lunes, 30 de marzo de 2015

El Niño

Ya que el otro día he escrito sobre la Niña mayor y atendiendo a la petición de Sara M., os cuento la última de mi hijo.

Antecedentes: el Niño es mal estudiante. Algunas entradas sobre este tema aquí  aquí y aquí.
El drama empezó al terminar infantil, el paso a primaria le supuso un shock mortal. Aun recuerdo cuando esos primeros días salía del cole diciendo convencido: "conmigo se ha cometido un error, yo tengo que estar en infantil". Al ser de diciembre estaba convencido de que los de su clase eran mucho mayores que él, lo del error lo decía lleno de razón el pobre. Criaturica.

Primero y segundo de primaria fue de horror, levantamos cabeza en tercero y cuarto gracias a la profe tan encantadora que tuvo esos dos cursos. Pero hemos vuelto a caer en el infierno ... Le ha tocado una profesora de las de deberes por toneladas y mucho memorizar y copiar. Quinto está siendo duro porque el chaval es listo a su manera, no a la manera estándar académica de España. Y es vago, muy vago.

Conclusión: ha traído muy malas notas. Le meto un rollo de esos larguísimos que no sirven para nada pero que no puedo evitar y le mando a su cuarto a pensar cuál es el plan de acción para que las notas mejoren en la próxima evaluación.

Y ahora viene lo bueno: aparece el chaval con el rostro contrito, como cansado de tanto pensar, me mira con esos ojazos negros, sin malicia, no creáis que lo que viene a continuación lo dijo en plan listillo, no, no va por ahí mi Niño.
- Mamá, ya he pensado bastante
- A ver, pues dime
- Una pregunta: ¿se puede pagar para que me pongan buenas notas?

Casi palmo. Me quedé muda. El Niño y sus ojazos negros fijos en mi esperando respuesta. Muy serio. Lamadrequeleparió. Esa es la primera solución que se le ocurre, pagar.
Mi hijo y sus razonamientos, para todo tan distinto a mi, que siempre me pilla desprevenida.

viernes, 27 de marzo de 2015

Mi barrio es un campo de minas

Antes de  nada aclarar que me encanta mi barrio, a pesar de la faceta "campo-minas" que he descubierto recientemente. Es un barrio céntrico, con tiendas, cines, coles, parques... tiene de tó. Pero (¿por qué siempre tiene que haber un pero?) ahora que paseo mucho por él con la peque he descubierto algo que no me gusta nada y es la cantidad de veces que vas tranquilamente y te asaltan. Sí sí, te asaltan.

Salgo de casa y al doblar la esquina me encuentro TODAS las veces con la misma chica que vende paquetes de pañuelos de papel. Y TODAS las veces me los ofrece. Si paso cuatro veces al día, cuatro veces me ofrece los pañuelos. Ya la conocía de verla a las cinco de la tarde cuando recojo a los mayores del cole, pero ahora que la veo mañana y tarde se me ha vuelto muy pesada. Colega que no te voy a comprar cuatro paquetes de pañuelos al día.

Al llegar a la glorieta más cercana, desde hace meses están cuatro "asaltantes" que publicitan Médicos sin fronteras. Que sí, que está fenomenal que la gente colabore con Médicos sin fronteras o con la ONG que más confianza le inspire. Pero llevo varios meses viéndoles, muchas veces por pena les aguanto el rollo y les digo que ya colaboro - que es cierto, hace años que colaboro con otra ONG, no lo digo por quitármeles de encima - , pero insisten. TODAS las veces que pase por la glorieta se me acerca alguno a contarme lo mismo.

Un poco más adelante está en el mismo banco sentado cada día un señor de unos sesenta años, sin pinta de vagabundo y TODAS las veces que me ve me dice a voz en grito: "Señoraaaa, ¿le importa que le haga una preguntaaaaa?".
Si le digo que vale, me pregunta por una señora que según mi madre es una actriz española del año catapún y que obviamente yo no conozco. Si le digo que tengo prisa me dice "que antinpáticaaaa señoraaaa". Y si hago como que no le oigo me dice: "señoraaaa, está sordaaaaaa".
Esta misma cantinela cada vez que pase por su banco.

O la gente es cada día más cansina o yo me he vuelto cada día más zulú, pero de verdad que me incordian mucho. Yo quiero ir conmigo misma, mis pensamientos y mi carrito. No quiero clinex, ni ONGs ni preguntas... ¿Es mucho pedir?


miércoles, 25 de marzo de 2015

La adolescente

Voy a desarrollar un poco más el último párrafo de mi última entrada, que igual no se ha entendido bien.
La Niña mayor tiene once años, para mi a esa edad eres una niña, ni preadolescente ni adolescente ni leches en vinagre. Pero se ve que estoy equivocada. Para muestra una anecdotilla elegida al azar.

El Domingo fui consciente de que en una semana se cumplen dieciséis semanas desde que nació la bebé y que también se cumplen dieciséis semanas de no separarnos para nada. Pensé que tenía que empezar a hacer alguna cosa sin la bebé y se me ocurrió ir al cine con mis dos mayores. El Niño dijo que pasaba así que nos fuimos la Niña mayor y yo. Me costó estar esas casi tres horas (entre ida, vuelta y cine) porque además fuimos a ver Chapie que fue un poco bluf. Pero también me gustó la idea de hacer algo las dos chicas solas.
Cuando salimos del cine llovía y no llevábamos paraguas, vacié una bolsa de plástico que llevábamos y me la puse en la cabeza. Para qué queremos más. "Mamá por Dios quítate eso que me humillas".
Qué me WHAT????!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Esto mismo hace unos meses nos habría dado para muchas risas. Le habría parecido divertidísima por ponerme una bolsa en la cabeza, y sin embargo el otro día era tan humillante como si me hubiera puesto en bolas a bailar la Macarena.
Obviamente no me quité la bolsa. Lo que habría sido cinco minutos con bolsa puesta para echarnos unas risas, se convirtió en todo el camino de vuelta a casa con la bolsa puesta y la Niña caminando a dos pasos de distancia de mi. Flipo.

Llegamos al portal y se queda mirándose en el espejo. Le digo: "Estás guapísima". Respuesta: "Ay mamá, no me digas que estoy guapa que me sienta fatal". Acabáramos, la próxima vez te digo que eres el jorobado de Notre Dame hija mía.

Por suerte no está siempre así, sigue teniendo buenos momentos divertida y encantadora como siempre, y de pronto, sin previo aviso ZAS!! ramalazo adolescente.

lunes, 23 de marzo de 2015

Mi vida actual en imágenes

Ya sabéis que no soy amiga de poner fotos en las que se nos reconozca, igual que no doy nombres ni ubicación. Así que las imágenes seleccionadas son en esa línea, pero creo que hablan por sí solas.
Mi vida en los últimos meses se resume así:

Tengo una relación amor-odio con estas dos maquinejas que están unidas a los bibes de la foto: los sacaleches. Gracias a ellos no acabé yo con mastitis y la nena con leche de fórmula. Mi pequeña ha cateado en mamar. Empezó con un cero, hubo un momento en que rozamos el cinco pelao, pero pronto volvió a quedar por debajo del suficiente. Conclusión: tres meses y medio llevo unida a esta estación de ordeño. La niña sigue con lactancia materna exclusiva, engorda, crece y está estupenda de salud.
Me resulta increíble estar aguantando tanto. Todas las semanas pienso que es la última y que lo dejo, pero al final sigo. Osea es como ponerse a dieta pero al revés.




Estos mini pies me tienen enamorada. El momento del baño es tan divertido y tan mmmmmmm....







 Y estas manitas... me las como...

El mayor acontecimiento en los últimos meses ha sido el bautizo, ¡qué bien lo pasamos!


De los dos mayores no tengo fotos de disimulo, así que no puedo adjuntar nada de ellos, pero sí deciros que siguen simpáticos, ocurrentes y la mayor ya con algún ramalazo de adolescente de los que dan pereza infinita.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Los Soprano vs. Hijos de la anarquía

Y después de mucha entrada de ñoñería a raudales, hoy toca hablar de series. La causante de todo ese amor de madre de la que os he hecho partícipes, es una santina, que ya nos ha permitido recuperar algunas de nuestras costumbres, como es la de ver series por la noche. Así que vuelvo al lío.

En las últimas semanas hemos terminado de ver la última temporada de los Soprano, y a pesar de que no aporto nada que la mayoría no sepáis, he de decir que es una gran serie. A mi me ha encantado.

El primer capítulo se emitió en 1999 y el último en 2007, ha ganado multitud de premios y ha sido reconocida por crítica y público, así que entre la antigüedad de la misma y la repercusión, debe de quedar poca gente que no sepa de ella. Pero por si hay algún rezagado como yo, que solo había visto capítulos sueltos y no me atraía, la recomiendo. Eso sí, es para verla entera, porque no decae en ninguna temporada, y no se puede uno perder ningún capítulo. No ya por la trama en sí, sino por seguir la evolución de los personajes. Me he dado cuenta de que el hecho de que los personajes estén bien dibujados y sean creíbles, es lo que más cuenta para que me enganche con una serie. En este caso ni conozco Nueva Jersey ni se nada de la vida de la mafia italoamericana en los Estados Unidos, pero eso no quita para que lo que se cuenta, me resulte totalmente creíble.

El guión es buenísimo, y todos los personajes son muy auténticos, llenos de matices y complejos. Tony es el jefe de la familia, mafioso, violento, pero también un gran padre, un buen marido a su manera, con sus infidelidades, un buen hermano aunque con sus momentos de bajeza. Carmela, la mujer de Tony, me encanta. Les ves y entiendes sus vidas y por qué todas las salvajadas que hacen para vivir, les parecen lo normal, es como se han criado, lo que han visto desde pequeños y lo que se espera de ellos para sobrevivir en ese mundo.

Como siempre que terminamos una serie de estas largas y de calidad, cuando llegamos al final, nos quedamos un poco huérfanos.

Ahora mi madre, que se ha hecho adicta también a las series y se las compra enteras en la fnac, nos ha pasado Hijos de la anarquía.


Trata de un grupo de moteros que se dedica al contrabando de armas. Llevamos poco de la serie, pero no puedo ser tan entusiasta como lo he sido con la anterior o con Breaking Bad, por ejemplo. En este caso es una serie entretenida pero sin mayor impacto. Lo que más engancha es la trama, pero los personajes son bastante bluf. Solo me cautiva Gema, la matriarca del club.

Pero los otros dos principales, pseee. El uno un callo malayo que resulta increíble en su papel de poderoso y el otro excesivamente nenaza. Vamos a ver, ¿un motero con esa carita de niño bueno y esa melenita de colegiala con la raya al lado perfecta?... meh.



En cualquier caso, seguiremos viéndola, porque es entretenida y mucho mejor que lo que ponen en la tele a esa hora.

sábado, 7 de marzo de 2015

Hoy cumple tres meses

Tres meses de olor a bebé, amor con sueño y sacaleches on fire.

Tres meses de acordarme del que dijo que los hijos unen a la pareja, que obviamente era un soltero sin descendencia. En realidad sí hay un punto de unión de la pareja, por la responsabilidad compartida. Pero dejas de tener tiempo para el otro, para el ocio en común y para uno mismo. Tener un hijo tiene muchas cosas buenas, pero ésta no es una de ellas. Así que por mi parte: cero puntos a la unión de pareja.

Tres meses de babeo, ternura y achuchones.
Tres meses de pensar si las madres de lactancia materna prolongada nunca tienen ganas de una caña o un buen rioja.
Tres meses de quedarme loca con su sonrisa, de sentir felicidad de la buena, de morirme de miedo solo imaginando que pudiera pasarle algo malo.

Tres meses de blog semiabandonado teniendo mucho más tiempo para él que antes.
Tres meses de minipiececitos, minimanitas, y minitodo. De paseos cada mañana empujando el cochecito con orgullo.

Tres meses de agradecimiento por la suerte de tener un bebé tan bueno, por tener tres hijos preciosos y sanos que son lo más importante, de lejos, que he hecho en la vida y mira que yo he hecho muchas cosas...

lunes, 2 de marzo de 2015

Fichaje para la próxima temporada

En los últimos seis años, en esta casa hemos contado con la, nunca suficientemente valorada, ayuda de M., que rauda y veloz, viene unas horas a dedicarse a las tareas domésticas de nuestra casa.
Lo mismo que te digo que yo me dedicaría con sumo gusto a ser madre a tiempo completo, te digo que no lo haría ni loca a las tareas de limpieza. Se me dan mal y no me gustan, combinación mortal.

Sin ánimo de que nadie que piense de otra manera se moleste, pero como yo no veo ningún sentido a que los niños estén en una guardería antes de los dos años, y lo que me a mi me gustaría, que es estar yo con ella en casa hasta los tres es inviable, hemos decidido que cuando me incorpore tras la baja+meses de excedencia, mi pequeña se quedará en casa con M. La hemos hecho una OPA para que se quede con nosotros a jornada completa a partir de septiembre y ha aceptado.

Yo creo que hemos hecho un buen fichaje. Para muestra lo pendiente que está de que no le pase nada a la bebita. A mi, ¡¡¡a mi!!! que soy el colmo de la exageración en cuidos y prevención de peligros de la lactante, me dice cosas del tipo: "no la dejes sola encima de la cama que esta nena se menea hartísimo y se puede caer". O "ese ojo la viene goteando y se le va a escaldar".

De lo primero doy yo fe, que para dos meses que tiene, la nena se menea de lo lindo. De lo segundo da fe la pediatra que ya la ha mandado un colirio por una incipiente conjuntivitis. Una crack, mi M. es una crack. Y lo que nos vamos a reír si además la peque aprende a hablar como ella. Nos llevamos el pack completo.