lunes, 22 de febrero de 2016

Consejos a mi yo del pasado

Si antes vengo a explicaros mi ausencia, antes me entran las ganas de escribir otra entrada.

Mamadrama ha cumplido 37 y se ha dedicado a sí misma unos consejos que le habrían mejorado sensiblemente la vida, sin llegar a cambiar demasiado el curso de los acontecimientos ni quien es ella hoy en día. No tengo claro que pequeños cambios del pasado no afecten mucho a quien somos hoy, pero aún así, me ha encantado la idea y voy a darme a mí misma consejos retroactivos, de esos que nunca escuchamos y menos si vienen de nosotros mismos.

Si volviera a vivir con mi experiencia actual, hay mil cosas que haría de forma diferente, y sobre todo me tomaría todo con mucha más calma. Nos ofuscamos por tonterías que no tienen la menor importancia. Últimamente cuando algo me preocupa pienso si será algo de lo que me acordaré dentro de dos años. Normalmente la respuesta es no. Son pequeñas miserias sin mayor incidencia que no deberían consumirnos tanta energía. En cualquier caso, y muchas veces parece que a pesar mío, la vida me va razonablemente  bien, así que no cambiaría demasiado, pero sí algunas pequeñas cosas.

Me pongo y a ver qué sale:

-  Escribe la carta a los reyes magos, déjate de mensajes telepáticos con sus majestades que ya hemos comprobado que no funcionan.

-  Esas dos amigas con las que saltas en los charcos los días de lluvia van a ser amigas tuyas toda la vida, cuídalas mucho.

-   No te agobies por los exámenes, los estudios no van a ser un problema.

-   Insiste a tu madre en que quieres hacer ballet en lugar de karate, no seas siempre tan dócil con lo que te manden tus padres. Tendrás una hermana nueve años menor que te enseñará todo lo que puedes conseguir de ellos y que tú nunca imaginaste, pero ya será tarde.

-  Come más, que sino de mayor querrás recuperar el tiempo perdido con la comida y la vas a liar parda.

-   Bésale, los dos queréis, pero enfrías tanto el ambiente con ese rollito de “somos colegas” que así no vais a ninguna parte.

-   No te enfades con Sandra (una de las de los charcos), se ha echado novio y pasa de vosotras. Lo del novio no durará pero vuestra amistad sí.

-  No seas impaciente, no tengas tanta prisa.

-  No te embolingues cada vez que sales de marcha.

-   Insiste a tus padres en que te dejen hacer un Erasmus. Misma explicación que con lo del ballet. Si no siempre te quedarán las ganas de haber pasado como mínimo un año viviendo en otro país. Lo de los veranos mata el gusanillo pero no es suficiente.

-   Encontrarás trabajo, no te agobies tanto y disfruta estos meses. Te arrepentirás de esas prisas por querer trabajar nada más terminar la carrera.

-   Ya tienes trabajo y eres buena en lo que haces, no te agobies tanto por cometer un error, la empresa no depende solo de ti. De hecho eres el último mono, relájate.

-   Tranquila, la niña acabará durmiendo del tirón. Aprovecha cuando ella duerme durante el día y disfrútalo que pasa volando.

-  No te indignes con el jefe, es solo un pobre hombre bastante inútil, pero conocerás jefes peores y éste te valora y te trata bien. No hagas un mundo de un grano de arena.

-  No seas impaciente, no tengas tanta prisa. Este consejo lo repito, podría dármelo todos los años.

-  No le des tantas vueltas y ten más hijos.

-  Saca más tiempo para estar con tu marido, se más cariñosa con él.

-  Come menos.

-   Ve al traumatólogo en cuanto te duela el hombro derecho.

jueves, 18 de febrero de 2016

Hombro congelado


Hombro congelado. Ese es el último diagnóstico que tengo para mi hombro derecho.
La cosa empezó en el mes de Agosto, estando de vacaciones en Galicia, me levanté una mañana con un dolor muy agudo en el hombro. Tampoco le di mucha importancia porque en esa época llevaba mucha paliza física: me pasé mucho tiempo sin marido y con los tres en la playa, tirando de carrito de la niña por la arena, cogiéndola mucho en brazos... Además acababa de empezar con los purés y me tiraba horas con el brazo en posturas extrañas para que estuviera distraída mientras intentaba colarle cucharazos a traición.

El caso es que originalmente era un dolor muy agudo pero solo en determinados movimientos de rotación, en la vida normal, no tenía mayor molestia.
En octubre me reincorporé de mi excedencia chachimolonga, y el pasarme 37 horas semanales agarrando el ratón del ordenador, me sentó fatal. Pero como ya os conté toda mi persona pasó a peor vida, así que tampoco le hice especial caso a esta molestia creciente del hombro.

En navidad la cosa ya se volvió bastante insostenible, me dolía mucho por la noche, me despertaba y empecé a obsesionarme con el dolor y la falta de movilidad.
A estas alturas llevaba cinco meses con dolor en el hombro y todavía no había ido al médico. Más bruta que un arao que soy. Lo que sí hice fue ir al fisio de mi hermana, que como es triatleta, tiene muchas lesiones y tiene uno de confianza.

Este buen hombre me hizo una ecografía de hombro y me diagnosticó tendinitis y bursitis. Ya de paso me hizo una punción seca, algo que por suerte yo no había sufrido nunca antes, que me dejó muy dolorida, pero del hombro no mejoró nada.
Por fin, en enero, acepté que esto solo no iba a curar y que lo de quedarme manca del brazo derecho iba a ser una incomodidad fastidiosa y me fui al traumatólogo.

Tras dos infiltraciones de corticoide con anestesia, con dos semanas de intervalo entre una y otra, me han repetido la ecografía y la inflamación ya ha bajado pero se me ha quedado una capsulitis adhesiva, también conocida como hombro congelado. Llámalo X.
Tengo el hombro con poquísima movilidad, ya duele menos, aunque todavía molesta y no puedo dormir de ese lado. Y lo peor: tengo que empezar una rehabilitación diaria que ya me han dicho que será larga y dolorosa. PLANAZO. Salir de casa a las siete de la tarde, porque antes no está mi marido para quedarse a cargo de nuestra prole, para ir a que me estiren del brazo.

Hombro congelado. Lamadrequemeparió.

El caso es que el hombro es uno de los motivos por los que tengo esto bastante abandonado. Lo último que me apetece en casa es sacar el ordenador y el ratón, con todas las horas que ya paso en la oficina con el brazo en esta posición dolorosa.

Otro motivo es que la pequeñaja me tiene tan encandilada que prefiero dedicar mis tardes a su observación. Qué cosa más bonita es. Tan chiquilina y con esos remangos que tiene, que camina, corre, se sube y se baja del sofá, va a la cocina y pide galletas señalando al sitio exacto… Está para comérsela con patatillas.

Los dos mayores siguen muy bien también. La Niña mayor tiene algún ramalazo adolescente, pero por ahora poca cosa. Cuando le da el arrebato descontrola pero luego se arrepiente y pide perdón. Esto me recuerda hace unos años, en uno de esos momentos de genio suyo en los que perdió la razón y la regañé. Cuando fui a taparla por la noche estaba dormida con una nota en la mesilla donde ponía con letras grandes: PARA MAMA. ME ARREPIENTO DE LO DE ANTES, ME HE PORTADO FATAL. ¿ME PERDONAS?. Y debajo tenía dos casillas, una con un SI otra con un NO, y me ponía: MARCA LA QUE SEA.
Ahora no me deja notitas en la mesilla, pero sigue sabiendo reconocer cuando no tiene razón.

El Niño también muy bien, misma personalidad disfrutona y alegre, y además muy contento en el cole con la profe que le ha tocado este año.

En definitiva, que estamos todos bien, aunque no me veáis por aquí con la misma frecuencia de antes. Espero que mi hombro vaya dándome una tregua, porque aunque sé que es un mal menor y que no debería quejarme de estas tonterías, lo cierto es que estoy ya muy harta.