La pelos

Fruto de una reflexión profunda, he llegado a la conclusión de que mi relación con el pelo, ha sido complicada desde siempre. Como veis, aquí estoy pensando en cosas importantes.
Empecemos por el principio: cuando era pequeña, mi madre me llevaba siempre con el pelo corto, y para mi aquello era un suplicio. Ahora veo las fotos, y me veo monísima, porque era un corte “estiloso” como decía mi madre, no era un simple rapao a lo niño. Pero yo en ese momento lo vivía como una fatalidad del destino, y rezaba para que durante la noche me creciera tanto el pelo que me sirviera de manta con la que taparme, y mi madre al ver el milagro obrado, no tuviera valor para cortármelo. No hay pozo de los deseos por el que haya pasado que no tenga una monedita mía con el siguiente deseo: por favor por favor, tener el pelo largo por la cintura y liso como las chinas. Obviamente no hubo milagro ni Cristo que lo fundó, y seguí con el pelo corto (muy moderno para el año 2012, un suplicio para los años 80), hasta los 14 años ¡!!!!, en los que mi madre tuvo a bien que hiciera con mi cabellera lo que me diera la real gana.
Entonces estuve años dejándomelo crecer a lo loco, pero tenía tal mata de pelo que casi le doy la razón a mi madre por todos los años previos de “greñas-no”.  El caso es que hacia los 20 años me lo dejé en una melenita por los hombros, cómoda, pero a la vez femenina. Parecía que por fin había encontrado el estado perfecto para mis pelambreras, y podía dejar de pensar en el maldito tema de los pelos, pero NO!, porque a eso de los 22 se me empezó a caer el pelo a mansalva. Durante los primeros meses lo agradecía porque tardaba menos en secarme el pelo y se peinaba más fácil. Pero la cosa siguió, y cuando vi que mi futuro era acabar como Paco de Lucía, me asusté, así que otra vez a sufrir por el pelo. Que si pastillas que te tienes que tomar diariamente, y que olvidaba tomar un día de cada dos. Que si ampollas para el pelo que da una pereza echártelas de la leche porque te lo dejan como sucio. A día de hoy estoy resignada a ser una malos pelos. No llegó el tema a la calvicie pero es cierto que tengo poco, aunque disparatado y rizado, que casi mejor, para dar un poco de volumen.
Pero bueno, a lo que voy, es que mi hija tiene un pelo divino de la muerte, con volumen pero manejable: se lo cepillas y queda liso, se lo dejas húmedo y se la ondula. Hasta el color lo tiene bonito la jodía, porque es un castaño claro que coge mechas rubias con el sol. ¡¡Una maravilla!! Un sueño para una madre malos pelos como yo, vaya. Y para resarcirme la dejo llevarlo como quiera, ease, largo. Y ahora sí que sí, que por fin llego al meollo de la cuestión: la niña tiene piojos!!!!!!!!!!! Me pica todo!!! No puedo con la vida!!!! Que asco por dios!!!!!!!!!!!!!!!!! Y aquí estoy sumida en un: mañana mismo me la llevo a la pelu a que la apliquen el “corte estiloso” (ya sabéis a qué me refiero). Y por otra parte, pobre niña, con lo guapa que esta con su melena …
La vida te enfrenta a grandes dilemas, no trascendentales, pero dilemas al fin y al cabo. ¿Qué hago????