir al cole, y pasarnos la vida tranquilas en un dolce far niente. Pero nos toca estar aquí que es donde está en trabajo, y a ella llenarse de mocos y otitis...

- El zoster, me empezó a salir ayer por la mañana, en forma de pompas en la frente, pero con mucho dolor hacia el ojo derecho. La doctora de la empresa me dijo que creía que era un zoster y que me fuera a mi médico de la seguridad social, que efectivamente confirmó que sí lo era. Me han dado baja hasta el viernes, antivirales y calmantes, y aquí estoy metida en la cama con el ordenador, contándooslo.

- Por rematar con algo bueno, os cuento que fui con mi hija la mayor, a ver la película Lady Bird
Una película preciosa que nos encantó a las dos. Y muy adecuada para ver madre e hija, porque te ves reflejada en las protagonistas. Hay cosas que haces porque no lo puedes evitar, y cuando las ves en pantalla, desde la frialdad de estar fuera de ese conflicto madre-hija, te das cuenta de lo mal hecho que está y que tú lo haces igual de mal. Que si estás cansada, que si un mal día en el trabajo, que si la adolescente es insoportable y te ha sacado de tus casillas... Lo que sea, pero mal hecho está. No hablo de maltrato, simplemente de actitudes o comentarios que hacemos, que no aportan nada bueno. Y a ella le pasaba igual, por lo que me contaba tras la peli. De hecho tuvimos un rollito bastante guay charlando de la película, y esas cosas merecen la pena.



Y nada más por hoy. Espero que siga habiendo alguien al otro lado, aunque me merezco el ostracismo por prodigarme tan poco...