Atrapados en Narnia

El otro día nos fuimos alegres y felices a pasar la tarde en los Jardines del Moro. Un sitio precioso, con patos, pavos reales y como su nombre indica, jardines. El caso es que había muy poca gente y estábamos tan tranquilos, en plan ji ji ja ja trailarí trailará, y cuando decidimos tomar rumbo a casa, vemos las verjas cerradas y pedazo cartel a la derecha indicando que los jardines cierran sus puertas a las 20 horas. Mirada aterrorizada al reloj: 20.09 horas. OH-MY-GOD nos habíamos quedado allí encerrados con toda la fauna animal que tanta gracia me  había hecho ver durante el paseo. Los niños se agarraron cada uno de una mano, en plan, “mola-aventura-tipo-Narnia-en-cualquier-momento-aparece-un-león-que-habla” y a la vez “me-cago-encima-si-tengo-que-dormir-aquí”.  Llamamos al 112 y además unos paseantes muy majos, aparte de descojonarse de la estampa de los cuatro allí agarradicos a las verjas, nos dijeron que iban a bordear el parque porque les sonaba  que había una caseta en la parte de arriba, para avisar de que estábamos encerrados. No sé cuál de las dos cosas dio resultado, pero a los pocos eternos minutos apareció un coche de la guardia civil. El hombre se bajó con cara de ya os vale, y nos dijo que nos subiéramos al coche, que nos sacaba por la puerta de arriba. Durante el camino viendo que tenía acento gallego, mi marido alias el ser más sociable del planeta tierra y también gallego, se puso rápidamente de charla con él, para caerle bien, lo típico … El caso es que casi nos habíamos ganado a nuestro rescatador, cuando de pronto se gira y le dice a mis hijos, “bueno qué? Habéis visto que útil es la guardia civil? Que si no llego a aparecer os quedáis aquí a dormir. Y vosotros qué vais a ser de mayores?”. Esperando un emocionado ¡¡guardia civil por supuesto!!, y en esto que vi como a cámara lenta en plan matrix que empezaba la vocalización de mi hijo, y ya sabía yo que la iba a liar, pero no le pude parar a tiempo, y efectivamente, va el niño y suelta: “Pues yo voy a ser barrendero, que están siempre en la calle de paseo”. O_O. Unos segundos de silencio, y el amable representante de la benemérita se da la vuelta cabeceando para seguir con lo que estaba.

Confirmado que esa noche nuestro querido guardia civil tuvo tema de conversación tipo: “He conocido a la familia más torpe del año, primero se quedan encerrados en los Jardines, y luego el niño, un chaval en una edad en la que puedes soñar con ser cualquier cosa, resulta que lo que quiere ser es barrendero. Lo que te digo, tontos del culo”.

Fijo, como si lo estuviera viendo. Con todos mis respetos a los barrenderos, que hacen un trabajo fundamental no te digo que no, pero leche, ese no es un trabajo vocacional. A los 7 años uno quiere ser astronauta, superman, y si te está rescatando un guardia civil, ¡pues guardia civil!, que tampoco costaba tanto dejarle al hombre contento.

¿Habéis pasado momentos de este tipo tierra trágame?...