miércoles, 27 de febrero de 2013

Mi reto

Habrá más de una que haya pensado ¡hay que ver esta tía sosa que no se apunta a ninguno de los tropotocientos retos que circulan por la red!.
Os cuento, aparte del hecho de que los retos de cocina, más que para mí serían un reto para el que después se tenga que comer lo que yo cocino, ejem, resulta que yo ya vivo inmersa en un reto continuo. Salgo de una y me meto en otra. Parecía que el mes de febrero era el duro, ay qué risa por dios. Empezaremos los primeros días de marzo con marido en sus viajes, y al final de la primera semana, ZAS!, operación de rodilla al canto. Como ya le operaron hace tiempo en el modo sencillo, con laparoscopia, esta operación de ahora ya es cosa seria, con anestesia general, y lo más parecido sin llegar a serlo, a ponerle una prótesis de rodilla.
Cuarenta años tiene mi marido, para las que os acabáis de imaginar que estoy casada con un octogenario. Pero tiene un pasado de jugador de rugby, deportista y saltador en conciertos de heavy, que le ha dejado como secuela visible, una rodilla totalmente cascada.
La intervención le va a tener postrado sin posar el pie un mes. …. ¡Un mes!.... ¡UN MES!!!... Y luego rehabilitación no sé cuantos meses, ya no he querido saber detalles. Os imagináis a un marido, que no es ya que no aporte ayuda doméstica, ¡es que la necesita!. Ay oma qué dolor.
Más cositas interesantes: en mi trabajo las cosas andan convulsas, como les gusta decir a los directivos en plan eufemismo. Convulsas estarán para ti, para mí están jodidas y punto – me entran ganas de contestarles siempre -. Después de un año en el que se ha reducido la plantilla en un 40% siguen queriendo “adelgazar a la Entidad”. Mi departamento es uno de esos fácilmente externalizables, porque lo que hacemos nosotros, se consigue hoy en día en el mercado por menos precio. Así que, puesto que por el contrario hay dos departamentos que han ampliado negocio, he intentado un traslado amigable hacia esas ubicaciones.
Traslado y amigable en la misma frase. Habéis leído bien. Misión imposible pero había que intentarlo.
Mis jefes, esas personas que supuestamente me adoran, están siempre contentísimos con mi trabajo y así me lo hacen saber. Esto no es coña, va en serio, yo soy una currita muy cómoda para mis jefes, porque curro intensamente, soy muy responsable, pero tengo una ambición limitada. Con lo cual les saco el trabajo adelante, y no les hago peligrar su puesto. Yo con que me paguen bien y tener un horario digno, dejo los cargos y los títulos para el que los quiera. El caso es que esos mismos jefes tan majetes, son prejubilables en un par de años máximo. Y yo de buen rollo, les he comentado resumiendo: que tal y como yo lo veo, en un año ellos prejubilados en su casa y yo en la cola del inem, que por favor, me dejaran irme a uno de los departamentos que va a seguir con trabajo a largo plazo.
Toda la amistad y el buen rollo a hacer puñetas.
Hasta que lleguen a su prejubilación necesitan a servidora picando piedra en la sombra. No les vale que deje a alguien formado en mi lugar, que hagamos las cosas a las buenas, que no me voy de un día para otro… Nada vale. Así que ahora entramos en la guerra entre departamentos, a ver quién puede más, y yo en medio, como daño colateral. Pasadme toda vuestra energía positiva para que este conflicto acabe bien. Por lo pronto ando preocupada y angustiada, con el insomnio por las nubes. Ese es mi lado oscuro. Me preocupo mucho por las cosas, no puedo evitarlo.
Por otra parte, en abril hacen la comunión mis dos torpedos. En algún momento tengo que tener tiempo y paz mental para organizarlo todo, comprar ropa, ¡ay madre! y ponerme a régimen. Eso ya os adelanto que seguro que no lo hago. Lo de la superwoman es un rollo que nunca me he creído. Todos sacrificamos algo en el camino. En mi caso particular creo que me cunde bastante en mis dos aéreas prioritarias: familia y trabajo. Teniendo en cuenta que a ninguna de las dos les dedico el 100% de mi tiempo, creo que tengo unos hijos bien educados y felices, y un trabajo bastante mejor que el de la media. Eso ya es mucho. A cambio, casi nunca tengo energía ni ganas, para cuidar de mí misma. Compro ropa a la carrera y por necesidad. Voy a la pelu idem. No soy constante con las cremitas. No me pongo a dieta. Eso sí, pago clases de pilates, asisto a la mitad de ellas, pero pagarlas las pago todas.
Esa soy yo. Me gustaría deciros otra cosa. Porque años atrás yo me cambiaba de pendientes cada mañana, no digo más. Pero ahora, priorizo, elijo mis batallas como decía alguien sabio.
En lo que no me abandono tanto es en mi interior, por eso sigo leyendo muchísimo, escuchando música, escribiendo en este blog, llamando a mis amigas solo para charlar, tomándome una copa de vino con mi marido, yendo a ver las pelis de los Oscar…
Algún día señores, algún día, encontraré el tiempo y las ganas para cuidar también la fachada.

martes, 26 de febrero de 2013

Los Oscars

Soy muy friki de los oscars, lo se, lo asumo con todo lo que implica y lo llevo dignamente. Es una de esas cosas que arrastro desde la infancia, y que me definen mucho.
Admito la parte pueril (que la tiene) de esa admiración con la que observo a los amos del show business deleitándome en esta gala, casi siempre grandiosa.

De niña y jovenzuela me tragaba los oscars el día y a la hora que fuera la retransmisión. En mi casa esta pasión mía siempre me la han respetado, y esto tiene mucho mérito, porque mis padres no la comparten. Durante mi época de estudiante, pasé alguna noche totalmente sola en la sala de tv de la residencia universitaria, llorando, emocionándome y encantada de poder disfrutarlo en soledad. Porque esto es muy difícil de transmitir para el que no lo vive como yo. Puedo parecer muy loca.

Ahora no llego a tanto, la vida y sus exigencias me tienen demasiado cansada para esfuerzos extraordinarios. Lo que sí hice ayer, es a las 9 de la noche, cuando ya tenía a los niños acostados, la cena recogida y estaba sola en casa. (Inciso: marido vuelve a estar de viaje. Ya conté aquí como llevo esta etapa viajera de mi marido, así que no me repito. )
A lo que iba: estaba sola en casa, con todas las tareas realizadas, y me puse a buscar en youtube en particular y en san google en general toda referencia a los oscars de este año. Os cuento mis conclusiones personalísimas de lo poco que he visto de esta gala:
-          Me encanta el oscar a mejor actriz para Jennifer Lawrence, actriz que entre otras muchísimas actuaciones (parece mentira con solo 22 años todo lo que ha hecho esta chica), es Mística en la película X-Men y  Katniss Everdeen en Los juegos del hambre. Iba guapísima, me encantó hasta que se callera al ir a recoger el oscar, porque así pudimos ver a Hugh Jackman, corriendo a ayudarla. Ay Dios mío lo que me gusta a mi este hombre no está escrito. Me gusta como lobezno, me gusta como Jean Valjean, me gusta se ponga como se ponga…


-          Me encanta también el oscar para Anne Hathaway. Borda el papel en los Miserables. Ella desaparece y solo ves a Fantine.

-          Me sorprendió el oscar a mejor película para Argo. Ya conté en su entrada correspondiente que es una película que me gustó. Es muy correcta, pero ¿mejor película del año?. Me sorprende.
-          Me sorprendió que Django no tuviera muchos más premios. También comenté aquí que para mí es una película muy grande.
-          No he visto todavía Lincoln, pero estoy segura de que Daniel Day-Lewis se merece el oscar.
-          Me emocionó la representación de One day more. A mi los Miserables me pone los pelos de punta. Yo creo que es una música que gusta incluso a los no amantes de los musicales. Animaría a los que no sois fans del género, a que le deis una oportunidad a alguna de las canciones del Musical y lo escucheis con la mente abierta. Igual ni siquiera así os gusta, porque para gustos los colores, pero creo que muchos os sorprenderíais.
  
Besos y sed felices

jueves, 21 de febrero de 2013

Sobre mis hijos VIII – Madurando que es gerundio

Mi cachorrillo humano ha dado otro paso más en su desarrollo evolutivo. Como lo oís. Os va a parecer una tontería lo que os voy a contar, pero yo sé que no lo es.
Como últimamente he tenido nuevas incorporaciones en el blog, voy a poner un poco en situación, las lectoras fieles desde el inicio os podéis saltar el siguiente párrafo.
Resulta que para mi hijo lo de ser soltero era una especie de maldición. Cosa increíble porque mis hermanos están solteros y llevan una vida divertida, feliz, llena de viajes, triatlones, noches de marcha etc. Sin embargo, para él era una forma de vida inconcebible. Especialmente a mi hermana siempre ha intentado emparejarla con alguien, al estilo niño, claro, con cosas tipo: “tita, ¿tu cuando te vas a casar?, el tito nacho (tito por la otra rama) también es soltero, si queréis os podéis casar y así no estáis solos”. Un día mi hija le animó a que dejara de darle la plasta, que se fuera a su cuarto a jugar solo, y para meterle más presión le dijo algo como que tenía que aprender a estar solo para cuando él fuera soltero. El niño acudió a mí con lágrimas en los ojos, y me acabó haciendo jurar que él nunca sería un soltero. Lo gordo es que se lo juré, pero es que es muy cansino, y para qué le iba a hacer sufrir a la criatura…
No sigo dando detalles, creo que ya le ha quedado a todo el mundo, que el niño no concebía la vida sin una familia como compañeros de viaje.
Bien, pues ayer, cuando volvíamos caminando del colegio, con una de esas charlas supermegaferolíticas con las que me deleitan de vez en cuando, llegamos de pronto al siguiente punto:
-          S: pues yo, si tengo mujer…
-          (L. mi hija, le interrumpe, igual de alucinada que yo ante ese “si” condicional) Hermano, como que si tienes mujer, si tú siempre has dicho que no vas a ser un soltero, que siempre tendrás familia, primero nosotros, y luego tu propia mujer e hijos
-          S: Ya hermana, pero nunca se sabe, yo haré lo que la vida me pida. Si la vida me pide mujer pues bien, y si no…
Aquí hago un inciso, esa frase de “lo que la vida me pida” me mató. Me recuerda a mi madre dándome una receta. Es decir, no dándome una receta, porque lo suyo va más de:
- … y abres la cazuela y echas el agua que te pida…
- Mamá, a mí la cazuela no me habla, concrétame el agua que hay que echar, porfavorhombreya.. –  dicho todo seguido y con tonito de mosqueo, porque ya llueve sobre mojado, que nunca consigo que me diga cómo cocina algo -
- Ay nena, cómo te pones. Pues la que te pida, te asomas – y me lo escenifica asomándose a la cazuela– miras, y ahora mismo por ejemplo ya se  ve que se ha evaporado el agua demasiado rápido, pues echas un poquito más. Y mira, un pelín de vino blanco que tengo aquí a mano.
- ah, ¿esta receta es con vino blanco?
- bueno, hasta ahora nunca se lo había puesto, pero parece que pide un poco más de líquido y solo agua es una sosez.
Y esto no es solo con el agua, es con todo, el arroz, la sal, el pollo, el perejil. Todo según demanda del artefacto en cuestión en el que se cocine. A ella le habla el horno, la cazuela, la sartén… Todos le van indicando la cantidad y condimentos en cuestión, que tiene que poner para que el plato quede delicioso.
Para matarla.
Nunca conseguiré una receta en condiciones como yo la necesito, con las cantidades, y ordenes puestos en detalle. Que yo entro a la cocina como otros al laboratorio. Improvisación cero.

Me he ido del tema. Retomando: mi hijo ya concibe que hay distintas vidas, en familia o si la vida no le pide familia, sin ella. Un gran paso.
Yo espero que tengan una vida plena y feliz, y que ambos encuentren la pareja ideal para ellos, que les complemente, enriquezca, y con la que tengan hijos. Ojalá sea así.
Pero no me gustaría que crecieran pensando que la pareja y la familia son una condición absolutamente necesaria y a cualquier precio, porque entonces su desesperación por encontrarla, les llevará a aceptar a cualquiera disponible. Y eso me horroriza. Hay que saber vivir con uno mismo, conocerse bien, y estar dispuesto a darse a la persona ideal cuando ésta se cruce en tu camino. Pero solo si eso ocurre, no darte a cualquiera para no acabar solo. La persona idea no es la persona perfecta, más que nada porque esa no existe. Es solo la persona ideal para ti, con sus virtudes y sus defectos. Si mis hijos entienden eso, yo me doy por satisfecha.

Besos y sed felices

miércoles, 20 de febrero de 2013

Momentos que curten

Esta entrada es realmente continuación de la anterior, en la que apoyándome en una anécdota protagonizada por mis hijos, reflexiono sobre la infancia y lo difícil que puede llegar a ser, incluso para niños con vidas aparentemente felices.
El caso es que mi querida Mo, ha escrito esta entrada contando una experiencia de acoso escolar en su niñez, y al dejar mi comentario, he recordado momentos de esos que curten, y que la verdad, tenía casi olvidados.
Si hace unos días, en frio, me preguntas si tuve algún problema de acoso o burlas en mi infancia y habría contestado que no. Porque de primeras, lo que recuerdo es más lo positivo, como que siempre tuve buenos amigos, de hecho conservo a las que fueron mis primeras grandes amigas. Y en general, tenía una integración social muy buena: era bien aceptada por el grupo, sacaba buenas notas, etc.
El caso es que ahora, a raíz de remover este tema en el blog, he recordado con total claridad un episodio, que supongo que marcaría mi actual carácter. Os lo cuento:
Esto tuvo lugar en el autobús del colegio. Todo empezó de la forma más gilipollesca: resulta que en la ruta me hice amiga de una niña de otra clase, pero que se bajaba en mi parada. Esa niña antes de sentarse conmigo en el bus, se sentaba con otra amiguita suya, a la que parece ser que dejó de lado, porque se lo pasaría mejor conmigo en el trayecto a casa, ¡yo que sé! eso ya es elucubrar. El caso es que la amiga abandonada, empezó a hacerme burlas, a corear en el bus cancioncitas dedicadas a mi persona, a escribir en las ventanas cuando había vaho: matt es tonta, cosas así. No debió durar más de 3 o 4 días, pero lo recuerdo como un gran sufrimiento.
Se me ocurrió contárselo a mi madre. Acabáramos. Mi madre es una persona con una autoconfianza y una determinación que quita el hipo. Según se lo dije, como si la estuviera viendo, ella subida en sus tacones, se gira hacia mí, baja la cabeza a mi altura y me dice muy firme: “pues te doy un día para solucionarlo. O lo arreglas tú, o voy yo al colegio y lo arreglo en tu nombre. Tú decides. Intenta siempre que la gente te quiera, pero si no puede ser así, al menos que te respeten”. No hizo falta más. Me cagué viva, y decidí solucionarlo yo misma. Al día siguiente, con una taquicardia, subí al bus, sabiendo que ese día marcaría un antes y un después. En cuanto E. C. (joder, que me acuerdo hasta del nombre y apellido), se puso a corear sus cancioncitas humillantes, me levanté, fui a su asiento, la agarré de la camisa (blanca con rayas azules y botones) y tiré de la camisa para poner su cara a mi altura. Un botón salió disparado. “Ahora me dices a la cara lo que estabas diciendo de mí”. La niña se puso a llorar a moco y baba. Yo estaba que me temblaban las piernas, pero disimulaba. No recuerdo que más la dije, pero algo tipo que no volviera a reírse de mi o lo lamentaría. Me volví a mi asiento y las niñas me aplaudieron. Ojo, que eran las mismas niñas que minutos antes le seguían el rollo a la otra petarda… el ser humano y sus incoherencias. Nunca más volvió a meterse conmigo E.C. ni ninguna niña del cole.
Luego hubo otro momento más, unos años después, pero no en el cole, fue en la academia de inglés, porque unos niños se metían con mi hermano, y tuve que zurrarme con uno de ellos. También quedó el tema solucionado, y no me marcó tanto como el anterior que os he contado. Esto fue desagradable, porque a pesar de lo que pueda parecer con esta entrada, yo era una niña de lo más pacífica y tranquila, solo en estas dos ocasiones tuve que recurrir a la fuerza. Pero vamos, que fue poca cosa.

A mí la técnica de mi madre me funcionó, me hizo sentir responsable de buscar la solución, lo que no implica que funcione siempre. Dependerá del niño, de la madre, del contexto… De hecho yo con mis hijos habría reaccionado de forma más protectora, creo. Me duele demasiado todo lo que les pasa. Suerte que en este tema no hemos tenido incidencias…

Pues nada más por hoy, ya me conocéis todavía más!. Besos y sed felices.

domingo, 17 de febrero de 2013

Sobre mis hijos VII - Todos somos unos pringaos

Este fin de semana ha tenido lugar la siguiente conversación con mis hijos:
-          S: Mamá, ¿sabías? L. es la salvadora de los pringaos en el colegio
-          Yo: Quéééé? Esa palabra es muy fea, ¿qué es eso de pringaos?, no se llama así a ningún niño.
-          S: Pero mamá, ¿por qué?, si los hay, ¿tú no sabías que en el cole hay pringaos?. Pues yo mismo sería un pringao si no fuera hermano de L., y tengo muchos amigos que son pringaos. Ser pringao no es malo, simplemente lo eres, y L. los defiende, y hace que les dejen jugar a la comba, a polis y cacos o a lo que quieran jugar.
-          Yo: ¿L.? ¿es eso cierto?
Mi hija levanta durante unos segundos la mirada de la pulsera de abalorios que está haciendo (no sé si lo he comentado alguna vez pero es una máquina con las manualidades, por suerte no ha salido a mí en eso), y simplemente se encoje de hombros.
En ese momento tengo la certeza absoluta de que mi hija es la protectora de los débiles del cole y me invade una sensación de orgullo y satisfacción indescriptible. Disimulo delante de ellos, pero me pondría a bailar y a darles besos sonoros de abuela de pueblo de Castilla la Mancha.
A la vez me hago consciente de algo que en realidad ya se, y es que la vida de un niño puede ser muy difícil. Incluso la vida de un niño feliz, tiene muchos momentos de infelicidad. Muchas veces se tiende a simplificar pensando que la infancia es una época de ingenuidad, fantasía y felicidad. Y sí lo es, pero también tienen sus pequeños (para ellos grandes) conflictos. Y no hablo de niños que clara y objetivamente tienen una infancia desgraciada (eso merecería un capítulo aparte). Hablo de niños como los míos, o como fui yo hace 30 años.
Yo era una niña con una buena vida, con unos buenos padres, buenos hermanos, con muchos amigos… lo que comúnmente  se asocia a un niño feliz, y sin embargo recuerdo perfectamente momentos de un estrés y una angustia muy similar a la que he sentido de adulta. En la distancia los motivos que originaban esos sentimientos parecen tonterías, pero en ese momento, no lo eran, eran mi mundo. También cuando estemos muertos los problemas de ahora parecerán una gilipoyez y ahora nos quitan el sueño.
Creo que es importante recordar esto y darle a las preocupaciones de los niños la importancia que se merecen. Lo cual no significa en absoluto que las tengamos que resolver por ellos.
Imagino que para el “pringao” (qué palabra más espantosa, cómo me rechina tener que usarla, pero para ser fiel a la historia, tengo que incluirla…) al que no dejan jugar a polis y cacos, ese hecho será una gran preocupación. Imagino que para mi hija, hasta que ha decidido ser la que les defiende, ha tenido que ser difícil también, el decidir si te posicionas o no, si decides mirar hacia otro lado, si asumes el riesgo de que alguien decida ponerte en el bando del débil por protegerles. Ella no ha compartido nada de eso conmigo, y sin embargo, me puedo hacer una idea de su lucha interna. En otro momento de esa misma conversación mi hijo dijo: “Como L. es tan mona y tan guay, muchos niños la obedecen. Supongo que también es porque aunque es muy delgadita, es muy fuerte, así que también tendrán miedo de que les zurre”. Suerte que mi hija utiliza ese “poder” para proteger a los más débiles del patio, los populares tienen mucho peligro, el poder corrompe, no solo en política, también en el patio del colegio, no sé si me explico.
No he querido seguir profundizando, porque me asustan las respuestas, da mucho miedo cuando tomas total conciencia de que la vida de tus hijos tiene dificultades, como la tiene tu propia vida. Incluso siendo niños felices, risueños, con - objetivamente hablando -, una buena vida, como la tienen mis hijos.
A todas las edades, todos en alguna parcela de nuestra vida somos unos pringaos, todos sufrimos, y a la vez hay felicidad en medio de todo ello. Reflexión de perogrullo, pero que no viene mal recordar.
 Ahí queda esta reflexión de una madre consciente… que a veces desearía no serlo tanto.

sábado, 16 de febrero de 2013

And the oscar goes to…

Sigo a blogueras majas e interesantes, pero no interesantes en plan pedorras, sino interesantes-simpáticas, que no publican los premios que les otorgan, y a ella les queda bien. Pero yo estaba intentando convertirme en ese tipo de bloguera y me queda fatal, me siento muy chunga no publicando a modo de agradecimiento los premios que me llegan. Así que tendré que asumir que no todo lo queda bien a todo el mundo.
Y esto aplica igual a la ropa que a la actitud bloguera.
Voy a hacer un recopilatorio de lo que me ha ido llegando, y si me dejo algo, tened piedad.
A principios de enero me llegó éste de la mano de Alter, gracias!.

Alter es una simpática y original bloguera que, además de caerme de maravilla, tiene una característica y es que estoy segura de que reconocería sus textos fuera de su blog aunque no los firmara. Tiene un estilo muy peculiar, tanto en la forma como en el fondo de lo que cuenta.
Luego me llegó este otro de Patricia N.

de verdad que me hizo mucha ilusión (todos me la hacen), porque es una bloguera a la que casi no conozco, de hecho no se cómo ha llegado a mi blog. Pero no solo ha llegado sino que ha llegado y me ha premiado, ooleee. El premio está relacionado con la lectura, que es una de mis grandes pasiones.  Hay que recomendar un libro para alguien que empiece a leer. Como la frase es confusa, voy a interpretar 2 posibilidades:
- Si se trata de recomendar un libro para alguien que empiece a leer, porque se trata de un niño, le recomiendo: cualquiera de Enid Blyton, La historia interminable (Michael Ende) o El viejo y el mar (Ernest Hemingway).
- Si se trata de recomendar un libro para alguien adulto que está adquiriendo el hábito de la lectura, le recomiendo: Cien años de soledad (Gabriel García Márquez), Sin noticias de Gurb (Eduardo Mendoza).
En cualquier caso recomendar un libro es muy difícil. Depende de cada persona y de lo que le apetezca en cada momento.
Antes de ayer, el premio me llegó de la mano de Nati


Lo único es que... ejem... viene cargadito de preguntas, que con tu permiso Nati, me voy a saltar porque es demasiado. Llevo una semanita pelotuda, entre la oficina, la casa, sin el marido, y todo lo demás, me siento incapaz de ponerme ahora con tremendo cuestionario, otro día, vale?, gracias!.
Y cuando ya tenía casi terminada esta entrada tan larga, descubro que Porfin también me ha dejado un premio!! ayer mismo!!
Con este premio hay que crear preguntas con las letras de FUNDETE y responder a las que te hacen. Ya te comento amiga que no las voy a crear, estoy MUY vaga, y ya me he aburrido hasta yo misma de esta entrada.. Lo que sí voy a hacer es contestar a las tuyas porque son pocas y facilonas ;o). Allá voy:

Fueras sido ministro y te pides el ministerio de…. Economía (jaajajajaja el Fueras sido me ha matao!!,jajajaja). Me lo pido más que nada porque por formación es en el que más puedo aportar, además, con lo mal que lo están haciendo, es facilmente mejorable.
  
Una película  que te haya dolido en el bolsillo y te hayas acordado en la familia próxima del crítico que la elogiaba: The master.
  
No vuelves a ir en tu vida a …. no he borrado ningún sitio de forma tan categórica. Siempre hay que dar una segunda oportunidad!. 

Define  a tu suegra en una palabra: simpática. Es una mujer compleja con lo cual hay mil adjetivos para definirla, pero si tenía que elegir solo uno... pues la verdad es que es una mujer simpática y divertida. 

En el colegio, se te daba como el culo….. la costura.
  
Todo el mundo tiene uno pero tu aún no has sucumbido a …. el ipad, los tacones altísimos y finísimos, a cambiar de coche cada dos por tres... Hay muchas cosas que la gente hace y de las que paso olímpicamente. Y hay otras para las que soy muy gente ;o) 

Eres muy “fans” de… mis hijos.
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Ahí quedan estos maravillosos premios, para que los recoja quien quiera, todos los que habéis llegado hasta aquí ¡os los merecéis! santa paciencia...

Besos y sed felices

P.D.: Eva de Opiniones incorrectas, está de sorteo por su segundo aniversario en el blog.

miércoles, 13 de febrero de 2013

La vida académica IV

Y yo que estaba tan ufana pensando para mis adentros: prueba superada, el chaval ha madurado. Ja. Superada digo, qué risa. Ja. (Nótese el tono irónico porque de risa nada).
Muy a mi pesar retomo la saga de la vida académica de mi hijo, de la que ya os hablé aquí, aquí y aquí. Mi cachorrillo humano llevaba un tiempo muy centrado, trayendo buenas notas, sin olvidos del libro del que justo al día siguiente tiene examen… gloria bendita, vaya.
Pero es ley de Murphy, justamente esta semana en la que estoy sola en la torre de control, con marido en tierras lejanas, tengo el doble de trabajo en la oficina, en cuanto tiendo llueve y el niño ha vuelto a las andadas. Alguna muestra:
            Ayer, a las 9 de la noche con todo ya superado, y cuando digo todo me refiero a la oficina, la recogida de niños, merienda, limpieza, baño , cena, deberes… me inclino amorosamente a darle un beso a mi hijo de buenas noches, mientras con la mano derecha le subo el edredón para taparlo bien y llegan a mis oídos las siguientes palabras: uyyyyyy (con la Y muy sostenida que avisa de peligro escala 12 de richter) se me olvidaba que mañana tenía examen de lengua.
En ese momento no sabes si hacerte la sorda y seguir como si nada sin mirar atrás, si matarle, o si hacer que se levante que se ponga a estudiar y luego preguntárselo. Opté por lo último.
Lo gordo es que hoy cuando le recojo del cole, me dice el tío tan feliz y sonriente, con esa inconsciencia que le caracteriza: mamá, mira que gracioso, resulta que no era de lengua el examen de hoy, era de mates. Y una no sabe si hacerse la sorda y seguir como si nada, o preguntar que cómo le ha ido. En esta ocasión opté por lo primero. No quería arriesgarme a oír su famoso: pensando mal yo diría que habré sacado un 3, y pensando bien yo diría que un 9.
Más que nada porque no está el horno pa´bollos.
En el cole han debido de pensar que esta semana iba a ser muy tranquilita para mí, y tienen examen todos los días. Suerte que la niña es autónoma. Ella sabe cuándo tiene examen, estudia sola y trae notazas. Pero con el niño ya me llega y me sobra.
Me dice ahora: mamá, pregúntame cono que lo tengo mañana, pero me lo sé de maravilla, a mi cono es que se me da que alucinas, porque yo de la naturaleza me lo sé prácticamente todo.
Pregunta: ¿cuáles son los instrumentos para medir el tiempo atmosférico?
Respuesta: pues hay varios, pero el que más se usa es el metro.
Menos mal que la naturaleza no tiene secretos para él. Le he dicho muy seca, aguantando la risa como podía, que siga estudiando que le pregunto en diez minutos y he venido a contarlo al blog.
….
¿Cómo os habéis quedado?

martes, 12 de febrero de 2013

De lecturas

Estoy pensando en abrir un bloque para comentar lo que voy leyendo. En realidad debería de poner orden en este tinglado de blog que tengo. Cuando empecé no sabía bien de qué iba a hablar, pero siete meses después parece que ya se van perfilando algunos bloques:
-          Sobre mis hijos. Claramente es de mis hijos de lo que más me gusta hablar
-          Cine
-          Lecturas
-          Otros: conciliación, bancos, madre, religión y vaya usted a saber de qué se me ocurre hablar…

Por si en algún momento de gloria tuviera tiempo y me pongo a organizar, ¿cómo lo veis?, ¿es buena idea lo de crear pestañas por temas?, ¿alguna sugerencia?, soy toda oídos que en esto soy muy ignorante. ¿ Sería bueno tener el contenido un poquito organizado en pestañas? ¿o es una tontería?. Dadme vuestra opinión bloguera experta, que trabajar pa ná es tontería…

Bueno al grano que me he dispersado y yo venía aquí a hablar de mis últimas lecturas.
Desde la entrada en la que contaba que había terminado La cúpula, he leído:

-          “Los caracoles no saben que son caracoles”, Nuria Roca. Pues mira, es un libro que siendo de lo más normalito, me sorprendió gratamente. Seguramente porque el listón lo tenía muy bajo. Prejuicios que nos ponemos de manera inconsciente, pero lo cierto es que daba dos duros por NR como escritora. No es que sea un gran libro, en el sentido literario, pero es una lectura de lo más amena. Sobre una mujer de hoy en día y sus complicaciones vitales. Sin grandes pretensiones, te hace reír y te da congoja. En definitiva, entretenido.

-          “La abadía de Northanger”, Jane Austen. Esta relectura me ha recordado algo que no me gusta nada, y es que las cosas no son blancas o negras, ni te gustan o no disgustan con carácter universal y atemporal. Este libro lo leí hace mil años y recordaba que me había gustado mucho. Ahora me ha aburrido de sobremanera. Me da mucha rabia que me pase eso. Ojala lo que en algún momento me pareció fabuloso me lo siguiera pareciendo siempre, pero no es así. Todo depende del momento vital en que me pille. Por eso hay grandes libros que marcaron un momento de mi vida que no quiero volver a leer. Quiero mantener ese momento intacto en mi recuerdo. Estoy pensando en “Cien años de soledad”. Lo leí un verano, tendría yo 19 años, y cuando lo terminé lo volví a leer, y luego lo tuve en la mesilla de mi cama mucho tiempo, y a veces antes de dormirme, incluso después de haber salido de marcha a las tantas de la madrugada, leía capítulos sueltos. Así que no quiero volverlo a leer, porque quiero mantener el recuerdo de cómo  me emocionaba con las palabras y con la historia. No quiero manchar ese recuerdo, no se si me explico.

-          “Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea”, Annabel Pitcher. Estoy leyéndolo justo ahora, siguiendo la recomendación de Ro, y me está encantando. No se describirlo, pero lo voy a intentar. Es una lectura diferente, tanto por la forma, que es una narración en primera persona de un niño de diez años, como en el contenido, ya que lo que hay detrás es un drama muy duro, con el que una parte de mí se identifica. Es tierno, es duro, es divertido, es triste… en definitiva es un libro muy original y recomendable.

Nada más por hoy. Ya me diréis qué os parece lo que planteo en la primera parte de la entrada. Y si alguien me quiere recomendar algún libro, yo siempre tengo una lista de libros pendientes de leer, que será engrosada con mucho gusto.
Besos y sed felices!

domingo, 10 de febrero de 2013

Solos en casa

Ayer por la mañana abandonó el nido el marido para un viaje de trabajo que le mantendrá allende los mares, durante la próxima semana. Cada vez tiene viajes más largos y lejanos con más frecuencia, otro efecto de la crisis nacional y europea, y yo cada vez lo llevo peor. Por múltiples motivos:
1.       Cada vez que se va soy más consciente de que somos un equipo perfecto formado por dos imperfectos. Solo tenemos en común las cosas realmente importantes y esenciales, la misma visión de la familia y de los grandes valores que rigen cómo vives. Casi ná. Por lo demás somos muy distintos. Algún ejemplo: yo lo planifico todo, él vive al día.  Yo me desvelo con cualquier problema, a él no le quita nada el sueño. El habla con todos los vecinos a los que conoce con nombre, apellidos y mil detalles más; yo les saludo por educación y cortesía, pero confieso que con mi despiste casi ni les reconozco.
Mi primera mejor amiga de la infancia, con la que mantengo una gran amistad, era así. Yo era la niña estudiosa y responsable, y ella la que se metía en todos los charcos, nunca llevaba paraguas, y lo suspendía todo. Éramos un equipazo, lo pasábamos en grande. Con mi marido es la misma sensación. Valoro tanto todos esos detalles que nos diferencian, que la vida conmigo sola es el muermo total.

2.       Este segundo punto supongo que le pasa a todas las familias con niños en las que padre y madre trabajan. Nuestra rutina diaria es una maquinaria engranada, en la que como falle un tornillo, la máquina a hacer puñetas. Marido lleva a los niños al colegio por la mañana y yo les recojo. Yo me paso la tarde con ellos, sus deberes y su baño, y él les lee un libro antes de dormirse. Si uno de los dos no está, el engranaje falla. Se vuelve todo demasiado complicado, como si no lo fuese ya suficientemente complejo.

No solo yo echo en falta a marido, mis hijos le nombran continuamente, y dicen cosas como: “si estuviera papá no habría sobrado nada de comida”, ejem, es cierto, no es que sea un comentario muy tierno, pero a mí me enternece que se acuerden de que el padre lo remata siempre todo, si él está en casa los platos van limpios al friega.
Me estoy acordando de una vez que estuvo como 10 días fuera, tendría mi hijo S unos 4 años, íbamos los tres sentados en un autobús por la Castellana, calladitos los tres mirando por la ventana y de pronto el niño dice:
-          Poooos, papá ya tiene aquí una familia, así que… aunque en Italia se encuentre a unos mejores que nosotros…. se siente, tiene que volver que ya nos tiene de familia.
No sabía si reírme o llorar. Que un niño tan pequeño esté pensando si el padre le dejaría por otra familia mejor… da bastante yuyu.
Además estoy pasando una racha muy complicada en el trabajo (quién no, me diréis), y me sienta muy bien después de la cena, con los niños ya acostados, quedarnos charlando y yo le cuento todo lo que me asusta, me cansa y me enfada del trabajo, y él le quita hierro. En fin.
Otro efecto colateral de que el marido esté fuera, es que me voy a pasar toda la semana con el limpiaparabrisas trasero del coche en marcha. Nunca consigo recordar cómo se apaga, pero no falla, basta que marido esté de viaje, para que al entrar en el coche de un golpe dios sabe donde, y empiece el parabrisas dichoso con el ris, ras, ris, ras. Y así hasta el domingo que viene.

martes, 5 de febrero de 2013

Reseña de cine II – Django



Esta entrada la tenía que haber hecho hace dos semanas, que es cuando ví la película. Ahora ya hay mil referencias a la peli y muchos ya la habréis visto. Así son las cosas, primero me dio por poner una entrada llorona, luego estuve una semana ausente muy a mi pesar, y ayer me apetecía hablar de mis hijos, así que hoy le toca a Django, seguramente tarde.

El día que fuimos a verla me apetecía más ver La noche más oscura, porque Tarantino después de una de las comidas pantagruélicas en casa de mi madre, con el sopor post pandrium, tiene mucho peligro.
Marido insistió y servidora que es una santa, cedió. Luego me alegré.
La película es fantástica, se trata de un Tarantino mejorado si cabe, que en momentos recuerda al cine de los Cohen.
El guión fabuloso, ingenioso, irónico, con momentos de llorar de risa. Los actores se salen, todos están tremendos, pero me gustó especialmente Christoph Waltz.

La música y la imagen están en perfecta sintonía durante toda la película, marcando el ritmo de la historia.

Y sí claro, hay mucha sangre. Por litros. Es una película de Tarantino y no podría ser de otra forma. Hay una escena en la que no pude mirar, me tapé la cara como una niña pequeña, y cuando miré a mi alrededor, me encontré a prácticamente toda la fila de la misma guisa. Quentin siempre provoca un momento así, pero se lo perdonamos por todo lo demás.
A pesar de que la sangre de sus películas es mucho más roja, más líquida y más explosiva, de lo que las leyes de la física y la anatomía, permitirían.

En definitiva, una película totalmente recomendable. Y no es solo mi opinión, aquí dejo una muestra de lo que está levantando:
   Oscars: 5 nominaciones, incluyendo mejor película, guión y actor sec. (Waltz)
   Globos de OroMejor guión y actor secundario (Waltz). 5 nominaciones
   Critics Choice AwardsMejor guión original. Nominada a mejor película
   Premios BAFTA5 nominaciones, incluyendo mejor director
   National Board of Review (NBR)10 mejores films y mejor actor sec. (Dicaprio)
   Asociación de Críticos de Los Angeles2º puesto para mejor actor sec. (Waltz)
   American Film InstituteTop 10 - Mejores películas del año

Y ya sabéis que yo de la crítica y de los premios no me fío, para muestra cuando puse a caldo a The Master. Pero en este caso, totalmente de acuerdo con los laureles que le llueven a la película.

 Besos

lunes, 4 de febrero de 2013

Sobre mis hijos VI

Os cuento la última que pone de manifiesto lo distintos que son mis hijos. La semana pasada, sí esa semana del demonio que me ha tenido alejada de estos lares, mis hijos tuvieron una excursión con el cole al aeropuerto.

Los dos llegaron muy contentos, porque les habían enseñado la torre de control, la cabina del piloto y les habían puesto un video. La niña llegó emocionada, me contó con todo detalle lo que habían visto y terminó diciendo pensativa:
   -  Lo malo es que ahora no sé cómo hacerlo… cuando sea mayor digo… porque ya tenía decidido ser veterinaria y presidenta, pero es que controlador aéreo, mmmm, también me gustaría… uff no sé cómo hacer para tener los tres trabajos…

Mientras que el niño me resumió el día diciendo que todo “molaba mucho”. Yo le quise tirar de la lengua un poco y despertarle inquietudes como las de su hermana, y le pregunté si algo de lo que había visto en el aeropuerto le apetecía para trabajar él cuando fuera mayor, por ejemplo qué tal veía él lo de ser piloto. Muy seriamente, mientras le metía un mordisco a su bocadillo me dijo lleno de razón:
-¿¿piloto??!! Ni loco!! Tú has visto la de botones que tienen que aprender a manejar?
- Psss… y controlador aéreo?
- También hay que manejar mucho botón mamá. Si además yo ya sé lo que voy a ser…
- ¿veterinario?
- No, mamá, yo veterinario no voy a ser, voy a ser cuidador de animales CUI-DA-DOR, 
  nada de estar solo con los enfermos y dándoles medicinas. Yo los cuido.

Al rato hablando de la crisis y de los políticos, nos dice el niño:
- A ver chicos, el cambio de verdad se va a notar cuando se vaya Gallardón y en su lugar
  pongan de presidenta a la hermana. Ahí va a notarse el cambio en serio, mientras tanto…

Le faltó rematar con un: mientras tanto estáis jodidos. El tiene una fe ciega en su hermana, y tiene claro quién va salvar este país. Lo que también nos vino a decir con esta frasecilla es que piensa que el presidente de España es Gallardón, del que ha debido oír hablar mucho mientras era el alcalde de nuestra ciudad. Y se deduce que fe en los políticos tiene poca, clarividencia diría yo que tiene mi chiquillo.

No tengo más tiempo por hoy, aunque estoy acumulando muchas cosas de las que hablar. Espero que este ritmo infernal se vaya suavizando un poco y pueda dedicarle más tiempo al mundo bloguero.
Besos!