sábado, 18 de junio de 2016

Manías

Últimamente he leído varios post sobre manías y puesto que ando carente de tiempo y de ideas para escribir, voy a copiar la idea, pero en lugar de manías solo mías, voy a escribir las de los niños también.

Mis manías
  • Duermo con un vaso de agua en la mesilla. Pocas veces bebo durante la noche, pero si no tengo el vaso no consigo dormirme. He intentado quitarme la manía en alguna ocasión pero si ya soy mala para conciliar el sueño cuando se dan todos los factores necesarios, no te quiero contar si falla la más mínima cosa.
  • Duermo con tapones. Sí, soy una plastufa mayor para dormir. Creo que es una de mis mayores lacras, la fragilidad de mi sueño unido al hecho de que necesito bastantes horas. Si al menos fuera de esas personas que necesita cinco horas, pues ni tan mal. Pero no, necesito dormir y sin embargo me cuesta hacerlo con calidad.
  • No me gusta nada el tacto de la crema, así que el cuerpo solo me lo encremo un día a la semana y a veces ni eso. En la cara sí me pongo crema diariamente aunque con una capa muy finita. Pero en el cuerpo necesito tener tiempo para que se absorba antes de vestirme, eso es algo que normalmente solo se produce los domingos. Sin embargo tengo buena piel, o eso dice mi madre, que es de las que se echa una tonelada diaria y aún así la tiene seca.
  • No soporto llevar el pelo suelto ni que me roce la cara. Nunca llevo flequillo por ese motivo, soy de melena corta con diadema muy fina, del color de mi pelo para que casi ni se vea, pero que me mantenga las melenas alejadas de la cara. Cuando veo la gente con flequillos que llegan casi a los ojos, o con el pelo muy encima de la cara, me pongo hasta nerviosa.
  • Duermo con calcetines, invierno y verano. Lo he separado de los dos primeros para no parecer una neurótica… pero sí… otra manía relacionada con el momento de irse a dormir.
  • No me gustan los perfumes, ni llevarlos yo ni olerlos a los demás. Me parce que ocupan demasiado espacio en los sentidos, no me dejan respirar bien ni captar los sabores de la comida… Y en definitiva, que no me gustan. Yo uso muy suave tipo colonia de baño y el mismo desde hace años.
  • Soy muy fan del Excel y su uso como hoja de cálculo lo veo lógico, pero en mi caso también lo uso para hacer listas. No me vale un papel normal, apunto la lista de lo que tengo que llevar en la  maleta, la lista de la compra, la de tareas pendientes... ¡en Excel!, no tiene ningún sentido, así que ¡otra manía!.
La Niña
  • Se encrema siempre los pies antes de irse a la cama. Pero es una manía justificada porque tiene los pies y las manos siempre secos. Es algo que me sorprende porque yo tengo una piel siempre hidratada y ella desde canija tiende a la sequedad.
 
Y ya está. Por más que he pensado no he encontrado más manías de la Niña. Es increíble, pero creo que no tiene ninguna, es demasiado racional para tener manías. Tiene gustos, como que prefiere la leche fría para los cereales, pero si un día no lo está tampoco le importa. Y tiene peculiaridades como que es sonámbula y a veces nos aparece en mitad de la noche a soltarnos cualquier incongruencia como que quiere lentejas. Pero manías como tales, mi princesa mayor no tiene
 
El Niño
  • Sus principales manías vienen con el tema ropa y calzado. Todo tiene que ser muy suave, muy amplio y cómodo. Es fan del algodón y de las tallas extra loose.
  • Se despelota para cagar. Así de fuerte amigos. Sea invierno o verano, él se quita toda la ropa. Con razón solo lo hace en casa, claro.
  • Tiene un montón de muñecos pequeñajos, de estos que son de plástico del tamaño de un dedo, con formas como de monstruitos (slag terra, los basurillas, etc.). Y los tiene que tener en fila en una balda al lado de su cama. Parece que están así de forma casual, pero no, él nota si los cambiamos o movemos para limpiar, y antes de dormirse los coloca de nuevo como tienen que estar.
  • Su cuarto es pequeño y abigarrado de cosas, pero a él le gusta así y no quiere que se lo cambiemos. Cuando nos oye hablar de cambiar de casa le da un jamacuco, y eso que el que más saldría ganando con un cambio a una casa mayor sería él. Sin embargo su cuarto le parece lo mejor del mundo, tal y como es.
  • Le cuesta muchísimo tirar o desprenderse de sus cosas. Cuando digo que le cuesta me refiero a que casi llora cuando le tiro unos calzones agujereados y cuando era más pequeño me decía que los guardase para sus hijos… Si por él fuera, toda la ropa y juguetes que han pasado por su vida, los habría guardado. Y también los muebles, hace un par de años cambiamos el sofá del salón y se despidió llorando abrazado al sofá. También quería que se lo guardáramos para cuando él tuviera su propia casa. Vamos, que necesitaríamos un almacén tamaño IKEA para guardar todo lo que él querría.
  • Le gusta tomarse algo de sabor fuerte antes de irse a la cama. Tendría unos seis años cuando nos dijo que uno de sus mayores sueños sería irse a la cama con un trozo de queso de cabrales deshaciéndose en su boca. Im-presionante.
 
La pequeña
  • Tiene que tomar el biberón de la cena antes que el sólido. Esto es algo que nunca me habría planteado en este orden. A los mayores siempre les di primero la cena sólida (arroz o fideos, etc.) y luego el biberón, con el que, de hecho, se solían quedar dormidos. Pues esta canija nos pide que sea al revés. Cuando le doy primero el sólido ya no quiere tomar el bibe después. Y sale de la bañera siempre pidiendo bibi, así que hemos cambiado la rutina para hacerlo como le gusta.
  • Le gusta dormirse tocando un fular mío. Es uno precioso que antes me ponía mucho pero que últimamente solo se utiliza para sus sueños y ya está siempre en su cuna como si es una sabanita más.
  • No se termina las galletas ni el pan que le demos, siempre del último trozo deja un poco.
  • Sus canciones favoritas tiene que oírlas un mínimo de tres veces seguidas. En cuanto está terminando ya empieza con el: ¡mah, mah!. Para que se la pongamos otra vez.
  • El agua se lo estamos empezando a dar ya en vaso, en lugar de en bibe, y antes de beber agua, mete el dedo en el vaso. No falla, siempre lo hace así, le encanta tocar el agua primero.
 
Y hasta aquí hemos llegado, seguro que si pienso más, saldrán más manías, pero del tirón estas son las que salen. ¡Besos para todos y feliz fin de semana!

martes, 7 de junio de 2016

Muy cansada

Os cuento que estoy cansada de pelotas. Mi biorritmo se quedó atrapado en los años escolares y a estas alturas del curso necesito el parón veraniego. Entre la primavera con su correspondiente alergia al polen, los cambios de temperatura, que en Madrid pasamos del frio de Invernalia al calor del Sáhara en cero coma, el cansancio acumulado y la perspectiva de vacaciones…. estoy que no me hallo.

El caso es que mi biorritmo sigue anclado en 1990, pero yo ni soy estudiante ni soy profesora, así que en verano tendré 3 semanas de vacaciones y me doy con un canto en los dientes. Todavía no han empezado y ya me saben a poco. Me da como ansiedad que se me gasten demasiado rápido, porque mi cuerpo serrano y yo, necesitamos una unidad mínima de dos meses de vacaciones. Ay omá qué dura es la vida.

Además del cansancio propio de esta época del año, se unen unas circunstancias poco favorecedoras:

- Sigo con la rehabilitación del hombro. Voy todas las tardes de 7 a 8 a un conocido hospital público madrileño a que un fisio muy majete movilice mi hombro en direcciones imposibles para mi maltrecha articulación. Estoy muy contenta con el servicio y los profesionales, porque después de meses de tratamiento, por fin allí he dado con un traumatólogo que me ha explicado en condiciones la capsulitis adhesiva también conocida como hombro congelado. Entre las sesiones por privado y las de la seguridad social ya llevo la friolera de 46 sesiones y tres infiltraciones. He mejorado pero todavía queda mucho por delante.

- Toda esta semana tengo al marido de viaje en El Salvador. Llevamos la organización familiar-doméstica tan justa, que cuando falta uno de los dos se nota mucho. Esta semana estoy necesitando que venga por las tardes la persona que nos ayuda en casa, para poderme ir yo a fisioterapia, por ejemplo. El hombro me está saliendo carísimo en tiempo y en dinero gastado directa o indirectamente en él.

- La pequeña de la casa, a sus dieciocho meses que cumple hoy, está infatigable, creo que ahora es la época más cansada desde que nació. Yo estaba mentalmente preparada para que sus primeros meses de vida fueran duros. Entre la lactancia materna y el dormir poco, recordaba esa época con los dos mayores mucho más dura de lo que ha resultado con ésta pequeña. En realidad todo su primer año me ha resultado muy fácil. Ha sido al volver a trabajar y especialmente en los últimos meses, cuando estoy más cansada. Ahora ya no camina, corre, como vaca sin cencerro y sin rumbo fijo. No para. Duerme menos que antes y cada día trasnocha más. Un caos. Los hermanos mayores se acuestan a las nueve de la noche, y ella antes de las diez rara vez plancha oreja. Durante la noche tiene varios microdespertares y algún día directamente se desvela un rato. Por ejemplo anoche: estuvo conmigo en el salón hasta las diez y media, con una juerga como si fueran las doce del mediodía. Y luego a las tres de la mañana me la encuentro de pie en la cuna llamándome a grito pelao y con una actitud de estar ya completamente descansada. Una hora de reloj con ella en mi cama hasta que la moza consiguió dormirse de nuevo. Claro que luego ha dormido hasta las diez de la mañana mientras la menda estaba a las ocho ya currando en la oficina. En el tema del sueño nocturno parece que hayamos ido para atrás, porque de recién nacida casi dormía la noche del tirón y ahora mira qué plan tenemos. De todas formas es tan mona que se la perdona todo. Ahora está divertidísima, intenta repetir todo lo que decimos nosotros, con esa lengua de trapo que tiene. La hermana mayor le ha enseñado a decir a modo pastor payés: ¡choootoooo!. La historia viene porque una amiga de mi suegra contó que mi marido de pequeño en cuanto le llevaban al campo y veía un animal, el que fuera, gritaba: ¡choootooo!. Y ahora es la nena la que va por toda la casa como si tuviéramos una ganadería en el pasillo. Los hermanos también le han enseñado a decir pedete, y lo suelta cada vez que ve el ánimo un poco bajo, porque ya ha visto que con que grite un par de veces PEDETE, especialmente si hay público desconocido delante del tipo: haciendo la cola para pagar en el súper, se producen grandes risas.

La verdad es que es una monada de niña, simpática y cariñosa, pero agotadora también, las cosas como son.

En definitiva, que yo lo que necesito es que me toque el euromillón y no tener que madrugar. Creo que con eso se me arreglaría todo, hasta el hombro…