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miércoles, 23 de septiembre de 2015

Sobre mis hijos: se hacen mayores

Me refiero a los dos mayores, claro está, que con sus diez años el Niño y doce años recién cumplidos la Niña, están dando un gran cambio. La pequeña sigue siendo una bebota loquita de nueve meses.

El Niño sigue teniendo momentos de morirse de risa, pero cada vez acompañados de un trasfondo de mayor sensatez. Este año le han cambiado de profesores. Por una historia rocambolesca de las que solo pasan en el colegio de mis hijos, este año que no tocaba cambio de nada, les han hecho uno parcial. Sigue el mismo grupo de alumnos pero con dos profesores distintos. La tutora de mi hijo del año pasado era cariñosa con ellos y mi hijo la apreciaba. Pero mandaba toneladas de deberes. Ningún niño de la clase bajó de dos horas diarias dedicadas a los deberes y por más quejas que transmitimos los padres, el método no cambió. Lleva cuarenta años siguiendo la misma forma de enseñar así que le debía de dar la risa al vernos con intención de hacerla cambiar.
La nueva tutora de mi hijo es una profesora joven con la que él está encantado.
La nueva profe es buenísima mamá. Se nota que es buena porque es guapísima. Por ejemplo A. tenía cara de loca y cuando la conocías te dabas cuenta de que era una loca.
- No se yo si eso tiene mucha base...
- Yo sí que lo se. Es buenísima. Además no se hace la misteriosa como le gustaba tanto hacerse a M. (M. era su tutora el año pasado). Esta no es nada misteriosa, es buena y guapa, no me ha podido tocar una profe mejor.

A ver, el Niño simplifica mucho. Pero seguro que en esa belleza que él ve, hay más de rasgos bondadosos y cariñosos, que de concurso de mises.

El otro día estaba hablando con la hermana de cuando sean mayores y se casen y tengan hijos y le dice:
- Tú hermana, tienes más dudas de cómo será con quien te cases, porque chicos hay de mil formas distintas. Mientras que yo no tengo tantas dudas porque de chicas realmente solo hay de dos tipos: plastas pero majas, y muy duras pero simpáticas.

Tratados de psicología femenina, toneladas de literatura sobre la variedad de mujeres existentes, para que él venga a meternos a todas en dos sacos. Obviamente yo no he querido preguntar a cual de los DOS UNICOS grupos de mujeres pertenezco. Tiene bemoles la cosa, ¿eh?, pensándolo mejor me estoy arrepintiendo del párrafo en el que decía que está madurando. En fin.

La Niña mayor está feliz con su paso a primero de la ESO. Motivadísima con todo, emocionada y contenta. Ya ha empezado con los entrenamientos de baloncesto y en breves empezará la gimnasia rítmica y las clases de piano. Ella está deseando estar a tope con todo.
Además ha empezado a tejer - ¿¡Tejer??!!! - una bufanda para su hermana. Yo alucino con esas habilidades e intereses extraños que tiene mi hija. Yo he sido muy buena estudiante y su padre ha sido y es muy deportista. Pero lo de las habilidades manuales nos supera a ambos. También le encanta peinar, el otro día nos dijo que estudiará física pero que si no encuentra trabajo igual durante un tiempo se hace peluquera.
La chavala adorna su larga cabellera con trenzas vikingas y recogidos que impresionan. Ha encontrado videos en la red de cómo hacer peinados y la cosa ya se ha ido de madre nivel Sissí emperatriz. Ya nos ha dicho que ya tiene pensado cómo va a peinar a la hermana para la Primera Comunión. Os recuerdo que la hermana en cuestión tiene nueve meses. Así que si eso no es planificación y anticipación que venga Dios y lo vea.

La Niña pequeña sigue igual de cabra loca. Gatea como una Fitipaldi, se agarra a muebles y sofás para ponerse de pie, pretende dar pasos sin sujetarse y se cae de culo sobre su pañal, encuentra una pelusa a una milla a la redonda y se la come, muerde zapatos y cualquier cosa que pille menos sus mordedores... Y todo esto con una sonrisa de oreja a oreja y grititos de emoción. Cuando la cojo se achucha fuerte y me chupa, que debe de ser su forma de besar. Es una bebé sana y feliz, que come y duerme bien, pero que no para quieta un segundo.

Y hasta aquí mi repaso de hoy sobre mis tres vástagos. Un beso

martes, 25 de febrero de 2014

Grandes momentos

Mi hija fue muy precoz para el lenguaje, empezó a hablar pronto y con mucha propiedad. Al año y medio era una mezcla entre indio y germana, decía por ejemplo: yo quereRRRR iRRR parque
Todo en infinitivos y con mucha R sonora. La gente se partía cuando oía a tremenda mico hablar así.
Como se corregía a sí misma enseguida dejó de cometer fallos, y yo cuando ha cometido alguno no se lo corregía porque me encantaba oírselos.

Ahora resulta que a sus diez años acabo de descubrir dos errores que me han hecho mucha gracia.
El primero fue el otro día que estábamos las dos en un mano a mano zampándonos una tableta de chocolate y de pronto me dice:
- mamá, me das una lorza más de choco
- una qué? (conteniendo la risa)
- una lorza más
Por unos segundos me planteé no explicarle que se hice onza, además la criatura es clarividente porque cada onza acaba en lorza. Al final se lo expliqué.

Unos días después fue la siguiente, estaba ella pensativa y me dice: “yo tendré cuatro hijas, a no ser que me entre antes la epilepsia”. Después de mucho preguntar y descojonarme, me di cuenta que se refería a la menopausia. Qué grande la nena.

El gran momento de babeo de mi vida ha sido éste: el niño le pregunta al padre, así como si fuera la pregunta más lógica y normal que un hijo hace a su padre: “papá, ¿tú por qué te enamoraste de mamá?". Y atentos a la pedazo de respuesta de mi nunca suficientemente valorado maridín: “porque es guapa, inteligente y con sentido del humor”. Con esa respuesta ha ganado tantos puntos que se sale del marcador. Pero atentos que aún sigue el momento babeo amor del bueno, cuando el niño contesta: “estoy de acuerdo”. Sin palabras.

Para no terminar la entrada con algo tan empalagoso - para mí no lo es, podría oír ese tipo de piropos a diario y no cansarme, pero entiendo que a un lector ajeno a la historia le resulte tremendamente pasteloso -, termino con otra anécdota de San Valentín más propia de este blog. Nos cuenta mi sobrino que por San Valentín le ha regalado a una niña de su clase, una postal que hizo él de corazones . Ante la pregunta de si le gusta la niña en cuestión, responde:
"No, solo se lo di por agradecimiento, porque me había dado una chuche". 
Aplastante lógica romántica masculina desde los 6 años.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Y el niño daltónico

Como continuación de la anterior entrada en la que os hablaba del sonambulismo de la niña, para que veáis que no nos falta de ná, pasó a relatar la “tara” del niño.

Por cierto mil gracias por los comentarios y mails. Muchos me han ayudado a tranquilizarme, especialmente agradecer el email que me ha enviado hoy M. una sonámbula confesa, en el que no solo me quita preocupaciones innecesarias, sino que además me da muy buenos consejos, un lujo.

Volviendo al tema de la entrada: mi pequeño retoño es daltónico. Una vez más, los antecedentes familiares no me pusieron en antecedente (valga la redundancia) y viví el descubrimiento con auténtico asombro. Yo soy así. Y mira que estaba presente el día que mi primo Fernandito volvió del cole pensando que había un complot entre la profe y sus compañeros para vacilarle, habían dado el sistema circulatorio, y toda la clase distinguía arterias y venas, pintadas en rojo y azul respectivamente, que él veía del mismo color. Pobre hombre, imaginaros su impresión al ver que toda la clase reconocía y le hablaban de colores que para el no se diferenciaban en ese dibujo del cuerpo humano.

También he vivido cuando otro de mis primos se independizó, y empezó a hacerse con ropa fosforita. Te le podías encontrar con un polo amarillo fosforito, calcetines y deportivas verde fosforito, y él encantado. Inconsciente de cómo deslumbraba.

Pues nada, yo en mi mundo, no estaba preparada para ese día, en que el niño iba disfrazado de monje con una túnica marrón. De un claro y rotundo color marrón, que para el niño era un claro y rotundo color morado. Ya tenía edad de distinguir los dos colores, así que tras unos cuantos: “cómo me gusta mi túnica morada”, seguidos de otros tantos: “pero niño que eso es marrón”, pasamos a hacerle el test de daltonismo.
Todas las fichas del tipo, que tú ves claramente un 3, y lees que pone “el sujeto daltónico verá un 24”, le preguntábamos y él convencido: “un 24 mamá, qué va a ser, se ve claramente”. Muy sujeto y muy daltónico.
Confirmado.

Hay varios niveles de daltonismo y él está en uno bajo, quiere decirse que sí distingue por ejemplo el rojo del azul (no va a pasarle como a mi primo Fernandito) pero luego hay otros muchísimos colores que para él son idénticos.

La historia no tiene ninguna importancia. No será un diseñador de moda talentoso, ni piloto de aviones, pero desde luego es algo que no me preocupa. Por eso, aunque llevo un año y medio hablando de mis hijos en el blog, nunca había salido a relucir. Me di cuenta por un comentario en Moneypenny en la última entrada y decidí poner remedio.

¿Alguna batallita con daltónicos que queráis compartir? pues adelante!

lunes, 11 de noviembre de 2013

Mi hija es sonámbula

Mi hija es sonámbula, desde bien pequeña empezó con su trasiego y charlas nocturnas.
No es que me pillara por sorpresa, porque tenemos bastantes antecedentes en la familia, es como el daltonismo del niño, pero aún así el primer día que te encuentras a tu hija con chupete en mitad del salón, el susto te lo pegas.

El caso es que antes era algo espaciado en el tiempo, pero desde que ha empezado el curso la cosa se ha intensificado mucho. En las últimas semanas ha sido un no parar, mis hijos se acuestan a las 9, pues a las 11, casi cada día ha tenido alguna movida, del tipo:

1. Plantarse en la mitad del salón. La hablamos y no contesta, así que ya se que está dormida, la cojo de la mano, la llevo a su cuarto y sigue durmiendo como si no ha pasado nada.
2. Aparecer en el salón y decir: “mamá” y yo: “¿qué?” ella: “ale, pues nada, nada, qué pesada, siempre igual”. Lo que comúnmente se conoce como echarme la peta. Sin venir a cuento y dormida… Miedo me da.
3. Levantarme por la mañana y no encontrar la cafetera. Como es de vaso de cristal y émbolo, dar por hecho que se le debió romper a alguien y no avisó. Descubrir horas más tarde que la cafetera reposa tranquilamente en la mesilla de noche de mi hija.
4 Ayer noche me llamó, voy a su cuarto y me la encuentro sentada en la cama diciendo: “mamá, dímelo ahora que estamos en privado. Ah! y dile a papá que me traiga el metal”.

JODER, yo ME CAGO.

Cuando era algo que pasaba una vez cada dos meses, hasta nos reíamos con sus charlas y paseíllos nocturnos. Ahora no me río. Tengo demasiados miedos.
Primero a que le pase algo en su danzar nocturno. Me sorprende lo bien que camina y se orienta dormida, pero aún así, ¡¡¡ESTA DORMIDA!!!!. El día de la cafetera estuve en shock imaginando cosas terribles que le habrían podido pasar en su aventurilla del rapto de cafetera. Me tranquilizó un compañero de trabajo que se mete paseos por la casa dormido desde que tiene uso de razón y nunca le ha pasado nada, pero aún así…
Además, no entiendo por qué está tan activa últimamente. ¿Le pasa algo? ¿es simplemente parte del proceso de desarrollo a sus 10 años? ¿está más nerviosa? ¿por qué?...
Dejamos la puerta de la calle cerrada con llave y alarma puesta, el camino desde su cuarto al baño despejado y con las puertas del pasillo cerradas. Pero aún así… ay madre…

Por favor, no me dejéis comentarios de historias chungas de gente sonámbula, que bastante tengo con mis propios miedos… Pero si tenéis alguna sugerencia, o idea que nos sirva de ayuda para minimizar riesgos y movimientos nocturnos ¡¡¡eso sí sería bienvenido!!!

martes, 16 de julio de 2013

Nemo, gusanos y otros animales

El otro día sin venir a cuento, mi hijo comentó que hace un año murió nuestro pez inmortal que al final no lo era, Nemo. Como fue la segunda entrada que escribí, en un momento en que debía tener como dos lectores, os dejo el enlace AQUÍ por si queréis pasar a ver cómo sufrió mi lechón con esta pérdida. Vivió con nosotros casi 6 años, que para un niño de 7 años que tenía, es una barbaridad. Hasta tal punto fue el sufrimiento que no ha querido tener otro pez, solo ha querido un pez robot, pero real no quiere ninguno porque dicen que no serían igual de buenos que Nemo.

También tenemos desde hace bastantes años al pajarito Lolo, famoso por ser el pájaro que peor canta de la historia de los pájaros.

En este invierno mi hija vino un día con insectos palo, que fueron acogidos con gran regocijo, pero que en dos días, estaban enterrados en la terraza en una maceta próxima a la de Nemo. Nuestra terraza es como una extensión del cementerio de la Almudena.

La última incorporación a nuestra vida familiar fueron unos gusanos de seda, que nos tuvieron buscando hojas de mora por todo Madrid y al rededores, cómo comen los tíos. Insaciables. Se hicieron huevos, luego mariposas, y finalmente pusieron cientos de huevos… No quiero ni pensar cuando todos estos eclosionen. Ahora tenemos todos los huevos en un sobre en la nevera, y allí estarán hasta primavera. Miedo me da.
Como ya conté el verano pasado, durante todo el mes de julio mis hijos van a un campamento de día a un club deportivo a las afueras de Madrid, les recogemos allí y pasamos tarde de piscina. Todos los días me reciben con una larga retahíla sobre bichos, que observan, analizan, meten en botes, y luego devuelven al campo. Aquí una muestra de una chicharra y unos bichos bola:



El viernes se incumplió la última parte de “…y luego devuelven al campo”, y cuatro tijeretas han pasado el fin de semana ¡por error! en nuestra casa. El viernes vinieron a merendar a casa a cuatro amiguitas, una de las cuales trajo las tijeretas, con la emoción de pasarse la tarde jugando a las tinieblas como si no hubiera un mañana, la niña se olvidó al irse de las tijeretas. Terrible. Me lo intentaron ocultar, pero los cuchicheos, miraditas y risitas histéricas, hicieron que el misterio durara unos cinco minutos.


Yo no se a quién han salido estos niños con este amor a todo bicherío viviente, llamadme loca, pero no les encuentro ningún atractivo ni interés.

martes, 26 de marzo de 2013

A perro flaco todo son pulgas…

… y yo estoy de un perro flaco que no me tengo.
Enumero a continuación algunas de las incidencias que se han producido en esta familia a raíz de tener al padre operado y de reposo durante 6 semanas, de las que ya han pasado 3, iujuuu:
-Al poco de llegar a casa del hospital, el niño se puso con anginas y otitis. Mis hijos no suelen enfermar (dejo el teclado para tocar madera). Pero no podía la estadística habernos reservado un constipadillo para estas fechas, no. Anginas y otitis. Con un par. Por la noche se puso a 40 de fiebre y no había quien la bajara. Y además, varón. Con lo cual, los gritos de: ¡¡ayyy, qué malo estoyyy!!! Que me mareoooo!!!. Los debió de oír todo el edificio, qué digo, ¡todo el barrio!. A urgencias y una semana a augmentine. A día de hoy ese pequeño reto, ya está superado. Hip Hip Urra.
- La semana pasada iba yo como las locas, corriendo desde mi trabajo a recoger una cazadora que había dejado para cambiar la cremallera (el tema destrozos de ropa y pérdidas de material en el patio del colegio dan para un post enterito), a la farmacia, y a recoger a mis hijos de judo. Tan acelerada iba que me metí un piñazo de esos que salen en los videos crueles que se supone que dan risa y que a mí nunca me han gustado. No sé si me hice esguince, porque no he tenido tiempo de ir al médico, pero se me infló mucho el tobillo, y pasada más de una semana, me sigue molestando.
- Como soy tan impaciente, me puse el tobillo con hielo, y aguanté tanto que me he hecho como una herida, o quemadura rara… Ahí diréis que eso ya no es “a perro flaco todo son pulgas” sino que este perro está agilipoyao. Y tenéis razón, no lo voy a discutir.
- En el trabajo no me he podido coger estos días de vacaciones. Tenían prioridad otras personas del equipo que en navidad me cedieron a mí la posición de elegir, así que aquí estoy currando, y dejando en casa al convaleciente y los niños.
- Mi marido tiene una baja de 6 semanas en plena crisis de todo, que ha llevado a este país de un extremo al opuesto. Del abuso de bajas no justificadas… a esto. Y aquí voy a hacer un inciso con el que es posible que no gane simpatías puesto que este blog es leído por mujeres y madres: una de las bajas que para mí están en la categoría de abuso, es la de la mujer embarazada, en perfecto estado de salud, que se pide la baja, para tener tiempo de pasear, decorar la habitación del niño y preparar la llegada del retoño. Lo siento mucho, pero eso es una estafa. La baja laboral está para la mujer que tiene que hacer reposo, que el bebé no coge peso y en definitiva, que necesita una baja laboral, no una excedencia por asuntos propios. El abuso en las prestaciones y beneficios sociales solo se traduce en que finalmente el que lo necesita tampoco va a tener derecho a ello. Hay muchos más casos de abuso pero no me quiero enrollar.
El caso es que ahora, como decía, hemos pasado al extremo opuesto del absurdo. Mi marido se ha operado de osteotomía tibial y ligamento cruzado. Tengo que ir todas las semanas a la seguridad social a por su parte de baja. Hasta ahí de acuerdo. Además, me dejan que vaya yo, con el informe médico, las radiografías, etc. y su médico, muy amable además, siempre me da el parte de baja, me pregunta por marido y le da recuerdos de su parte (un encanto, vaya). Pero es que ahora resulta que además, tiene que ir él a FREMAP, con el informe del médico que le ha operado, además con los partes de baja de la seguridad social, y tiene que llevarlo él en persona. Al loro: él en persona. No vale que lo lleve yo en su nombre. Así que ponemos en riesgo el reposo que tiene que hacer por prescripción médica, para que el hueso suelde, los tornillos, la placa y el nuevo tendón, se acoplen a su pierna (dicho en cristiano, que yo de medicina no se nada). Yo no veo ningún sentido a esta triple auditoría de una baja que no debería de suscitar ninguna duda. Porque además viene de una persona que no ha tenido bajas previas en su vida laboral. Y que por el tipo de operación, eso debe estar en tablas, tipo: operación “X” à “Z” días de baja.
Pues no, como os digo, ponemos en riesgo la recuperación, fastidiamos a la cónyuge y a la salud mental de todos, teniendo que ir cada semana, a su médico, a la seguridad social, y a FREMAP. Es de locos. En el justo medio está la virtud, como decía Aristóteles, pero en este país somos de: o descalzos o medias de seda. Me tiene contenta este país… grrrr.
Para terminar este post que me ha quedado bastante serio y mustio, os cuento la última de ayer. Cuando llegué a casa mi hijo me recibió a golpe de : ¿puedo salir a la calle con botas de agua?. Llovía a cántaros, pero yo tenía que salir a hacer la compra y a la farmacia. Últimamente ficho diariamente en la farmacia, el día que ya no tenga que comprar: eparina o apósitos o enantiun o betadine o... Lo voy hasta a echar de menos. El caso es que salimos, y S. según ve un charco, que ya de lejos se veía que no era el pantano de Cazalegas, pero por poco, me dice: ¿puedo meterme en el charco?, y contesto: sí pero no SALTES... ZAS!!!!! Saltó como si fuera un olímpico. El charco-pantano propulsó agua y barro hasta la entrepierna de su pantalón recién lavado.
Le iba a razonar que cómo se le ocurre, con su estatura y peso, que es casi como el de su abuela, saltar con esa potencia en tremendo charco, pero me abstuve, porque seguro que me habría contestado con un: ¡ah!, ¿que la abuelita también salta en los charcos?... Su forma de razonar es así. Y no lo digo por decir, me baso en un hecho concreto. La última vez que fuimos al cine, se dirigió a por su elevador, y le comenté, si no creía que había llegado el momento de dejar de usar elevador, ahora que ya es casi tan alto como su abuela, y contestó: ah, ¿que la abuelita también usa elevador en el cine?...
La imagen de mi madre subida en un elevador(*) me acompaña desde entonces…
(*)para los no conocedores: un elevador, es como un cuadrado de plástico que ponen en el asiento los niños muy pequeños, para ver bien la pantalla.

domingo, 17 de febrero de 2013

Sobre mis hijos VII - Todos somos unos pringaos

Este fin de semana ha tenido lugar la siguiente conversación con mis hijos:
-          S: Mamá, ¿sabías? L. es la salvadora de los pringaos en el colegio
-          Yo: Quéééé? Esa palabra es muy fea, ¿qué es eso de pringaos?, no se llama así a ningún niño.
-          S: Pero mamá, ¿por qué?, si los hay, ¿tú no sabías que en el cole hay pringaos?. Pues yo mismo sería un pringao si no fuera hermano de L., y tengo muchos amigos que son pringaos. Ser pringao no es malo, simplemente lo eres, y L. los defiende, y hace que les dejen jugar a la comba, a polis y cacos o a lo que quieran jugar.
-          Yo: ¿L.? ¿es eso cierto?
Mi hija levanta durante unos segundos la mirada de la pulsera de abalorios que está haciendo (no sé si lo he comentado alguna vez pero es una máquina con las manualidades, por suerte no ha salido a mí en eso), y simplemente se encoje de hombros.
En ese momento tengo la certeza absoluta de que mi hija es la protectora de los débiles del cole y me invade una sensación de orgullo y satisfacción indescriptible. Disimulo delante de ellos, pero me pondría a bailar y a darles besos sonoros de abuela de pueblo de Castilla la Mancha.
A la vez me hago consciente de algo que en realidad ya se, y es que la vida de un niño puede ser muy difícil. Incluso la vida de un niño feliz, tiene muchos momentos de infelicidad. Muchas veces se tiende a simplificar pensando que la infancia es una época de ingenuidad, fantasía y felicidad. Y sí lo es, pero también tienen sus pequeños (para ellos grandes) conflictos. Y no hablo de niños que clara y objetivamente tienen una infancia desgraciada (eso merecería un capítulo aparte). Hablo de niños como los míos, o como fui yo hace 30 años.
Yo era una niña con una buena vida, con unos buenos padres, buenos hermanos, con muchos amigos… lo que comúnmente  se asocia a un niño feliz, y sin embargo recuerdo perfectamente momentos de un estrés y una angustia muy similar a la que he sentido de adulta. En la distancia los motivos que originaban esos sentimientos parecen tonterías, pero en ese momento, no lo eran, eran mi mundo. También cuando estemos muertos los problemas de ahora parecerán una gilipoyez y ahora nos quitan el sueño.
Creo que es importante recordar esto y darle a las preocupaciones de los niños la importancia que se merecen. Lo cual no significa en absoluto que las tengamos que resolver por ellos.
Imagino que para el “pringao” (qué palabra más espantosa, cómo me rechina tener que usarla, pero para ser fiel a la historia, tengo que incluirla…) al que no dejan jugar a polis y cacos, ese hecho será una gran preocupación. Imagino que para mi hija, hasta que ha decidido ser la que les defiende, ha tenido que ser difícil también, el decidir si te posicionas o no, si decides mirar hacia otro lado, si asumes el riesgo de que alguien decida ponerte en el bando del débil por protegerles. Ella no ha compartido nada de eso conmigo, y sin embargo, me puedo hacer una idea de su lucha interna. En otro momento de esa misma conversación mi hijo dijo: “Como L. es tan mona y tan guay, muchos niños la obedecen. Supongo que también es porque aunque es muy delgadita, es muy fuerte, así que también tendrán miedo de que les zurre”. Suerte que mi hija utiliza ese “poder” para proteger a los más débiles del patio, los populares tienen mucho peligro, el poder corrompe, no solo en política, también en el patio del colegio, no sé si me explico.
No he querido seguir profundizando, porque me asustan las respuestas, da mucho miedo cuando tomas total conciencia de que la vida de tus hijos tiene dificultades, como la tiene tu propia vida. Incluso siendo niños felices, risueños, con - objetivamente hablando -, una buena vida, como la tienen mis hijos.
A todas las edades, todos en alguna parcela de nuestra vida somos unos pringaos, todos sufrimos, y a la vez hay felicidad en medio de todo ello. Reflexión de perogrullo, pero que no viene mal recordar.
 Ahí queda esta reflexión de una madre consciente… que a veces desearía no serlo tanto.

domingo, 20 de enero de 2013

Sobre mis hijos V: la tribu

El otro día en la cena, estábamos hablando del cole, no se cómo llegamos a la educación y marido comentó que había un dicho que decía que para educar a un niño se necesita una tribu entera, por lo complejo que es y la de parcelas diferentes que hay que tratar.
Mi hijo S. lleno de razón contesta convencido:

Pues sí, y yo tengo la tribu entera porque cada uno me enseñáis una cosa:
- Mamá es la mejor para enseñarme las cosas de cole y de estudiar. Es que mamá, eres la persona más estudiosa que conozco
- L. me enseña a razonar. Es la persona más razonable que conozco.
- Papá me enseña a jugar y a pasármelo bien.
- La abuela me enseña religión y a cocinar un pavo.
- El abuelo me enseña chistes, y el tito también es muy de chistes
- La tita me enseña cosas de deporte. Es la más deportiva que conozco. Podría ir a unas olimpiadas.
.................
Ahí queda eso.

Se lo conté a mis padres y mi hermana y nos reímos mucho. Aunque claro, luego ha tocado reflexionar un poquito sobre esas parcelas en las que somos punteros según él.

Para empezar, queda claro de sus padres quién es el divertido y quién la petarda preocupada por el cole… Ya me lo ha comentado más veces, así que no hay dudas del rol que tenemos cada uno para él. La verdad es que en casa el padre es muy de jugar con ellos y jijijaja, y yo soy muy de que hagan los deberes y se enjabonen bien. Por simplificar, se entiende. A mí me gustaría ser un poco más jijijaja, y que el padre fuera más de deberes y enjabonado. Pero es lo que hay.

Lo importante es que según el chiquillo, al final, entre unos y otros, tiene una formación integral.

Mi hija ‘la razonable’ matizó que la tita ahora ya no puede ir a unas olimpiadas que no la cogerían por edad. Pero que si se llega a presentar hace unos años, la cogen, eso seguro. Y habría ganada alguna medalla, eso seguro también.

Mi marido preguntó si sus padres y familia no le enseñan nada y él contestó: “la verdad es que no, creo que es porque como viven tan lejos, solo les veo en vacaciones y ahí no está uno pensando en aprender”.

De nuevo: Ahí queda eso.

jueves, 20 de diciembre de 2012

El plan navideño





Me gusta la navidad. Pensaba que era un bicho raro porque a partir de una edad casi todo el mundo que me rodea está con la monserga del consumismo, la melancolía, la gente que no está, blablabla. Pero por lo que veo en los blogs que sigo, hay por aquí mucha animosa como yo que se apunta a la movida navideña con todas sus consecuencias: decoración loca y hortera, papeos descontrolados, regalos y mucho espíritu navideño fun fun fun.

A mi ya me gustaba la navidad antes de tener a mis hijos, así que lo de los niños no es el motivo, pero sí es cierto que ayuda. Las cartas de reyes de mis hijos, todas decoradas con todo lujo de detalle, son emocionantes. Ya han empezado a tener dudas de fe, así que supongo que en breves esto se nos va al garete, ¡qué pena por Dios!. La carta de mi hija es todo brillantina y dibujos cursis. Y la carta de mi hijo incluye, como siempre, un apartado de un perro vivo, y este año ha incluido otra que me ha emocionado, pone: “comida y juguetes para niños pobres, se los lleváis directamente a ellos”. Es para comérselo. Muy bien intencionado, pero tampoco era plan de que dejaran todo en nuestra casa y luego venga a repartir de casa en casa a los pobres…
 Yo recuerdo como algo trágico el momento en que me enteré de los Reyes eran los padres. Con la fe ciega que yo les tenía. Estábamos mi madre y yo desayunando en la cocina, yo tenía 7 años ( ¡¡¡siete años solo mamá!!!). Mi madre dice que me hizo unas cuantas preguntas estratégicas para saber si yo ya me había enterado de lo de los Reyes y que yo contesté afirmativamente, como si ya lo supiera. Obviamente no sabía de qué hablaba mi madre, pero yo soy muy de seguir la corriente. El caso es que de pronto soltó: “pues ahora que ya lo sabes, tienes que ayudarme a que tu hermano no se entere de que los reyes somos los padres”. Se me atragantó el polvorón. Joder mamá, que solo tenía siete años, y tú sabes que yo era una redicha, y me las daba de listilla, pero en el fondo una inocente… Qué palo fue aquello señores.
En Noche Buena viene la familia que está en Madrid a cenar a nuestra casa. Empezamos cuando los niños eran bebés para no tener que salir a la calle con el frio, y ya ha quedado instaurado. Así que mis padres y hermanos vendrán a cenar con nosotros, nos pondremos las botas, haremos actuaciones, y digo haremos, porque otros años eran solo los niños los que hacían un pequeño show, pero este año han preparado un teatrillo y tenemos todos papel. Además ahora que se ha corrido la voz de que soy una artista bailando el gangnam style, fijo que me toca hacer el bailecito. Me estoy acordando que mi hermano cuando éramos adolescentes bordaba la imitación de Eugenio. Le voy a pedir que este año nos haga una, jajajaja.
Luego el día de navidad vamos a comer a casa de mi madre, siempre hace una ensaladilla rusa que es otra dimensión de ensaladilla rusa; y un pavo relleno al horno. Toda la vida lo mismo, ni un año lo ha modificado. Amen de extras tipo: langostinos, salmón ahumado, pate… Tremendo. Ese día mi padre, ese señor ingeniero y serio, después de la comida se disfraza y nos da un regalo a cada uno. Empezó cuando nacieron mis hijos, que yo recuerde se ha disfrazado: de Papa Noel, de Darth Vader, de la cebra de Madagascar, de Hello kitty, de reno, … ah! y el año pasado de la sirenita!! Ese fue tremendo, qué pena que no pueda poner aquí una foto, porque estaba megacurrado, lo que nos pudimos reír no está escrito, tuve agujetas en la tripa de la risa varios días.
El día 26 nos vamos con la familia de mi marido a Canarias. Antes íbamos a verles a Galicia, pero desde hace unos años, cambiamos la lluvia por el solecito. Lo de celebrar la noche vieja en una terraza sin cargar con abrigos y bufandas, genera adicción.

Así que los próximos días voy a estar muy atareada pasándolo bien, y no creo que publique nada, no me lo tengáis en cuenta. Lo que seguro que hago es leeros, porque soy una yonqui. Todos los días necesito un repasito bloguero. No conseguí desconectar en vacaciones de verano, así que todo apunta a que ahora tampoco.

Besos, y FELIZ NAVIDAD

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Mi príncipe cumple años

Igual que hice aquí en agosto cuando mi linda cumplió años, hoy le quiero dedicar la entrada a mi hijo, que cumple 8 años. Yo le sigo llamando mi chiquitín, pero de chiquitín no le queda nada. Está hecho un grandazo, el más alto de su clase, por eso no nos extrañó que en la representación de fin de curso, le tocara el papel de “el padre”. Le sacaba más de una cabeza al compañero que hacía de hijo.
Quien lo iba a decir cuando en la semana 38 rompí aguas en la oficina, y a las pocas horas nacía en el hospital mi hijo, tan pequeñito y con unas piernas largas y delgadas; y mi madre todo el rato dando la matraca: “este niño va a ser siempre muy delgado y va a tener las piernas del abuelo”.
Este verano cuando le veíamos en bañador con ese cuerpo serrano que gasta ahora el colega, que si te diera una patada te tumba, no podía resistirme a decirle a mi madre: “lo tuyo premonitorio, eh madre?, menuda visionaria que estás hecha…”.
El niño nació delgado porque su embarazo no fue como el de la hermana, en el que yo me pude dedicar a conciencia a cuidarme. En su caso, tenía a otro bebé en casa. Cuando nació mi hijo su hermana tenía solo 16 meses, así que cuando a las 3 de la tarde salía del trabajo, me esperaba doble ración en casa, con una pequeñaja que había que sacar al parque, que estaba aprendiendo a andar y que no paraba.
De todas formas, el príncipe nació delgado, pero se agarró al pecho como un desesperado. Solo dormía y comía, y al mes ya lucía un aspecto rollizo que hacía aventurar por dónde iban los tiros con él.
Confieso que cuando estaba embarazada de mi hijo, me daba cierta penilla el pobre, porque pensaba que nunca le iba a poder querer tanto como a la mayor, que al ser la primera había despertado en mí un amor infinito. ¡Ay, que tonterías de madre primeriza!, fue verle la carita y me inundó la misma sensación de amor y protección por mi bebé. El amor se multiplica con los hijos, de una forma difícil de explicar.
Mi hijo fue el bebé más bueno que he conocido. Comía, dormía y siempre tenía una sonrisa preparada. No recuerdo ninguna llantina de esas desconsoladas con las que nos deleitaba su hermana de bebé. Todo le venía bien al canijo. Todos los cambios de alimentación los incorporaba con total facilidad. Aprendió a comer con cubiertos el solito. Yo les sentaba en dos tronas al lado, y la niña comía sola con sus cubiertos, y al niño le iba dando yo, hasta que un día me quitó el tenedor de la mano, y se puso él solo dale que tienes como un señor. Cuando de merienda le daba solo fruta, siendo un cani de un año, se metía el dedo en la boca y me decía: ¡jamón pa aquí!!!!!!!!!!. Por si me quedaba alguna duda de por dónde había que introducirle ese jamón que él echaba en falta después de la fruta.
Durante su primer año de vida, me cogí una excedencia así que estuve en casa con los dos, y fue la mejor decisión de mi vida. Qué bonitos recuerdos tengo de ese periodo. Y en gran parte se deben al bebé tan delicioso que fue mi hijo.
A partir de los 15 meses despertó a la vida gamberra, y ya empezó a liarla parda en cuanto te despistabas. Pintaba las paredes y todos los juguetes los usaba de martillo, por poner un ejemplo.
Los principales rasgos que describen a mi hijo, ahora apunto de cumplir sus 8 años son:
- Es muy cariñoso
- Es madrugador
- Se ríe mucho y tiene una risa contagiosa
- Es muy comilón. Entre sus comidas favoritas: cocido, lentejas, chuletón, cabrales y churros. Todo muy de dieta como veis…
- No le gusta hacer deberes
- No quiere hacerse mayor
- Le gusta mucho ver documentales y todo lo relacionado con animales y naturaleza
- Quiere tener dos perritos, dos gatitos, y un hermanito pequeño.
- No cree en la vida eterna, pero sí en las sirenas, a pies juntillas. Siempre le sorprende que en los documentales de animales marinos no salga ninguna.
- También cree mucho en todo lo que vende la teletienda. Cuando zapeando buscando sus dibujos cae en ese canal, tengo asegurados unos cuantos gritos tipo: ¡¡mamaaaa ven correeee, mira como deja ese líquido las alfombras!!!! correee ven!!!!!!!.
- Le encanta jugar, cantar, bailar y estar de vacaciones.
- No consigo imaginarme cómo será de mayor. Ni físicamente ni de carácter. Ay del día en que desaparezca su micro nariz, sus mofletes besuqueables, su voz de niño y abandone el infantilismo disfrutón que le acompaña….

Tenemos un ritual él y yo, que es el “Strangers in the night”. Cuando se levanta antes de que yo me vaya a trabajar, esto es, casi todos los días, se sube a un sofá, y hacemos un baile agarrado tarareando la canción de Sinatra: strangers in the night, stranging faces, lovers at first sight, larailailarailaraila… Hace que me vaya a trabajar con una sonrisa.

Muchas felicidades hijo mío, te quiero con toda mi alma.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Sobre mis hijos IV – últimas ocurrencias

He actualizado mi cuaderno de grandes frases de mis hijos con las últimas joyas, y siguiendo la tradición (reciente), las comparto con vosotros en este capítulo de “sobre mis hijos”.

1º TEMATICA HERMANITO
En casa, lo de tener un tercer hijo es un tema que surge periódicamente. Cierto es que cuando tuve a mis retoños, tan seguidos además, juré en plan Escarlata O´hara, que no tendría más hijos, mi instinto maternal estaba más que cubierto con mis dos torpedillos.
Sin embargo, hace como unos tres años, de pronto me entraron unas ganas increíbles de tener otro hijo. Pero el marido discrepó. Se ve que mis ganas tampoco eran tan increíbles, porque tampoco lo peleé mucho. En realidad a mí lo que me gustaría es poder volver a vivir determinados momentos con mis hijos, y me da mucha pena que pase el momento bebes – niños pequeños.
Ese año en el que tuve el repunte de llamada maternal, año 2009, fue un año especialmente duro para nuestra familia. No se si en algún momento me animaré a hablar de ello en el blog, pero para poneros en situación, falleció la hermana de mi marido con 34 años y un bebé de 4 meses, de un día para otro, sin enfermedad previa que nos preparara. Y por otro lado, nació mi tercer sobrino con un problema neuronal. Todo ello nos sumió en un estado de tristeza y negatividad, que estoy segura que no haberse producido, igual hoy teníamos tres hijos.
Pero bueno a lo que iba, que me estoy pasando con los antecedentes de la frase en cuestión. El caso es que de vez en cuando sale el tema de tener un bebé en casa. Yo para no discutir les doy la razón y les digo que estoy de su parte, y así es el padre el que les razona que estamos muy bien así, que un hermanito nos cambiaría totalmente la vida etc. Bueno, pues estaban viendo el otro día una serie de estas chorras americanas que les mola, que se llama “buena suerte Charlie” y en el capítulo del otro día tenían un quinto hermanito!!, S. le soltó a mi marido: “mira papá, esto es un buen padre, ¡¡cinco hijos han tenido!!”.
Y al día siguiente, cuando les fui a recoger al cole, empieza con su monserga:
-          Pues yo quiero tener un hermanito pequeño, que son muy divertidos, y además dicen pamtimplora en vez de cantimplora, y te partes de risa con ellos. Y yo sería el hermano mayor y me haría caso en todo. Además, si L., tú y yo queremos un hermanito, ¿qué más da que papá no quiera? Somos tres contra uno.

A lo que contesta L. muy redicha y documentada ella…
-          S. tú y yo en este tema no pintamos nada, solo intervienen el aparato reproductor de mamá y el de papá
O_O casi me atraganto con mi propia saliva. Menos mal que el chaval no le dio importancia y no se puso a preguntar detalles sobre ambos aparatos y su mecánica.
L. está en cuarto de primaria, están dando el tema de la reproducción, y se ve que lo ha entendido divinamente.
De todas formas S. no ha acabado de pillarlo, porque he visto que en la carta de los reyes que está escribiendo ha incluido: un hermanito. Ahí queda eso.

2º TEMATICA CRISIS
Estábamos marido y yo fantaseando con que nos tocara la lotería de navidad, somos muy emocionados y en estas fechas todos los años hacemos nuestras estimaciones de qué haríamos si nos tocara la lotería, dependiendo de los importes y con todo lujo de detalles. En esas estábamos cuando de pronto me surge la duda de si este año se paga impuestos por la lotería, comentamos sobre el tema impuestos y las últimas 27 subidas que llevamos en tema fiscal, y la niña que andaba con la antena puesta suelta: “ desde luego cada día se pagan más impuestos por todo, el día menos pensado te encuentras 10 euros por la calle y tienes que pagarles 5 euros”.

3º TEMATICA SUPERACION
Como os conté el otro día, mi S. este año ha mejorado mucho en todo, y estoy en plan refuerzo positivo todo el día mandándole mensajes de superación. El otro día me dijo una frase que define mucho cómo es: “A mí cuando se me interpone algo en el camino, a veces lo consigo”.
Ese “a veces” me mató, jajajaja. Tampoco va a lanzar las campanas al vuelo, en plan de yo siempre lo consigo todo. Y además, ojo al dato, son cosas que se le “interponen”, porque por él no se lanza a nuevos retos, tienen que interponerse en todo el medio de su camino, para que lo intente, y a veces, solo a veces, lo consigue. Ese es mi hijo. Un crack.

Y con este repasito de sus últimas grandes frases, os dejo por hoy. Besos y sed felices.

viernes, 16 de noviembre de 2012

La vida académica III


Esto es lo que estaba dibujando mi hijo mientras se suponía que estaba haciendo los deberes. Sí, es una bruja en su escoba. Y sí, a la bruja se le están cayendo las bragas mientras vuela, por si teníais dudas de qué es eso que cae por el aire.
El ataque de risa que le ha dado con su propia obra, me ha alertado de que cálculo numérico no estaba haciendo. Llorando de la risa lo hayo en su cuarto, “mama, jajajjaja, mira la bruja, jajajajaj, se le caen las brjajjjaja, las brjajjajaja…”. Vale hijo, ya lo pillo, ¡ponte con los deberes!!!!!!!!!!. Cansino que es.

De todas formas, he decir como continuación de esta saga de la que ya os he hablado aquí y aquí, que la cosa ha mejorado muchísimo desde el inicio de curso, e infinito en comparación con los dos cursos anteriores.
El paso de infantil a primaria fue un duro golpe que S. llevó malamente.
A la semana de empezar el cole, le recogí con lágrimas en los ojos y diciendo muy serio: “conmigo se ha cometido un error, debería de seguir en infantil, que solo tengo 5 años”.
El haber nacido en diciembre marca en estos primeros cursos. Y el que te toque un hueso de profesora en primero de primaria más, porque él en infantil era feliz. Una profesora de “las de toda la vida”, como se definía ella, que lleva 30 años enseñando de la misma manera, dura, estricta, de mandar muchos deberes y tener poca empatía con los niños. Daría para escribir líneas y líneas sobre lo mal que lo pasamos el niño y yo en ese primer curso. Pero como lo acabó superando, prefiero no recordar mucho. Solo un detalle para que os hagáis una idea. Era muy habitual que tuviera que hacer en casa series de números, que tenían que volver al cole en un estado inmaculado de perfección. En una serie en concreto, del 1 al 50 de tres en tres, S. se atascó, y la tuvo que repetir varias veces, porque ni tachones ni tipex eran admitidos. Cuando solo tuvo un pequeño fallo al final de la serie, yo misma le dije que no lo repitiera más veces, que se veía que simplemente había dudado en un número pero que lo había escrito bien. Por si acaso, el chaval para ganarse a la profe escribió al final de la serie: “Rosa te quiero mucho” acompañado de un corazón. El es muy de camelarse a la gente con esos gestos, y pensó el infeliz que con esa frasecita, la doña no se daría cuenta de que había dudado al escribir 47. Bien, pues el papel con la serie fue roto en mil pedazos, y el niño se quedó sin recreo repitiendo la serie hasta que le salió perfecta. ¿Entendéis ahora el sufrimiento de ese primer curso de primaria, tanto para el niño, como para mí la madre, verdad?. Horrible.

Este año ha cambiado de profesora, y estamos ambos encantados, para esto como veis soy un pack con mi hijo, hablo en plural, y no es el plural mayestático que tan mal me cae (como cuando el jefe te dice “vamos” a hacer un nuevo informe), en este caso es que de verdad estamos los dos encantados.
Es una profesora motivadora, que le anima a superarse, con la que se ríe, lo pasa bien y aprende. El resultado es que trae buenas notas, buenas noticias de lo bien que lo pasan en clase, y sigue costándole sentarse a hacer deberes, porque cada uno es como es, y mi hijo por ahora, tiende a disperso, pero aún así le cuesta muchísimo menos que el año pasado.
Qué importante es la función del profesor, creo que no se valora lo suficiente. Cómo marca la vida de un niño. Desde su percepción de sí mismo, que mi hijo ya estaba empezando a definirse a si mismo como que era de los malos. Hacía comentarios del tipo “nosotros, los que hacemos mal las cosas del cole”, y yo me ponía enferma. Si ese año no me combustioné internamente, es que es algo físicamente imposible, porque cada vez que oía un comentario de esos es que me abrasaba.
El niño no puede pensar que ES malo, en todo caso que ha HECHO algo de forma no correcta, y se le tendrá que indicar como hacerlo bien.

En definitiva a lo que iba, dibujos de brujas-pierde-bragas aparte, es que este año S. ha mejorado mucho en el colegio, ¡y estamos felices!. Espero no haber cantado victoria demasiado pronto, que yo soy mucho de emocionarme y luego tenerme que comer mis palabras. Crucemos los dedos.

Besos y sed felices.

martes, 30 de octubre de 2012

Cinco cosas

Siguiendo la estela de Estela, valga la redundancia, me animo a hacer mi lista de las cinco cosas que me han hecho feliz en la última semana. Allá voy:

1.       Oír a mis hijos sus propuestas para solucionar la crisis actual. La primera: “que todo el mundo venda sus cosas de oro y joyas a Angelita compro oro”. Tener el coche siempre plagado de folletos informativos de la tal Angelita ha dado su fruto. Muy bien Angelita, colándote en el subconsciente de mis hijos, ¡ya te vale Angelita!.
Segunda propuesta: “que el presidente mande fabricar más billetes, y nos de a cada uno entre mil y cinco mil euros”. Está bien pensado, la horquilla de pasta a regalar es amplia, para que luego digan que vienen con propuestas cerradas sin margen a la creatividad.
2.       Mis momentos de lectura, siempre me dan mucha paz y me hacen feliz, incluso cuando leo en el metro cada mañana, que mira que es entorno hostil (a horas intempestivas e insalubres de la mañana y montada en el metro) y aún así, me encanta. Terminé el libro de “el Abuelo que saltó…”, y ahora estoy leyendo dos: “Los juegos de Ender” de Orson Scott Card y “La isla bajo el mar” de Isabel Allende. Nunca leo dos libros a la vez, pero me ha dado por ahí. Como son dos estilos tan distintos, no me generan distorsión, y me está molando mucho.
3.       La pulga de tortilla que me tomo todas las mañanas cuando salgo a desayunar con mis compañeros. Está que te crujes de buena. Tanto el pan como la tortilla son gloria bendita. Mis mejores momentos laborales son el breve descanso del desayuno y cuando me pagan la nómina… (esto en realidad es bastante triste, pero ahora centrémonos sólo en lo positivo)
4.       Ver una peli en la nueva tele que acabamos de estrenar. Es una de estas finitas y enormes. Nosotros seguíamos con la tele de tubos del año de la Maricastaña, y no sentía yo para nada necesidad de cambio. Pero vaya que si se nota la diferencia. Estamos disfrutando de unas sesiones de cine en casa de la leche.
5.       Oír a mi hija su propuesta para solucionar el hartazgo laboral. Estaba quejándose mi marido de su jefe, y mi hija que andaba con la antenilla puesta, le soltó la solución pragmática y resoluta como es ella: “pues se tú tu propio jefe. No sé… por ejemplo, monta un chino cerca de un parque que siempre están llenos de niños comprando chuches”.

Ahí quedan mis cinco cosas. He tenido que dejar muchas fuera, porque en realidad me he dado cuenta de que ha habido muchísimas cosas más que me han hecho feliz en los últimos 7 días.
Me parece una práctica muy sana y recomendable, hacer recuento de todo lo bueno que tenemos en nuestra vida y ser conscientes de que es mucho más lo que podemos perder que lo que tenemos pendiente por ganar.

Besos y sed felices.

jueves, 25 de octubre de 2012

Buscando la mejor frase

He sabido por otros blogs de un concurso que está haciendo madresfera, en el que se participa con la mejor frase de tus hijos y ¡me he animado a participar!.
Ya os he contado que llevo un registro escrito de sus ocurrencias más totales, en un cuaderno al que acudo rauda y veloz cuando necesito echarme unas risas. Para mi gusto – poco objetivo cuando se trata de ellos, también es cierto - mis hijos tienen unas ocurrencias mondantes. El problema es seleccionar una frase… es que hay tantas que no tengo una favorita. Os he contado algunas de ellas aquí, aquí y aquí. Aunque en general casi en cada entrada se cuela alguna ocurrencia.

En cualquier caso, voy a proponer para cada uno la frase que mejores recuerdos me trae, por el momento en el que se produjo. De mi hijo, me hizo especialmente gracia cuando al poquito de empezar en el cole, le estábamos leyendo un cuento de animales y ante el comentario de “las ballenas, que son mamíferos como nosotros”, contestó lleno de razón “yo mamífero no soy, soy un salvaje, que me lo ha dicho mi profesora”. Nos estuvimos riendo y llamándonos mamíferos los unos a los otros mucho tiempo.

Y de mi hija hay un momento muy bueno que se lo voy a dedicar a todas las mujeres, madres y cuidadoras de mascotas, ¡nos lo merecemos!. Estábamos en Galicia en un día de lluvia sin fin, y acabamos hablando del arca de Noé, por eso de la lluvia torrencial que teníamos en común con la historia, y en lo mejor de la narración de repente la niña interrumpe al padre y le dice: “oye por cierto, ¿y la mujer de Noé como se llamaba? Que no he oído nada de ella, y está claro que a la que le iba a tocar cuidar de tanto animal era a ella”.
Si queréis votar, es a partir del 1 noviembre aquí.

Besos!!

lunes, 22 de octubre de 2012

Miscelánea

A mi los fines de semana se me quedan cortos, así de claro os lo digo.
Empiezo el viernes con mucha ilusión, alegría y alboroto. Este además tuve toda la tarde para mí, porque marido se llevó a los niños al parque y a la biblioteca como casi todos los viernes, así que aquí estaba yo saboreando ese tiempo para mí en plan: mi tesoooroooo.
El sábado se mantiene la fantasía de que esto va a cundir mucho pero antes de que me quiera dar cuenta estamos a domingo por la tarde, ¿ka pasao??? ¿dónde está mi tiempo?...  y otra vez lunes y vuelta la burra al trigo.
Otra cosa que acorta la sensación temporal es el tener algo previsto para el fin de semana, de alguna manera es tiempo que resta sobre el total a libre disposición. Este domingo teníamos la fiesta de 40 aniversario de boda de mis padres y teníamos que ir a comprar una tele. Así que si descuento estas dos partidas, el tiempo libre totalmente para mi esparcimiento queda muy reducido.
Por cierto, cuarenta años de casados, glub, ¿llegaré yo a celebrar tal evento?. Primer requisito: llegar viva a los 68 años. Segundo requisito: seguir compartiendo la vida con el marido. No es moco de pavo. Espero que sí, en total llevamos ya unos 18 años juntos y este verano hicimos 10 de casados. Digo unos 18 años porque realmente no tenemos una fecha de inicio de noviazgo como tal. En tercero de carrera, una de mis mejores amigas de la residencia universitaria se fue a vivir a un piso con su hermano, e hicieron una fiesta de inauguración de piso de estudiantes como mandan los cánones. Marido era de la pandilla del colegio mayor del hermano de mi amiga. Esa noche nos conocimos, y esa misma noche, concretamente en el balcón de la casa, empezó el romance. En teoría no éramos novios, pero cuando nos quisimos dar cuenta estábamos todo el día juntos, así que tuvimos que asumir la realidad. Sobre todo yo. Que tenía la idea de no tener novio en serio hasta terminar la carrera y haber pasado un año en el extranjero. Manías mías. Seguro que si hubiera querido novio, no había parecido el adecuado. Pero bastase que tuviera mi plan definido sobre cómo pasar esos años de estudiante y que los planes no incluyeran novio formal, para que apareciera uno. Y tan formal, 18 años juntos que llevamos ni más ni menos.
Me cuesta mucho mirar hacia el futuro, inconscientemente siempre me parece que el presente se hará eterno, así que no me imagino dentro de 30 años, pero si fuera capaz me gustaría verme celebrando mis 40 años de casada.
Por ahora me conformo con que las cosas sigan como van y el tiempo nos dirá.

Me estoy dando cuenta de que en estos momentos mis hijos, que ya han acabado los deberes, están preparando decoración de Halloween. Sin encomendarse a nadie y aprovechando este momento bloguero de una servidora, se han liado a hacer dibujos de arañas colgando, telarañas y calabazas. Han agarrado el blue tack y se han liado a pegar todos estos chismes en el mueble del salón con un cartel en medio que pone: “Hola amigos míos”. No sé a qué viene ese saludo en medio de las arañas. En esta casa palmábamos sin el blue tack, que les permite ir pegando sus obras de arte sin dejar marca de papel celo. Porque la verdad es que mis hijos “decoran” mucho ahora que lo pienso. Yo paso totalmente de halloween, no tengo costumbre de celebrarlo, pero a mis hijos les encanta, y los titos les regalan cada año algún disfraz, este año les ha caído novia gótica y esqueleto. Vaya tela.
Bueno os dejo, que voy a poner orden antes de que me empapelen la casa con sus telarañas…

jueves, 18 de octubre de 2012

La vida académica II

Voy a dedicar una entradita más al tema, y ya con esto lo zanjo, que al pobre niño le van a pitar los oídos. Para que os hagáis una idea de lo torpedo que es mi hijo, os cuento cómo vamos en esta su primera y grandiosa semana de exámenes.
Os recuerdo: tiene 7 años, está en tercero de primaria, un gran interés por animales y gormitis, y cero interés por las tareas escolares. Bien, ya centrados, comienzo: le recojo ayer del cole, día en el que tenía su primer examen.
-          ¿Qué tal el examen hijo?
-          ¿¿Qué?? – totalmente sorprendido como si le pregunto por un meteorito que ha caído en Murcia. Para mí que ya ni recordaba que había tenido un examen, incluso me entra una fugaz duda de si me va a volver a preguntar qué son los exámenes y para qué sirven –
-          El examen de lengua… - le digo con tonito de madre – ¿te ha ido bien?
-          Psssee, puede que sí – lo piensa un poco, pegando un bocado al sándwich, sigue como pensando y yo con santa paciencia esperando a ver qué dice – Pensando mal yo diría que habré sacado un 3, y pensando bien yo diría que un 9.
-          ¿¡¡Cómo??!!, pero hijo, ¿y pensando normal?, porque chico, tanta diferencia de notas… ¿Qué te han preguntado?
-          Uufff de todo mamá, ni te imaginas, de todo
-          Alguna cosa en concreto  me puedes comentar??
-          Ufff si yo te dijera… miles de preguntas

Y ahí lo hemos dejado. Eso me pasa a mí por preguntar, si es que no tenía que haber preguntado nada, que no aprendo con este niño… Mi hija por el contrario tenía claro que lo había hecho muy bien y me soltó sin preguntarle, porque yo a ella que es la que responde bien resulta que no la pregunto, todo el examen.

Hoy volvía a tener examen de inglés. Pues lo primero es que no se trajo el libro de inglés, sino el de Science, “porque total, los dos están en inglés”. “Pero hijo, que son temas distintos por Dios, tráete el libro que toque para cada examen, brrrr, bueno pues repásate lo del siguiente de Cono, que te van a preguntar el órgano visual”
-          Uy, yo eso no hace falta que me lo estudie, el órgano visual no tiene secretos para mí. Te cuento, el órgano visual es el ojo, y el ojo es el que hace que yo te vea que estas enfrente de mí, con una cara un poco seria, un pantalón negro, y esas cosas. Por el órgano visual.
-          ¿Y eso es lo que contarías en un examen si te preguntan órgano visual?, ni las partes, ni lo que viene en el libro.
-          Claro, yo cuento eso, que la profe dice que se puede explicar con nuestras palabras, y te digo que me saco un 10, porque mejor no se puede explicar.

Madre mía, la que nos espera.

lunes, 15 de octubre de 2012

La vida académica

La vida académica de mis hijos es tan diferente, como lo son ellos mismos. Aparte de la carga genética que les identifica como hermanos, mis queridos solo tienen en común lo guapazos que son ambos – ahí os queda un comentario de madre donde los haya -. En todo lo demás son absolutamente opuestos, una muestra:
-          El niño es moreno, la niña rubia
-          El niño es rellenito, la niña un palo
-          Al niño le va la proteína animal, la niña podría alimentarse únicamente de yogures, leche y merluza.
-          El niño es zurdo, la niña diestra

Yo creo que por eso se llevan tan bien los dos, porque son tan opuestos, que no entran en competencia en nada. Cada uno tiene su parcela muy diferente de la del otro.
Y como no podía ser de otra manera, también en el cole son la noche y el día. Ella responsable, y cumplidora, y él un desastre en potencia, que no llega a desarrollarse del todo como tal gracias a que ejerzo de madre pesada.
Al principio achacábamos la falta de interés por lo académico, a una falta de madurez, a que es el más pequeño de su clase, por ser de diciembre y un largo etcétera de excusas que solo una madre puede llegar a inventarse, y lo que es peor, creerse. Pero creo que ha llegado el momento de asumir que la criatura es así y punto.
Acaba de pasar a tercero de primaria, por primera vez va a tener que estudiar y exámenes. La primera en la frente: el Miércoles noche le repetí unas cien veces sin exagerar, que se trajera los libros para estudiar en el puente los 3 exámenes de esta semana ¿tú te los trajiste? Pues él tampoco. Allá va la madre pesada que soy yo, a hacer fotocopias de los libros de un amiguito, a leerle la cartilla y mentalizarle. Durante estos días, previo a cada breve sesión de estudio el niño me preguntaba como mil veces, ¿qué son los exámenes? ¿qué es estudiar? ¿y esto para qué sirve y por qué hay que hacerlo? … A veces no se si es demasiado tonto o demasiado listo, no hay punto intermedio en mi dilema interno.

Mis amigas me dicen que lo del niño es más común que lo de la niña, y lo que pasa es que ésta al ser la mayor me tiene mal acostumbrada. No sabría decirlo. Lo que sí se es que nos espera un año duro por delante, como me vuelva a preguntar qué es un examen y para qué sirve, no respondo.
Ahora mismo, después de llevar una hora en su cuarto, teóricamente haciendo deberes, he ido a ver y me le encontrado totalmente distraído mirando la capucha azul y la capucha roja de los bolis. No quiero que se acostumbre a que me siento con él cuando tiene que hacer los deberes. Es su responsabilidad. Yo bastante que le doy la rutina diaria, y me aseguro de que esté en su mesa de estudio y en su cuarto. Pero cuando paso a comprobar, son más las veces que le veo totalmente distraído, que concentrado en su trabajo. Qué cruz Maricruz.

Ni que decir tiene, que la hermana lleva ya veinte minutos jugando tranquilamente, porque hace los deberes rápida y concentrada, como tiene que ser!.

lunes, 8 de octubre de 2012

Amigos animales




Ya os conté aquí lo que nos ocurrió con nuestro querido pez inmortal, y que conseguí aplazar la adquisición de un nuevo amiguito animal para después del verano. Bien, ya no se cómo voy a seguir dándole largas, porque la campaña electoral de Obama una mierda al lado de la que están haciendo mis hijos. La niña es más directa y práctica, te lo pide: “quiero un perrito” y punto. Pero el niño en ese sentido es del Renacimiento. El puede estar con el tema horas y horas divagando, pero sin perder del todo el hilo argumental, que no deja de ser: quiero un ser vivo.
Para que os hagáis una idea, os ilustro un par de escenas del fin de semana: sábado por la mañana, el padre y la hermana nos esperan en la calle, y yo voy acelerada arreglándome y recogiendo a la vez, lo típico. Y el niño empieza con su chapa:
- mamá, lo del tritón… si dices que no se va a dejar tocar y que hay que tenerle siempre dentro de un acuario, pues nada, dejamos el tritón. Pero mamá, yo quiero tener un amigo animal, y casi del tamaño de un tritón es un gatito, y no dan nada de trabajo, que tienen una fama de limpios… ¡pregunta pregunta y verás lo que te dicen!. Pero mamá (véase que mi hijo empieza mucho las frases con un pero mama, que además lo dice como si es una sola palabra, todo seguido, para llamar mi atención), más que un gatito, dos, porque sino L y yo vamos a pelear, y es tontería, es mejor dos gatos, que luego que si uno se lo quiere llevar mientras hace deberes, que si el otro se pone a llorar… buf un lío, decidido ¡dos gatos!.

A todas estas como veis yo no le doy bolilla, ni siquiera un ajá, yo sigo a lo mío y él a lo suyo, que es hacer campaña.

- con dos gatos íbamos a ser los niños más buenos del mundo cuando estemos en casa, ni ver la tele, ni pelear ni nada, solo estar con nuestros gatitos. Porque además los gatitos estimulan mucho el cerebro, ya no necesitas ni leer, porque te pasas el día pensando juegos para hacer con ellos. Lo único es que los gatitos no salen de paseo … (sube las cejas, arruga los labios, y zas! Idea). Pero mamá, con dos gatitos, ya tener perro viene seguido, porque ya total puf (pedorreta, palmas hacia arriba y meneo de cabeza, como diciendo, hija mía si no lo ves eres tonta, porque está claro como el agua). Pero mamá, te digo lo mismo de antes, mejor DOS perritos, para que no haya peleas, que cuando peleamos te cansamos mucho.

Y siguió, pero yo ya había conectado a tierra por salud mental.

Durante el día sacó un par de veces más el tema, y lo remató el domingo, que fuimos al parque de atracciones, y cuando mi hermana, marido e hija se subían en las atracciones más salvajes, nos quedábamos los dos solos sentaditos en un banco y no fallaba:
- Pero mamá, ¿tú estás pensando lo que te estoy diciendo de los gatitos y perritos?
- Si hijo, lo pienso, pero no acabo de verlo. No tenemos tiempo para cuidar bien de más animales, es suficiente con el pajarito Lolo que ya tenemos.
- Pues mira, yo tengo muchas ideas para lo de que no tenemos tiempo. Pones cristales en la terraza (quiere decir que la cubra, que ya me conozco yo esa propuesta) y les ponemos a que vivan allí mientras no estamos en casa. La caca es orgánica, que me lo han dicho en el cole, así que pueden hacerla allí que al final vuelve a la naturaleza. Otra idea es que los perros sean raza perros guía, los que utilizan los ciegos, que esos no dan nada de trabajo, ya les viene en la raza, que bastante tienen los ciegos con ser ciegos como para que encima sus perros les dieran trabajo, ¿o no? –lleno de razón te lo dice -.
Y mira, ya si quieres que te diga cual es la solución de verdad, que yo esto lo tengo muy pensado, lo suyo sería que nos vayamos a vivir al campo, así ya no tienes que sacarles a pasear, porque están en pleno campo. Esa es la solución buena para tener animales, esta noche lo hablas con papá, ¿vale mamá?.

Y yo ya agotada total, le digo que vale… ¿y qué voy a hacer?.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Vade retro bajoncillo

Cierto es que esta época del año suele traerme cierto estado de bajón, caída de pelo, y una extraña consciencia de que el tiempo pasa.
Cierto es que en Madrid caen chuzos de punta y que hay recortes en el metro que me han hecho llegar tarde al trabajo.
Cierto que mi hijo lleva un par de días menos cariñoso de lo normal, en plan de: mamá no me des más besos, que estás muy pesada. O ¿que tal en el cole?, bien mamá. Y punto. O sea, como distante. Y yo angustiada pensando, a este en dos días le sale barba y pasa de su madre que soy yo, como no me deje aprovechar ahora, que va a ser de mi. Os recuerdo que el niño tiene solo 7 años, pero cuando yo me pongo dramática no hay quien me gane.

Bien, pues a pesar de tooodos esos “Cierto…”, estoy de buen humor. Seguramente todo ha comenzado cuando a las 7 de la mañana el madrugueitor del niño ha venido a mi cuarto, ha acercado su mofletito terso, ha entornado un ojo y guiñado el otro y ha dicho: mamá, aprovéchate corre, que dejo que me achuches. Casi me lo como.
Luego he salido a la calle y llovía a cántaros, y para colmo cuando he llegado al metro empapada las pantallas muy amablemente me han informado que el siguiente tren tardaría como 12 minutos. Pero me lo he tomado con calma, y he estado leyendo en mi ebook el libro del que ya os hablé “el abuelo que saltó…” y me he reído un rato. La jornada laboral ha ido mal que tal, sin grandes pegas que ponerle, cierto es que hay rumores de un ERE y de que nos bajan el sueldo y amplían la jornada, pero bah! una se acaba acostumbrando a la rumorología fatídica de la oficina, y ya ni afecta, además ¡es viernes!.
Ahora mismo tengo a los hijos en un cumpleaños y yo estoy aquí cómodamente tumbada en mi sofá, con el portátil y una manta encima, tan agusto. Ni melancolía ni leches en vinagre.
Y por delante tengo un fin de semana de lo más apetecible que incluye una barbacoa en casa de mi amigo O., jajajaja barbacoa, estoy viendo por la ventana como llueve y esperando a ver cuánto tarda mi amigo en asumir la realidad para cambiar de planes, jajajaja. Bueno, sea lo que sea que comamos, nos juntaremos las dos familias y lo pasaremos bien, como siempre.
¡Feliz fin de semana!