miércoles, 14 de septiembre de 2016

Conversaciones de niños vs. manadas adolescentes

Ayer en el parque había tres niñas que habían puesto un tenderete para vender pulseritas y mucho juguete menudo de esos que las madres siempre queremos que tiren pero ellos no tiran ni locos. Estas niñas en un gesto innovador sin parangón decidieron venderlos.

Tenían un folio escrito a mano en el que decía claramente: NO TOCAR.

En eso que se acercan cuatro niñas de la quinta y se lían a tocarlo todo como si no hubiera un mañana. Una de las niñas vendedoras les dice que no se toca y no sé ni cómo acaban en un debate dialéctico que derivó en lo siguiente:
  • Vendedora portavoz: pero a ver niñas, ¿qué años tenéis?
  • Niña1: siete
  • Niña2: seis
  • Niña 3: seis
  • Vendedora portavoz: pues yo tengo siete y medio, así que tengo ocho. Soy la mayor y mando. NO SE TOCA
  • Niña1: pues mi hermano tiene once
  • Vendedora portavoz: ¡y mi prima treinta y uno!
  • Niña2: y mi madre cuarenta y tres
  • Vendedora portavoz ya de muy mala leche: ¡¡y mi abuelo ochenta y aquí mando yo y no se toca!!
    Mirada de admiración de las vendedoras silenciosas. Silencio por parte de las potenciales compradoras. Tensión en el ambiente y final aceptación por parte de las compradoras, que no solo dejaron de tocar sino que además se llevaron una pulsera cada una por 15 céntimos unidad. Un chollo.

    Además de declararme fan incondicional de la portavoz, me pregunto ¿cuándo dejamos de considerar la edad un grado?. A buenas horas si tienes 37 años y medio, te vas a poner ya los 38 para ganar autoridad. Y a buenas horas vas a fardar de tu edad y de la de los que te rodean para imponerte en algo. ¡Hay que ver cómo cambiamos! y casi siempre para mal.

    Me acabo de acordar de una de mis hijos, bastante reciente y relacionada con este tema. En el club al que hemos estado yendo religiosamente cada tarde a la piscina, mi hija mayor tiene una pandilla de amigas con las que se dedica básicamente a recorrerse el club de punta a punta y a bañarse todas juntas cuando una de ellas decide que hay que bañarse. Son como ocho chavalas que vistas de lejos parecen la misma. Todas con el pelo largo, todas en bikinis del mismo estilo, todas con la misma pinta y haciendo las mismas cosas. Me horroriza. Yo nunca fui mucho de grandes grupos, tenía amigas, claro está, pero eso de una pandilla enorme uniformada me da bastante grima. A mi hija la mayor por lo visto le pirra.

    El caso es que pasa bastante de nosotros porque se vuelve loca por estar con la manada de mamíferas adolescentes apatrullando el club… Uno de los días le comenté al Niño que me gustaba mucho más la pandilla que tenía en el sur. Ya os conté que en la urba a la que vamos cada verano tienen un grupo de amigos, pero de los que a mí me gustan: dispar en edades y aspectos, hay chicos y chicas, y son de jugar al pádel, a poli y ladrón, a tirarse agua, a las cartas, a lo que sea, pero juegan. No caminan sin sentido de allí para allá en un intento de ver y dejarse ver bastante cutre.

    El Niño me contestó que lo que pasa es que ella en el grupo de amigos del verano está normal, porque es una más. Pero que "en este grupo ella es como la campesina, por decirlo así, porque todas pasan a cuarto de la ESO menos ella que pasa a segundo, entonces es la que menos vale del grupo y por eso se vuelve loca por estar con ellas".
     
    Entiendo lo que el Niño quiere decir, pero …¡no tiene sentido!. No deja de ser otro caso más de valoración de los que tienen más años que tú pero al tratarse de adolescentes todo es menos gracioso que con las pequeñas vendedoras de pulseras.
     

    16 comentarios:

    1. Yo tampoco he sido nunca de pandilla grande, y eso de vestirme igual que el resto de mis amigas siempre me horrorizó pero es muy común en los adolescentes eso de "camuflarse entre la masa". Supongo que piensan que si visten y hacen lo mismo que el resto, nadie va a poder reírse de ellos. Esa ansia por encajar es algo muy habitual. Ya se le pasará. El Niño no tiene pinta de que le vaya a pasar eso. Jajajaja.

      En los niños pequeños es muy gracioso. Sobre todo porque a veces no tienen claro ni el concepto numérico. Recuerdo que en parvulitos le dije a una que yo tenía 4 años y medio y me dijo "pues entonces yo soy mayor que tú porque los tengo enteros". Jajajaja. No puedo creer que me acuerde de esa chorrada...

      Besotes!!!

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      1. ¡Me encanta lo de los años enteros ganando a los medios!, qué grande. Y que tú lo recuerdes también es un puntazo.

        Yo también creo que el Niño no va a ir por el rollo masa uniforme.

        Un beso

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    2. ¡Tiene todo el sentido del mundo! Que sea cutre, por decirlo así, es otra cosa :D En unos años se van a reír juntas (tú y ella) de esto. Creo que es muy lista como para que le dure más que unos añitos; porque se ven graciosas a los doce, trece, catorce; sin pretender que mi juicio sea más que una opinión soltada sin cuidado, creo que se ven tontas a los dieciséis, diecisiete, dieciocho. Por lo pronto, no hay sino confirmaciones de que tu hijo es un sabio :)
      A mí me daban miedo esas manadas de niñas y más las manadas de adolescentes. Les huía. Fui muy feliz de crecer para estar fuera de ese mundito.
      [El papá de mi hija solía decirme -en broma- que él mandaba porque era el mayor. De alguna manera, así era, porque como yo lo conocí a los catorce, se instaló entre nosotros una dinámica en la que yo era una niña y él un hombre (seis años mayor).]

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      1. Leyéndote me das esperanzas de que lo de la Niña sea algo temporal. No lo había pensado, pero es verdad que tiene su gracia en las de primera adolescencia y resulta penoso en las que no lo superan.
        A mi nunca me gustaron ese tipo de pandillas, no me daban miedo, pero no me gustaban. Siempre tuve amigas diferentes a mi, y me gustaba que fuéramos diferentes, vistiéramos diferente y pensáramos diferente (valga la redundancia).
        Un beso Silvia

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    3. No soporto los "rebaños", todas iguales, todas despeinadas igual, con el mismo pantalón corto y la misma pose de perdonavidas. No recuerdo haber sido nunca así, aunque quizás mi madre opine de otro modo.
      Pero mantener la originalidad sale caro, quizás sea más acertado y mucho menos cansado ser un borrego más del rebaño.
      Besos
      Lou

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    4. Recuerdo una vez en el patio del colegio que un niño estaba jugando en el arenero y una amiga y yo llegamos y le dijimos "oye, déjanos sitio, que somos de segundo". Segundo de EGB, o sea, 6 años o así. Mayorcísimas, ojo. En esa edad parece que ser mayor mola mucho. No sé en qué punto empiezas a querer ser cada vez más joven. Vaya memos que somos los humanos para algunas cosas.
      Yo nunca he sido muy pandillera ni muy de ir todas igual a pelar la pava de aquí para allá para hacerse ver, pero es normal, casi todos los adolescentes lo hacen y es una forma como otra cualquiera de reforzar su autoestima, crear lazos con el grupo de iguales y sentirse parte de algo. No te preocupes, en un par de años o tres cambiarán las tornas y querrá ser la más diferente de todas las otras diferentes, jajajaja (Bienvenida a la adolescencia 2.0)
      Un beso!

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    5. Creo que voy a empezar a darle importancia a la edad... por la cuenta que me trae.
      Besos.

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    6. Yo tampoco he sido nunca de rebaños, siempre he ido a la mía.
      Pero la conversación de las niñas me parece genial, sobre todo la que pone orden, ole sus ovarios, me parece una niña muy lista y madura para su edad.
      Besos

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    7. De pequeña te pones años y luego te los quitas. Un beso.

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    8. A los 6 años, mi hija cambió de colegio. Y la pobre, que lo que quería era jugar, vino durante una temporada larga diciendo que es que sus nuevas amigas no jugaban (según le oí a una madre, como habían pasado a Primaria habían decidido que lo que tocaba era pasear de un lado a otro del patio 0_0).
      En cuanto a tu hija mayor, creo que el niño te lo ha dicho todo. Depende de quién se rodeen, si son diferentes pues entre todos se aceptan y ya está. Pero si está con unas cuantas que son todas iguales, y a ella le gustan pero son mayores, todos sus intentos serán porque la acepten. No te preocupes, antes de que te des cuenta será ella la mayor y no necesitará la aprobación de nadie ;)

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    9. ayyy la aadolescencia, la que te espera querida... menos mal que tienes a la peque para abstraerte ... En la puerta del colegio cuando iba a buscar a Peque no era capaz de reconocerla, todas de uniforme y el pelo mismo largo, mismas ondas (propias o fruto de secadores o vete tú a saber qué), mismo color, me hacía sentir malamadrísima elevado a la enésima potencia!!! NO ERA CAPAZ DE DISTINGUIR A MI PROPIA HIJA, claro que se me pasó cuando ví que no era la única madre a la que le pasaba eso, lo tenían mejor las mamás de las rubias, porque había menos jejejeje
      Besines

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    10. Yo tampoco he sido de pandillas de ese tipo, más bien de grupitos pequeños, y ya al final del instituto se amplió algo más (y sigue siendo mi grupo de amigos). Pero me parece comprensible, es esa necesidad adolescente de pertenecer a algo, de buscar identificarte... Tu hija es una chica lista, y a la que madure lo suficiente para no necesitar formar parte de la masa buscará su sitio con los que le molen de verdad. :)
      Muas!

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    11. A mi me destaca mucho la reflexión que hace tu hijo y como siendo un niño puede darse cuenta de esas cosas...
      La parte buena de todo esto es que pasaran los años y tu hija se reirá de toda esta época tan chunga que es la adolescencia.
      Paciencia, mientras tanto!! Un besote!

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    12. Muero on la niña vendedora y con tu peque llamando campesina a la hermana.

      Son etapas, que pasan como todo.

      Besos, flor

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    13. la vendedora portavoz es una crack!

      la Niña tiene que pasar por lo que tiene que pasar, tiene que probar ser igual para darse cuenta de lo que la hace diferente y reafirmarse en ello ;)

      el Niño, nada que decir, lo tiene clarísimo xD

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    14. Gracias a todos por los comentarios.
      Un beso

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