viernes, 25 de abril de 2014

Mi madre al teléfono

Acabo de pasar 63 minutos hablando por teléfono con mi madre. ¡¡¡63!!!. Sudores fríos.
Se fue hace un mes de jubilada a la costa, y siempre le pasa igual. Allí está en la gloria, pero nos echa de menos, y en cuanto ve que tengo un rato, me somete a un tercer grado que no me deja afónica de milagro.

Primero interroga detalladamente sobre los nietos. No le vale un genérico del tipo: "están muy bien". No. Eso para ella es casi insultante. Quiere detalles de cualquier tontería desgranados hasta no poder estirar más el tema. Por poner un ejemplo:
- bueno y mi nieto en galicia qué tal?
- pero si ya te he contado todo lo que hemos hecho!!
- ya, pero dime alguna cosa de estas suyas que haya dicho - yo me estrujo la cabeza y recuerdo la anecdotilla del día que le dijo a mi madre que de segundo idioma en la ESO elegiría gallego -
- ¿te acuerdas de lo de elegir el gallego como segundo idioma cuando se mayor?, pues se ha pasado todas las vacaciones insistiendo en lo acertado de su decisión, porque él total a Alemania no tiene pensado ir nunca, pero a galicia todos los veranos y que lo va a usar muchísimo
- jajajajajaja, qué grande es mi nieto
- sí sí, verás tú, que ahora tiene 9 años pero el tiempo vuela y menudo chafe cuando llegue a la ESO y vea que en la comunidad de Madrid el gallego no es un idioma optativo. A un tris estuve de quitarle la ilusión ya.
- jajajajajaaja, no seas mala y no le digas nada. Ay mi nieto... Y mi nieta? cuéntame algo de mi nieta.

Y así con un montón de anécdotas más, qué dijeron, cuándo lo dijeron, qué hicieron, qué ropa llevaba su nieta cuando ocurrió no se qué... Ella quiere los detalles porque creo que lo recrea mentalmente como si hubiera estado. Mi madre jamás lo confesaría, pero creo que para ella ser abuela es lo mejor que la ha pasado, mejor que ser madre.

Ahora está ilusionadísima con lo mío. Y mira que yo no quiero ni hablarlo, estoy en modo pánico, esperando lo peor y prefiero que nadie se ilusione. Pero ella venga a sacar el tema y a decirme cosas del tipo: "tú ahora hija a cuidarte mucho, eh?, pero mucho, me oyes?, tú lo primero, piensa que importante de verdad son dos cosas en la vida, así que no intentes abarcarlo todo, eh?". Qué mujer.

También me ha contado que mi padre se ha apuntado a unas clases de alemán, que financia el ayuntamiento para jóvenes. Te cagas. Con 67 palos, ahí ha ido él a ocupar una plaza que un joven dejó libre. Que también es una pena, que financien clases para jóvenes y no se cubran las plazas, no me digáis. El caso es que parece ser que está encantado. El ya me ha contado su versión de las clases. Y detrás me la ha contado mi madre, con tanto detalle que parece que ella estaba allí.

Y poco más. Ahora lo pienso y no se cómo podemos llenar tantas horas de conversación de teléfono, porque aparte de recrear anécdotas de los nietos y las clases de alemán, no ha habido nada más...


lunes, 21 de abril de 2014

He vuelto

Diez días como diez soles de buena vida y de pronto se terminan. Así, sin más.

Vacaciones. Dormir hasta que no tienes sueño, vivir sin horarios ni obligaciones, comer más de la cuenta, pasear, coger conchas, días de sol y playa seguidos de días de lluvia y paraguas, paisajes verdes gallegos... Una vez más confirmar que la naturaleza no tiene nada de bucólico con sus garrapatas y abejas que enjambran en el tejado de la casa de los suegros. Y sin embargo me encantan estos días de salvaje naturaleza a la que estoy poco acostumbrada. No se cuantos días tengo que estar expuesta para echar de menos la ciudad, pero se que hasta ahora nunca los he alcanzado. O tengo vacaciones demasiado cortas o convivo con una Heidi en mi interior.

Más cosas: ver jugar a los primos y los amores que se tienen; comidas con largas sobremesas, respirar aire puro, pasar de solazo a nublado en cuestión de diez minutos... Aprovechar una tarde para dejar a los niños con los abuelos y primos, y escaparnos al cine más próximo a 40 km.

Hemos disfrutado todos mucho de estos días, pero en esta ocasión creo que yo he ganado al resto de la familia. Y eso es mucho decir, que somos una familia de disfrutones de nivel, con un ranking que suele encabezar el niño.

Necesitaba muchísimo esta desconexión galega.

Y ahora, descansada y con nueva energía, ¡de vuelta a la jungla urbana!, rutina laboral-doméstica-escolar aquí me tienes...

viernes, 11 de abril de 2014

Vacaciones

Nos vamos toda la semana de vacaciones a Galicia. A mí siempre me viene bien un descanso y un cambio de aires, pero ahora mismo ya es casi una necesidad, más que otra cosa.

Solo quería avisaros de que voy a estar desconectada, al menos de mi blog, los vuestros seguro que en algún ratejo los visito desde el móvil.

Un beso y sed felices

miércoles, 9 de abril de 2014

Giro de 180º

Queridos lectores míos, me da mucho reparo escribir esta entrada. Primero porque podríais pensar que soy una loca, es tan surrealista el tema, que parece ficción. Segundo por si la historia vuelve a dar otro giro de 180 grados, en ese caso, sería mejor vivirlo en la intimidad. Pero el error, si es que hubo alguno, fue escribir esa primera entrada. Ahora ya me siento en la obligación de poneros al corriente.

El miércoles pasado, cuando fui a la consulta de la que salí con una piscina de agua fría encima, me atendió una nueva doctora que no conocía de nada. No es algo que me pareciera mal, ya que estaba yendo casi de urgencia, solo faltaba que encima pudiera elegir del equipo médico a quién prefería. Tras la revisión me dijo frases como: “dado el nivel de desestructuración del saco, lo más probable es que en los próximos días te venga la regla, solo si tienes fiebre o es demasiado abundante, tienes que ir al hospital”… “siento mucho darte esta noticia, porque uno siempre se hace ilusiones aunque no fuera buscado”… “vuelve el miércoles que viene, para ver cómo vas”.

Bien, pues hoy miércoles me persono allí a las 9 de la mañana, y quien pasaba consulta es uno de los que ya conozco de varias ocasiones en los 18 años que llevo con el mismo equipo médico de ginecología. Me hace la ecografía, veo que mira con atención y en silencio, sigue callado, sigue mirando, y cuando ya me iba a dar algo dice: “pues el embarazo ha seguido adelante, se ve vesícula, ha crecido, y los bordes están perfectamente definidos, no desestructurados como apuntó la doctora en tu ficha”. Ante el shock y la avalancha de preguntas, me explica, que lo que ha podido ocurrir es que según la fecha de mi última regla, la semana pasada esperaban ver algo más formado, y lo que pasaba es que estaba solo de poco más de 4 semanas. Ahora al estar de 5 y media, se ve que va todo bien.
Vamos por partes:
- ¿Cómo se puede ser tan irresponsable cuando se trata de temas médicos?. No doy crédito. Cómo no me dijo simplemente que no estaba claro y que tenían que verme en una semana, y no que me metió una charla tipo pésame. Porque yo he estado tan revuelta estos días, tan cansada y tan baja de moral, que no me ha dado por nada raro. Pero imagínate que me cojo un vuelo a las Vegas a mazarme a whiskys para ahogar las penas mientras juego al black jack. Estoy exagerando pero creo que el concepto se entiende. Mi nivel de indignación ha sido tremendo. Así se lo he transmitido al doctor, y aunque él no ha cargado las tintas, se veía que estaba de acuerdo conmigo. Su respuesta: olvida lo de la semana pasada, lo que hay es lo que te estoy contando ahora.

- Por otra parte, llevo una semana mentalizándome de que no era el momento, que estamos bien así, que tener otro hijo ahora era una locura. Mi primer embarazo lo pasé casi completo con 29 años, siempre le he dado importancia a lo de tener hijos joven, y ahora me veo embarazada con 40 años. Varias de mis antiguas compañeras de cole están embarazadas ahora, o han tenido un bebé en el último año, así que ya se que es lo más habitual hoy en día. Pero en mi mente cuadriculada y planificadora, no entraba la posibilidad de incrementar riesgos por mi edad.

- Por último, no me atrevo a volverme a ilusionar, ya que igual la doctora-paquete del primer miércoles no iba tan desencaminada y algo va mal en este embarazo aunque haya prosperado en una semana.

No quiero hacerme ilusiones, voy a intentar dejar que el tiempo me vaya diciendo.
Pero tengo miedo, así que os pido que por favor, me enviéis vuestra energía positiva, oraciones, o lo que sea en lo que creáis, para que todo vaya bien.

martes, 8 de abril de 2014

Ultimas lecturas

Acabo de leer a mi boticaria preferida hablando de sus lecturas, y me ha apetecido comentar de las últimas mías. Hay poco que decir, la verdad, pero así me entretengo un rato. No hablo siempre de los libros que leo, solo algunos, me despiertan las ganas de postear.

En el último mes he leído poco. Echando la vista atrás, ya escribí sobre lo que llamé "Flojera existencial" y que a la luz de los últimos acontecimientos ha resultado ser otra cosa. En fin.
El caso es que ese agotamiento y desgana que se apoderó de mi en las últimas semanas, también llegó a mi mundo lector. Y para colmo di con libros que no ayudaban.
El primero: "Higiene de un asesino", de Amélie Nothomb. Ay qué decepción, con lo que me gustó "Estupor y temblores", paso a este buscando sentirme igual leyéndolo, y nada que ver. Es un truño, con todos mis respetos a Amélie. He leído que la autora es muy buena en sus novelas autobiográficas. Debe ser eso. Esta no era autobiográfica, os lo digo desde ya.

Detrás pasé a "Historia de un loco", de John Katzenbach. También en este caso, repetí con el autor porque "El psicoanalista" me gustó. Desde luego la caída no es tan salvaje como en el caso anterior, pero a pesar de que el libro es entretenido, no terminó de engancharme.

Con ganas de una lectura amena, que sirva para evadirme y que no me vuelva a decepcionar, he pasado a "Un tipo encantador" de Marian Keyes, recomendada siempre por la boticaria. Llevo poco pero por ahora me está gustando.

Un beso

viernes, 4 de abril de 2014

De cine: True adolescents

Hoy he llegado del trabajo directa a casa. Normalmente los viernes son para mi misma. Marido recoge a los niños del cole, es la única tarde que puede, el resto me encargo yo. Así que el viernes me suelo dar homenajes, que consisten en cosas simples como volver andando a casa, recoger a mi hermana para darnos un paseo o ir al cine sola.

Hoy me he venido derecha a casa sin ganas ni energía para nada.
Para que os hagáis una idea: me he puesto en pijama a las 4 de la tarde, que ya es deprimente hacer algo así un viernes.

Pero Sundance Channel me ha salvado de ese rollo de penuria en el que había entrado.

Me he llevado una grata sorpresa con la película que acabo de ver. Normalmente el cine independiente me parece o un gran petardo pretencioso y absurdo, o una maravillosa y refrescante sorpresa. Hoy ha tocado lo segundo.

Acabo de ver True Adolescents


Director: Craig Johnson
Writer: Craig Johnson
Stars: Mark Duplass, Bret Loehr, Carr Thompson














En versión original, eso siempre ayuda mucho a la película. Normalmente me da una pereza espantosa ver una película en versión original, y absolutamente siempre, me alegro de haberlo hecho.

La película trata de un músico sin trabajo, con una vida desastrosa, que con 34 años es como si tuviera 20, y que se muda a casa de su tía cuando la novia le echa del piso en el que vive. En agradecimiento, se lleva al hijo de su tía y a un amigo del chaval, ambos de unos 14 años, de acampada a la península Olympic .

No cuento más, el resto tenéis que verlo. Tiene buena música, unos paisajes maravillosos, la frescura e inocencia de la adolescencia, tiene humor y tiene originalidad.
Me ha encantado y me ha sentado muy bien verla.
Aun así, pienso seguir toda la tarde en pijama y mañana será otro día.









jueves, 3 de abril de 2014

Lo que pudo ser y no fue

Voy a contaros algo muy íntimo y personal, de hecho, es la primera vez  que voy a sacar partido de llevar este blog de forma anónima y que nadie de mi familia y amigos (excepto mi marido) sepa de su existencia. Hasta ahora todo lo que he contado por aquí es lo mismo que comento con mis seres queridos. Ya estaba yo empezando a sospechar que o era más simple que el mecanismo de un chupete o mi vida no tenía misterio ni secreto ninguno.

Esto que me ha ocurrido, no lo quiero comentar con las personas con las que trato en el día a día, porque no quiero ver en su mirada pena, ni incomprensión. No quiero recibir ningún tipo de feedback, pero sí quiero desahogarme y escribir sobre ello, más que nada para ver si organizo un poco mi mente confusa de estos momentos.

Empiezo por el principio: hace un par de días, me di cuenta de que tenía un retraso.
Cuando tuve a mis hijos con 16 meses de diferencia tuve claro que no quería un tercer hijo. Cuando tuvieron unos 5 y 6 años, tuve claro que sí quería un tercer hijo. Y en estos momentos de mi vida ya no tengo claro nada, pero hasta hace unos días simplemente era un capítulo cerrado. Cuando nosotros pensamos que era el mejor momento para tener otro hijo, hace unos cuatro años, la cosa no salió, y después nos enredamos con la vida, el trabajo, los masters, los viajes... y cerramos capítulo de ampliar familia. Pasó su momento.

Sin embargo el capítulo se reabrió a lo bestia en esos minutos en que los dos mirábamos expectantes el resultado del predictor, e intercambiabamos frases del tipo: "pero no puede ser, ¿no?", "que va, que va, no puede ser, aquí dice que hasta pasados 3 minutos el resultado no es definitivo", "aja".... "han pasado 3 minutos y la cruz está más azul que papá pitufo"...

A partir de ahí he pasado por sentimientos de miedo, de sorpresa, de ilusión y de decepción. Mi mente va rápida, y tiendo a desvelarme cuando suceden cosas imprevistas, así que las horas transcurridas entre el positivo y el diagnóstico médico de: aborto espontáneo de pocas semanas; me ha cundido mucho.
Superado el pánico inicial, ya me veía con un bebé, había barajado nombres, había reorganizado mentalmente los armarios, había decidido los meses de excedencia que me tomaría, me había imaginado dándole la noticia a mis hijos... y mil cosas más.
Así que cuando ayer salía de la consulta del médico, parecía que me habían echado encima una piscina entera de agua fría.

Aparte está el hecho físico, de que mi cuerpo se cree que sigo embarazada, por lo que tengo toda la sintomatología, molestias en el pecho, etc. que tampoco me permiten pisar en tierra.
Por otra parte, si no era un embarazo buscado - aunque sí bienvenido -, no acabo de entender por qué me siento así.

Sobre todo, este hecho me ha llevado a plantearme muchas cosas. Si realmente quería tener otro hijo, cómo hemos sido tan cobardes para no tenerlo antes. Si realmente no quería tener otro hijo, por qué me afecta lo que ha pasado.

Entiendo que es algo natural que ocurre con frecuencia, ha pasado estando de muy pocas semanas, así que no estoy dramática, ni muy triste, ni de duelo, ni nada de eso que he leído que algunas mujeres sienten. Simplemente estoy sorprendida conmigo misma, y cuestionándome decisiones vitales que he ido tomando y que ahora no llego a comprender.

Seguramente será que me falta el pensamiento mágico de Silvia para creer de verdad en eso de que las cosas pasan cuando tienen que pasar, y si no pasó antes ni ha pasado ahora, será que simplemente no tocaba. Pero mi forma de pensar no consigue entrar en esa honda que tan bien me vendría ahora.