domingo, 23 de octubre de 2016

Este fin de semana: Un monstruo viene a verme y ovejas por Madrid

Me ha encantado este fin de semana. Ha estado pasado por agua, pero aún así hemos hecho cosas chulas.

1. He ido con los mayores al cine por segundo finde consecutivo, ouuyeahhhh.
Esta vez hemos ido a ver Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona. Una película preciosísima pero de mucho llorar. Ha habido un par de escenas en las que to-do el cine estaba haciendo pucheros.
No he leído el libro pero dicen que es muy fiel y tiene toda la pinta. Una historia delicada, original en su forma de abordarla y con escenas preciosas.

 
Muy recomendable, pero id con pañuelo.
 
 
2. Hemos ido a ver la trashumancia . Ovejas, vacas, pastores con trajes regionales calzados con zuecos y tocando castañuelas, atravesando el centro de la ciudad. Nos encanta y no solemos faltar.
La pequeña ha disfrutado mucho con las ovejitas. Además como llevamos un finde tan lluvioso, había muy poca gente, aunque justo cuando pasaban por Mayor y Sol, que es donde las hemos visto, no llovía y hemos podido estar en primera fila.
 
3. Hemos comido riquísimo, en nuestro comedor que tiene un gran ventanal, viendo llover fuera. Soy poco fan del invierno y la lluvia. Pero esos momentos de estar agustito en casa, calentito y con la lluvia azotando las ventanas, molan.
 
4. La Niña mayor ha tenido un partido de baloncesto y ganaron por 51 puntos. Así que cerraron acta en el segundo cuarto. Subidón para la hermosa adolescente que entrena muchas horas y no siempre consiguen ganar.
 
Fin de semana familiar, tranquilo y gustoso, como a mi me gustan.

viernes, 21 de octubre de 2016

Preocupaciones

Qué difícil se pone todo cuando uno se hace mayor.

No penséis que me acabo de dar cuenta, que hace mucho que entré en la debacle de la edad adulta. Pero una conversación con mis hijos ha puesto el tema encima de la mesa.

No sé exactamente cómo llegamos al tema de las preocupaciones, pero el caso es que el Niño dijo que estaba preocupado.


  • ¿Qué es lo que te preocupa hijo?
  • A ver si lo adivinas. ¡Tú no L.! que me conoces y aciertas a la primera, que lo adivine mamá – sin comentarios sobre que suponga que su hermana le conoce mejor que su madre, jrrrrrr –
  • ¿Suspender alguna?
  • ¡Qué va mamá!, no tienes ni idea. Eso te preocupa a ti

 


Touché. Golpe bajo. Efectivamente estoy yo mucho más preocupada por su rendimiento escolar que él. Me puse las pilas y empecé con una larga enumeración de catástrofes en plan: apocalipsis zombie, la muerte, quedarte sin amigos… Y a todo las redichas respuestas de: NO … NO … para nada … no tienes ni idea.

Finalmente me rendí y un tanto humillada le pregunto a la hermana mayor.
  • Pues estaba claro mamá, que le castigues sin tablet.
  • ¡Exacto!
  • Aparte de hacerme reflexionar sobre el hecho de que abuso mucho del castigo de sin tablet, a la primera de cambio la tengo confiscada para que jueguen o lean o hagan algo lejos del mundo digital; también me ha dado mucha envidia que esa sea su mayor preocupación.

    Yo de pequeña también tenía preocupaciones, pero qué gusto de preocupaciones… quién las pillara ahora. Que me creciera el pelo porque mi madre me llevaba demasiado a la pelu con la excusa de cortar puntas y salía trasquilada cual marine, ese era el gran drama de mi infancia. También le di un poco al drama con el tema de la muerte, y cuando me acostaba me ponía a pensar en el tema desvelándome unos cinco minutos y medio. Y poco más que recuerde.

    Los problemas de ahora son reales, presentes, tienes que abordarlos sí o sí. Trabajar, pagar la hipoteca, hacer frente a los doscientos recibos mensuales, comprar la comida, tener un menú sano para tu prole y ya puestos para ti misma. Reuniones del cole. Revisiones médicas. Educar. Ser buena madre y que me quieran mis hijos. Llegar al equilibrio disciplina y buen rollo. Que no se enfermen. Que no le pase nada a la pequeña cuando está con su cuidadora mientras yo trabajo. La posibilidad de cambiar de casa porque desde que somos familia numerosa se nos queda pequeña pero a la vez se me ponen los pelos como escarpias de pensar en comprar, vender, reformar y arruinarme, todo en uno.

    Y la madre del cordero de mis preocupaciones: tener una buena relación con mi marido. Entiendo perfectamente a las parejas que se separan. Es tremendamente difícil llevar una buena relación de pareja, una buena convivencia y estar de acuerdo como padres. Me parece que es más fácil cada parcela por separado, pero todo junto se monta la marimorena. Es decir, si no convives, es mucho más fácil tener una buena relación de pareja. Estuvimos ocho años de novios y creo que no peleamos nunca. Cuando uno estaba cansado o de mala leche, pues no nos veíamos y listo. También creo que se puede tener una fácil convivencia cuando no se mezclan sentimientos amorosos de por medio. He compartido piso con amigas y las reglas de juego estaban más claras. Pero después de tantos años juntos como llevamos nosotros, y en una vida aperreada de trabajo, cansancio, sueño, recursos limitados y tres hijos… es difícil encontrar momentos de romanticismo y no crisparte por encontrarte los calcetines en la mitad del salón. Hace años no entendía tantas separaciones, y ahora cada día lo entiendo más, y me preocupa. Es mi top one de las preocupaciones. Pero tengo muchísimas más, solo he hecho un pequeño censo de lo que se me ocurre a bote pronto…
     

    domingo, 16 de octubre de 2016

    El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares

    He ido al cine con mis dos hijos mayores a ver El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares  y nos ha re-chiflado a los tres.


    Tiene originalidad, escenas preciosas, momentos repugnantes, estéticas y vestuarios distintos... en definitiva es muy Tim Burton.

    Hay que reconocer que este hombre es un genio del cine. No todo lo que ha hecho me ha gustado, pero siempre me ha provocado algo diferente, siempre despierta sensaciones nuevas.

    En este mundo de sagas y remakes, cada vez valoro más el mérito de hacer algo genuino.





    Me ha parecido una película preciosa, muy recomendable y no apta para niños muy pequeños. En una escena he tenido que mirar hacia otro lado.
    A pesar de durar dos horas, no se me ha hecho larga, he estado enganchada con la historia hasta el final. Y lo primero que me ha dicho mi hija mayor cuando han encendido las luces del cine ha sido: "¿harán segunda parte?, ¡ay, espero que sí!".

    Salir del cine con ganas de ver más de la historia que acabas de terminar es la mejor señal.