martes, 24 de febrero de 2015

Crisis bloguera

Ultimamente nunca encuentro el momento de ponerme a escribir en el blog. Los ratos libres que me deja la pequeña, que para ser sinceros, son muchos, leo libros y blogs desde el móvil, pero escribir no me apetece, y es una lástima porque en realidad tendría mucho que contar. No se si he entrado en sintonía mental con todos esos blogueros que yo seguía con devoción y que ahora escriben entre poco y nada, ejem.

El caso es que a pesar de esta sequía bloguera no me planteo cerrar el blog, me parece un invento tenerlo ahí, sin que pida pan, sin sentirme obligada, porque nadie me paga por ello ni espera nada especial. Escribes si quieres, lo dejas en barbecho cuando te venga bien y vuelves cuando te da la gana. Un invento oiga.

Os cuento que la bebé sigue más linda cada día, que Dios la conserve este buen carácter que tiene, que da gusto con ella. El único berrinche importante que la hemos oído ha sido por las vacunas de los dos meses, aquello la pareció fatal y la dejó decepcionadísima con el mundo. Por lo demás, es todo sonrisas y pequeñas quejas sutiles cuando le toca comer o dormir. Cómo será de cautivadora esa sonrisa a encía descubierta que el otro día la Niña mayor me dijo: "ojala no la crecieran nunca los dientes porque está tan mona cuando sonríe así".  Y a pesar de lo surrealista de su deseo la entendí perfectamente y contesté: "ojala".
Así estamos, todo ñoñez en esta casa.

Me reconfirmo con esta niña,  que las corrientes educativas y de crianza a mi no me sirven de nada. Cada uno de mis tres hijos ha sido de una manera y con cada uno de ellos, he tenido que observarles y adaptarme a lo que le iba bien. Eso de seguir una corriente en plan fundamentalista de la misma (apego, conductivismo, etc.), desde luego que no va conmigo. No veo sentido intentar encajar la complejidad de la vida de cada uno y de cada personalidad, a una forma concreta de criar o educar. Sentido común y observación de la criatura en cuestión, es mi fórmula secreta para salir adelante. Tanto en la crianza, como en lo más difícil que viene después, que es educar. Con mis dos mayores, lo que a uno le motiva a mejorar, al otro ni fú ni fá.

Esto me recuerda una anecdotilla del Niño, que ya se que os gustan estas batallitas. Estábamos comentando de compañeros de sus clases que se están yendo a pasar un trimestre a un colegio en Inglaterra. La Niña mayor estaría encantada de irse - la que no está preparada todavía soy yo - y el Niño comentó que su mejor amigo se iba a ir un trimestre al año que viene, le pregunto:
- ¿si J.S. va a Inglaterra tú también querrías ir?
- yo iría si pudiera volver a dormir a casa cada día
- ¡pero cómo vas a volver a casa cada día!, si ya sabes lo lejos que está y que se va en avión
- ya, pues eso...
- ¿pues eso qué?
- pues que paso, que yo le espero en España que un trimestre pasa volando

martes, 10 de febrero de 2015

Dos meses y una imagen

Mi pequeña ya ha cumplido los dos meses. Glub. El tiempo vuela. Menos mal que tengo la perspectiva de los meses extra de excedencia, sino estaría ya con un nudo en el estómago.

Ante la pregunta de cómo están los mayores con su hermana, he pensado que una imagen vale más que mil palabras, así que sin que sirva de precedente y aprovechando que no se les reconoce, aquí va una foto de mis amores:



Por cierto que en ese momento el Niño la estaba diciendo: "ahora eres un bebé y no te enteras de nada, pero no te preocupes que crecerás e irás a la Universidad". Habló el catedrático cum laude. Mi hijo y sus ocurrencias. Esto me recuerda el otro día en la cena que de pronto salió en la conversación algo sobre sentimientos recíprocos, preguntó que significaba recíproco y le dije algo así como que era mutuo, que iba en las dos direcciones. A los pocos minutos...
- Ayer Jaime se tiró un pedo recíproco
- ¿Recíproco??
- Sí, porque la peste iba en todas las direcciones.

Nota mental: volver a trabajar el concepto "recíproco"