La motivación le duró un trimestre. Lleva desde antes de
navidad relajado nivel Buda. Pocas horas de estudio y las que dedica con
encefalograma plano. El otro día estuvo una hora haciendo la ficha de un libro
de lectura en inglés. Cuando la termina, veo de casualidad – porque yo no estoy
nunca pendiente de sus deberes, ni los hago con ellos – que incluía unas
palabras de vocabulario que acababa de copiar. Le pregunto una y me dice que ni
idea.
-
¡Pero si las acabas de copiar en la ficha!
-
Ah, ¿pero además de copiarlas me las tenía que
aprender?
Noooo, claro, se trata de que copies por copiar, pensando en
tus slag terra o bichejos fantásticos similares, claaarooooo.
Ayer trajo las notas y para gran sorpresa por su parte, han
bajado. Eso es otra cosa que no me explico. El siempre piensa que van a ser
buenas notas. Siempre sale de los exámenes diciendo que le ha salido fenomenal.
Así que ayer no daba crédito al ver sus cincos pelaos. “Pues no se cómo ha podido
pasar”, me dice el muy huevón. ¡Pues yo sí! (emoticono de cara enfadada).
Este año, aprovechando que está en casa M cuidando de la
pequeña, vienen a comer a casa. Los primeros meses aprovechaba a hacer los
deberes y a estudiar. Pero hace ya tiempo que ni trae la mochila a casa al
mediodía. Esto me recuerda una conversación entre M y él:
-
M. ¿Sabes qué significa abolir?
-
Ay no, en mi colegio solo nos enseñaban palabras
bonitas
OLE.
La
Niña mayor tiene días con unos repuntes de adolescencia nivel la-meto-interna-en-Suiza.
Sobre todo está insoportable con el padre, con lo bien que se han llevado
siempre. No sé si es por exceso de confianza o porque el padre tiene más
paciencia que el Santo Job, pero a veces le contesta de unas formas, que yo
desde luego no se lo permitía.
La
mayor parte del tiempo sigue siendo muy majetona, pero tiene sus momentos.
Las
notas siguen siendo buenísimas, así que por lo menos por la parte académica no
tenemos que preocuparnos, y no os parezca poco. La Niña sale del cole con cara
de circunstancias y me dice: “Mamá, malas noticias … (unos segundos de silencio
para dar más dramatismo) … he sacado un 8.5”. Si el Niño trae un 8.5
organizamos un viaje a Disney World. Para que os hagáis una idea.