martes, 26 de marzo de 2013

A perro flaco todo son pulgas…

… y yo estoy de un perro flaco que no me tengo.
Enumero a continuación algunas de las incidencias que se han producido en esta familia a raíz de tener al padre operado y de reposo durante 6 semanas, de las que ya han pasado 3, iujuuu:
-Al poco de llegar a casa del hospital, el niño se puso con anginas y otitis. Mis hijos no suelen enfermar (dejo el teclado para tocar madera). Pero no podía la estadística habernos reservado un constipadillo para estas fechas, no. Anginas y otitis. Con un par. Por la noche se puso a 40 de fiebre y no había quien la bajara. Y además, varón. Con lo cual, los gritos de: ¡¡ayyy, qué malo estoyyy!!! Que me mareoooo!!!. Los debió de oír todo el edificio, qué digo, ¡todo el barrio!. A urgencias y una semana a augmentine. A día de hoy ese pequeño reto, ya está superado. Hip Hip Urra.
- La semana pasada iba yo como las locas, corriendo desde mi trabajo a recoger una cazadora que había dejado para cambiar la cremallera (el tema destrozos de ropa y pérdidas de material en el patio del colegio dan para un post enterito), a la farmacia, y a recoger a mis hijos de judo. Tan acelerada iba que me metí un piñazo de esos que salen en los videos crueles que se supone que dan risa y que a mí nunca me han gustado. No sé si me hice esguince, porque no he tenido tiempo de ir al médico, pero se me infló mucho el tobillo, y pasada más de una semana, me sigue molestando.
- Como soy tan impaciente, me puse el tobillo con hielo, y aguanté tanto que me he hecho como una herida, o quemadura rara… Ahí diréis que eso ya no es “a perro flaco todo son pulgas” sino que este perro está agilipoyao. Y tenéis razón, no lo voy a discutir.
- En el trabajo no me he podido coger estos días de vacaciones. Tenían prioridad otras personas del equipo que en navidad me cedieron a mí la posición de elegir, así que aquí estoy currando, y dejando en casa al convaleciente y los niños.
- Mi marido tiene una baja de 6 semanas en plena crisis de todo, que ha llevado a este país de un extremo al opuesto. Del abuso de bajas no justificadas… a esto. Y aquí voy a hacer un inciso con el que es posible que no gane simpatías puesto que este blog es leído por mujeres y madres: una de las bajas que para mí están en la categoría de abuso, es la de la mujer embarazada, en perfecto estado de salud, que se pide la baja, para tener tiempo de pasear, decorar la habitación del niño y preparar la llegada del retoño. Lo siento mucho, pero eso es una estafa. La baja laboral está para la mujer que tiene que hacer reposo, que el bebé no coge peso y en definitiva, que necesita una baja laboral, no una excedencia por asuntos propios. El abuso en las prestaciones y beneficios sociales solo se traduce en que finalmente el que lo necesita tampoco va a tener derecho a ello. Hay muchos más casos de abuso pero no me quiero enrollar.
El caso es que ahora, como decía, hemos pasado al extremo opuesto del absurdo. Mi marido se ha operado de osteotomía tibial y ligamento cruzado. Tengo que ir todas las semanas a la seguridad social a por su parte de baja. Hasta ahí de acuerdo. Además, me dejan que vaya yo, con el informe médico, las radiografías, etc. y su médico, muy amable además, siempre me da el parte de baja, me pregunta por marido y le da recuerdos de su parte (un encanto, vaya). Pero es que ahora resulta que además, tiene que ir él a FREMAP, con el informe del médico que le ha operado, además con los partes de baja de la seguridad social, y tiene que llevarlo él en persona. Al loro: él en persona. No vale que lo lleve yo en su nombre. Así que ponemos en riesgo el reposo que tiene que hacer por prescripción médica, para que el hueso suelde, los tornillos, la placa y el nuevo tendón, se acoplen a su pierna (dicho en cristiano, que yo de medicina no se nada). Yo no veo ningún sentido a esta triple auditoría de una baja que no debería de suscitar ninguna duda. Porque además viene de una persona que no ha tenido bajas previas en su vida laboral. Y que por el tipo de operación, eso debe estar en tablas, tipo: operación “X” à “Z” días de baja.
Pues no, como os digo, ponemos en riesgo la recuperación, fastidiamos a la cónyuge y a la salud mental de todos, teniendo que ir cada semana, a su médico, a la seguridad social, y a FREMAP. Es de locos. En el justo medio está la virtud, como decía Aristóteles, pero en este país somos de: o descalzos o medias de seda. Me tiene contenta este país… grrrr.
Para terminar este post que me ha quedado bastante serio y mustio, os cuento la última de ayer. Cuando llegué a casa mi hijo me recibió a golpe de : ¿puedo salir a la calle con botas de agua?. Llovía a cántaros, pero yo tenía que salir a hacer la compra y a la farmacia. Últimamente ficho diariamente en la farmacia, el día que ya no tenga que comprar: eparina o apósitos o enantiun o betadine o... Lo voy hasta a echar de menos. El caso es que salimos, y S. según ve un charco, que ya de lejos se veía que no era el pantano de Cazalegas, pero por poco, me dice: ¿puedo meterme en el charco?, y contesto: sí pero no SALTES... ZAS!!!!! Saltó como si fuera un olímpico. El charco-pantano propulsó agua y barro hasta la entrepierna de su pantalón recién lavado.
Le iba a razonar que cómo se le ocurre, con su estatura y peso, que es casi como el de su abuela, saltar con esa potencia en tremendo charco, pero me abstuve, porque seguro que me habría contestado con un: ¡ah!, ¿que la abuelita también salta en los charcos?... Su forma de razonar es así. Y no lo digo por decir, me baso en un hecho concreto. La última vez que fuimos al cine, se dirigió a por su elevador, y le comenté, si no creía que había llegado el momento de dejar de usar elevador, ahora que ya es casi tan alto como su abuela, y contestó: ah, ¿que la abuelita también usa elevador en el cine?...
La imagen de mi madre subida en un elevador(*) me acompaña desde entonces…
(*)para los no conocedores: un elevador, es como un cuadrado de plástico que ponen en el asiento los niños muy pequeños, para ver bien la pantalla.

viernes, 22 de marzo de 2013

Sobre mis hijos XI

Estoy necesitadísima de risas, así que estoy intentando sacarle punta a cada situación medio cómica que se produce. Las dos últimas han sido las siguientes:
                Ayer día 20 de marzo, les dieron las notas en el cole. La noche antes L. estaba nerviosa con el tema. Yo la digo que nervios de qué, si sabemos que van a ser notazas. Ella replica que tan claro no está, que todas sus amigas han recibido algún cate, y que alguna tiene que ser la primera vez. S. remata: “pues yo que sí que he tenido un suspenso en las notas anteriores, te digo que no estoy nada nervioso”.
Ahí lo llevas hijo mío. ¡¡Precisamente tú tenías que estar nervioso!!.
Les recojo del cole, y L. con el sobre en la mano, cerrado porque les han dicho que ellos no lo pueden abrir, pero antes de decirme ni hola, me pide que porfa porfa, abra las notas. Obviamente notazas. Se queda feliz.
El niño ni parole. Nada sobre el tema, me pregunta por la merienda, le digo que vamos a ir a por su traje de la comunión y matiza: “pero lo tendrás ya mirado, ¿verdad?, no tendré que empezar a probarme y todo ese rollazo”. Y yo esperando a ver si dice algo de las notas. Como veo que de él no va a salir, ya saco yo el tema preguntándole directamente:
-          ¿Y a ti no te han dado las notas?
-          ¿las notas? – típica preguntita para ganar tiempo
-          Las notas
-          Pseee sí, ahí las tendré en la mochila, si quieres las vemos ya en casa – con su cachaza habitual, vaya –
-          No, trae pa´ca que las veamos ahora mismo, que a casa hoy llegamos tarde que ya te he dicho que vamos primero al Corte Ingles a por tu traje de comunión
Luego resulta que han sido buenas. Este año ya os comenté que tiene una profesora maravillosa, además el niño está más centrado – dentro de lo que es él, que tampoco se pueden pedir peras al olmo, sobre todo cuando el olmo tiene solo 8 años -.
Nos fuimos contentos los tres al Corte Ingles donde nos esperaba mi madre. No conozco persona que disfrute más comprando ropa que ella. Igual le da para quién y con qué motivo, a ella le pones una tienda delante y es feliz. Menos mal que vino, porque yo soy lo contrario y ya estaba colapsando nada más entrar a la zona comuniones. ¿Por qué esos trajes de marinero y almirante? ¿Por qué Dios mío, por qué?!.
Ella entendió mi concepto de arreglado pero sin disfraz, y junto con un dependiente amabilísimo lideró la operación mientras yo hiperventilaba.
Éxito total: un traje de chaqueta azul, con un tejido tirando a lino, con espiga, y una camisa azul clarita de rayas preciosa. Mi madre entró en euforia, y mi hijo al verla tan contenta le suelta: "abuela, pues si tanta ilusión te hace esto, no te preocupes que yo te elijo para todas mis comuniones".
La madre Boris... este niño está empanao. Dos años de catequesis y todavía piensa que todos los años por estas fechas tiene su PRIMERA comunión..., que como su nombre indica, se repite cada año, claro.

jueves, 21 de marzo de 2013

Sobre mis hijos X

La vida sigue….
El sábado siguiente a la operación de marido, con toda la familia política de visita, decidí llevarme a los tres infantes, éase mis dos hijos y mi sobrino M., al cine y luego al parque. Por eso de no estar todos a remoliné metidos en nuestra casa (para más datos: piso en el centro de Madrid al que le vendrían de muerte unos cinco metros más por estancia. No digo ná y lo digo tó).
Íbamos los tres caminando ligeros porque llegábamos justos a ver Oz, y de pronto mi hija L. me dice: mamá los reyes magos y el ratón Pérez no existen, ¿verdad?. Parada en seco de los dos varones de 5 y 8 años respectivamente, y miradas aterrorizadas dirigidas a mí. “¡Venga que llegamos tarde y no conseguimos entradas!” fue mi respuesta. Muy valiente. Como se suele decir: cogiendo el toro por los cuernos.
Más tarde le susurré a mi hija que no volviera a sacar el tema con los niños delante, que ya hablaríamos más tarde. Y lamentablemente la conversación ha tenido lugar este domingo:
-          Mamá, sobre lo de los reyes que te pregunté el otro día… sois vosotros ¿verdad?, en realidad estoy a un 90% segura de que lo sois… pero es por saber – mirada con carita linda de niña buena y jugueteando con una coleta. Cuña mental: no sé por qué esta niña habla tanto con porcentajes, no es propio de su edad, pero le vuelve loca desde que entendió el concepto del porcentaje
-          Pues te confirmo ese 10% que te falta, somos nosotros… - gran pena y casi nudillo en la garganta, vaya mierda que la infancia y la fe en la magia se acabe tan pronto –
-          Me lo imaginaba, hace tiempo que lo sospechaba.
-          Los reyes magos, como sabes existieron, los padres sustituimos lo que harían ellos si pudieran. Es muy bonito veros disfrutar tanto, por eso nosotros lo hacemos encantados. Y ahora nos tienes que ayudar para que tu hermano no se entere, ¿vale?
-          Claro mamá, S. no se puede enterar que se va a llevar un disgusto el pobre. Mira, a S. se lo decimos cuando tenga hijos, más que nada para que sus hijos no sean los únicos del cole sin regalos.
Muy resoluta ella, casi muero de la risa.
¡Cómo verá de infantil al hermano!, al que solo saca 16 meses, por cierto, para pensar que éste es capaz de aguantar con fe hasta que sea padre. Me meo. Imagino la escena de ese momento yendo ella a conocer a su primer sobrino y decirle en tono solemne: hermano, ha llegado el momento de que sepas la verdad “los reyes son los padres”. Y el hermano con 30 tacos, barba de dos días, llevándose las manos a la cabeza al grito de: ¡¡nooooooooooooooo!!!! ¡¡mundo cruel!!!!!
Lloro de risa.
En fin, la cosa pinta mal. Ya ha caído uno, en breves caerá el otro. Ahora soy yo la que grita acongojada: ¡¡¡noooooooooo!!!!!! ¿por qué no pueden seguir siendo pequeños, divertidos, y creyentes muchos años mááááááássss??? ¿es mucho pedir????....
Y una sensata vocecita en mi cabeza me dice: claro que es mucho pedir panoli, céntrate, es ley de vida.

martes, 19 de marzo de 2013

Hasta siempre Mónika

Querida Mónika,
me encantó conocerte a través de tu blog,
me hiciste feliz cuando apareciste por el mío, y es un orgullo contarte entre mis primeras seguidoras.
La vida es injusta, y que tú ya no estés entre nosotros, es una muestra de ello.
Tu personalidad, tu alegría, tu fuerza, tu aficción al crochet y a la música heavy, tu amor por Luigi, y mil cosas más, llenaron la blogosfera.

Te echaré mucho de menos Mónika. Me encantó conocerte...

Hasta siempre Mónika
http://leucemialinfoblasticaaguda.blogspot.com.es

viernes, 15 de marzo de 2013

Premios

No me había olvidado, no, pero es que mucho me premiáis, más de lo que merezco seguramente, así que he ido acumulando y hoy saco a la luz los premios que tenía pendientes. Aquí va mi recopilatorio:

1º- El 20 de febrero recibía este premio de Covadonga, de Diario de una familia con adolescentes. INSTRUCCIONES DEL PREMIO
*agradecer al blog que te ha otorgado el premio
*compartir cosas de mi misma para que tus seguidores te conozcan un poquito mejor.
*repartir el premio a otros 15 blogs que sigas y enlazarlos.
*dejar un comentario en cada blog para que sepan que recibieron el premio.
¡Muchas gracias Covadonga!, me encanta que te acordaras de mí al repartir tu primer premio.
En cuanto a compartir cosas de mí misma, me temo que lo he compartido ya casi todo. Estoy esprimidita a base de contar cosas mías. Hay una que me acaba de cruzar el pensamiento: nunca duermo en un medio de transporte. Es un hándicap muy gordo que tengo. Me resulta imposible por muy agotada que esté.
2º- El 21 de Febrero me otorgó el premio Fúndete la mamá de una monita. ¡Muchas gracias guapa!, pero como ya me lo habían dado antes, no voy a seguir todo el ritual, ¿vale?.
3º - El 22 de Febrero recibí el premio cojonudo de Eva, Opiniones incorrectas. ¡Gracias Eva!
4º - El 14 de Marzo, he recibido el Liebster Award de Espanice , alguien que no tenía ni idea de que me leía. ¡Muchas gracias Espanice!.
Este premio viene con una serie de preguntas:
1 ¿Qué es lo que más te gusta hacer una tarde de domingo?
Me encanta quedarme dormida en el sofá viendo una peli cacas (una de esas rollo estrenos tv). Después, si es invierno y hace mucho frío fuera, me gusta hacer un bizcocho con mis hijos, y que toda la casa huela de maravilla. Si es verano me encanta pasar la tarde en la piscina y a la vuelta tomar una merienda-cena en una terraza.
2- ¿Cuál es tu libro preferido?
Tengo demasiados libros preferidos, no puedo decantarme solo por uno.
3- ¿Y tu película?
Me pasa igual que con los libros. No puedo seleccionar, no una, ni siquiera cinco películas preferidas, porque depende del momento, de cómo me sienta, son distintas películas las que me gustan más.
4- ¿Tienes animales?
Tenemos al pajarito Lolo. Una tortura. Canta condenadamente mal, pero no para el tío. No consigo convencer a los niños de que regalemos al pajarito Lolo.
5- ¿Qué es lo que más valoras en una amistad?
Poder compartir risas y penas. Saber que puedes contar con esa persona y que ella puede contar contigo, para lo que sea.
6- ¿Prefieres vivir en el bullicio de la ciudad o la tranquilidad del campo?
Para el día a día, la ciudad. Para el descanso del guerrero, el campo.
7- ¿Barajaste otros nombres para el blog antes de decidir el que tiene?
No me acuerdo. Parece mentira porque solo tiene 9 meses, pero creo que no pensé nada en especial. Me salió directamente lo de blogueando de mi vida. Soy muy poco creativa para estas cosas, demasiado directa, no se me ocurren frases o palabras llamativas con doble sentido.
8- ¿A quién diriges tu blog?
A nadie en especial, a todo el que me quiera leer. Soy madre, mujer, hija, amiga, trabajadora, esposa, lectora, cinéfila… Todo el que se identifique en algo, o todo lo contrario, que no tenga nada que ver conmigo y por eso le apetezca leerme, es bienvenido. A mí me encantan algunos blogs que no tienen nada que ver conmigo ni con mi vida.
9- ¿Qué aficiones tienes en tu vida offline?
Leer, el cine, la música, viajar, escuchar las conversaciones de mis hijos, hablar con mis amigas de siempre, pasear, ver fotos antiguas…
10- ¿Cuál es el mejor regalo que te gustaría recibir?
Un año sabático para dedicarme a mi familia y a mí misma.
11- ¿Que le dirías a la gente que está pensando en abrir un blog  y que aún no ha dado el paso?
Para mí está siendo una experiencia divertida, gratificante, incluso conmovedora en ocasiones, así que se lo recomiendo a todo el que lo esté pensando.
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Muchas gracias por tanto premio, como véis, aunque tarde en publicar, los apunto para no olvidarme y los agradezco mucho.
Dejo aquí estos cuatro premios para el lector de este blog que los quiera recoger, que seguro que se los merece.


jueves, 14 de marzo de 2013

Cine

Antes de meterme (más bien de “ser metida”, en pasiva, que yo proactivamente no elijo esto ni trastornada) en este fregao de mujer trabajadora, enfermera y madre, fui a ver algunas películas interesantes.

El lado bueno de las cosas
DIRECTOR: David O. Russell.GUIÓN David O. Russell (Libro: Matthew Quick)
Oscar: mejor actriz (Jennifer Lawrence). 8 nominaciones, incluyendo mejor película

Me lo pasé genial viendo la película, es muy entretenida. Todos los actores están tremendos, el óscar se lo llevó Jennifer Lawrence, pero realmente todos están muy bien, y para mi gusto, se salen los padres del protagonista (Robert De Niro y Jacki Weaver).
Es una comedia romántica, pero con una historia original, que es lo que la diferencia  - junto con la estupenda interpretación de los actores - de otros bodrios del género, que son más de ver en casa un viernes noche que estás de bajón.

Las ventajas de ser un marginado


Esta película la fui a ver animada por esta entrada de Ro. Mis conclusiones son muy parecidas a las que ella contaba en su entrada. Suscribo el comentario sobre la traducción del título, arggg, ¿cómo se permiten esas licencias algunos traductores?. El título original es: The Perks of Being a Wallflower. Me encanta. Es precioso, con doble sentido y muy apropiado para la historia. Pero la traducción en español es de espanto. Si no llego a leer la crítica de Ro no voy a ver esa película, porque solo el título ya me habría hecho correr en dirección contraria.
Me encanta el trabajo del actor Ezra Miller

Este chico tiene algo en su aspecto, en su forma de actuar, y de mirar sobre esos pómulos altivos, que no sabría decir exactamente qué es, pero es algo.
En cualquier caso, la película me gustó, pero esperaba más. Es lo que pasa cuando vas con expectativas ya creadas. Además, tiene un punto, que no puedo contar, porque realmente subyace en la historia todo el tiempo y no se destripa hasta el final, que para mi gusto sobra. No se necesitaba llegar tan lejos para justificar la personalidad del personaje, y me repugna tanto, que me fastidia la historia. Ya me ha pasado con más películas y libros, que en cuanto meten una referencia a ese tema, me revuelven el estómago.

Nada más por hoy, solo contaros que esta sección de cine va a estar bastante muerta durante un tiempo. Por una parte tengo al operado anclado a una cama durante 5 semanas más, y por otra, mi madre emigra al sur de nuevo, así que durante un largo periodo, me quedo sin las sesiones de cine domingueras tras la comida familiar en casa de mis padres… snif.

domingo, 10 de marzo de 2013

Y ahora…

..ya tengo a marido listo para ir pitando por los controles de los aeropuertos. Anda a mitad camino entre robocop y lobezno, con la cantidad de metal que le han metido en el cuerpo, pero voy a empezar por el principio:
El día de la operación ya amanecí hora y media antes de que sonara el despertador, con los nervios de la operación, mientras observaba ojiplática, como el que iba a ser operado roncaba placenteramente. Ya he comentado alguna vez lo distintos que somos, ¿no?, pues eso. La mañana pasó con rabiosa lentitud, y por fin, a la hora acordada nos dirigimos los dos a la clínica. Cuando pusimos el pie en la habitación comentó por primera vez: uy, pues un pelín nervioso sí que estoy.
Un pelín dice el jodío. A esas alturas yo ya había perdido un año de vida de la combustión interna por los nervios, la impaciencia y la ansiedad.
Después de un pequeño incidente (pequeño digo ahora, en el momento me supuso otro año más de vida) porque el marido había interpretado que el ayuno de 6 horas antes de la operación no afectaba al agua. No se por qué se puso a interpretar, porque el papel que le entregaron ponía claramente: no comer ni beber nada 6 horas antes. ¿Había necesidad de interpretar?, yo diría que no.
El caso, con un retraso considerable por el “pequeño incidente” del agua, por fin le bajan a quirófano, la duración prevista de la operación era 2 horas, me dicen que yo espere en la habitación porque si surge “algo”, me llamarían allí. Con ese “algo” y mi portentosa imaginación se me fue otro año más. Y me digo a mí misma, serénate leches, que como esto siga así, va a resultar que tenías que haber muerto ayer, de tanto perder años a disgustos. Total, que me siento, saco mi ebook, y de pronto me miro a la mano, en la que me acaba de poner la alianza de marido, que era la única pieza metálica que llevaba y le dijeron que se quitara. Mal rollo de nuevo, aquí os dejo una muestra, que encima en plan asiática macabra voy y me hago una foto… (lo de asiática por sacar fotos a cosas absurdas y lo de macabra no necesita aclaración)


Las dos primeras horas las pasé mal que tal, leyendo. A partir de ahí se juntaron dos sucesos: 1. aparecieron mis suegros, que llegaban en ese momento de Galicia, y 2. seguían sin dar noticias del operando. La situación fue muy surrealista. Yo miraba el reloj cada cinco minutos aprox. y comentaba cuánto tardan. Mi suegra me decía que era lo normal, que estuviera tranquila, pero en cuanto me despistaba estaba recordando cuando murió su hija y le caían lagrimones. Mi suegro leía el periódico o miraba el móvil, pero a nosotras dos ni caso, es que ni una palabra nos dijo el tío. Una escena que te la cogen los hermanos Cohen, o el mismo Almodóvar, y te sacan una peli entera. Ninguno de los tres estábamos en nuestro papel habitual, mi suegra es fundamentalmente una mujer divertida, cero plañidera, mi suegro es muy sociable y yo no voy por la vida angustiada. Sin embargo no se qué ondas extrañas circulaban por esa habitación que cada uno de nosotros nos posicionamos en las antípodas de nuestra personalidad habitual.

A las tres horas de llevarse a marido, nos avisaron de que ya había terminado la operación, que le habían pasado a reanimación, y que yo me fuera a la sala de espera que irían los médicos a darme el parte. Del parte solo oí datos como de carpintería (sierra, clavos, placa metálica, cuña…), que todo había ido bien, y que ahora tocaban seis semanas de reposo.
Ha estado 3 días ingresado con muchos dolores, pero en el hospital te arrean morfina y listo. Ahora está en casa con los mismos dolores, y sin el paraíso químico.

A mí me van a acabar convalidando un par de asignaturas de enfermería. Le hago las curas, le pongo el hielo, le regaño porque se mueve mucho, le recuerdo cada cuatro horas la toma que le corresponde y muchas otras cosas poco glamurosas todas ellas. Ah, y desde mañana Lunes a trabajar en la oficina de 8 a 3, con lo que todos los cuidados de enfermera, se me van a acumular por la tarde. No sé cómo me las apañaré para simultanear el ducharle y hacerle curas, con asegurarme de que S hace los deberes y no se dedica a pintar brujas y elfos. Van a ser unas tardes-noches grandiosas.

Los niños están con el padre cariñosos a tope. Lo de la operación se ve que también les preocupó un poquillo. No tanto como a la histérica de su madre, que soy yo, y que todos los temas médicos/sanitarios me descomponen sin proporción lógica. Pero algo de tensión han debido de pasar, al no tenernos en casa varios días y ver al padre con los goteros, la pierna inmovilizada, etc. porque le han recibido como a un héroe de guerra. Mi hija le hizo de recibimiento unos dibujos preciosos en dos cartulinas pegadas, con cien mil abalorios que cuelgan, y un texto que dice: “En esta casa tenemos al mejor padre del mundo. Yo no podría vivir sin él porque es mi inspiración y le quiero”.
No me digáis que no es para comérsela a besos.
Incluso en estos momentos complicados, ellos aportan alegría y luz a esta casa.

Hasta aquí, el parte del pre y post operatorio de osteotomía tibial y ligamento cruzado del consorte. Besos y sed felices.

lunes, 4 de marzo de 2013

Sobre mis hijos IX

Estoy bastante nerviosa y preocupada, mañana operan a mi marido, en el trabajo estoy con mucha tensión, y como no podía ser de otra manera, justo en esta semana, se juntan mil cosas del tipo: entrevista en el cole con los profes ¡de los dos!, anda que no ha habido meses para citarnos, pues no, justo ahora tenemos la primera entrevista con los dos tutores...
Así que como terapia voy a recopilar los últimos momentos que me han hecho reír de mis hijos. 
Como ya os conté este año hacen la comunión los dos, al niño le hemos adelantado un curso, y la va a hacer con la hermana. La semana pasada tuvieron lo que en su cole llaman “la fiesta del perdón” que en mi época era la primera confesión, a secas. En ese tema hemos ganado mucho en estos años que diferencian mi confesión de la de ellos, porque yo recuerdo pasar una noche en vela pensando qué pecados podría haber tenido yo que no recordara. Ellos se lo han tomado de forma super-lúdica. Supongo que en el justo medio está la virtud, pero puestos a irse a un extremo, me mola más el de mis hijos. Esta primera confesión consistió en que les daban un corazón de cartulina y cada niño apuntaba en él sus pecados, luego el cura quemaba todos y con esa operación quedaban perdonados. A mí me recuerda más a Harry Potter que a la Iglesia católica, pero vamos, que me parece estupendo que lo hagan así.
El caso es que cuando les fui a recoger, les pregunté qué tal les había ido la fiesta del perdón, y mi hijo S. me contestó tan tranquilo:
-          Bien, pero a mí no me cabían todos los pecados en la cartulina
-          ¿Y a ti L.? – pregunté a mi hija aguantando la risa como podía
-          A mí sí que me cabían, no soy tan pecadora como S.

Otra también relativa a la comunión, es por el tema del atuendo. El chiquillo pretender ir con el disfraz de padre que le compramos en un chino, para la obra de teatro de fin de curso pasado. Un traje de chaqueta bien brillante, calidad nula pero que a él le parece lo más elegante a este lado del Miño.
-          Mamá, yo a comprarme ropa no voy a ir. Te lo digo ya, que me conoces y sabes que yo no soy ni de probarme ni de comprarme ropa. Sobre todo teniendo el traje de padre en el armario, es que vamos… (cejas para arriba y para abajo, como diciendo hay que estar loco)… a quien se le ocurre…
-          Bueno mamá pues si S. no quiere pues nada, yo sí quiero de todo. Y también tenemos que pensar bien qué peinado me vas a poner, ¿diadema? ¿horquillas?, y los zapatos mamá, que no se te olviden los zapatos que tienen que ser preciosos, eh mamá? (esta es la niña obviamente, sale a mi madre).

Hoy al recogerles del colegio, mi querido hijo S. me ha puesto al corriente de la siguiente situación:
-          Mamá, tengo una noticia buena y una mala. La mala es que hoy no tenía examen de lengua sino de mates (mis queridos lectores habituales ya saben que esto NO es la primera vez que pasa. No sé en qué piensa cuando apunta en la agenda los exámenes).
-          Dime la buena S. antes de que me dé un ataque, que esto ya lo hemos hablado mil veces, que ya no se cómo explicarte que apuntes el examen en el día que corresponde
-          La buena es que a pesar de no haber estudiado mates he sacado un 9. Así que genial, un examen menos que estudiar y encima con buena nota.

Hay que reconocer que esa es buena noticia, aunque he hecho lo que he podido para hacerle entender que no, que tenía que haber estudiado, que el que esta vez haya acabado bien la historia ha sido suerte, y no puede estar en manos de la suerte, sino del esfuerzo.
Ya, yo también me doy la risa a mí misma. El chaval no ha disimulado. Y me ha contestado con un: “ay mamá, qué cosas tienes”, sobre el que no he querido seguir profundizando.

Y nada más por hoy. Mandadnos por favor vuestra energía positiva, oraciones, o lo que sea en lo que creáis, para que la operación salga bien. Es con anestesia general y estoy con una neura en todo lo alto, que no me aguanto…


domingo, 3 de marzo de 2013

Modern Family - Si algo funciona, no lo toques

Antes de entrar de lleno en el tema que va a ocupar esta entrada, unas aclaraciones sobre los últimos párrafos de mi entrada anterior. A ver chicas, que no cunda el pánico. Lo que quería explicar con poco éxito, es que a todo no se llega, es imposible, al menos para mí con días de 24 horas y mis limitaciones personales. Y lo que se cae en mi caso, es el esmero en lo físico. Hablo de “el esmero”, no de que vaya en chándal. Salir a comprar ropa aprovechando el rato de comer, en plan práctico, es como cuando haces la lista de la compra, no es que no compres comida, pero tampoco vas a un delicatesen cada día, ¿no?. Pues a eso me refiero. Cuando voy a por ropa salgo con el tiempo justo, con una lista de lo que necesito, y pin pan pun, remato. Años atrás, con mucho tiempo libre, sobre todo tiempo mental, compraba ropa con ilusión, y cada mañana me conjuntaba con esmero, me pintaba las uñas a juego con los labios, esas cosas. Ahora eso no lo hago. Años atrás no me costaba mantenerme delgada porque llevaba un ritmo de vida físicamente activo, y la comida simplemente era una forma de mantenerme alimentada. Ahora llevo una vida más sedentaria y la comida es un placer. Lo importante es que mi autoestima no se ve ni mejorada ni perjudicada por mi aspecto. No es broma, lo digo en serio. Cuando era mucho más mona de lo que soy ahora, me sentía exactamente igual de segura o insegura. Ya se que a la mayoría de las mujeres les afecta más. Pero a mí no me pasa. Tampoco era consciente de lo mona que era antes. Me arreglaba por diversión, por gusto, pero no por ganar seguridad.
No se si con esto he aclarado o liado más… pero bueno, ¡no se hacerlo mejor!.

Al grano con el tema de esta entrada:
Una de mis series favoritas es Modern Family. Me encantan todos los personajes, me encantan los guiones, y me rio muchísimo con sus imperfecciones tan perfectas. Especialmente me chiflan Manny (Rico Rodriguez) y Mitchell (Jesse Tyler Ferguson).
Manny por ese hombre adulto que lleva dentro de su cuerpo de niño, que me recuerda un poco a mi de pequeña, por esa relación estupenda que tiene con su madre. Por esos enamoramientos antiguos que se agarra el pobre.

Mitchell por la relación que tiene con su pareja Cameron (Eric Stonestreet), al que quiere y respeta con todos sus histrionismos y exageraciones. Lloré de risa cuando él está contándole a la familia que han adoptado una niña y a la vez defendiendo que su pareja no es un dramático, y justo aparece Cameron con la música del rey león trayendo en volandas a Lilly para presentarla a la familia en plan Simba.

La de Jesse Tyler (Mitchell, a la derecha en la imagen), es una actuación muy sutil, pero siempre tiene una cara, un gesto, que refleja exactamente lo que pasa por la mente de su personaje. Me encanta.

Llevo semanas viendo los nuevos capítulos, y notaba algo raro a las dos actrices principales pero no sabía qué. Ayer pusieron el primer capítulo de la primera temporada, y sus caras eran mucho más normales y guapas de lo que son ahora. No es un caso extremo, y sin embargo, yo noto que algo se han hecho que las ha empeorado.
En el caso de Claire (Julie Bowen), que estaba estupenda en los primeros capítulos, ahora está delgadísima, con unos ángulos en la cara que la hace parecer una histérica. Por dios un bocata para esa mujer.

En el caso de Gloria (Sofía Vergara), que es guapísima, el cuerpo sigue teniéndolo de infarto. Un plus de esta mujer son las curvas que tiene tan en su sitio, así que supongo que no la dejarán perder un gramo. Sin embargo en la cara tiene algo raro, no se si es los dientes más blancos, más grandes, ¡yo qué se!, pero algo se ha hecho. ¿Qué necesidad por Dios?.

Y ahora es cuando viene a cuento el título de la entrada:
                                               Si algo funciona, no lo toques.

                               Otra frase que aplica: lo mejor es enemigo de lo bueno.

Si ya eras guapa, tenías buen cuerpo, ¡pa que te metes Manolete!, intentar mejorarlo tiene mucho peligro.
Supongo que tendrán asesores alrededor que las vuelven locas. Pero leches tienes a Meg Ryan, y a muchas más, que si yo estuviera en Hollywood, las tendría de fondo de pantalla del ordenador, con su foto del antes y el después. Para que no me quedara ninguna duda de cómo se puede llegar a liar parda partiendo de una cara monísima.

Por cierto, escribo esta entrada en uno de mis momentos favoritos de la semana: Domingo por la mañana sin planes, mmmm. A las 8:30 tenía a S. metido en mi cama contándome un sueño. Es imposible que todos los sábados por la noche sueñe historias tan elaboradas y chulas, pero siempre le sigo el rollo y hago como que me creo que lo ha soñado esa misma noche. Desayunamos los cuatro juntos y tranquilos. Y ahora estoy metida en la cama con el portátil escribiendo esto, marido leyendo, L. en la bañera (le encanta darse baños largos con las muñecas los domingos por la mañana) y S. jugando en su cuarto.
Felicidad completa.