Sigo de idilio con mi pequeña, así que nada nuevo que contar en ese sentido, todo se resume con: muchas babas de amor. Es el bebé más lindo del mundo y mi objetividad está en su momento más álgido, como veis.
Sin embargo, estoy más quemada que la pipa de un comanche con mis dos varones. El pater por una parte no ayuda como a mi me gustaría (visualizo a mis pocos lectores masculinos huyendo para no volver). No, en serio, de verdad que no es tan difícil lo que pido, pero el hombre no da pie con bola. Conste que lo intenta, no es que esté en plan flojo. En los primeros meses de la maternidad - y por supuesto en el embarazo - el papel más importante es el de la madre que gesta, pare, amamanta y tiene baja maternal. Eso es así, por muy modernos que nos creamos. Pero el padre tiene que ser un pinche en condiciones y no un despistado somnoliento y agotado, que cualquiera diría que es el que ha parido jjjjjrrrrrr.
Por otra parte, mi otro varón, el Niño, ha aprovechado que no estoy encima suya como la teniente O´Neill para flojear en lo escolar. Hace los deberes mal, poco y tarde. Me dice que ya ha terminado todo y que se sabe el examen, para poder venir a hacerle cucamonas a la hermana y luego me trae un miserable 5,25... ¡¡¡5,25 y la tarde antes juraba y perjuraba que no era necesario que le preguntara porque se sabía el examen a la perfección!!!.
Le meto unas charlas terroríficas sobre la responsabilidad, la necesidad de estudiar, y las ventajas de estudiar a diario para que no se le acumule la tarea. Casi le hago odas diarias a la satisfacción del deber cumplido. Ayer mismo, después de una disertación larguísima sobre el tema, termino y me dice: "sí sí mamá, que lo pillo. Pero luego cuando me tengo que poner... se me olvida". Y se queda tan ancho.
La Niña bien. Sigue estudiosa, responsable, con mucho genio, eso sí, pero lo va controlando, y muy feliz con su hermanita. Ella sí que me ayuda bien. Parece mentira que ayude mejor que el padre... y lo digo aunque suene políticamente incorrecto. No se si es casualidad o cuestión de afinidad por género, pero mis dos chicos no están en su mejor momento.
Por mi experiencia con mis dos hijos mayores, a mi marido se le dan mejor cuando ya son mayorcitos y puede jugar e interactuar más con ellos. Habrá que esperar pacientemente ese momento.
Volviendo al lado más amable de mi vida: ¡cómo está mi bebé!. ¡Ay! si yo no fuera tan sosa y me atreviera a poner fotos en el blog... esto ganaría mucho, os lo aseguro.
Es buena, sonríe, duerme mucho, está rellenita y lustrosa, huele a gloria, mmmm. Por cierto, benditos sacaleches eléctricos. Ya se agarra mejor al pecho, pero sigo sacándome y congelo o complemento sus tomas, porque es una floja de cuidado y al pecho come la mitad que si le doy bibe con mi leche. ¡Sacaleches on fire!, tengo dos echando humo, lleno bibesa pares en 8 minutos, a veces me da la sensación de que se me está yendo de las manos...
A pesar del miedo que pasé por los riesgos de un embarazo a los 40 años, ahora está siendo una experiencia tan buena, que he cambiado de opinión sobre la maternidad tardía. Siempre pensé que los hijos había que tenerlos cuanto antes, y lo mantengo, pero además añado, que un hijo tardío deseado es un regalo del cielo. La experiencia y tranquilidad que tengo ahora, no la tenía con mi primera hija de la que me embaracé con 29 años. Mis ideas y prioridades están totalmente claras y el disfrute es muchísimo mayor.
martes, 27 de enero de 2015
jueves, 15 de enero de 2015
Así vamos
Ya hace un mes y ocho días que nació la niña, y se me ha pasado volando. Con lo eterno que se me hizo el embarazo, con ese final que parece que fueron dos años en lugar de dos meses, y ahora que tengo lo bueno, vuela.
La niña es un lujo de bebé, solo deciros que los dos grandazos de sus hermanos me dan más trabajo que ella. Tiene bemoles la cosa, pero es así y si dijera lo contrario mentiría. Entre sus deberes, extraescolares, peleas tontas entre ellos, voces, invitaciones a cumples, etc. dan infinitamente más guerra.
Mientras la cucú linda (me he vuelto ñoña de remate, aviso), es un sol. Come, duerme, hace ajos, me mira fijamente, vuelve a comer y vuelve a dormir. Así pasa sus días, bajo mi deleitada mirada.
Una vez más confirmo que el talante, carácter o cómo quieras llamarlo, se descubre bien prontito. Mi nena pequeña es tranquila, cariñosa, y muy de cagarse en el pañal recién cambiado.
Le gusta el baño, aunque no me quita la mirada ni un segundo, como en plan: "madre, tú tienes claro que esto es seguro, ¿no?".
Le encanta el paseo que nos damos todas las mañanas y todas las tardes.
No le gusta que le ponga toda la ropa de abrigo dentro de casa, se lo tengo que poner en el portal, porque si no se queja.
Le gusta que la tenga en brazos, pero si lleva mucho rato, se queja, la dejo encima de mi cama o en una superficie amplia y eso le encanta porque se puede mover bien, da patadas al aire y agita los brazos.
No tiene cólicos, lo cual es una (otra) gran suerte.
Sin grandes lloros ni gritos, todo de forma muy sutil, pero me hace saber bien claro lo que le gusta y lo que no.
Siempre me ha sorprendido la gente que dice que un bebé no hace nada. Hacen muchas cosas y se comunican a su manera, solo hay que estar pendiente para captar sus señales.
Ya he avisado en el trabajo que me cojo unos meses de excedencia cuando termine la baja maternal, de manera que cuando me incorpore la nena tendrá diez meses.
Entiendo que el poder hacer esto es una gran suerte y es cuestión de podértelo permitir económicamente. Lo que no me vale es lo de no hacerlo porque en el trabajo les vaya a parecer mal. La excedencia por cuidado de hijos durante el primer año es un derecho que tenemos, y yo lo pongo al mismo nivel que la baja maternal. A la empresa no le cuesta un duro y tiene la obligación legal de mantenerte tu puesto de trabajo.
El problema es que durante esos meses no cobras nada, ni sueldo ni prestación de la seguridad social. Pero no puede ser un problema que a tu jefe le parezca mal. Se trata de cambiar la cultura empresarial en ese sentido. Si tu jefe es de ese perfil, el problema ya lo tienes quedándote embarazada, no va a ser mayor por coger unos meses extra. Me he enrollado en este punto, porque es un tema que he comentado con bastantes mujeres, y el otro día hasta en un blog. Lo de "que suerte tienes, yo incluso pudiéndomelo permitir económicamente no puedo porque a mi jefe le parecería mal". ¿¿¿¡¡¡¡ What ???!!!!.
Hay que adaptar la cultura y costumbres a la realidad. Y la realidad de hoy en día es que la mayoría de las mujeres tenemos hijos y trabajamos. No podemos cuidarlos al 100% ni trabajar al 100%, por lo que hay ajustes necesarios en ambos lados, que se tienen que hacer para poder compatibilizar de aquella manera, ambas facetas. Asumiendo que hacer dos cosas a la vez es imposible y que por lo tanto, realizaremos ambas tareas de forma imperfecta, pero es lo que hay. Me gusta ser realista y no creerme patrañas fantasiosas.
Volviendo a mi relato - que se me ha ido un poco la temática - que estoy muy feliz, disfrutando mucho de este regalo de niña. A pesar de que desde que nació no he vuelto a ver series por la noche, ni he tenido mis ratos largos de lectura, y por supuesto, mis copitas de vino tinto están desterradas desde el inicio del embarazo... Son cosas que creedme que no echo de menos. Ya he tenido la experiencia dos veces, de lo rápido que pasa esto. Con la primera sí sufrí por no poder hacer mi vida normal, a la vez que cuidaba del bebé. Ahora se que es algo temporal y que tiempo habrá para Los Soprano, Stephen King y el rioja.
La niña es un lujo de bebé, solo deciros que los dos grandazos de sus hermanos me dan más trabajo que ella. Tiene bemoles la cosa, pero es así y si dijera lo contrario mentiría. Entre sus deberes, extraescolares, peleas tontas entre ellos, voces, invitaciones a cumples, etc. dan infinitamente más guerra.
Mientras la cucú linda (me he vuelto ñoña de remate, aviso), es un sol. Come, duerme, hace ajos, me mira fijamente, vuelve a comer y vuelve a dormir. Así pasa sus días, bajo mi deleitada mirada.
Una vez más confirmo que el talante, carácter o cómo quieras llamarlo, se descubre bien prontito. Mi nena pequeña es tranquila, cariñosa, y muy de cagarse en el pañal recién cambiado.
Le gusta el baño, aunque no me quita la mirada ni un segundo, como en plan: "madre, tú tienes claro que esto es seguro, ¿no?".
Le encanta el paseo que nos damos todas las mañanas y todas las tardes.
No le gusta que le ponga toda la ropa de abrigo dentro de casa, se lo tengo que poner en el portal, porque si no se queja.
Le gusta que la tenga en brazos, pero si lleva mucho rato, se queja, la dejo encima de mi cama o en una superficie amplia y eso le encanta porque se puede mover bien, da patadas al aire y agita los brazos.
No tiene cólicos, lo cual es una (otra) gran suerte.
Sin grandes lloros ni gritos, todo de forma muy sutil, pero me hace saber bien claro lo que le gusta y lo que no.
Siempre me ha sorprendido la gente que dice que un bebé no hace nada. Hacen muchas cosas y se comunican a su manera, solo hay que estar pendiente para captar sus señales.
Ya he avisado en el trabajo que me cojo unos meses de excedencia cuando termine la baja maternal, de manera que cuando me incorpore la nena tendrá diez meses.
Entiendo que el poder hacer esto es una gran suerte y es cuestión de podértelo permitir económicamente. Lo que no me vale es lo de no hacerlo porque en el trabajo les vaya a parecer mal. La excedencia por cuidado de hijos durante el primer año es un derecho que tenemos, y yo lo pongo al mismo nivel que la baja maternal. A la empresa no le cuesta un duro y tiene la obligación legal de mantenerte tu puesto de trabajo.
El problema es que durante esos meses no cobras nada, ni sueldo ni prestación de la seguridad social. Pero no puede ser un problema que a tu jefe le parezca mal. Se trata de cambiar la cultura empresarial en ese sentido. Si tu jefe es de ese perfil, el problema ya lo tienes quedándote embarazada, no va a ser mayor por coger unos meses extra. Me he enrollado en este punto, porque es un tema que he comentado con bastantes mujeres, y el otro día hasta en un blog. Lo de "que suerte tienes, yo incluso pudiéndomelo permitir económicamente no puedo porque a mi jefe le parecería mal". ¿¿¿¡¡¡¡ What ???!!!!.
Hay que adaptar la cultura y costumbres a la realidad. Y la realidad de hoy en día es que la mayoría de las mujeres tenemos hijos y trabajamos. No podemos cuidarlos al 100% ni trabajar al 100%, por lo que hay ajustes necesarios en ambos lados, que se tienen que hacer para poder compatibilizar de aquella manera, ambas facetas. Asumiendo que hacer dos cosas a la vez es imposible y que por lo tanto, realizaremos ambas tareas de forma imperfecta, pero es lo que hay. Me gusta ser realista y no creerme patrañas fantasiosas.
Volviendo a mi relato - que se me ha ido un poco la temática - que estoy muy feliz, disfrutando mucho de este regalo de niña. A pesar de que desde que nació no he vuelto a ver series por la noche, ni he tenido mis ratos largos de lectura, y por supuesto, mis copitas de vino tinto están desterradas desde el inicio del embarazo... Son cosas que creedme que no echo de menos. Ya he tenido la experiencia dos veces, de lo rápido que pasa esto. Con la primera sí sufrí por no poder hacer mi vida normal, a la vez que cuidaba del bebé. Ahora se que es algo temporal y que tiempo habrá para Los Soprano, Stephen King y el rioja.
domingo, 4 de enero de 2015
Cambiando de año
Cuando ya todo el mundo ha hecho su balance del año, ha felicitado y blablaba, llego yo.
Voy retardada pero es que me está costando mucho salir de mi bucle particular (bebé-bebé-bebé). Mi portátil va lento y no tengo paciencia, eso también dificulta mi vuelta bloguera.
Ahora tengo un rato en el que la peque duerme y los mayores están por ahí con el padre, así que voy a hacer mi recuento.
2014 ha sido un buen año, lleno de sorpresas, un año de cambio.
- Empecé el año en canarias, con toda la familia. Playa, sol, paseos y risas. Eso es lo que yo considero un buen comienzo.
- Cambié de grupo de trabajo dentro del nuevo departamento en febrero. Me costó un poco hacerme, pero en poco tiempo estaba adaptada
- En primavera tuve la sorprendente noticia de mi embarazo, que viví con mucho miedo por el comienzo tan raro de esta historia que luego ha terminado muy bien.
- En verano paseé la panza por tierras gallegas y andaluzas.
- En otoño me dieron la baja y pasé las semanas más largas de mi vida. Mucho aburrimiento, lumbalgia, días eternos, muchas pruebas médicas, sustos por subidas de tensión y malos resultados en algunos análisis.
- En otoño también vi muchas series. En general he visto muchas series todo el año: Breaking Bad, True detective, My mad fat diary, Juego de tronos, los Soprano... He visto más series que películas, aunque también he tenido mis escapaditas al cine, de algunas de ellas he dejado rastro en el blog.
- He leído mucho.
- Tuve que hacer muchos cambios en la casa para hacer hueco a la nueva incorporación familiar, su ropa, su cochecito, cuna, etc.
- El 7 de diciembre nació la princesa y desde ese día el tiempo vuela. Cero dolencias de las del final del embarazo, mucha emoción y felicidad.
- Primeras navidades en la que podemos estar los todos juntos tantos días seguidos.
- Terminé el año 2014 tomándome las uvas a las 10 para poder acostarme adaptándome a los horarios de la bebé.
- En este año también he reído mucho, me he enfadado más de lo que me gustaría, he perdido la paciencia, he quedado con amigos de siempre, he conocido gente nueva, he disfrutado con las ocurrencias de mis hijos...
Puedo decir que 2014 ha sido un buen año. ¡2015 no defraudes que tu predecesor ha dejado el listón alto!.
Voy retardada pero es que me está costando mucho salir de mi bucle particular (bebé-bebé-bebé). Mi portátil va lento y no tengo paciencia, eso también dificulta mi vuelta bloguera.
Ahora tengo un rato en el que la peque duerme y los mayores están por ahí con el padre, así que voy a hacer mi recuento.
2014 ha sido un buen año, lleno de sorpresas, un año de cambio.
- Empecé el año en canarias, con toda la familia. Playa, sol, paseos y risas. Eso es lo que yo considero un buen comienzo.
- Cambié de grupo de trabajo dentro del nuevo departamento en febrero. Me costó un poco hacerme, pero en poco tiempo estaba adaptada
- En primavera tuve la sorprendente noticia de mi embarazo, que viví con mucho miedo por el comienzo tan raro de esta historia que luego ha terminado muy bien.
- En verano paseé la panza por tierras gallegas y andaluzas.
- En otoño me dieron la baja y pasé las semanas más largas de mi vida. Mucho aburrimiento, lumbalgia, días eternos, muchas pruebas médicas, sustos por subidas de tensión y malos resultados en algunos análisis.
- En otoño también vi muchas series. En general he visto muchas series todo el año: Breaking Bad, True detective, My mad fat diary, Juego de tronos, los Soprano... He visto más series que películas, aunque también he tenido mis escapaditas al cine, de algunas de ellas he dejado rastro en el blog.
- He leído mucho.
- Tuve que hacer muchos cambios en la casa para hacer hueco a la nueva incorporación familiar, su ropa, su cochecito, cuna, etc.
- El 7 de diciembre nació la princesa y desde ese día el tiempo vuela. Cero dolencias de las del final del embarazo, mucha emoción y felicidad.
- Primeras navidades en la que podemos estar los todos juntos tantos días seguidos.
- Terminé el año 2014 tomándome las uvas a las 10 para poder acostarme adaptándome a los horarios de la bebé.
- En este año también he reído mucho, me he enfadado más de lo que me gustaría, he perdido la paciencia, he quedado con amigos de siempre, he conocido gente nueva, he disfrutado con las ocurrencias de mis hijos...
Puedo decir que 2014 ha sido un buen año. ¡2015 no defraudes que tu predecesor ha dejado el listón alto!.
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