jueves, 20 de diciembre de 2012

El plan navideño





Me gusta la navidad. Pensaba que era un bicho raro porque a partir de una edad casi todo el mundo que me rodea está con la monserga del consumismo, la melancolía, la gente que no está, blablabla. Pero por lo que veo en los blogs que sigo, hay por aquí mucha animosa como yo que se apunta a la movida navideña con todas sus consecuencias: decoración loca y hortera, papeos descontrolados, regalos y mucho espíritu navideño fun fun fun.

A mi ya me gustaba la navidad antes de tener a mis hijos, así que lo de los niños no es el motivo, pero sí es cierto que ayuda. Las cartas de reyes de mis hijos, todas decoradas con todo lujo de detalle, son emocionantes. Ya han empezado a tener dudas de fe, así que supongo que en breves esto se nos va al garete, ¡qué pena por Dios!. La carta de mi hija es todo brillantina y dibujos cursis. Y la carta de mi hijo incluye, como siempre, un apartado de un perro vivo, y este año ha incluido otra que me ha emocionado, pone: “comida y juguetes para niños pobres, se los lleváis directamente a ellos”. Es para comérselo. Muy bien intencionado, pero tampoco era plan de que dejaran todo en nuestra casa y luego venga a repartir de casa en casa a los pobres…
 Yo recuerdo como algo trágico el momento en que me enteré de los Reyes eran los padres. Con la fe ciega que yo les tenía. Estábamos mi madre y yo desayunando en la cocina, yo tenía 7 años ( ¡¡¡siete años solo mamá!!!). Mi madre dice que me hizo unas cuantas preguntas estratégicas para saber si yo ya me había enterado de lo de los Reyes y que yo contesté afirmativamente, como si ya lo supiera. Obviamente no sabía de qué hablaba mi madre, pero yo soy muy de seguir la corriente. El caso es que de pronto soltó: “pues ahora que ya lo sabes, tienes que ayudarme a que tu hermano no se entere de que los reyes somos los padres”. Se me atragantó el polvorón. Joder mamá, que solo tenía siete años, y tú sabes que yo era una redicha, y me las daba de listilla, pero en el fondo una inocente… Qué palo fue aquello señores.
En Noche Buena viene la familia que está en Madrid a cenar a nuestra casa. Empezamos cuando los niños eran bebés para no tener que salir a la calle con el frio, y ya ha quedado instaurado. Así que mis padres y hermanos vendrán a cenar con nosotros, nos pondremos las botas, haremos actuaciones, y digo haremos, porque otros años eran solo los niños los que hacían un pequeño show, pero este año han preparado un teatrillo y tenemos todos papel. Además ahora que se ha corrido la voz de que soy una artista bailando el gangnam style, fijo que me toca hacer el bailecito. Me estoy acordando que mi hermano cuando éramos adolescentes bordaba la imitación de Eugenio. Le voy a pedir que este año nos haga una, jajajaja.
Luego el día de navidad vamos a comer a casa de mi madre, siempre hace una ensaladilla rusa que es otra dimensión de ensaladilla rusa; y un pavo relleno al horno. Toda la vida lo mismo, ni un año lo ha modificado. Amen de extras tipo: langostinos, salmón ahumado, pate… Tremendo. Ese día mi padre, ese señor ingeniero y serio, después de la comida se disfraza y nos da un regalo a cada uno. Empezó cuando nacieron mis hijos, que yo recuerde se ha disfrazado: de Papa Noel, de Darth Vader, de la cebra de Madagascar, de Hello kitty, de reno, … ah! y el año pasado de la sirenita!! Ese fue tremendo, qué pena que no pueda poner aquí una foto, porque estaba megacurrado, lo que nos pudimos reír no está escrito, tuve agujetas en la tripa de la risa varios días.
El día 26 nos vamos con la familia de mi marido a Canarias. Antes íbamos a verles a Galicia, pero desde hace unos años, cambiamos la lluvia por el solecito. Lo de celebrar la noche vieja en una terraza sin cargar con abrigos y bufandas, genera adicción.

Así que los próximos días voy a estar muy atareada pasándolo bien, y no creo que publique nada, no me lo tengáis en cuenta. Lo que seguro que hago es leeros, porque soy una yonqui. Todos los días necesito un repasito bloguero. No conseguí desconectar en vacaciones de verano, así que todo apunta a que ahora tampoco.

Besos, y FELIZ NAVIDAD

lunes, 17 de diciembre de 2012

Película y religión


Ayer fui al cine a ver la vida de Pi. Una película preciosa, aunque en mi opinión, con un final desconcertante. Aunque obviamente no es el tema principal, trata la religiosidad y la creencia en Dios. Ese final, con la alusión a lo que según el protagonista es Dios, unido al hecho de que tooodos los domingos por la noche me desvelo (¿se puede ser más petarda?, no lo creo), me tuvo ayer dando vueltas en la cama pensando en mi religiosidad. ¿Soy una persona religiosa?, no se responder a esa pregunta.
Me educaron en la religión católica. Tengo muy buenos recuerdos de mis monjas y del colegio de curas en el que hice BUP y COU. No guardo traumas, ni malos recuerdos, sino todo lo contrario. La religión me resultaba reconfortante, y una motivación para ser mejor persona. Aunque lo cierto es que siempre me costó bastante creer que Dios exista. Desde un plano racional, me parece bastante difícil de creer, así que por comodidad no pensaba en el tema. El recurso de la fe, me parece hacer trampa, sin ofender a los que la tienen. De hecho me resulta envidiable las personas llenas de fe. Pero en mi caso no funciona.
Hace unos años, cuando viví el momento más duro de mi vida, y me llamaron a casa a darme una noticia terrible, mi primera reacción sin pensar fue arrodillarme y ponerme a rezar. Fue algo instintivo. A pesar de que hacía años que no practicaba, en esa situación de desamparo, fue como reaccioné.
Lo que está claro es que todos tenemos un lado espiritual, que la religión está acostumbrada a trabajar desde hace siglos. El mensaje de Jesucristo me parece de total actualidad y vigencia hoy en día (“ama al prójimo como a ti mismo”, con eso ya nos quitábamos muchos problemas…). Otra cosa es que la Iglesia, como institución formada por hombres, y como de hecho pasa en cualquier organización humana, deje mucho que desear y tenga incoherencias e hipocresías. En el nombre de las religiones se ha hecho mucho daño a lo largo de la historia, pero es un problema más de los humanos que han utilizado la religión como instrumento en sus propios intereses. Si no hubiera habido religión, habrían encontrado otro instrumento. Por otra parte es innegable la labor social que hacen congregaciones religiosas, ayudando a los pobres y más necesitados.
A mí me gusta que mis hijos reciban formación religiosa. Si viviéramos en otro país o en otra cultura, también me gustaría que recibieran formación en la religión mayoritaria de ese país. Es cultura, es formación ética, moral y espiritual, de la que lamentablemente la sociedad civil todavía no tiene costumbre en su formación. Como ejemplo: la pérdida de tiempo de la que se quejan todos los padres que prefieren que sus hijos no den religión y van a alternativa. He leído quejas en blogs, oigo a mi cuñada lamentarse de la pérdida de tiempo, etc. En mi opinión se podría estudiar historia de las religiones. Aunque ya os digo que yo estoy contenta de que mis hijos reciban clase de religión católica, y más adelante ya decidirán ellos si quieren ser católicos practicantes o no.
En definitiva, con mis incoherencias y dudas, pero tengo una convivencia tranquila con mi peculiar religiosidad. Si os apetece compartir vuestra visión del asunto, son bienvenidos los comentarios.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

lunes, 10 de diciembre de 2012

la gente está fatal



Conste que yo soy muy fan de mi iphone, con lo cual esta crítica vale el doble. De la misma manera que no veía necesidad de tenerlo, ahora le veo cientos de utilidades y me da mucha vidilla en tantas horas como paso fuera de casa y alejada de familia y amigos.
En cualquier caso me parece que hay gente a la que se le va la pinza. Ya lo venía yo barruntando, pero lo he confirmado definitivamente este sábado. Concretamente en el cine. Estaba yo feliz en ese momento genial en que está empezando la película y de pronto empiezo a ver que se encienden lucecitas por toda la sala, una de ellas a tres puestos a mi izquierda. Anonada confirmo que es gente con el smarphone, que ahora se ilumina en la fila de delante, ahora a la derecha, ahora unas cuantas filas por delante. Sin parar oigan.
Vamos a ver, que al cine va uno a ver una película en pantalla grande y a oscuras, ¡a oscuras! Es fundamental joe. No me creo que tanta gente en la sala este recibiendo un mensaje de vital importancia, o esté ayudando vía guasap a su compañero cirujano que está de guardia y que tiene que realizar una operación cardiovascular, ¿¿¡¡estamos de coña o qué??!!.
Lo dicho, que yo no es que esté en plan abuela zapateta pensando que estas máquinejas son un invento del diablo, que como digo, yo soy fan de la mía, pero como todo hay que saber usarlo, todo tiene su momento y utilidad. Y desde luego estás fatal si no consigues desconectarlo ni durante dos horas, cuando entras voluntariamente a ver una película al cine.
Soy una persona bastante tranquila, pero en este caso, tuve que hacer un auténtico ejercicio zen para conseguir abstraerme de las luciérnagas que de forma intermitente plagaban la sala. Sonar no sonaban, pero casi es más incómodo lo de la lucecita cada vez que recibían un mensaje o qué se yo.
Me planteé llamarle la atención a la chica de tres puestos a la izquierda, que no paró de iluminar la pantalla de su Smartphone en toda la película y que casi me causa un tic en el ojo izquierdo, por esas ráfagas de luz que me soltaba sin previo aviso, pero se juntaron dos factores:
-         Por una parte, cada vez veo a más personas dispuestas a montar un follón por una tontería. Es como si van generando agresividad a base de aguantar al jefe, al político, al banquero… y con cualquier tontería, estalla la trifulca. Este verano presencié varios momentos de glub pero cómo han llegado estos a ese punto que están a un paso de pegarse. Vamos, que vi pocas posibilidades a que la historia se desarrollara de forma educada en plan de: “perdone, ¿le importaría apagar su móvil?” y que ella contestara: “por supuesto, disculpe la molestia”.  ¿Verdad que no es creíble?, esas cosas ya no pasan…
-         Por otra parte, los del problema de enganche al Smartphone eran mayoría, si se alían, la que sale del cine escaldada iba a ser yo.
Total, que me aguanté. Pero ahora lo suelto en el blog y me quedo un pelín más liberada, solo un pelín, ¿eh?.
Por si acaso está aquí alguno de las luciérnagas, que no lo creo, pero por si acaso, ahí va mi mensaje: Si vais al cine, ¡apagad vuestros móviles!. Y si tenéis que ayudar a vuestro compañero cirujano en una operación a corazón abierto,  justo en esas dos horas en las que habéis entrado voluntariamente a ver una película, ¡salid de la sala por Dios!!!.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Mi príncipe cumple años

Igual que hice aquí en agosto cuando mi linda cumplió años, hoy le quiero dedicar la entrada a mi hijo, que cumple 8 años. Yo le sigo llamando mi chiquitín, pero de chiquitín no le queda nada. Está hecho un grandazo, el más alto de su clase, por eso no nos extrañó que en la representación de fin de curso, le tocara el papel de “el padre”. Le sacaba más de una cabeza al compañero que hacía de hijo.
Quien lo iba a decir cuando en la semana 38 rompí aguas en la oficina, y a las pocas horas nacía en el hospital mi hijo, tan pequeñito y con unas piernas largas y delgadas; y mi madre todo el rato dando la matraca: “este niño va a ser siempre muy delgado y va a tener las piernas del abuelo”.
Este verano cuando le veíamos en bañador con ese cuerpo serrano que gasta ahora el colega, que si te diera una patada te tumba, no podía resistirme a decirle a mi madre: “lo tuyo premonitorio, eh madre?, menuda visionaria que estás hecha…”.
El niño nació delgado porque su embarazo no fue como el de la hermana, en el que yo me pude dedicar a conciencia a cuidarme. En su caso, tenía a otro bebé en casa. Cuando nació mi hijo su hermana tenía solo 16 meses, así que cuando a las 3 de la tarde salía del trabajo, me esperaba doble ración en casa, con una pequeñaja que había que sacar al parque, que estaba aprendiendo a andar y que no paraba.
De todas formas, el príncipe nació delgado, pero se agarró al pecho como un desesperado. Solo dormía y comía, y al mes ya lucía un aspecto rollizo que hacía aventurar por dónde iban los tiros con él.
Confieso que cuando estaba embarazada de mi hijo, me daba cierta penilla el pobre, porque pensaba que nunca le iba a poder querer tanto como a la mayor, que al ser la primera había despertado en mí un amor infinito. ¡Ay, que tonterías de madre primeriza!, fue verle la carita y me inundó la misma sensación de amor y protección por mi bebé. El amor se multiplica con los hijos, de una forma difícil de explicar.
Mi hijo fue el bebé más bueno que he conocido. Comía, dormía y siempre tenía una sonrisa preparada. No recuerdo ninguna llantina de esas desconsoladas con las que nos deleitaba su hermana de bebé. Todo le venía bien al canijo. Todos los cambios de alimentación los incorporaba con total facilidad. Aprendió a comer con cubiertos el solito. Yo les sentaba en dos tronas al lado, y la niña comía sola con sus cubiertos, y al niño le iba dando yo, hasta que un día me quitó el tenedor de la mano, y se puso él solo dale que tienes como un señor. Cuando de merienda le daba solo fruta, siendo un cani de un año, se metía el dedo en la boca y me decía: ¡jamón pa aquí!!!!!!!!!!. Por si me quedaba alguna duda de por dónde había que introducirle ese jamón que él echaba en falta después de la fruta.
Durante su primer año de vida, me cogí una excedencia así que estuve en casa con los dos, y fue la mejor decisión de mi vida. Qué bonitos recuerdos tengo de ese periodo. Y en gran parte se deben al bebé tan delicioso que fue mi hijo.
A partir de los 15 meses despertó a la vida gamberra, y ya empezó a liarla parda en cuanto te despistabas. Pintaba las paredes y todos los juguetes los usaba de martillo, por poner un ejemplo.
Los principales rasgos que describen a mi hijo, ahora apunto de cumplir sus 8 años son:
- Es muy cariñoso
- Es madrugador
- Se ríe mucho y tiene una risa contagiosa
- Es muy comilón. Entre sus comidas favoritas: cocido, lentejas, chuletón, cabrales y churros. Todo muy de dieta como veis…
- No le gusta hacer deberes
- No quiere hacerse mayor
- Le gusta mucho ver documentales y todo lo relacionado con animales y naturaleza
- Quiere tener dos perritos, dos gatitos, y un hermanito pequeño.
- No cree en la vida eterna, pero sí en las sirenas, a pies juntillas. Siempre le sorprende que en los documentales de animales marinos no salga ninguna.
- También cree mucho en todo lo que vende la teletienda. Cuando zapeando buscando sus dibujos cae en ese canal, tengo asegurados unos cuantos gritos tipo: ¡¡mamaaaa ven correeee, mira como deja ese líquido las alfombras!!!! correee ven!!!!!!!.
- Le encanta jugar, cantar, bailar y estar de vacaciones.
- No consigo imaginarme cómo será de mayor. Ni físicamente ni de carácter. Ay del día en que desaparezca su micro nariz, sus mofletes besuqueables, su voz de niño y abandone el infantilismo disfrutón que le acompaña….

Tenemos un ritual él y yo, que es el “Strangers in the night”. Cuando se levanta antes de que yo me vaya a trabajar, esto es, casi todos los días, se sube a un sofá, y hacemos un baile agarrado tarareando la canción de Sinatra: strangers in the night, stranging faces, lovers at first sight, larailailarailaraila… Hace que me vaya a trabajar con una sonrisa.

Muchas felicidades hijo mío, te quiero con toda mi alma.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Gracias

Mamá de una monita me ha dado el premio liebster award que ya recibí hace poco, pero me ha hecho mucha ilusión que alguien que me acaba de conocer me premie, así que lo recojo y cumplo la penitencia. Solo me voy a saltar el pasarlo, porque ya lo pasé aquí

Normas:
1 -El que recibe el premio deberá escribir 11 cosas de si mismos (de cualquier tema).
Ahí van once cosas más!! sobre mi:

1.    El tabaco no me genera adicción. Es una suerte que he heredado de mi madre. Ella se ha pasado años fumando dos cigarros al día, uno después de comer y otro después de cenar. Hace unos años dejo hasta a esos dos míseros cigarrillos. Yo fumé bastante en la época universitaria. Vivía en una residencia universitaria donde pasábamos horas fumando y jugando al mus. Y la de noches que he pasado de charla en el cuarto de mi amiga Arancha fumando como cosacas, que llegaba un momento que casi no nos veíamos por el humo. Pero luego llegaban vacaciones y no fumaba ni un piti. Así que cuando dejé la residencia lo dejé, sin ningún esfuerzo, nunca me generó adicción. Lo sé, algunas (Inma…) me estáis odiando. Desde hace mil años fumo alguna vez en bodas o cenas… pero vamos que el último ni lo recuerdo, hace un año a lo mejor. 
2.    Me saqué el carnet de conducir nada más cumplir los 18 años, mi madre me dejó su dos caballos azul y tengo anécdotas para parar un tren con mis dos amigas del alma, Sandra y Cristina, subidas al dosca.
3.   Desde hace ya 9 años (los que tiene mi hija mayor) fantaseo continuamente con ser una feliz mamá a tiempo completo.
4.   Tengo un pelo muy malo. Igual un día decido raparme y llevar peluca, siempre que paso por una tienda de pelucas lo pienso.
5.   Alterno rachas en las que me muerdo las uñas con otras – más cortas – en las que no lo hago y las llevo monísimas pintaditas y todo.
6.   En lo que llevamos de 2012 he leído 19 libros, he empezado a llevar un registro escrito de lo que leo, porque luego se me olvida. Escribo lo que he leído, cuándo y mi valoración del libro.
7.   Soy muy impaciente. Creo que por eso no me gustó mi primer embarazo, se me hizo eterno, a las dos semanas de saber la noticia yo ya estaba lista para ver a mi bebé.
8.   Les estoy escribiendo a mis hijos un relato, que es el diario de una niña sorprendentemente parecida a mi hija y que tiene un hermano sorprendentemente parecido a mi hijo. Narra las cosas que les pasan a ellos pero muy noveladas. Les voy dando entregas de la historia y los dos se parten de risa leyéndolo, porque se reconocen, pero a la vez como lo exagero todo, lo adorno e invento cosas, ven que no son ellos. Están enganchados y a mí me hace una ilusión loca.
9.    Era muy calurosa hasta el embarazo de mi hija, que pasé tanto calor que creo que cortocircuité y desde entonces soy una flor de estufa. Siempre tengo frio.
10.  Siempre me ha gustado mucho dar clase y enseñar lo que sé. Al acabar la carrera me salió pronto trabajo en una consultora, y luego las cosas me fueron llevando hasta mi trabajo actual en el que llevo casi 11 años. Pero realmente a mí lo que me gusta es la docencia, así que hace algo más de un año decidí apostar por dar un cambio, hice el máster de educación secundaria para intentar meterme en el mundo de la enseñanza. Por ahora no lo he conseguido, he mandado 320 curriculums y no me ha contestado ni Perry.
11.   Me encanta la navidad.

2 -El que recibe el premio deberá responder las 11 preguntas que les ha enviado quien los ha nominado

Aquí van las 11 preguntas de la mamá de una monita:
1.       ¿A qué eres adicta?
A las cenitas agradables con mi familia, con risas y buena comida
2.       ¿Qué te alegra el día?
Muchas cosas!, desde el café que tomo con mis compañeros del trabajo, el momento en que recojo a los niños del cole, una llamada de una amiga, o leer una entrada graciosa en un blog
3.       Describe un día de tu rutina...
Me levanto a las 7 de la mañana, me siento físicamente fatal por el madrugón y anímicamente como una pringada. Me preparo y me voy a trabajar. En la ofi suelo estar hasta arriba de trabajo. Como rápido y me voy a recoger a los niños del cole. Nos vamos a casa, mientras ellos hacen los deberes, yo leo blogs o hago cosas de la casa. Baños. Cena. Y un rato en el sofá leyendo, viendo una peli, charlando con mi marido, y a dormir!!
4.        ¿Qué es lo que puede sacar lo peor de ti?
Las injusticias y la falta de honestidad.
5.        Describe tus vacaciones ideales...
Todas son ideales para mí. El concepto vacaciones ya me hace feliz
6.       ¿Qué ha cambiado en ti, el tener tu blog?
Creo que no ha cambiado nada en mí, la verdad.
7.        ¿A qué te gustaba jugar cuando niña?
A muchas cosas, pero recuerdo especialmente un juego en el que iba al parque con una amiga imaginaria, mi muñeco bebé, y le contaba que mi hijo no comía nada, y cómo hacía la tortilla…
8.       ¿Qué te gustaría comprarte como un antojo?
Nada en especial, soy muy poco caprichosa
9.       Describe tu menú favorito...
Muchos, hoy podría decir que unos chipirones en su tinta que hace mi madre.
10.   ¿Cuáles son tus principales preocupaciones de la vida?
La principal es que no les pasa nada malo a mis hijos.
11.   ¿Qué es lo que más te gusta que te regalen cuando estás de cumpleaños?
No hay nada en especial. Me gusta poder estar con mis seres queridos, eso es todo.

También tenía un premio de la genial Alter, a la que tenemos actualmente disfrutando en Montevideo. Blogueras a lo loco:
Muchas gracias Alter!!.

Y para terminar otro de Amagic que consiste en una burbujita llena de... (buenos deseos). Yo os la mando a todos los lectores de este blog llena de mucha felicidad, amor y salud.