sábado, 30 de abril de 2016

Cien razones por las que vivir


Esta entrada de Ro ha sido el empujón para lanzarme a escribir una entrada que de hecho, ya pensé escribir cuando leí su primera parte.
Estas son algunas de mis cien razones por las que vivir

1.       Poder dar a luz. El momento final del parto y cuando ves a tu hijo por primera vez, para mi han sido los momentos de mayor subidón de mi vida. En ese momento me creo capaz de todo, con una fuerza y una alegría irrepetible.

2.       Enamorarse. A pesar del insomnio, los nervios y la inseguridad que suelen acompañar a la primera fase del enamoramiento, compensa infinito. Lastimica de vida sin un buen enamoramiento de esos de hasta las trancas.

3.       Ser madre. Ojo que no es lo mismo que el punto 1 en el que solo me refiero al hecho biológico de parir, y hay más formas que te permiten llegar a ser madre.

4.       Reír. Pero reír con ganas de esas que te da dolor de tripa y se te saltan las lágrimas.

5.       Comer. Comer es un placer. Huevos fritos con puntillitas untados en un pan recién hecho. Un buen paté con una copa de rivera. Un arroz caldoso en un chiringuito mirando al mar. Unas patatas fritas untadas en kétchup. Unos gambones a la plancha con sal gorda. Una ensaladilla rusa con una cervecita en un bar madrileño… Hay tanto por disfrutar en materia gastronómica, que claramente merece la pena vivirlo.

6.       Salir de juerga con las amigas. Esto hace mucho que no lo hago en condiciones, pero lo bien que lo he pasado yo saliendo de copas y a bailar con mis amigas, no lo sabe nadie.

7.       Leer. Un buen libro es un bien escaso pero cuando das con uno, da muchas ganas de vivir. Un libro normal, que te entretiene, que te permite vivir otras vidas y conocer otros mundos, también es un motivo razonable para vivir.

8.       Amistad. Los primeros amigos que haces en la vida, los que duran a lo largo del tiempo, los que solo duraron mientras vuestras vidas coincidieron en el espacio-tiempo, los circunstanciales y los eternos. Todos son buenos motivos para vivir. La amistad es algo bonito, que te permite sintonizar con otra persona y te reconforta.

9.       La música. La música evoca, transmite sentimientos, te evade, te permite revivir momentos ya pasados. Sin la música la vida sería mucho más plana.

10.   Superarse. Enfrentarte a retos que parecen imposibles y salir triunfal de ellos.

11.   Escribir. A mano, en hojas sueltas, a boli BIC azul, a pluma, en los márgenes del libro de texto que se supone que estudias cuando estás en primero de BUP, a lápiz en un cuadernillo que cae en tus manos. A ordenador, con un teclado que repiquetea. En el móvil, con un solo dedo y una velocidad que nunca pensaste que adquirirías. Escribir es vivir.

12.   Nadar. En mar de agua salada que se te mete en las comisuras de los labios. Bucear. En una piscina vacía, con gafas que te permiten ver el fondo al que te aproximas lentamente como a cámara lenta, regodeándote en cada brazada.

13.   Celebrar. Cumpleaños, aprobados, bodas, nacimientos... Celebrar es bien. Tendríamos que celebrar mucho más de lo que lo hacemos. Ponernos guapos, regalar y hacer comidas ricas.

14.   Comprar zapatos preciosos de esos que hacen la vida más bonita.

15.   Los Viernes. Salir del trabajo con la perspectiva de un montón de tiempo por delante para ti, para hacer lo que te plazca sin la esclava obligación del trabajo. Esa euforia porque la semana laboral ha terminado.

16.   Sentir el sol cuando por fin termina el invierno. Ese primer sol que calienta pero no quema.

 
Por hoy lo dejo aquí. No se si llegaré a las cien cosas, porque me parece que he condensado bastante. Casi cada punto se podría desgranar en varios, pero soy muy de sintetizar.

lunes, 11 de abril de 2016

Balance tras casi cuatro años de blog

En Junio cumpliré cuatro años como bloguera, así que voy a aprovechar a hacer un balance de estos años.

Antes de abrir mi propio blog estuve varios años como lectora habitual de otros. Si no recuerdo mal, todo empezó porque un día entré en uno de los blogs de El País digital, y allí en los comentarios hablaban de lo mucho que se reían con mamadrama. Me llamó la atención el nombre y pasé por su blog. Estuve un par de días leyéndome todas las entradas del blog, me partía de risa y me sentía identificada en mil y una anécdotas madre-hija.
De ese blog, empecé a saltar a otros, a través de los que tenía enlazados en su página. Y de esos saltaba a otros. Aquello fue todo un descubrimiento. Además por esa época estaba terminando el master en finanzas y me suponía una válvula de escape maravillosa. Mis hijos empezaron a traer más deberes y ya no pasábamos las tardes en el parque o de paseo. Mientras ellos estudiaban yo me conectaba al mundo bloguero. Me di de alta un perfil en blogger para poder comentar y eso fue un pequeño paso más. El primer blog con el que se creó una sintonía especial, creo que en gran parte porque yo comentaba y ella siempre respondía, fue con el de Drew, Viviendo en mi nubeazul.

El caso es que un 7 de Junio de 2012 decidí abrir mi propio blog. En un primer momento lo viví como una fase más de interacción con las personas que había descubierto a través de sus blogs, ya que muchas veces el poder comentar se me quedaba corto para lo que yo quería poder decir sobre ese tema.
El primer año fue, casi diría que emocionante. Eso de ver tu propio blog crecer, escribir y que te lean, ir creciendo en número de seguidores…
Luego esa emoción se va calmando y sobre todo he pasado a valorar tener un sitio donde escribir cuando me apetece y de lo que me apetece. Sigo respondiendo que “no, gracias” cuando recibo alguna oferta para monetizar mi blog, porque es esa libertad lo que más valoro en estos momentos. Y seguramente esté haciendo mal uso de esa libertad porque cada vez escribo menos.

La pequeña no me puede ver con el portátil porque se empeña en venir a ver si destroza las teclas a mamporrazos. Y cuando ella duerme suelo preferir charlar con el marido, leer un libro, ver una serie… Supongo que si escribiera en el trabajo también sería más constante, pero es algo que ni me planteo. Primero porque no me parece bien usar mi jornada laboral para un hobby puesto que tengo bueno horario y salgo a las tres de la tarde. Segundo porque por anonimato de mi blog, no dejaría trazas de este mundillo mío en un ordenador que no sea el mío y desde mi casa.
Una de las cosas que también me ha desinflado, es que muchos de aquellos por los que empecé a escribir mi propio blog, o que conocí después pero que se convirtieron en habituales, han abandonado su blog y ya no pasan por el mío.
Ojo, que sigo teniendo buenísimos lectores/comentaristas, estoy feliz con la gente que ha atraído este blog. Pero no deja de ser una pena, que personas con las que generas mucha empatía, que lees durante años, que sabes mil matices de su personalidad y de su vida por sus escritos, de pronto desaparezcan y no vuelvas a saber de ellos (o casi, no siempre es tan radical, pero lo llevo al extremo porque soy así).
Antes me parecía que llevar cuatro años con un blog era muchísimo. Pero no es para tanto. Al final el tiempo pasa volando y si lo llevas con gusto, no supone ninguna carga. Yo cuando escribo una entrada nunca sé si será la última. No planifico entradas, ni tengo temas prefijados. Me tiro meses sin escribir sobre lo que leo y de pronto un día escribo sobre ello. Y así con todo.
Lo que tiene mérito es los blogueros que escriben durante años de forma periódica, que siempre tienen algo que escribir sobre cualquier cosa, ya sean reflexiones personales de su vida, una entrega de premios, un viaje, un libro…
En estos cuatro años sigo manteniendo el blog en el anonimato. Solo mi marido sabe que existe, pero ni mis hijos, ni mis hermanos, padres, o amigos, saben de su existencia.
No escribiría de mi vida como lo hago, si alguien poniendo mi nombre llegara a mi web. No doy datos por los que se me pueda localizar ni a mí ni a mis hijos.
En estos años he incrementado poco mi lista de lectura de blogs, y como muchos de los que empecé a seguir hace seis años lo han ido dejando, cada vez tengo menos blogs que leer. Aún así, casi todos los días me conecto desde el móvil a blogger y veo qué entradas nuevas hay. No siempre comento, pero casi siempre leo las entradas de los blogs que sigo.
Del resto de redes sociales:

-          Sigo sin estar en facebook ni creo que lo esté nunca.

-          Estoy en twitter con actividad mínima. Sí que entro de vez en cuando a ver qué se cuece, pero yo tuiteo poco.

-          Tengo una cuenta en instagram solo para poder seguir las de mis dos hijos mayores. Todos sus amigos tienen, así que aunque yo no era partidaria inicialmente, al final tuve que claudicar. Eso sí, es privada y está bastante vigilado que solo les sigan sus amigos del colegio ( y yo, of course). Yo no publico fotos ni tengo interés en ser activa en mi cuenta. Sin embargo me encanta navegar por cuentas de otros de instagram. Sobre todo accedo a los de personas que sigo en twitter y que tienen cuenta pública. Me encanta ver sus fotos. También las de personas desconocidas para mí, pero con muchos seguidores, con vidas de lo más dispares, que a lo mejor viven en Australia y publican fotos espectaculares de playas a las que van, por ejemplo. Le auguro un gran futuro a instagram porque me parece que es un vicio, vas saltando de cuenta en cuenta y cuando te das cuenta llevas un montón de rato viendo fotos y leyendo comentarios.

En cualquier caso, para mí, lo mejor sigue siendo tener un blog. Me encanta tener aquí reflejada parte de mi vida de los últimos años. Aunque sea un blog personal, no escribo de todo lo que me pasa, ni en todos los temas se habla a corazón abierto, pero sí he dejado constancia de muchas cosas que para mí son importantes y llenan mi día a día: las anécdotas de mis hijos, el cine que he visto, viajes, libros, la sorpresa de mi tercer embarazo, la excedencia, las vacaciones…

En cuanto a las desvirtualizaciones, he tenido dos, de las que ya escribí. Ambas fueron un éxito, las personas que me parecieron majas en sus blogs, resultaron serlo también en vivo y en directo. Pero sigue siendo algo que no me llama especialmente la atención. En parte, me da miedo desvirtualizar, o no sé exactamente qué es, pero me gusta mi relación con los blogueros que sigo tal y como está. Con tres hijos y trabajando, me cuesta sacar tiempo para ver a mis amigos de toda la vida, o para salir a cenar a solas con mi marido, así que supongo que no tengo especial interés en ampliar mi círculo. Aunque también reconozco que si surge la oportunidad, no diré que no, como no lo hice las dos veces que surgió. Simplemente no lo voy a buscar. 

Y ya está, aquí termina mi balance, que al final ha resultado un poco caótico y en el que he mezclado temas. Para completar, sobre mi visión de la vida 2.0 abrí etiqueta hace tiempo, por un comentario de una de esas personas a las que se echa de menos por aquí. Así que si después del peñazo que he metido alguien sigue con ganas, puede leer más de este tema en la etiqueta "experiencia 2.0".
Besos y gracias por seguir por aquí.

sábado, 9 de abril de 2016

Ultimas lecturas: Ready Player One, La gente feliz lee y toma café, y alguno más


En las últimas semanas he leído varios libros.




Ready Player One, de Ernest Cline
Me ha encantado. Es un libro de ciencia ficción, sobre un futuro en el que el mundo está asolado, las fuentes energéticas agotadas y la gente se evade en una realidad virtual donde pueden hacer de todo: jugar, estudiar, trabajar... El creador de esa plataforma virtual fue joven en los años 80, por lo que el libro está plagado de referencias a la cultura y forma de vida de esos años. No os cuento más para dejaros con las ganas de leerlo.

 Es un libro un tanto friky pero genial. A mí no se me ha hecho pesado en ningún momento. Los personajes son creíbles, incluso la historia, a pesar del género al que pertenece está suficientemente bien contada y trabajada, como para resultar creíble, algo que podría ocurrir.

Está previsto que Steven Spielberg haga la adaptación cinematográfica del libro, así que al amigo Steven le gustó el libro tanto como a mi.


 La gente feliz lee y toma café, de Agnes Martin-Lugand
Es un libro bonito, ligero, que se lee fácil. Cuenta una historia dura, o más bien, cómo una desgracia inesperada vuelve la vida muy difícil a una mujer y cómo lo hace para seguir adelante. Me gusta que no es la típica historia romántica en la que el amor salva a la mujer. Es ella misma la que tiene que reconstruirse. Tiene momentos divertidos del tipo novel chick lit.

La historia curiosa de este libro es que es el primer caso en Francia que saltó desde la autoedición digital al formato libro gracias a su éxito.  Según palabras de la autora: “No me esperaba el día que puse mi libro en Amazon que se generase esta bola de nieve, me pellizco aún todas las mañanas para asegurarme de que es a mí a quien le está pasando todo esto”.

Cuenta que la idea del libro le surgió viendo un reportaje en la televisión sobre un pequeño pueblo en la costa inglesa. Se preguntó: "¿qué llevaría a alguien como yo a enterrarse en un sitio como ese?". Y la respuesta le vino inmediatamente al mirar a su marido y su hijo: "solo si los perdiese a ellos".
 


Oscuros (Fallen), de Lauren Kate

Me ha parecido un truño. Desde el cariño. Ocurre justamente lo contrario que en el primer libro de la entrada, todo resulta poco creíble. Y no es por el género, sino por la historia y los personajes. Realmente parece un encargo, del tipo: escribe una novela romántica de género fantástico… que tenga ángeles y demonios, ¡y una chica medio tonta!… que se enamoren… que ella descubra que él es un ángel y se lo diga varias veces como Bella a Edward en Crepúsculo… Que él tenga los ojos de un color irreal… ¡violeta! ¡y gris!... que no se note que emulamos una vez más a los Cullen de Crepúsculo…

Un bodrio. Aguanté hasta el final, no se sabe bien por qué, pero al menos quería enterarme de los detalles que dejan un poco en el aire, pero ni siquiera cumplió ese deseo el libro. Al final no le cuentan todo, porque (atentos) podría morir si se enteraba de toda la historia de golpe, tenía que ir descubriéndolo poco a poco. AJA. Claro. No es porque desde el libro uno la historia está prevista como saga. Y no una saga cualquiera, ojo, ésta tiene seis libros.
Me alegro por la escritora, Lauren Kate, que ha conseguido un gran éxito. Siempre me gusta leer algo sobre el autor antes de empezar el libro. Esta autora me dio buena sensación por chorradas mías. Venga, os las voy a contar para que os riais. Tiene dos hijos, que nacieron en 2013 y 2014, mis dos mayores lo hicieron en 2003 y 2004. Y una de sus hijas tiene un nombre muy común en mi familia. Es increíble los datos que entiendo como guiños, cuando no significan nada, pero no lo puedo remediar.

No sé, igual soy yo que no estaba de humor, porque lo cierto es que el libro ha arrasado y Walt Disney Pictures adquirió los derechos cinematográficos de la saga completa en el primer día de publicación de Oscuros. Igual simplemente tenía que ser treinta años más joven, aunque mi edad no suele ser un impedimento para que me gusten libros juveniles.
El caso es que este es uno de esos libros que me aleja de la ciencia ficción durante meses. Así que tras terminarlo pasé a novela negra.
 

El ojo de Eva, de Karim Fosum

Me gusta leer novela negra nórdica y de hecho he leído bastante (Henning Mankell, Stieg Larsson, Camila Lackberg, etc.), pero todavía no había leído nada de esta autora.

El libro me ha gustado mucho. Es lo esperable de este tipo de libros y lo que me apetecía para leer en vacaciones de semana santa. Así que me ha dejado con buen sabor y he empezado otro de esta misma colección del inspector Sejer.