viernes, 16 de diciembre de 2016

Balance 2016

Os cuento un poco cómo nos ha ido este año 2016.


Estado civil: cansada Desde que me incorporé a trabajar tras la excedencia, a finales del año pasado, la tónica reinante ha sido el cansancio.

Ya me pasó con los dos mayores: el año en el que todavía no han empezado el cole, pero yo ya tengo que volver a trabajar, me resulta estresante y agotador. No se conciliar el dejar un pequeñajo en casa al cargo de otra persona (menos aún en una guardería) y estar yo trabajando. Como consecuencia de ese cansancio existencial, me surgen muchas dolencias. El primer semestre del 2016 estuvo marcado por una tendinitis aguda de hombro que me dejó una capsulitis adhesiva, también conocida como hombro congelado. Conclusión: varias infiltraciones y seis meses de rehabilitación, con el petardo que supone encajar en la ecuación trabajo-familia, el desplazarte para recibir diariamente una hora de tratamiento.

Así que si pongo el foco solo en mí, el año 2016 ha sido un poco chusta, dentro de que nada de gravedad. He tenido demasiado sueño, demasiado trabajo, he comido más de lo que debía y me ha faltado serenidad y cuidarme más. Por otra parte: he ido al cine, he leído, me reído y he disfrutado mucho de mi familia.
La benjamina La pequeña está tan comestible, tan simpática y tan divertida, que compensa todas las pequeñas miserias. El año pasado cuando cumplió un año, hice un repaso de su primer año de vida aquí.

En este último año los avances han sido muchos. Es muy ágil, corre, salta y casi vuela, je.

Habla mucho y su lengua de trapo cada vez es más comprensible para todo el mundo. Ella es muy expresiva y se hace entender, de hecho, casi todo lo pronuncia ya bastante bien, excepto algunas palabras que sorprendentemente ha mantenido con su primera versión, como por ejemplo PELEI, que significa globo. Tiene pasión por los globos, cuanto más grandes, mejor. Empezó a nombrarlos como pelei hace muchos meses y así se ha quedado. Ya sabe decir globo, pero prefiere seguir usando la palabra original.

Es muy fan de su mantita y su chupete. La mantita en cuestión es en realidad un pañuelo mío tipo fular, que me ponía mucho en el cuello, hasta que me lo arrebató. Ahora cuesta encontrar momento para lavarlo porque lo lleva casi siempre con ella o lo deja bajo su control visual, para cogerlo cuando lo necesite. Con la mano derecha hace un rebullito al pañuelo y se lo va pasando por el otro brazo, el sobaquillo, los pies… como dándose cosquillitas o caricias con él.

Come de forma anárquica. Un día le encanta el brócoli, al día siguiente te lo rechaza con displicencia a lo reina madre. En general come sano y bien, porque le gustan mucho la fruta y las verduras. Pero me fastidia no saber nunca qué tal se va a comer lo que le ponga. Así llevamos desde verano, porque hasta entonces comía todo lo que se le pusiera delante.

Canta mucho, además de su famosa versión del cumpleaños feliz, a lo: PELAAAAÑOOOOS PELISSSSS; ahora ha empezado a darle a los villancicos y de pronto la ves jugando con las construcciones mientras canta: SOBRE CAMPAAAAANAAAAAA SOBRE CAMPAAANAAAA.

Le chifla pintarse las uñas, en cuanto me ve a mí con ellas de color, me lleva donde tengo los pintauñas a grito de: UÑAS PINTARRRR PAVOR -> Píntame las uñas, por favor.

Hasta ahora lo manejaba pintándole la uña del dedo índice de rojo y ella tan contenta. Pero en el puente vinieron los abuelos de Galicia, y mi suegra (¿por qué siempre es una suegra la que hace esas cosas?), le dijo: qué guapa con las uñas pintadas, ¿y las de los pies te las pintas?.

Ese momento en que tú vas viendo a cámara lenta cómo la caga la suegra, y según tu cara va mutando en pánico y gesticulas un NOOO, no sigas por ahí!!!!, la niña va mutando en alegría y expectación, con las cejas arriba. ¿UNAS PINTAR PIESSSS? ¡¡SIIIIIII!!!!. El caso es que ahora va con las uñas de los pies pintadas también. Gracias suegra. Besitos.

La mayor 
La mayor está hecha una mujer, en todos los sentidos. Cierto es que ella es una mujer casi desde que nació, porque siempre ha sido una niña precoz y madura, pero es que ahora ya con trece años que cumplió en verano, es una evidencia que se nos ha hecho mayor.

Está muy alta y muy guapa, demasiado. Con ese pelazo que tiene la tía y ese tipazo.

Sigue sacando muy buenas notas y además, compagina con un montón de cosas. Está entregadísima a la gimnasia rítmica y al baloncesto. Entrena un montón de horas semanales y todos los sábados tiene partido. Encantada y motivada a tope.

Sigue teniendo el mismo "pero" de siempre, el genio. Es de natural buena, pero como se la cruce un cable, agárrate los machos que vienen curvas. El día que domine su carácter, será una hija de premio nobel.
El niño
Ay el niño… me tiene contenta el niño... Ya sé que por estos lares cuenta con mucho fan. Y qué duda cabe de que es un chaval simpático y ocurrente. Pero es un vago redomado y yo ya no puedo más con ese tema.

Este año ha pasado a primero de la ESO. Doce años acaba de hacer. Así que pensé que podía soltar un poco el control maternal académico y nos hemos metido un guarrazo de los que hacen historia.

El tío se tiró hasta mediados de noviembre sin agarrar un libro, porque según él, no tenían exámenes y en clase se enteraba de todo perfectamente. Como yo ya tengo bastante ocupación con Almudena, a la que saco todas las tardes a pasear y al parque, pues decidí creerle. Hasta que me enteré de que se podían consultar las notas de los exámenes que van haciendo, en la intranet del cole… Madre mía qué soponcio. El último mes ha estudiado más que un opositor a notarías, y gracias a eso, algo va a sacar, pero aún así, el fracaso ha sido importante. Y mi agotamiento y nerviosismo ha alcanzado las cotas más altas de mi propia historia.

Le han cogido para hacer la obra del colegio de Harry Potter, él en el papel de Neville Longbottom. Se presentó al casting todo el cole, y los elegidos estaban contentísimos, como es lógico. Además dos tardes a la semana va a judo, porque le encanta. Y ahora no sé cómo hacerlo, porque no puede tener tres tardes ocupadas, una con el teatro y dos con el judo, ya que tiene demasiado que estudiar para remontar esta primera evaluación tan desastrosa. En fin, dramas materno filiales con los que no quiero aburriros.


Y hasta aquí el estado de situación de mis retoños y de mi misma.

Para estas navidades haremos lo mismo que los últimos años y que ya he contado cada año por estas fechas (etiqueta navidad). En resumen: Noche Buena se celebra en mi casa, Navidad en la mis padres, y la semana de Noche Vieja nos vamos con la familia de mi marido a canarias. Cada vez somos más, entre parejas nuevas, hijos que nacen… así que cada vez se complica más celebrar estas fiestas en casa. A ver este año, que encima no estoy yo con el ánimo especialmente en positivo, cómo me apaño en Noche Buena. Pero bueno, confiemos que luego siempre lo pasamos bien que es lo importante.

Por si no vuelvo a pasar por aquí antes de fin de año, aprovecho a desearos FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Siete de diciembre - Doble cumpleaños

Hoy día siete de diciembre cumplen años mi hijo el mediano y la pequeña. Doce y dos años respectivamente.

El siete de diciembre de 2004 yo me levanté a las siete de la mañana, me arreglé y me fui a trabajar. El día anterior había sido festivo y estuvimos enseñando la iluminación navideña a la pequeña L de 16 meses, también recuerdo que la llevamos a montar en los caballitos de Serrano y que yo me sentía muy cansada.
Me tendría que haber cogido el día 7 de vacaciones al estar entre dos festivos y estar ya de 38 semanas de embarazo, pero quería dejar terminado un proyecto del que solo me quedaban cuatro remates.

Estaba bastante sola en la oficina y me cundió mucho la jornada. A las 3 me levanté para irme a casa y al ponerme de pie, rompí aguas. Llamé a mi marido al móvil pero no cogía, llamé a mis padres, que se habían ido de puente fuera de Madrid, así que llamé a una de mis mejores amigas, Arancha, que se fui directa a esperarme al hospital.
Yo cogí un taxi, en principio pretendía ir a mi casa a por la maleta del hospital, pero cuando el taxista me oyó hablar por teléfono contando que había roto aguas, frenó en seco y me dijo: "señora, mejor la llevo a un hospital". Y así fue.
Cuando me exploraron vieron que ya estaba bastante dilatada, ¡y no había tenido ni un solo dolor!, nada que ver con mi primer parto. Mi amiga consiguió localizar a mi marido, que llegó casi in extremis cuando me bajaban al paritorio.

Fue un parto rápido, con epidural, en el que en ningún momento sentí ningún dolor. Colofón perfecto para un embarazo sin ningún problema, al que no hice mucho caso porque estaba demasiado ocupada con la pequeña L. Mi hijo nació sanito, precioso, morenazo de ojos negros, se agarró al pecho sin problemas, y todo fue facilísimo con él. La guerra empezaría a darla muchos años después con el tema estudios, pero por aquel entonces, eso quedaba lejano.

Ya he dicho más veces que el momento de mayor subidón de energía y alegría de mi vida han sido mis tres partos. Ese amor enorme que brota de golpe, esa sensación de triunfo, es una experiencia inenarrable. Mis hormonas se ponen en modo fuegos artificiales on.

El siete de diciembre de 2014 ya llevaba semanas de baja porque el final de mi tercer embarazo fue complicado. Tenía ciática y tensión alta. Pasé mucho miedo durante todo el embarazo, desde el inicio que ya empezó con historias raras y además al tener yo cuarenta años, me sentía que añadía riesgo por mi edad. No quise hacerme amniocentesis y asumí desde el principio que aceptaría lo que tuviera que ser, pero eso no quita para que pasara miedo. En este embarazo recé tanto que estoy convalidada con tercero de monja de clausura, no digo más.

Se supone que la niña se iba a adelantar porque llevaba encajada semanas, lo que me provocaba la ciática salvaje. Pero no nacía, y justo el día 7 que cumplía 10 años el Niño, venía la familia de Galicia y teníamos fiesta organizada, decidió la pequeña que era el mejor día para hacer acto de presencia.

Estaba dormida de madrugada, cuando noté que me empapaba entera. En ese momento fue como: ¿rotura de aguas?, no no, que hoy me viene fatal, voy a ver si me duermo de nuevo y esto que sea un sueño. Al final tuve que asumir la situación y llamar a mi hermana para que se quedara con los dos mayores, que dormían plácidamente, e irme al hospital con mi marido.
Había roto aguas, pero no estaba de parto ni dilatada. Así que me pasé toda la noche y toda la jornada siguiente, hasta que a las seis de la tarde nació.

Tuve algunas contracciones dolorosas, pero algo muy soportable, y el parto fue con epidural. Qué inmensa alegría cuando tras varios empujones me pusieron a mi pequeña encima, ella estaba llorando, pero en cuanto me miró, se quedó callada mirándome muy seria. Era preciosa y perfecta, estaba sana y no tenía ningún problema de nada. A la felicidad se unió un sentimiento de tranquilidad infinita.

La pequeña nos ha unido aún más como familia y nos tiene a todos loquitos con ella. Nos hace más felices y ha mejorado nuestras vidas, aunque ahora durmamos menos y tengamos más ojeras.

Queridos hijos míos, os quiero con locura, FELIZ CUMPLEAÑOS.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Sisterhood of the world bloggers

La encantadora Ali EB me ha pasado el:


que me viene de perlas para darme un empujoncito a escribir. Últimamente ando vaga, el poco tiempo libre que tengo prefiero dedicarlo a leer, a beber una copa de vino mientras charlo con mi marido, o a ver una serie. Pero no quiero dejar este rincón, al que tengo tanto cariño, abandonado. Así que cojo el guante y me pongo manos a la obra. Mil gracias Ali, paso a contestar las preguntas:

1. ¿A qué te dedicas en la vida real?
Soy economista y trabajo en una Entidad Financiera. Es un banco mayorista, nuestros clientes son otros bancos, y yo concretamente trabajo en supervisión de fondos de inversión y de pensiones.
Desde que me convertí en madre hace trece años, me he quejado de trabajar, por encima de mis posibilidades. Y ya ha llegado el momento de cambiar el chip. Últimamente oigo tantas historias negativas, de personas que no encuentran trabajo o de las que lo tienen y están en pésimas condiciones, que es de vergüenza que yo me queje. Trabajo 37 horas semanales, repartidas de forma que tengo cuatro tardes libres a la semana, puesto que salgo a las tres. Mis jefes me valoran, tengo buena relación con mis compañeros. Y si bien mi trabajo no es vocacional, ni motivador, ni apasionante, se me da bien y me permite ganarme la vida muy dignamente con un buen sueldo. He podido estar el primer año de vida de mis dos hijos menores con ellos, entre maternidad y excedencia, y aunque me hubiera gustado que fueran tres años, aún así, tengo una situación envidiable. Así que esta que escribe, no va a volver a quejarse de su trabajo.

2. ¿Tus amigos y familia conocen tu blog?.
Solo mi marido. No pude contenerme con él, pero no se lo he contado a nadie más, y a él le pedí desde el principio que hiciera como si no lo lee, que no comentemos nada, para que yo me sienta totalmente libre escribiendo.
Me alegro muchísimo de llevarlo de forma anónima. No estaría cómoda contando cosas de mis hijos si cualquier pudiera localizarnos. No doy nombres, ni ubicación, ni fotos, y solo escribo desde mi ordenador en mi casa. Para mí, es la opción perfecta.

3. ¿Cuál fue el proceso creativo para ponerle nombre a tu blog? ¿Tiene algún significado para ti?
¿Proceso creativo?, deja que me ría un rato. Soy cero creativa, iba a bloguear de mi vida y eso es lo que puse. Literalmente. Soy muy básica para esas cosas.

4. ¿Qué podemos encontrar en tu casa virtual?
Creé cuatro pestañas que creo que engloban de lo que más hablo: de mis hijos, lecturas, cines y viajes. Esto último poco por exigencias del guión, no por falta de ganas.
No tengo ideas preconcebidas sobre lo que voy a escribir, es de lo que me apetezca y surja en mi vida.

5. ¿Tienes alguna afición artesana a parte del scrap?
Ninguna. No soy nada artista ni artesana. Soy inútil con mis manos, se me da tan mal, que en lugar de relajarme me estresa.
Yo me relajo leyendo, paseando, yendo al cine, o riéndome mucho.

6. ¿Te ves cambiando tu blog por alguna red social? ¿En cuáles tienes presencia y cuál crees que lleva las visitas a tu blog?
Definitivamente no.
Me encanta el blog. No tengo Facebook, ni siquiera personal. Tengo instagram privado con dos fotos, solo para poder seguir las cuentas de mis hijos mayores, que se empeñaron porque todo el cole tiene. Como no me hacía gracia, vigilo de cerca sus movimientos instagrameros. También tengo twitter pero casi no lo uso, no me convence. Me entretiene a veces leer a algunos tuiteros, pero yo no soy activa.

7. ¿Qué te gustaría encontrar en otros blogs? ¿Hay algo que eches de menos?
Echo de menos a los que estaban cuando yo empecé y echo de menos más actualizaciones de mis blogs queridos. He incrementado poquísimo mi lista de lectura en estos cinco últimos años, así que cada vez tengo menos blogs para leer.
No sé por qué, pero me da mucha pereza meterme en nuevos blogs. Quizás porque hay demasiados y muchos no tienen ningún interés para mi.

8. ¿Cómo compaginas tu vida personal-laboral con el blog?
Pues divinamente, ningún problema. Para mi el blog es un hobby, no me supone ningún compromiso ni obligación. Si tengo tiempo y quiero, escribo, y si no, no.

9. Seguro que hay blogs que visitas y a los que siempre vuelves. ¿Nos dices alguno? ¿Por qué los sigues visitando?  Igual nos descubres a alguien que no conocemos.
Pues todos los que figuran en mi lista de lectura. Solo sigo a los que leo. Mi blogroll puede que esté un poco desactualizado porque no lo mantengo desde hace años, pero son todos los que están aunque no estén todos los que son.
Siempre leo desde mi lista de lectura de blogger y también tengo un par de casos, que no me pude suscribir desde blogger y sigo desde email, o estoy pendiente de cuándo actualizan.


Se supone que hay que nominar a diez blogueros, pero mira, yo lo paso a todos los que me leéis y comentáis habitualmente. De verdad que sois muy majos. Muchos estáis desde que empecé en 2012, a algunos os conocía desde antes, porque yo estuve años por la blogosfera antes de animarme con el mío, y otros nuevos habéis ido llegado en los últimos años. Pero todos majos, ni un mal rollo, ni un comentario desagradable nunca. ¡Tengo lo mejorcito en mi casa y os lo agradezco de corazón!



miércoles, 16 de noviembre de 2016

Escenas de oficina y Mi familia vive en Alaska

Tengo una compañera de trabajo con la que me rio mucho. Flaca y fibrosa, muy activa, con miles de intolerancias alimenticias y muchas ganas de comer. Es habitual que llegue el lunes diciendo: "qué pedazo de cocido que me comí ayer, de estos de estar horas haciéndose en cazuela de barro, buahhh, Llevo cagando desde las cinco de la tarde de ayer de lo mal que me sientan estas comilonas, pero compensa".

Ella es muy de Móstoles, muy de su pueblo de Gredos, y moderna a la vez. Cuarenta y pico, casada y con dos hijos. El otro día me dice:
- ¿te acuerdas que te conté que me gusta el de Hawái 5.0?
- sí
- pues ahora es peor, me he enamorado. Del hijo mayor de Mi familia vive en Alaska. Hazte a la idea de que yo ya soy como una vieja verde y tengo que buscar ilusiones así.

Este es el amor de mi colegui

Me parto. Yo desconocía el reality este, según ella soy la única en el mundo y estoy desconectada. Lo que sea. El caso es que ya me he visto tres capítulos porque los tienen colgados en la web. Parece ser que también los ponen en Discovery Max.

Por si sois un muermo como yo, os cuento que el programa va de una familia que vive en plan salvaje en los bosques de Alaska. No se qué tiene de real y de artificial la historia. No me ha dado tiempo a investigar. Pero por lo que he visto en estos tres capítulos, el matrimonio Brown decidió abandonar el mundo civilizado tras una tragedia familiar (accidente aéreo) y han criado a sus siete hijos en plan mega salvajes.

Por momentos me da mucha envidia que no sepan lo que es un despertador, un jefe, un horario al que someterte. Pero por otra parte veo que pasan demasiadas penurias. Están en un sitio frio y lleno de osos hambrientos, no tienen agua ni electricidad. Yo sería más de abandonar este mundo para retirarme a un pueblecito en canarias, con clima cálido, mar y civilización cercana.
Esa familia tiene los dientes destrozados. Un dentista cerca es necesario. Y un super, y un cine, y por supuesto agua caliente y bañera. Está claro que no valgo para la vida salvaje...

la familia al completo

¡esos piños!




domingo, 23 de octubre de 2016

Este fin de semana: Un monstruo viene a verme y ovejas por Madrid

Me ha encantado este fin de semana. Ha estado pasado por agua, pero aún así hemos hecho cosas chulas.

1. He ido con los mayores al cine por segundo finde consecutivo, ouuyeahhhh.
Esta vez hemos ido a ver Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona. Una película preciosísima pero de mucho llorar. Ha habido un par de escenas en las que to-do el cine estaba haciendo pucheros.
No he leído el libro pero dicen que es muy fiel y tiene toda la pinta. Una historia delicada, original en su forma de abordarla y con escenas preciosas.

 
Muy recomendable, pero id con pañuelo.
 
 
2. Hemos ido a ver la trashumancia . Ovejas, vacas, pastores con trajes regionales calzados con zuecos y tocando castañuelas, atravesando el centro de la ciudad. Nos encanta y no solemos faltar.
La pequeña ha disfrutado mucho con las ovejitas. Además como llevamos un finde tan lluvioso, había muy poca gente, aunque justo cuando pasaban por Mayor y Sol, que es donde las hemos visto, no llovía y hemos podido estar en primera fila.
 
3. Hemos comido riquísimo, en nuestro comedor que tiene un gran ventanal, viendo llover fuera. Soy poco fan del invierno y la lluvia. Pero esos momentos de estar agustito en casa, calentito y con la lluvia azotando las ventanas, molan.
 
4. La Niña mayor ha tenido un partido de baloncesto y ganaron por 51 puntos. Así que cerraron acta en el segundo cuarto. Subidón para la hermosa adolescente que entrena muchas horas y no siempre consiguen ganar.
 
Fin de semana familiar, tranquilo y gustoso, como a mi me gustan.

viernes, 21 de octubre de 2016

Preocupaciones

Qué difícil se pone todo cuando uno se hace mayor.

No penséis que me acabo de dar cuenta, que hace mucho que entré en la debacle de la edad adulta. Pero una conversación con mis hijos ha puesto el tema encima de la mesa.

No sé exactamente cómo llegamos al tema de las preocupaciones, pero el caso es que el Niño dijo que estaba preocupado.


  • ¿Qué es lo que te preocupa hijo?
  • A ver si lo adivinas. ¡Tú no L.! que me conoces y aciertas a la primera, que lo adivine mamá – sin comentarios sobre que suponga que su hermana le conoce mejor que su madre, jrrrrrr –
  • ¿Suspender alguna?
  • ¡Qué va mamá!, no tienes ni idea. Eso te preocupa a ti

 


Touché. Golpe bajo. Efectivamente estoy yo mucho más preocupada por su rendimiento escolar que él. Me puse las pilas y empecé con una larga enumeración de catástrofes en plan: apocalipsis zombie, la muerte, quedarte sin amigos… Y a todo las redichas respuestas de: NO … NO … para nada … no tienes ni idea.

Finalmente me rendí y un tanto humillada le pregunto a la hermana mayor.
  • Pues estaba claro mamá, que le castigues sin tablet.
  • ¡Exacto!
  • Aparte de hacerme reflexionar sobre el hecho de que abuso mucho del castigo de sin tablet, a la primera de cambio la tengo confiscada para que jueguen o lean o hagan algo lejos del mundo digital; también me ha dado mucha envidia que esa sea su mayor preocupación.

    Yo de pequeña también tenía preocupaciones, pero qué gusto de preocupaciones… quién las pillara ahora. Que me creciera el pelo porque mi madre me llevaba demasiado a la pelu con la excusa de cortar puntas y salía trasquilada cual marine, ese era el gran drama de mi infancia. También le di un poco al drama con el tema de la muerte, y cuando me acostaba me ponía a pensar en el tema desvelándome unos cinco minutos y medio. Y poco más que recuerde.

    Los problemas de ahora son reales, presentes, tienes que abordarlos sí o sí. Trabajar, pagar la hipoteca, hacer frente a los doscientos recibos mensuales, comprar la comida, tener un menú sano para tu prole y ya puestos para ti misma. Reuniones del cole. Revisiones médicas. Educar. Ser buena madre y que me quieran mis hijos. Llegar al equilibrio disciplina y buen rollo. Que no se enfermen. Que no le pase nada a la pequeña cuando está con su cuidadora mientras yo trabajo. La posibilidad de cambiar de casa porque desde que somos familia numerosa se nos queda pequeña pero a la vez se me ponen los pelos como escarpias de pensar en comprar, vender, reformar y arruinarme, todo en uno.

    Y la madre del cordero de mis preocupaciones: tener una buena relación con mi marido. Entiendo perfectamente a las parejas que se separan. Es tremendamente difícil llevar una buena relación de pareja, una buena convivencia y estar de acuerdo como padres. Me parece que es más fácil cada parcela por separado, pero todo junto se monta la marimorena. Es decir, si no convives, es mucho más fácil tener una buena relación de pareja. Estuvimos ocho años de novios y creo que no peleamos nunca. Cuando uno estaba cansado o de mala leche, pues no nos veíamos y listo. También creo que se puede tener una fácil convivencia cuando no se mezclan sentimientos amorosos de por medio. He compartido piso con amigas y las reglas de juego estaban más claras. Pero después de tantos años juntos como llevamos nosotros, y en una vida aperreada de trabajo, cansancio, sueño, recursos limitados y tres hijos… es difícil encontrar momentos de romanticismo y no crisparte por encontrarte los calcetines en la mitad del salón. Hace años no entendía tantas separaciones, y ahora cada día lo entiendo más, y me preocupa. Es mi top one de las preocupaciones. Pero tengo muchísimas más, solo he hecho un pequeño censo de lo que se me ocurre a bote pronto…
     

    domingo, 16 de octubre de 2016

    El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares

    He ido al cine con mis dos hijos mayores a ver El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares  y nos ha re-chiflado a los tres.


    Tiene originalidad, escenas preciosas, momentos repugnantes, estéticas y vestuarios distintos... en definitiva es muy Tim Burton.

    Hay que reconocer que este hombre es un genio del cine. No todo lo que ha hecho me ha gustado, pero siempre me ha provocado algo diferente, siempre despierta sensaciones nuevas.

    En este mundo de sagas y remakes, cada vez valoro más el mérito de hacer algo genuino.





    Me ha parecido una película preciosa, muy recomendable y no apta para niños muy pequeños. En una escena he tenido que mirar hacia otro lado.
    A pesar de durar dos horas, no se me ha hecho larga, he estado enganchada con la historia hasta el final. Y lo primero que me ha dicho mi hija mayor cuando han encendido las luces del cine ha sido: "¿harán segunda parte?, ¡ay, espero que sí!".

    Salir del cine con ganas de ver más de la historia que acabas de terminar es la mejor señal.



    miércoles, 28 de septiembre de 2016

    La pequeña de la casa

    La pequeña de la casa está cada día más comestible (y más cansina también). Se ríe con la boca abierta enseñando toda una hilera de dientecitos blancos y arrugando los ojos. La encanta estar despeinada y caminar descalza, tiene alma de zíngara.

    Su cuidadora M. todas las mañanas la pone un vestido, la repeina con una horquilla o una coletita y me manda una foto antes de sacarla al parque. En esas fotos se le nota en la cara que lleva con resignación los outfit que le planta su querida M. cada mañana, pero no está en su salsa.
    Habla mucho, aunque la mayoría de las cosas en su propio idioma. Muchas otras la entendemos solo nosotros.

    Le chifla cantar y bailar. Últimamente hemos tenido varios cumpleaños en la familia, el último el 19 de septiembre el de mi hermana, y desde ese día canta a gripo pelao: ¡¡PELAAAAAAAAÑOS FEEEELIS, PELAAAAAAAÑOS FEEEELIS!!!.
    Hay dos temas en los que estamos como en transición bebé-niña: la comida y el sueño. En ambos con evolución negativa.
    Desde que nació había comido siempre bien. En la  fase justo anterior a la actual estaba a daba gloria verla comer purés y tomar sus bibes. Pero con la introducción de los sólidos un poco antes del año, más el despiporre del verano, la criatura solo quiere alimentarse de patatas fritas, queso y uvas. En vacaciones la llevábamos con nosotros a comer o cenar por ahí, y empezó a abrirse para ella un mundo de posibilidades con el picoteo. Nos cogía de nuestros platos, consolidaba su amor a las patatas fritas de bolsa, y se alejaba cada día más del tan cómodo pack puré-bibe al que yo pretendía seguir recurriendo en alguna ocasión. Ahora mismo no se puede decir que coma mal, pero sí de una forma muy anárquica. Lo de ponerle un platito con su comida y que se lo acabe ocurre pocas veces. Más bien pica de uno, de otro, consigue que alguno de nosotros le parta queso en cuñas y que otro le dé un trozo de jamón. Para ella sería un planazo comer uvas con queso, merendar patatas fritas de bolsa y cenar unas lentejas. Por poner un ejemplo que ilustre el caso.
    En cuanto al sueño, cuando nació dormía espectacularmente bien. Me vine muy arriba haciendo proyecciones del tipo: si con quince días duerme 7 horas seguidas, con dos meses dormirá 10 ¡¡¡¡yijaaaaaaaaaaaa!!!. Y no. Pero NO rotundo. A sus 21 meses duerme peor que con 6. Cuesta la misma vida que se duerma por la noche, y tiene varios micro-despertares cada noche. Lo del “micro” es para ella, porque a mí me desvela. Además hay días puntuales en los que se pasa de 3 a 4 de la mañana desvelada y acaba pidiendo un bibe para dormirse. Una juerga oigan. Y eso que el peso gordo de estas nocturnidades con premeditación y alevosía las lleva santo marido.
    Los dos mayores tuvieron una evolución mucho más lógica. Porculeros para dormir de recién nacidos, pero luego fue a mejor y antes de los dos años ya dormían casi siempre del tirón y desde las nueve de la noche.
    Es una niña muy activa, se tira del tobogán, se columpia, vuelve a casa caminando, y todavía le queda mecha para trasnochar.
    Es muy cariñosa, da muchos besos y abrazos y la encanta que estemos juntos. Los desayunos del fin de semana no paramos de reír con ella y sus constantes: “JUNTOS, TODOS”, mientras da palmas de emoción. El otro día la hermana mayor vino del entrenamiento de baloncesto con una herida en la rodilla, ella la esperaba sonriente pero en cuanto vio la sangre se puso a llorar desconsolada y decía: “Mana Sía pipa, curas mamá” -> hermana Lucía con pupa, cúrala mamá.
    Se me rompía el alma de oírla.
    Hemos hecho un fallido intento de retirarle el pañal. El primer día fue glorioso, la encantó el tema del orinal, hizo pis en él y estaba como loca aplaudiéndose. El segundo día me dijo que el orinal para mi, y tras cinco meadas y mojón en la mitad del salón, decidí que mejor dejarlo para cuando cumpla los dos años. Hoy por hoy no solo no le molesta tener un pañal cagado, casi diría que la encanta. Porque cuando tu olfato te indica que allí hay un truño del tamaño de la catedral de Burgos, pregunto inocentemente: ¿te has hecho caca, verdad hija?. A lo que suele responder de forma poco convicente: nooooo. Y cuando me acerco a ella, me pone el dedo en alto en plan ¡detente! y me dice muy seria: ¡NO MATILE, NO!. Siempre me llama mamá o mami, menos cuando intento cambiarle el pañal en contra de su voluntad, momento en el que me llama por mi nombre de pila pronunciado a su manera.

    La anécdota no tiene sentido con mi apodo cibernético, así que ahí va, me llamo Matilde, ya veis qué gran secreto wow. Cada vez veo más absurdo no dar nuestros verdaderos nombres. Primero, tras cuatro años de blog queda confirmado que esto no va a ser algo viral que llegue a gente que no quiero que llegue. Segundo, aunque llegara a todo el mundo, no cuento absolutamente nada fuera de lo normal y cotidiano de mi vida, de lo que hablo con naturalidad en un bus repleto de gente desconocida. Tercero, no voy a dar coordenadas, ni poner fotos, ni direcciones, así que si consigues llegar a mi familia a través de los nombres de pila, macho, te lo has ganado, ¡premio para ti!. Esto seguirá siendo un blog anónimo, pero igual me voy desatando un poco.
    Volviendo a la niña y por resumir: está preciosa, cariñosa, simpática, espabilada y agotadora. Me tiene enamoradita, como a su padre y hermanos.

    martes, 20 de septiembre de 2016

    Lo que me hace la vida fácil y lo que me la hace difícil

    Me he inspirado en entradas que he leído sobre cosas que te hacen la vida fácil, pero ampliando el concepto "cosas" a objetos, circunstancias, personas… Y también metiendo la otra cara de la moneda, con las que me hacen la vida difícil.

    Qué me hace la vida fácil:

    • El móvil. Soy muy fan de mi iphone con el que llevo más de cinco años y del que espero no tener que desprenderme porque me la bufa mucho cambiar de modelo. Me mantiene conectada, me entretiene en las esperas, me permite leer mis blogs preferidos, wasapear con las amigas, buscar cosas en internet…
    • El Excel. Qué sería de mí sin mi Excel de mis amores. En el trabajo le doy uso a tope, en mis top: buscarv, tablas dinámicas y macros. Pero es que además lo uso para temas personales, como llevar las cuentas, calendarios, lista de tareas… A veces pienso que lo uso por encima de mis posibilidades y hasta para cosas para las que no está pensado.
    • Contar con M. en casa para irme a trabajar sabiendo que dejo a mi pequeña en buenas manos.
    • Haberme bajado de los tacones hace años y llevar siempre calzado cómodo. Muy fan de Clarks, Vans, New Balance, etc.
    • Que mi marido atienda a la pequeña por la noche. Y aún así, aunque yo no me levante, si la oígo ya me despierta y tardo en dormirme. Tengo una calidad de sueño casi nula. Con los dos mayores me empeñaba en levantarme yo cuando se despertaban y luego me quedaba desvelada dos horas. Con esta pequeña, mientras estuvo a pecho sí me despertaba yo siempre. Pero hace ya tiempo que mi marido se ofreció a encargarse él, porque él se levanta la pone el chupete, se vuelve a la cama y en cero segundos está en sueño profundo. Es más, recuerdo una noche hace años en la que el Niño estuvo de vomitona, nos levantamos los dos a cambiar sábanas, pijamas, fregar… Bueno, pues él volvió a la cama y antes de que la cabeza se posara en la almohada ya estaba roncando. Yo me quedé desvelada hasta que fue hora de levantarse.

    Qué me hace la vida difícil:

    • Que hayan cortado la línea de metro que uso diariamente. Desde primeros de julio hasta el 12 de noviembre. Ni más ni menos. De tener el metro en la puerta de casa y tres paradas directas hasta mi trabajo, de manera que en 10 minutos estaba en la oficina, a tener varias alternativas todas malas:
    1. Irme andando al trabajo. Son como 35-40 minutos, pero entro a las 8 de la mañana y fichamos, así que es una hora rígida de entrada, no es como esos otros casos que conozco de entro a las 8 pero nunca están allí antes de las 8:30. Todos los domingos pienso que irme andando es la mejor opción, que total es un paseíto, que puede ser agradable… Ya. Qué fácil se ve todo cuando una está descansada. A las siete de la mañana, cuando he dormido menos de lo que debería y arrastro cansancio de varios días, echarme a andar con la presión de llegar tarde, me parece lo peor.
    2. Irme en otra línea de metro. La tengo a 10 minutos andando y son seis paradas. Tardo más que si me voy andando
    3. Irme en bus. El problema es que es un bus que pasa con poca frecuencia, más de una vez me he tirado veinte minutos esperando en la parada.
    • Que la ansiedad me de hambre. La mayoría de la gente cuando está agotada, estresada, con más cargas de las que puede llevar dignamente, adelgaza. A mí me pasa al revés, es como si me recompenso a mi misma comiendo. Una mierda.
    • Tener jefe. Y si me apuras, compañeros. A ver, que yo no tengo problemas con ninguno. Si me vieseis por un agujerito pensaríais que estoy de lo más feliz e integrada en mi trabajo. Pero lo cierto es que me gusta trabajar sola, me organizo muy bien, no necesito un jefe que me monitorice. No me gusta tener tareas en las que dependo de otros. Hace mil años cuando salí de la facultad, me encantaba la idea del trabajo en equipo. Ahora no. La experiencia me dice que lo que hago yo solita sale mejor.

    Y aquí termina mi censo por hoy, porque si pensara un ratito más, seguro que ampliaba.

    miércoles, 14 de septiembre de 2016

    Conversaciones de niños vs. manadas adolescentes

    Ayer en el parque había tres niñas que habían puesto un tenderete para vender pulseritas y mucho juguete menudo de esos que las madres siempre queremos que tiren pero ellos no tiran ni locos. Estas niñas en un gesto innovador sin parangón decidieron venderlos.

    Tenían un folio escrito a mano en el que decía claramente: NO TOCAR.

    En eso que se acercan cuatro niñas de la quinta y se lían a tocarlo todo como si no hubiera un mañana. Una de las niñas vendedoras les dice que no se toca y no sé ni cómo acaban en un debate dialéctico que derivó en lo siguiente:
  • Vendedora portavoz: pero a ver niñas, ¿qué años tenéis?
  • Niña1: siete
  • Niña2: seis
  • Niña 3: seis
  • Vendedora portavoz: pues yo tengo siete y medio, así que tengo ocho. Soy la mayor y mando. NO SE TOCA
  • Niña1: pues mi hermano tiene once
  • Vendedora portavoz: ¡y mi prima treinta y uno!
  • Niña2: y mi madre cuarenta y tres
  • Vendedora portavoz ya de muy mala leche: ¡¡y mi abuelo ochenta y aquí mando yo y no se toca!!
    Mirada de admiración de las vendedoras silenciosas. Silencio por parte de las potenciales compradoras. Tensión en el ambiente y final aceptación por parte de las compradoras, que no solo dejaron de tocar sino que además se llevaron una pulsera cada una por 15 céntimos unidad. Un chollo.

    Además de declararme fan incondicional de la portavoz, me pregunto ¿cuándo dejamos de considerar la edad un grado?. A buenas horas si tienes 37 años y medio, te vas a poner ya los 38 para ganar autoridad. Y a buenas horas vas a fardar de tu edad y de la de los que te rodean para imponerte en algo. ¡Hay que ver cómo cambiamos! y casi siempre para mal.

    Me acabo de acordar de una de mis hijos, bastante reciente y relacionada con este tema. En el club al que hemos estado yendo religiosamente cada tarde a la piscina, mi hija mayor tiene una pandilla de amigas con las que se dedica básicamente a recorrerse el club de punta a punta y a bañarse todas juntas cuando una de ellas decide que hay que bañarse. Son como ocho chavalas que vistas de lejos parecen la misma. Todas con el pelo largo, todas en bikinis del mismo estilo, todas con la misma pinta y haciendo las mismas cosas. Me horroriza. Yo nunca fui mucho de grandes grupos, tenía amigas, claro está, pero eso de una pandilla enorme uniformada me da bastante grima. A mi hija la mayor por lo visto le pirra.

    El caso es que pasa bastante de nosotros porque se vuelve loca por estar con la manada de mamíferas adolescentes apatrullando el club… Uno de los días le comenté al Niño que me gustaba mucho más la pandilla que tenía en el sur. Ya os conté que en la urba a la que vamos cada verano tienen un grupo de amigos, pero de los que a mí me gustan: dispar en edades y aspectos, hay chicos y chicas, y son de jugar al pádel, a poli y ladrón, a tirarse agua, a las cartas, a lo que sea, pero juegan. No caminan sin sentido de allí para allá en un intento de ver y dejarse ver bastante cutre.

    El Niño me contestó que lo que pasa es que ella en el grupo de amigos del verano está normal, porque es una más. Pero que "en este grupo ella es como la campesina, por decirlo así, porque todas pasan a cuarto de la ESO menos ella que pasa a segundo, entonces es la que menos vale del grupo y por eso se vuelve loca por estar con ellas".
     
    Entiendo lo que el Niño quiere decir, pero …¡no tiene sentido!. No deja de ser otro caso más de valoración de los que tienen más años que tú pero al tratarse de adolescentes todo es menos gracioso que con las pequeñas vendedoras de pulseras.
     

    jueves, 8 de septiembre de 2016

    Stranger things

    De esta serie oí por primera vez en el blog de Ro, que puede considerarse ya oficialmente mi fuente para series, películas y literatura especialmente juvenil, aunque no únicamente -.



    Supe que me iba a gustar y así ha sido. Ahora veo referencias a la serie por todas partes, y seguramente las veía también antes pero me pasaban desapercibidas.

    Se trata de una serie de ciencia ficción, que transcurre durante los años ochenta en un pueblo americano. Hay mucho estilo del Spielberg, aunque no es el director, mucha estética ochentera y mucho niño en la serie. Con esas casas anti-minimalistas, llenas de objetos de todo tipo por todas partes, el instituto con su propia vida de guays-frikis-abusones. Todo lo que ha hemos visto mil veces pero desde una perspectiva original, fresca y nueva.

     

    Hay intriga, emoción y ganas locas de ver más capítulos cuando terminas uno.

     
    ¡Ah! y esta nuestra Winona, que hace un papelón y está extraña a la vez. Puede ser que haga demasiado tiempo que no la vemos en cine. Está su nariz respingona, sus andares de pato especialmente cuando va rápido y su mirada bonita, es ella y no lo es. Me encanta en su papel de madre desesperada.


    Un inciso: en las series y películas americanas, las madres de familia suelen tener una torrija muy importante. El hijo puede tener a ET encerrado en el armario o a una niña con súper-poderes en el sótano, pueden dormir vestidos o fingir que están malos para no ir al cole, que ellas no se enteran de nada. Los niños entran y salen con su bici y las madres no saben ni dónde están. Les dicen que se quedan a dormir en casa de una amiga y no contrastan con la madre. ¡Y luego pasa lo que pasa!, nenas, que no os enteráis de nada. Una temporadita en una familia española y os poníamos al día de lo que es control materno y placaje de las crías hasta saber si respiran más fuerte de lo normal.

    Volviendo al tema: la serie la hemos visto en familia, porque empezamos marido y yo por las noches, pero al ver que a los dos mayores les iba a encantar, la aplazamos a los fines de semana para verla con ellos. Si a mí me ha gustado mucho, a mis hijos ya ni os cuento.
    Me estoy acordando de un momento en el que oigo al Niño muy serio comentar: cómo molaría tener un sótano en casa. No dijo más, pero conozco su forma de pensar y fijo que era: si tengo sótano tengo amiga con súper poderes allí escondida, pero fijo, cae de cajón.


     

    viernes, 2 de septiembre de 2016

    Querido verano, ya te echo de menos

    Con veinte años os aseguro que me daba igual la estación del año, mi vida no estaba tan condicionada por las horas de luz, el clima y las vacaciones escolares.
    Igualmente quedaría con amigos, iría al cine, me enamoraría, dormiría hasta tarde, saldría de juerga, estudiaría, iría a clase, haría algún viaje… sin importarme si estábamos a 5 grados o a 35.

    Pero desde que me convertí en madre la historia cambió.

    A buenas horas voy a estar yo un jueves del mes de noviembre, a las 8 de la tarde, con un pareo sobre el bikini medio húmedo, cenando una empanada al aire libre, con mis hijos riendo despreocupados porque no hay deberes, ni hora fija de irse a la cama, ni riesgo de congelación. Esto es lo que pensaba ayer por la tarde-noche, cuando me vino la inspiración para esta entrada. Y así es como estaré hoy a esas horas si Dios quiere, tras haber pasado la tarde piscineando en felicidad y armonía.

    Un día de entre semana en invierno, a las ocho estamos ya terminando el ciclo deberes-baños-cena. Con tensión en el ambiente porque el niño acaba de descubrir que tiene examen al día siguiente, o porque le falta hacer ene mil tareas escolares. Malditos deberes. La niña preparando su material de extraescolares del día siguiente. La pequeña nerviosa porque por la tarde ha hecho frío/ha llovido/whatever y no la he podido sacar a jugar al parque.

    Todavía no ha terminado el verano y ya siento nostalgia por él. Maldito invierno cuando eres madre con hijos. A veces me gusta mucho exagerar y digo cosas como “las personas con hijos menores a los que les gusta el invierno no merecen vivir”. No me matéis, exagerar es lo único que me queda, el pataleo inútil ante la adversidad.

    En verano el padre de las criaturas tiene jornada intensiva, por lo que no paso la tarde yo sola con ellos.
    Además es cuando tomamos el groso de las vacaciones anuales y las vacaciones son bien, lo mires como lo mires.
    En verano no hay tanta prisa porque los niños se vayan a la cama, porque no madrugan para ir al colegio. Los días son más largos, cunden más. Y sí, en donde vivimos hace calor, pero tenemos aire acondicionado y un club con piscina, así que what´s the fucking problem??.
    En verano hasta las croquetas saben más ricas porque te las tomas al aire libre.
    En invierno las tardes son cortas porque antes de que te des cuenta es de noche y no te ha cundido para hacer casi nada aparte de trabajar, tareas domésticas y dormir.
    En verano vas ligera de equipaje, con ropa que no molesta ni pesa, ni abrigos que tienes que colocar no se sabe dónde cuando llegas a un local con calefacción.
    Este es el cuarto año que escribo una pequeña oda al verano, pero no lo he podido evitar. Ustedes disculpen que me repita.

    ¡Verano, no te vayas todavía, que te voy a echar de menos!.

    viernes, 26 de agosto de 2016

    Breve anécdota. Padre, madre y abuela ante un mismo hecho


    Basado en hecho reales de la vida de una servidora.

    Tres formas distintas de enfrentarse a un mismo hecho: llevar a los hijos a la estación del AVE.

    Antecedentes: los hijos de 11 y 13 a ños respectivamente, van a pasar una semana con los abuelos que están en Málaga, por lo que van a ir y volver solos en el tren. Esto mismo ocurrió el año pasado, por lo que podemos comparar la operación por parte de la madre, por parte del padre y la vuelta en la que es la abuelita la que se encarga.

    - La forma de mi marido: deja a los niños en el control de billetes, les da dos besos y hasta luego Lucas. Manifiesta una gran sorpresa ante mi pregunta de si les dejó sentados en sus asientos y comprobó que el tren salió a su hora con ellos dentro.

    - Mi forma: pido en Atención al cliente una autorización para que me dejen acompañarles hasta el andén y no me voy hasta que no veo que el tren se pone en marcha con ellos dentro. Mando wasap a la abuela confirmando salida y pidiendo confirmación de la recepción de las criaturas.

    - La forma de mi madre: pide una autorización para que la dejen acompañarles hasta el andén y me manda wasap en el que literalmente dice: “He esperado hasta que arrancase el ave de los ni ños y tomara velocidad”. Más tarde me llama para aclararme que es importante asegurarse de que el tren ha cogido velocidad y no queda nadie en el andén.

    Eso de esperar a que el tren tome velocidad para marcharte es muy grande y muy de dramaabuela. Y digo yo, ¿es por si los niños se bajan al ver que el tren no va muy rápido?. Las puertas no se abrirían así que tendrían que tirarse por una ventana, pero oye, toda comprobación es poca para una abuela.
    Si ya me cuesta hacerle entender a mi marido que debería esperar a dejarles sentados en sus asientos y con el tren en marcha, a ver cómo le explico yo a él el concepto abuelil de “esperar a que tome velocidad el tren”. 
    Las madres podemos ser muy plastas pero lo de las abuelitas es más allá del arcoíris.

    viernes, 19 de agosto de 2016

    Día laborable de vacaciones

    Hoy es uno de esos gustosos días laborables en el que yo tengo vacaciones.

    Marido trabaja y todo sigue su ritmo normal, con la diferencia sustancial de que yo no me pego un madrugón infernal para pasarme un montón de horas sentada frente al ordenador en la oficina.

    Levantarme sin prisa, quedarme un rato en pijama, desayunar con calma, estar con mis hijos, salir a hacer la compra, llevar a la peque al parque... Esas pequeñas delicias.

    Me encantan días así sueltos sin hacer nada especial, ni salir de vacaciones, ni tener ningún plan previsto.

    Ya hemos vuelto del parque, mi pequeña juguetea a mi al rededor, en cuanto escriba esta entrada tan naif, la daré de comer y se echará su siesta. Yo comeré tranquila, a una hora decente, no tarde ni cansada como cuando salgo de trabajar a las tres, y luego veré una película o leeré a Jo Nesbo hasta que la pequeña se despierte.

    Debo ser muy simple, porque días así me hacen súper feliz. Todo el mundo opina que me hartaría de una vida en la que todos mis días fueran tan simples. Lo dudo, aunque nunca se sabe. Yo creo que ya he tenido suficiente "emoción" en mi vida, en cualquier caso, pasar 37 horas semanales en la oficina no lo considero yo precisamente emocionante. Aunque es cierto que te relacionas con adultos, tienes momentos de motivación, de aprender, de conseguir resultados... Bah, no me convence. Como decía, ya he tenido una vida plena en ese sentido, y ahora lo que me apetece es días tranquilos disfrutando de mi tiempo, de mis hijos, de leer, de ver series, de que me sobre tiempo...

    En cualquier caso, como solo son días sueltos los que tengo este pequeño lujo, me puedo plantear disfrutarlos sin más. Y el lunes volver a la oficina, agradecida de tener un trabajo, básicamente por el sueldo, pero ¡oye, es algo importante!.

    Besos y feliz fin de semana

    sábado, 13 de agosto de 2016

    Madrid en agosto

    Madrid en agosto es una delicia. Al menos todo lo delicia que puede ser Madrid.

    Para un madrileño el lujo es la ausencia de gente. El resto del año hay muchos planes frustrados por las masas, más bien hordas humanas, allá donde vayas. Restaurantes de moda abarrotados, el mercadillo navideño en el que no hay quien pise, el metro en hora punta en el que casi no cabes... Por lo hablar del tráfico y de los problemas para aparcar.

    En agosto todo cambia.
    Esta semana hemos salido a cenar con amigos y hemos elegido en el mismo día el restaurante de moda al que queríamos ir. Sin problema de reservas y sin pasar la noche en un local ruidoso y abarrotado. Hemos ido todos los días a la piscina y hemos podido elegir árbol al que ponernos a la sombra y nos hemos bañado prácticamente solos. Además cada tarde-noche, hemos aparcado en la puerta de casa. Tenemos previsto ir con los niños a ver el sing-along en Canal, que tiene pinta de divertido, si en lugar de agosto estuviéramos en Abril, por decir otro mes al azar, estaríamos con la cosa de ¿habrá entradas? hay que planificarlo y sacarlas con tiempo o no tendremos para el día que queramos. Ahora creo que podremos sacarlas incluso el mismo día que vayamos a bailar Dirty Dancing ooouuuuyeeeahhhh.

    El problema es que no siempre es posible quedarte en Madrid en agosto y coger las vacaciones otro mes. Para empezar hay muchos trabajos en los que las vacaciones obligadas son en este mes, incluso empresas ligadas a la fabricación cierran. Además los padres con hijos pequeños tenemos el problema de que guarderías y campamentos urbanos, cierran en su mayoría en agosto.

    Este año nosotros no tenemos ese problema porque tenemos a santa M. al cuidado de los tres lechones mientras nosotros trabajamos. Pero ha habido años que nos hemos tenido que coger al menos parte de las vacaciones en agosto.

    El caso es que estoy disfrutando mucho este mes en mi ciudad, sería mejor todavía si no tuviera que trabajar, pero no se puede tener todo... Besos

    lunes, 8 de agosto de 2016

    Novela negra nórdica para el verano

    En las últimas semanas he leído dos libros de los que podemos enmarcar en el género de novela negra nórdica.

    "El domador de Leones" es el noveno y último libro de la escritora Camilla Lackberg, de la serie Serie Fjällbacka, de la que sorprendentemente me he leído todos los libros.

    Digo sorprendentemente porque tengo una relación amor-odio con la escritora. Suelo leerla en verano, en playa o piscina, y alguna vez he escrito sobre sus libros de forma entre neutra y negativa. Por una parte me atraen sus novelas porque enganchan y son tan retorcidas que resultan casi morbosas. Por otra parte me parece que estoy leyendo un culebrón venezolano ambientado en IKEA. Tenemos descripciones casi costumbristas de la vida en un pueblo sueco y del día a día de una mujer actual madre de tres hijos, mezclado con historias para no dormir. No es ya el tema crimen en sí, que es de cajón que vas a tener si lees novela negra o policíaca. Es lo retorcido de los personajes. Hay malos tratos, perversiones sexuales, asesinatos múltiples, abandono de hijos, severos problemas psiquiátricos… ¡de todo lo peor del ser humano!, pero en un pueblecito pequeño y en el entorno más cercano de la protagonista. Es decir, su madre, su hermana, sus vecinos, tienen historias rocambolescas, es como si nadie excepto los dos protagonistas están en su sano juicio.

    Eso por una parte engancha, porque está tan alejado de la vida normal, que tiene su punto. Pero por otra parte acaba dejando una sensación de irrealidad un poco confusa.

    El otro libro del mismo género es "Una mujer en tu camino", el quinto de la saga del Inspector Sajer, de Karim Fossum. En este caso se trata de libros bien escritos y ambientados, con crímenes en contextos creíbles. El protagonista está tan bien dibujado que parece que le estás viendo. Y hasta las situaciones más extrañas son traídas a la historia de manera muy realista. A la escritora se la conoce, de forma muy merecida en mi opinión, como "la reina noruega del crimen". Esta saga que os comento la empezó en 1995 y el quinto está escrito en el año 2000. Además el protagonista es un hombre maduro y viudo. Así que en teoría debería empatizar más con la mujer del 2015 protagonista de Lackberg, sin embargo, me resulta más fácil hacerlo con el inspector Sajer. Creo que eso dice mucho de la capacidad como escritora de Karim Fossum.

    En cualquier caso, puedo recomendar ambos libros, por entretenidos y amenos. No sé si os pasa a vosotros, pero a mí en verano me apetece mucho leer novela de este tipo. Además siempre me quedo con ganas de hacer un viaje por países nórdicos, preferentemente en verano, eso sí, porque en invierno se pelan de frio.

    P.D.: Llevo meses con el blog en paupérrima actividad y es llegar agosto que no pasa por aquí nadie, y me apetece escribir una entrada diaria. De verdad que no hay quien me entienda...

    jueves, 4 de agosto de 2016

    Vacaciones con dos pre adolescentes y una bebé

    la pequeña de paseo  por la playa

    Ya han terminado mis vacaciones de verano. Tres semanas que han pasado volando pero que he disfrutado muchísimo.

    La primera mitad estuvimos en el sur, en un pueblecito pegado a la frontera portuguesa y concretamente en una urbanización a la que llevamos yendo muchos años. Es muy cómodo porque está en primera línea de playa y además, mis dos hijos mayores tienen allí amigos que van cada verano. Somos los únicos madrileños en un radio de varios kilómetros ya que desde Madrid hay mucho destino costero mejor comunicado y más cercano. Todo esto para contaros que cuando llegamos nos rodearon amigos de mis hijos gritando: “¡¡los madrileños, han llegado los madrileños!!”. Nuestra llegada es algo así como cuando llegó el oso panda al zoo de Madrid.
    El caso es que a los dos mayores no les vimos prácticamente el pelo, porque se pasaban el día con su pandilla. A ver, exagero, sí les veía pero de lejos. La urbanización es cerrada y con muchas zonas comunes, así que no tiene peligro y se lo pasan genial. A la playa iban con nosotros, pero tardaban cero segundos en localizar algún amigo alrededor con el que irse a jugar o a saltar olas.
    Después de cenar volvían a salir al jardín con los amigos, momento en el que se han dado situaciones surrealistas, como uno de los días en el que les dije que a las 11 en casa y me contestó el Niño apesadumbrado: “me estás hundiendo la vida”.
    En fin. Las madres somos así. Muy de hundir la vida porque queremos que nuestros retoños se duerman a una hora razonable. La verdad es que están los dos bastante tontitos. Tienen momentos geniales en los que vuelven a ser los de siempre, pero ya no es como antes, que siempre daba gusto estar con ellos y te partías de risa. Supongo que esto es la pre-adolescencia o adolescencia en estado puro, pero me aburre soberanamente.
    Por otra parte la que sí está disfrutable a tope es la pequeña, se ha portado genial porque es más buena que un pan. Le ha encantado la playa, se ha bañado, ha comido arena, ha jugado con las olas… Una delicia verla. Ha estado feliz y graciosa a rabiar.

    De Andalucía nos fuimos directos al sur de Galicia, a Rías Bajas, atravesando Portugal.
    En Galicia ya sabemos lo que nos espera, pero también lo disfrutamos mucho. Familia, comida buenísima, agua de mar helada, paisajes preciosos y mucho descanso.
    Lo hemos pasado muy bien, como siempre que vamos a Galicia. Aunque de los cinco, yo soy la que menos disfruto. La pequeña ha alucinado con los gatos y los perros en casa de los abuelos paternos. Los dos mayores se lo pasan genial con los primos, hacen vela, y reciben muchos mimos abueliles. Para mi marido es volver a su tierra, así que el disfrute lo lleva a nivel de necesidad de ir. Os hacéis a la idea de que lo mío no está al nivel del resto. De hecho me encanta Galicia, pero tampoco me importaría saltármelo algún verano para poder ir a otro destino, que anda que no hay sitios maravillosos en España… Pero nada, con conseguir tener la mitad de las vacaciones en un destino en el que poder meter un pie en el agua de mar sin riesgo de congelación, me doy con un canto en los dientes.


    Os cuento además que estamos en semana de cumpleaños. El domingo fue el mío y mañana el de mi hija mayor, que cumple trece años. Lo digo y no me lo creo. ¿Cómo es posible que cumpla ya trece años?. Se me pone la piel de gallina. Hace nada era mi bebé, hace menos que nada era mi niña pequeña que se acurrucaba conmigo en el sofá en el que cabíamos las dos estupendamente.  Ahora mide lo mismo que yo y soy una mujer alta. Es una señorita con ideas propias y mucho carácter. A veces me quedo mirándola y me sorprendo, como si no fuera mi hija, como si de un día para otro, se ha convertido en una mujer desconocida.
    No voy a rememorar su nacimiento porque creo que ya lo he hecho otros años, es lo que tiene llevar ya más de cuatro años de blog, que como no tenga cuidado me repito, porque al final la vida es cíclica y vuelves a los cumpleaños, a los mismos sentimientos removidos y a los mismos eventos anuales.
    Para mi cumpleaños, mi hijo tuvo su momento de gloria cuando me dijo que mi regalo era que me daba 10 euros de sus ahorros y que me bajara a comprar algo. Mira que le conozco y aún así sigue sorprendiéndome. Lo peor es que el tío orgulloso de su idea, no entendía lo de “se trata de tener un detalle y que tú hayas pensado en mí y te hayas molestado en comprar o hacer con tus manos un regalo”. “¡Pero qué mejor detalle que éste, si tú te conoces mejor y vas a acertar más que yo con lo que compres!!!”.

    jueves, 7 de julio de 2016

    Me voy de vacaciones

    Paso a despedirme porque este mismo viernes nos vamos de vacaciones tres semanas. Aunque dada la pobre frecuencia con la que publico últimamente, igual ni notabais la ausencia.

    Vamos a hacer un combinado sur-norte que es el que venimos repitiendo los últimos años, pero con la diferencia de que no pasamos por Madrid, curramos unas semanas, y hacemos maletas de nuevo. Sino que en esta ocasión salimos rumbo al sur, y de allí subimos directos por Portugal hasta Galicia. Gambitas-lacón_con_grelos en conexión directa.

    Tengo mucha ansia de vacaciones. Este curso ha sido duro. Reincorporación laboral en octubre tras pasar casi un año en casa con mi pequeña. Acoplarme a nuevos horarios y rutinas. El hombro congelado y su tratamiento diario, he mejorado mucho desde que me tratan en la seguridad social, pero aún así, todavía queda. Y el hecho del que ya os hablaba hace poco, de que mi biorritmo sigue siendo el de una chavala de catorce años con cursos escolares de septiembre a junio y parón estival. El caso es que estoy deseando verme en la playa, comiendo coquinas, paseando sin mirar el reloj y bañándome en el mar con mis churumbeles. Llevo el ebook cargadito de libros a ver si le puedo dar buen uso.

    En las últimas semanas he tenido ganas de escribir, pero no he encontrado el momento. Mi rutina desde junio ha sido: salgo a las tres de trabajar, voy corriendo a casa, preparo las bolsas de piscina y como tarde a las cuatro estamos rumbo al club que es donde mejor se está, porque hay mucho árbol, césped y piscina. A las 18:40 al coche de vuelta porque mi rehabilitación es a las 19 horas, suerte que el hospital nos pilla de camino a casa, así que yo me bajo y marido e hijos siguen rumbo a casa. Cuando llego tenemos el lío de las cenas, preparar lo del día siguiente, la enana que se desvela y no se quiere dormir… para cuando tengo todo terminado no está una para ponerse a escribir unas líneas.
    Uno de los temas sobre el que escribí un post mentalmente antes de dormirme es el siguiente. Lo voy a resumir mucho porque ya no tengo la inspiración que me da la almohada. No aguanto la tendencia a no querer manifestarse claramente sobre algo, queriendo quedar bien con todas las posturas o las opciones elegidas por otros. Esto lo observo en muchos ámbitos, pero el otro día el detonante fue un comentario en un foro maternal. Era algo así como que igual de bueno para tu hijo es que le des leche materna o de fórmula, lo mejor es siempre lo que la madre elija. Hay que recordar que se pueden tener ideas claras y ser educado y respetuoso con las de los demás.

    Sobra decir que la madre tiene la opción de elegir. Yo misma he dado leche de fórmula cuando me ha venido bien. Pero para el bebé, no es igual de buena una opción que la otra. Puede serlo para la madre, para la familia en su conjunto, y sobre todo es respetable. Pero ya está. No queramos ser más buenos que nadie dejando a todos contentos como si tuviéramos una inmadurez incapacitante que no nos permite llamar a las cosas por su nombre y asumirlas con serenidad. Ni malamadre ni santamadrehagasloquehagas.

    Yo a mis hijos les he dado el pecho porque he querido y podido, pero con ninguno he durado más de ocho meses simplemente por las circunstancias y la falta de ganas de dar más tiempo. Pero no voy a decir que es igual de bueno que si hubiera dado un año, porque lo mejor es lo que decida la madre. No. Lo mejor según la OMS, pediatras y fuentes reconocidas de salud pública, es dar el pecho durante un año, los seis primeros meses en exclusiva. Si no lo haces porque no te viene bien, porque no te da la gana, porque no puedes, estupendo. Pero no hace falta dar la vuelta a los discursos para quedarnos todos tranquilos como si somos niños de jardín de infancia.

    Hay cosas que objetivamente son mejores que otras, y luego nosotros podemos elegir.
    La coletilla de que lo que elija una madre siempre es lo mejor, es de traca. Por desgracia hay muchos padres que no eligen lo mejor para sus hijos, de hecho, todos en algún momento no lo hacemos.
    Cada vez veo todo más polarizado, en posturas que estigmatizan al que no comparte su punto de vista y ahora el todo vale. La extrema derecha, la extrema izquierda y la anarquía. Cuando lo bueno está siempre a mitad de camino, en la lógica y el sentido común, más que en radicalismos. Y de entre todos los radicalismos, creo que el “buenismo” es de los que peor me caen.

    ¡Igual simplemente es que necesito vacaciones urgentemente!.

    Que disfruten ustedes de estas tres semanitas que yo lo intentaré arduamente por mi parte.

    domingo, 3 de julio de 2016

    La convivencia es fatal para el amor

    Tengo una compañera que tras una relación de 18 años, lo ha dejado con su pareja y ha tardado un mes en estar con otro y dos meses en vivir juntos.

    Este tipo de historias siempre me sorprenden. Especialmente en la parte de irse a vivir juntos.

    La convivencia me parece lo peor para el amor. Si no fuera porque queríamos formar una familia, yo habría seguido viviendo sola en mi propio piso y con mi novio en el suyo y tan felices todos. Compartir dormitorio, baños y nevera es fatal para el romanticismo.

    Y bueno, cuando es la primera convivencia uno va ignorante e ingenuo a la hoguera. Pero reincidir con tan poco margen de tiempo, me parece una temeridad.

    Yo quiero mucho a mi marido, con el que llevo más de veinte años, entre noviazgo largo y matrimonio. Sin embargo hay días que le mataría, y siempre es por algo derivado de la convivencia. Y qué decir de mal dormir entre ronquidos soñando con taladradoras… eso entiendo que no es un problema en todas las convivencias, pero otros tendrán pegas que yo no tengo, porque como decía la portera Grego: “el que no la da del bazo, la da del espinazo”. Gran potera y gran filósofa, la Grego. Muchos años tuve a bien disfrutar de su sabiduría cuando estuvo de portera en casa de mis padres.

    Volviendo al tema: espero que nos dure lo que tenemos toda la vida, pero si no fuera así, no metería a otro hombre en mi casa ni loca. Ni aunque fuera el amor de mi vida y mi hombre soñado. Es más, si lo fuera con más razón no le metería en mi casa para no estropear el invento.

    Esta compañera en lugar de estar de tortolitos como se supone que tiene que ser el primer año de relación, saliendo a cenar, quedándose un día a dormir en casa del novio y que te resulte gracioso el follón que monta en la cocina para preparar unas tortitas… Se han metido a vivir juntos y a reformar la casa. Te cagas. Una reforma. Si la convivencia mata la reforma ya te sepulta.

    Le oigo hablar con él y discutir porque le ha roto el espejo del armario que llevaba en perfecto estado quince años. ¿Y qué quieres, alma de cántaro?.

    Compartir armario, otro horror solo comparable a compartir nevera. Yo calculo que tengo unos quince kilos de más por compartir nevera. Aquí el caballero tiene un cuerpo deportista que quema calorías sin piedad y se puede permitir unas cenas deliciosas. Mientras que el mío engorda solo con abrir la tapa del paté y prepararme a cortar el queso.

    Con hijos de por medio es otro cantar. Además de que creo que para los hijos es mejor tener al padre y la madre, ya es una cuestión de supervivencia. Trabajando y con una vida ajetreada, es necesario que estemos ambos al pie del cañón. De hecho cuando marido se va de viaje le echo infinito de menos y reconozco que aparte de porque le eche de menos a él, es porque echo de menos su papel en la familia.

    Antes de tener hijos, si estaba fuera le echaba de menos, pero también le veía sus ventajas a una separación corta que te permite valorar lo que tienes y a la vez estar a tu aire durante unos días.

    En fin, que ustedes convivan bien.

    sábado, 18 de junio de 2016

    Manías

    Últimamente he leído varios post sobre manías y puesto que ando carente de tiempo y de ideas para escribir, voy a copiar la idea, pero en lugar de manías solo mías, voy a escribir las de los niños también.

    Mis manías
    • Duermo con un vaso de agua en la mesilla. Pocas veces bebo durante la noche, pero si no tengo el vaso no consigo dormirme. He intentado quitarme la manía en alguna ocasión pero si ya soy mala para conciliar el sueño cuando se dan todos los factores necesarios, no te quiero contar si falla la más mínima cosa.
    • Duermo con tapones. Sí, soy una plastufa mayor para dormir. Creo que es una de mis mayores lacras, la fragilidad de mi sueño unido al hecho de que necesito bastantes horas. Si al menos fuera de esas personas que necesita cinco horas, pues ni tan mal. Pero no, necesito dormir y sin embargo me cuesta hacerlo con calidad.
    • No me gusta nada el tacto de la crema, así que el cuerpo solo me lo encremo un día a la semana y a veces ni eso. En la cara sí me pongo crema diariamente aunque con una capa muy finita. Pero en el cuerpo necesito tener tiempo para que se absorba antes de vestirme, eso es algo que normalmente solo se produce los domingos. Sin embargo tengo buena piel, o eso dice mi madre, que es de las que se echa una tonelada diaria y aún así la tiene seca.
    • No soporto llevar el pelo suelto ni que me roce la cara. Nunca llevo flequillo por ese motivo, soy de melena corta con diadema muy fina, del color de mi pelo para que casi ni se vea, pero que me mantenga las melenas alejadas de la cara. Cuando veo la gente con flequillos que llegan casi a los ojos, o con el pelo muy encima de la cara, me pongo hasta nerviosa.
    • Duermo con calcetines, invierno y verano. Lo he separado de los dos primeros para no parecer una neurótica… pero sí… otra manía relacionada con el momento de irse a dormir.
    • No me gustan los perfumes, ni llevarlos yo ni olerlos a los demás. Me parce que ocupan demasiado espacio en los sentidos, no me dejan respirar bien ni captar los sabores de la comida… Y en definitiva, que no me gustan. Yo uso muy suave tipo colonia de baño y el mismo desde hace años.
    • Soy muy fan del Excel y su uso como hoja de cálculo lo veo lógico, pero en mi caso también lo uso para hacer listas. No me vale un papel normal, apunto la lista de lo que tengo que llevar en la  maleta, la lista de la compra, la de tareas pendientes... ¡en Excel!, no tiene ningún sentido, así que ¡otra manía!.
    La Niña
    • Se encrema siempre los pies antes de irse a la cama. Pero es una manía justificada porque tiene los pies y las manos siempre secos. Es algo que me sorprende porque yo tengo una piel siempre hidratada y ella desde canija tiende a la sequedad.
     
    Y ya está. Por más que he pensado no he encontrado más manías de la Niña. Es increíble, pero creo que no tiene ninguna, es demasiado racional para tener manías. Tiene gustos, como que prefiere la leche fría para los cereales, pero si un día no lo está tampoco le importa. Y tiene peculiaridades como que es sonámbula y a veces nos aparece en mitad de la noche a soltarnos cualquier incongruencia como que quiere lentejas. Pero manías como tales, mi princesa mayor no tiene
     
    El Niño
    • Sus principales manías vienen con el tema ropa y calzado. Todo tiene que ser muy suave, muy amplio y cómodo. Es fan del algodón y de las tallas extra loose.
    • Se despelota para cagar. Así de fuerte amigos. Sea invierno o verano, él se quita toda la ropa. Con razón solo lo hace en casa, claro.
    • Tiene un montón de muñecos pequeñajos, de estos que son de plástico del tamaño de un dedo, con formas como de monstruitos (slag terra, los basurillas, etc.). Y los tiene que tener en fila en una balda al lado de su cama. Parece que están así de forma casual, pero no, él nota si los cambiamos o movemos para limpiar, y antes de dormirse los coloca de nuevo como tienen que estar.
    • Su cuarto es pequeño y abigarrado de cosas, pero a él le gusta así y no quiere que se lo cambiemos. Cuando nos oye hablar de cambiar de casa le da un jamacuco, y eso que el que más saldría ganando con un cambio a una casa mayor sería él. Sin embargo su cuarto le parece lo mejor del mundo, tal y como es.
    • Le cuesta muchísimo tirar o desprenderse de sus cosas. Cuando digo que le cuesta me refiero a que casi llora cuando le tiro unos calzones agujereados y cuando era más pequeño me decía que los guardase para sus hijos… Si por él fuera, toda la ropa y juguetes que han pasado por su vida, los habría guardado. Y también los muebles, hace un par de años cambiamos el sofá del salón y se despidió llorando abrazado al sofá. También quería que se lo guardáramos para cuando él tuviera su propia casa. Vamos, que necesitaríamos un almacén tamaño IKEA para guardar todo lo que él querría.
    • Le gusta tomarse algo de sabor fuerte antes de irse a la cama. Tendría unos seis años cuando nos dijo que uno de sus mayores sueños sería irse a la cama con un trozo de queso de cabrales deshaciéndose en su boca. Im-presionante.
     
    La pequeña
    • Tiene que tomar el biberón de la cena antes que el sólido. Esto es algo que nunca me habría planteado en este orden. A los mayores siempre les di primero la cena sólida (arroz o fideos, etc.) y luego el biberón, con el que, de hecho, se solían quedar dormidos. Pues esta canija nos pide que sea al revés. Cuando le doy primero el sólido ya no quiere tomar el bibe después. Y sale de la bañera siempre pidiendo bibi, así que hemos cambiado la rutina para hacerlo como le gusta.
    • Le gusta dormirse tocando un fular mío. Es uno precioso que antes me ponía mucho pero que últimamente solo se utiliza para sus sueños y ya está siempre en su cuna como si es una sabanita más.
    • No se termina las galletas ni el pan que le demos, siempre del último trozo deja un poco.
    • Sus canciones favoritas tiene que oírlas un mínimo de tres veces seguidas. En cuanto está terminando ya empieza con el: ¡mah, mah!. Para que se la pongamos otra vez.
    • El agua se lo estamos empezando a dar ya en vaso, en lugar de en bibe, y antes de beber agua, mete el dedo en el vaso. No falla, siempre lo hace así, le encanta tocar el agua primero.
     
    Y hasta aquí hemos llegado, seguro que si pienso más, saldrán más manías, pero del tirón estas son las que salen. ¡Besos para todos y feliz fin de semana!

    martes, 7 de junio de 2016

    Muy cansada

    Os cuento que estoy cansada de pelotas. Mi biorritmo se quedó atrapado en los años escolares y a estas alturas del curso necesito el parón veraniego. Entre la primavera con su correspondiente alergia al polen, los cambios de temperatura, que en Madrid pasamos del frio de Invernalia al calor del Sáhara en cero coma, el cansancio acumulado y la perspectiva de vacaciones…. estoy que no me hallo.

    El caso es que mi biorritmo sigue anclado en 1990, pero yo ni soy estudiante ni soy profesora, así que en verano tendré 3 semanas de vacaciones y me doy con un canto en los dientes. Todavía no han empezado y ya me saben a poco. Me da como ansiedad que se me gasten demasiado rápido, porque mi cuerpo serrano y yo, necesitamos una unidad mínima de dos meses de vacaciones. Ay omá qué dura es la vida.

    Además del cansancio propio de esta época del año, se unen unas circunstancias poco favorecedoras:

    - Sigo con la rehabilitación del hombro. Voy todas las tardes de 7 a 8 a un conocido hospital público madrileño a que un fisio muy majete movilice mi hombro en direcciones imposibles para mi maltrecha articulación. Estoy muy contenta con el servicio y los profesionales, porque después de meses de tratamiento, por fin allí he dado con un traumatólogo que me ha explicado en condiciones la capsulitis adhesiva también conocida como hombro congelado. Entre las sesiones por privado y las de la seguridad social ya llevo la friolera de 46 sesiones y tres infiltraciones. He mejorado pero todavía queda mucho por delante.

    - Toda esta semana tengo al marido de viaje en El Salvador. Llevamos la organización familiar-doméstica tan justa, que cuando falta uno de los dos se nota mucho. Esta semana estoy necesitando que venga por las tardes la persona que nos ayuda en casa, para poderme ir yo a fisioterapia, por ejemplo. El hombro me está saliendo carísimo en tiempo y en dinero gastado directa o indirectamente en él.

    - La pequeña de la casa, a sus dieciocho meses que cumple hoy, está infatigable, creo que ahora es la época más cansada desde que nació. Yo estaba mentalmente preparada para que sus primeros meses de vida fueran duros. Entre la lactancia materna y el dormir poco, recordaba esa época con los dos mayores mucho más dura de lo que ha resultado con ésta pequeña. En realidad todo su primer año me ha resultado muy fácil. Ha sido al volver a trabajar y especialmente en los últimos meses, cuando estoy más cansada. Ahora ya no camina, corre, como vaca sin cencerro y sin rumbo fijo. No para. Duerme menos que antes y cada día trasnocha más. Un caos. Los hermanos mayores se acuestan a las nueve de la noche, y ella antes de las diez rara vez plancha oreja. Durante la noche tiene varios microdespertares y algún día directamente se desvela un rato. Por ejemplo anoche: estuvo conmigo en el salón hasta las diez y media, con una juerga como si fueran las doce del mediodía. Y luego a las tres de la mañana me la encuentro de pie en la cuna llamándome a grito pelao y con una actitud de estar ya completamente descansada. Una hora de reloj con ella en mi cama hasta que la moza consiguió dormirse de nuevo. Claro que luego ha dormido hasta las diez de la mañana mientras la menda estaba a las ocho ya currando en la oficina. En el tema del sueño nocturno parece que hayamos ido para atrás, porque de recién nacida casi dormía la noche del tirón y ahora mira qué plan tenemos. De todas formas es tan mona que se la perdona todo. Ahora está divertidísima, intenta repetir todo lo que decimos nosotros, con esa lengua de trapo que tiene. La hermana mayor le ha enseñado a decir a modo pastor payés: ¡choootoooo!. La historia viene porque una amiga de mi suegra contó que mi marido de pequeño en cuanto le llevaban al campo y veía un animal, el que fuera, gritaba: ¡choootooo!. Y ahora es la nena la que va por toda la casa como si tuviéramos una ganadería en el pasillo. Los hermanos también le han enseñado a decir pedete, y lo suelta cada vez que ve el ánimo un poco bajo, porque ya ha visto que con que grite un par de veces PEDETE, especialmente si hay público desconocido delante del tipo: haciendo la cola para pagar en el súper, se producen grandes risas.

    La verdad es que es una monada de niña, simpática y cariñosa, pero agotadora también, las cosas como son.

    En definitiva, que yo lo que necesito es que me toque el euromillón y no tener que madrugar. Creo que con eso se me arreglaría todo, hasta el hombro…

    martes, 31 de mayo de 2016

    La última del Niño. Sobre ser el hermano mayor, el mediano o el pequeño


    Tanto mi marido como yo somos los hermanos mayores.
    Según cuentan, mi marido cuando tenía unos cinco años, ya dimitió del cargo y dijo alto y claro: ¡No vuelvo a ser el mayor nunca más!. Y curiosamente parece que su dimisión surtió efecto y su hermano pequeño le relevó en el cargo, de hecho siempre se ha comportado como si fuera el mayor.

    Yo, que soy mucho más pringada, siempre he pensado que ser la hermana mayor molaba. Ahora como madre, me doy cuenta de que los mayores pagan la novatada. Pillas a los padres inexpertos, hacen contigo el “prueba y error”, tienes que educarles, y los pequeños se encuentran puertas abiertas que a ti te costó la misma vida abrir.

    Mi hija mayor ha heredado el gen pringao de su madre, y también cree que ser la mayor es guay. Pobriña.

    El caso es que mi hijo el mediano, ha sido el pequeño durante diez años, y a mucha honra, que él siempre presumió mucho de ser el pequeño de la casa.


    El otro día en la comida estábamos hablando de eso, de lo que supone ser el mayor, el pequeño, el mediano… Y entre pinchada y pinchada, nos suelta el Niño muy serio: “Yo he tenido suerte, porque he sido el pequeño muchos años y eso es lo mejor. Todos te dan de su chocolate, te hacen un hueco en el sofá y te tienen más mimado. Esa es la suerte que yo he tenido, no como el pobre Javi, que ya nació siendo el mediano”.


    ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡QUE YA NACIÓ SIENDO EL MEDIANO!!!!!!!!!!!!!


    Solo mi hijo es capaz de soltar algo así y quedarse tan pancho, yo casi me atraganto.


    Después de muchas risas, el Niño meditó unos segundos, y dijo: “bueno, no es que naciera mediano pero como si lo fuera, porque su hermana pequeña nació demasiado pronto”.


    Entre el concepto “nacer demasiado pronto” y “nacer siendo el mediano”, es difícil elegir. El Niño y sus cosas, aún le quedan perlas con las que deleitarnos…

    jueves, 26 de mayo de 2016

    En defensa de una famosa youtuber madre de seis hijos


    Antecedentes: a mi me gusta leer, no ver videos en youtube. Me gustan los blogs, no los vblogs. A parte del gusto, es más cómodo para mi ir leyendo en el metro que ir viendo videos. O por ejemplo cuando tengo a mis hijos cerca, o estoy en una sala de espera, me resulta más discreto el tema lectura.
    Dicho esto, hace unos meses leí en algún sitio hablar de una tal Verdelis. No la he querido poner en el título de la entrada para no atraer tráfico al blog por este motivo, así que haceros una idea el miedo que me dan las hordas de fans. De hecho se escribe con dos eses pero así queda todavía más oculto.
    Entré a ver un video suyo porque me picó la curiosidad y la primera impresión es que era muy pavisosa y que no pronuncia bien las eses. Así que aparte del mérito que para mí tiene toda madre de familia numerosa, no le di mayor importancia. Sin embargo unos días después aprovechando un rato tonto en casa, me dije, voy a ver otro video de la muchacha esa. ¡PERDICION1. He estado un mes poniéndome al día, he visto una muestra de los primeros de hace siete años aproximadamente, y otra de los actuales. Os hago un resumen de la situación.
    Esta mujer tuvo su primer hijo con 19 o 20 años, con un novio reciente con el que se acababa de ir a vivir a Madrid porque él encontró trabajo en la capital. Como a los cuatro o cinco años tuvo una niña, al año y medio otra niña, a los tres años un niño y a los dos años, el pasado mes de febrero, tuvo a las mellizas.

    La muchacha empezó a grabar videos para tener recuerdos de su familia, dice. Lo cierto es que los primeros videos son tiernos, muy de andar por casa y muy breves. Se les ve que vivían bastante en precario, en un piso pequeñito. En esa época ella trabajaba como auxiliar de enfermería.
    Lo de los videos empezó a ir a más, y creo que el culmen de su éxito ha sido la grabación del parto de los tres últimos: el niño y las mellizas. Ahora mismo tiene cientos de miles de fans. Concretamente 215.000 seguidores en instagram, en una foto publicada hace tres días acumula 1.430 comentarios. En youtube tiene 568.444 suscriptores y acumula 146.338.730 visualizaciones. ¡Cifras de vértigo!.

    Ella ha dejado de trabajar y se dedica full time a sus niños, su casa (limpia como una salvaje, hay un video en el que hace más esfuerzos limpiando su casa que un triatleta en una competición de élite) y a la grabación de videos. Supongo que esto le da suficiente dinero como para dejar lo de auxiliar de enfermería. Yo me alegro siempre que alguien encuentra la fórmula para dejar de trabajar fuera de casa o en un trabajo que no le gusta, si encima es para poder cuidar mejor de los hijos, me alegro aún más por ellos.

    Yo tengo claro que no haría lo que hace ella, por muchos motivos, pero por citar algunos:
    -  Tengo un elevado concepto de mi privacidad y más elevado aún de la de mis hijos. Tener un blog anónimo sin fotos ni referencias por las que dar con nosotros, es lo máximo que me permito a mí misma, aunque me parece estupendo el que no lo ve así (de hecho, hoy en día la mayoría de las personas no coinciden conmigo en esto). Ella vive en Pamplona, un sitio donde debe ser fácil dar con ellos. Los videos muestran su casa, su ritmo de vida, las idas y venidas al cole, al súper, al centro comercial, al campo…

    -   No soportaría pasarme la vida con el brazo en alto grabándome. Siento dolor en mi, ya de por sí dolorido hombro derecho, cuando la veo. Además va continuamente hablando a la cámara, no le importa que sea en el tren, en la calle, ¡donde sea!. No me veo.

    -   Sería incapaz de soportar la presión de tanto amor y tanto odio. Yo veo la cantidad de mensajes que recibe y automáticamente pienso: pobre mujer. Los comentarios que recibe, especialmente en YouTube, son de traca. Dos mil veces se lee el comentario: “Vas a tener más hijos?”. Por Dios, que tiene 30 años y 6 hijos, dejad respirar a la pobre mujer. Ahora con las mellizas debe haber con dos millones de comentarios diciendo “Eider es igual que Irati, y Anne es igual que Laia”. Colegas, ¿de verdad hay que insistir tanto en el tema parecidos?, ¿no ves que los últimos 150 ya se lo han comentado?. Luego tiene comentarios muy escalofriantes en los que la piden consejo sobre tener un segundo hijo, por ejemplo. Pedir a una perfecta extraña consejo sobre un tema tan absolutamente personal e íntimo me resulta perturbador. Otro tema que da para una entrada aparte es la calidad ortográfica de los comentarios, que son del pelo de: “ermosos hijos tienes”. He leído cosas que hacen sangrar los ojos…
     
    La gran mayoría la adora, sobre todo niñas, eso es otro tema pertubador… tantas niñas pequeñas viendo sus videos y diciendo “eres guapa, me gustaría que fueras mi mami”.  También es preocupante mensajes que dicen que están ahorrando para ir a conocerla porque son de Méjico, por ejemplo.

    Pero también recibe muchísimas críticas: por exponer tanto a sus hijos, por ganar dinero a costa de la vida de ellos, por vender una maternidad idílica que no es real, porque sospechan que su vida no es como dice y que debe de tener ayuda… He llegado a leer comentarios diciendo que era bochornoso y que habría que hablar con el defensor del menor a ver si se podía hacer algo por esos niños expuestos como en un gran Hermano desde su nacimiento.

    Insisto en que yo no lo haría. Pero toda la vida ha habido niños actores, modelos infantiles, deportistas profesionales... que han generado ingresos para su familia.

    Hoy en día pocos somos los que no exponemos la vida de nuestros hijos en algún medio: facebook, instagram, twitter, etc. Muchos de los escandalizados van publicando fotos bastante más propias de la intimidad familiar que de una red social. En cualquier caso por ahí no va a ir mi defensa porque como yo no comparto exponer tu vida en los medios, no voy a desgastarme con esto, en cualquier caso lo que me parece es que muchas veces la crítica fundamentada en esta parte es bastante hipócrita (te critico a ti porque lo haces con más éxito, pero yo también lo hago aunque sea en menor escala).

    Mi defensa se centra en las críticas feroces, que opiniones tranquilas que discrepen me parecen bien, por transmitir una imagen falsa y guionizar a sus hijos. Yo sí me creo lo fundamental que se transmite en sus videos:

    -   Esa mujer es una crack gestando y pariendo. Eso es así. Tenemos video de los partos. El de las mellizas fue un parto natural, sin epidural, y con dos empujones estaban fuera. A sus pies señora.

    -   Los niños están muy bien educados. Es obvio que ella sacará la parte más bonita en los videos. Pero de la misma manera que cuando nos hacemos una foto, intentamos salir lo mejor posible. Pero ¡ojo!, lo mejor posible dentro de lo que hay, que no te puedes convertir en Cindy Crawford por mucho que te arregles y poses para la foto. Pues esto es lo mismo. Son muchas horas de grabación, hay una base de niños bien educados y felices, eso se ve. Me flipa bastante el tema alimentación, comen solos y súper sano. Les pone una coliflor con un bacalao, todo como muy soso y se lo comen tan felices y le hacen la ola a la madre. El que tiene ahora dos años, no tomó purés, sino que directamente utilizó el método “Baby Lead Weaning". Hay un video de la criatura zampando con seis o siete meses brócoli a bocados, zanahorias, chupando filetes... que es alucinante. Hoy en día con dos años come perfectamente solo, sentado en la mesa con sus hermanos, con sus cubiertos y sin hacer ascos a nada. Eso tiene mérito señores, nos pongamos como nos pongamos.

    -   En cuanto a lo de que vende una imagen idealizada de la maternidad. Yo agradezco un mensaje amable de lo que significa ser madre. En los últimos años se ha petado la red de blogs y webs sobre el lado oscuro de la maternidad. Hemos rajado del tema por encima de nuestras posibilidades. Ser madre es una opción, si la elegimos, intentemos disfrutarla. Todo en su justa medida. Se puede una quejar de la parte oscura, que como absolutamente todas las parcelas de la vida, tiene. Pero hay una parte maravillosa en la maternidad y está bien que se reconozca.

    -   Por lo que se ve en los videos parece buena madre, entregada, que cuida de los pequeños hasta que van al colegio sin tirar de guarderías, que les trae a comer a casa aprovechando que ella ahora no trabaja fuera… Hace un montón de cosas por la familia que yo veo positivas.

    Realmente lo único que me chirría es la sobre exposición mediática, aunque sea algo habitual hoy en día.
    Sobre su decisión de publicar fotos de sus cinco hijas y de las medidas de seguridad adicional que tomaba, escribió en su día La madre Tigre. Una mujer culta, ingeniera de carrera, que ha viajado, leído y que sabe lo que hace. Aquí está la entrada por si a alguien le interesa.
    Yo no lo hago, pero lo respeto. Tampoco tengo cien por cien claro por qué no lo hago, simplemente no me da confianza y no siento la necesidad de hacerlo.
    En fin, que yo creo que ya he visto suficientes videos y vuelvo a mis lecturas. Quien quiera seguir viéndola genial y quien no, que lo deje. Ese es el gusto de poder ejercer nuestra libertad.