El otro día sin venir a cuento, mi hijo comentó que hace un
año murió nuestro pez inmortal que al final no lo era, Nemo. Como fue la
segunda entrada que escribí, en un momento en que debía tener como dos
lectores, os dejo el enlace AQUÍ por si queréis pasar a ver cómo sufrió mi
lechón con esta pérdida. Vivió con nosotros casi 6 años, que para un niño de 7
años que tenía, es una barbaridad. Hasta tal punto fue el sufrimiento que no ha
querido tener otro pez, solo ha querido un pez robot, pero real no quiere
ninguno porque dicen que no serían igual de buenos que Nemo.
También tenemos desde hace bastantes años al pajarito Lolo,
famoso por ser el pájaro que peor canta de la historia de los pájaros.
En este invierno mi hija vino un día con insectos palo, que
fueron acogidos con gran regocijo, pero que en dos días, estaban enterrados en
la terraza en una maceta próxima a la de Nemo. Nuestra terraza es como una
extensión del cementerio de la Almudena.
La última incorporación a nuestra vida familiar fueron unos
gusanos de seda, que nos tuvieron buscando hojas de mora por todo Madrid y al
rededores, cómo comen los tíos. Insaciables. Se hicieron huevos, luego
mariposas, y finalmente pusieron cientos de huevos… No quiero ni pensar cuando
todos estos eclosionen. Ahora tenemos todos los huevos en un sobre en la
nevera, y allí estarán hasta primavera. Miedo me da.
Como ya conté el verano pasado, durante todo el mes de julio
mis hijos van a un campamento de día a un club deportivo a las afueras de
Madrid, les recogemos allí y pasamos tarde de piscina. Todos los días me reciben
con una larga retahíla sobre bichos, que observan, analizan, meten en botes, y
luego devuelven al campo. Aquí una muestra de una chicharra y unos bichos
bola:
El viernes se incumplió la última parte de “…y luego
devuelven al campo”, y cuatro tijeretas han pasado el fin de semana ¡por error!
en nuestra casa. El viernes vinieron a merendar a casa a cuatro amiguitas, una
de las cuales trajo las tijeretas, con la emoción de pasarse la tarde jugando a
las tinieblas como si no hubiera un mañana, la niña se olvidó al irse de las
tijeretas. Terrible. Me lo intentaron ocultar, pero los cuchicheos, miraditas y
risitas histéricas, hicieron que el misterio durara unos cinco minutos.
Yo no se a quién han salido estos niños con este amor a todo
bicherío viviente, llamadme loca, pero no les encuentro ningún atractivo ni
interés.
Ay, cómo les entiendo... yo hacía lo mismo. Todo bicho asqueroso que encontraba iba para el bote. Luego lo cuidaba y al final lo soltaba. El colmo llegó con una escolopendra que a mi madre no hizo nada de gracia y que me podía haber picado... pero no. Total, déjalos, eso es bueno, son defensas y pierden el miedo a todo. :)
ResponderEliminarestos no necesitan perder el miedo porque no lo tienen!! no saben lo que es...
EliminarUn beso
Odio los bicho, pero los míos no me los traen a casa. Tampoco tienen muchas oportunidades, la verdad...
ResponderEliminarBesos.
eres de las mías entonces!! pero sin hijos bicho-friends como los míos.
EliminarUn beso
¿Ningún atractivo? Lo entiendo, a mí me atraen muchísimo pero lo entiendo. ¿Pero ningún interés? ¡Si hay tanto que verles!
ResponderEliminarjajajaja, eres como mis hijos Silvia, me lo temía. Tienes tanto interés por todo y eres tan observadora, que claro, los insectos no se salvan.
EliminarUn beso!
Ahora que... debo confesar que quien los manipula es mi marido (los guarda en sal, para que no se echen a perder) yo los veo, si hace falta moverlos, los transporto en algún papelito, pero tocar-tocar no me gusta la idea ;)
Eliminar¡Un beso!
Es genial, son niños de ciudad sin temor a los bichos y animalitos del campo, una ecuación acertada!
ResponderEliminarasí es! una combinación urbanita rural muy curiosa.
EliminarUn beso
A mí me encantan los bichejos. Es bueno que tus hijos amen la naturaleza. Un beso.
ResponderEliminarA ti también??? ay madre... jajajajaja
EliminarUn beso
Mira! Ya me pica todo sólo de leerte. ¿Para qué voy a volver a explicarte todos los bichos que han entrado en esta casa? Pero recuerdo que los primeros fueron los gusanos de seda, traídos por bendito padre, que como ya no vivía aquí se ve que quería dejar su impronta. Que asco dios mío! que asco!!!!!!! Cuando se convirtieron en mariposas fue todavía peor y tuve que llamarlo para que se llevara aquello de casa porque yo no me atrevía ni a tocar el recipiente.
ResponderEliminar¿Y caracoles? ¿No habéis tenido?
pues mira caracoles no, eso no se les ha ocurrido. Ay que asco, yo no puedo tampoco con tanto bichoooo
EliminarUn beso
Que quieres que te diga, a mi me encantan los animales, pero no puedo con los bichos... los insectos... no, no... que asco!!! Menos mal que a mis niñas aun no han tenido esas genialidades, pero te aseguro que en mi casa no entran con insectos!!!
ResponderEliminarjajajaja eso decía yo, y mira, al final alguno va entrando.
EliminarUn beso!
jajajaja, yode pequeña era igual!!!
ResponderEliminarDaba de comer a las hormigas de delante de mi casa todos los días... Horror.
Luego se me pasó la tontería y ahora sólo me gustan los mamíferos
a qué edad se pasa la tontería?, para ir haciéndome una idea, jajajaja.
EliminarUn beso
buff!! yo tambien soy poco de bichejos!!! jajaja! animales todos pero bichos... suerte!
ResponderEliminaryo no puedo con ellos, pero mis hijos les miran con auténtica admiración, les observan durante horas y flipan.
EliminarUn beso!
Simpática la entrada.. vaya que vivió ese pez! Para un bicho de esos es mucho! Bah, eso tengo entendido..
ResponderEliminarMe causó gracia lo de la extensión del cementerio en la maceta. En el jardín de mis padres hay unos cuantos animalitos también.
beso
sí, es muchísimo, en pecerita globo de estas que cambiábamos el agua nosotros. Cada vez que íbamos a por comida a la tienda donde lo compramos, el dependiente alucinaba de que siguiera vivo. Decía que no había visto nunca que un pececillo de esos durara tanto tiempo. De ahí que pensáramos que teníamos un ser inmortal ;o)
EliminarUn beso
Yo nunca he sido mucho de insectos, quizá porque mi madre es entomóloga y arrastro un trauma intrauterino pero yo creo que está muy bien que aprecien a los seres vivos. Se aprende mucho con esas cosas, aunque lo de las tijeretas me ha dado un poco de cosita... Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminartrauma intrauterino por madre entomóloga!! jajajaja, lo que no se te ocurra a ti...
EliminarUn beso
Jajajajajajaaj Yo detesto toda clase de insectos, incluso las polillas de la ropa! O.o
ResponderEliminarlas polillas de la ropa son de lo peor, qué feas son las pobres!!!
EliminarUn beso
Tus hijos son geniales (eso ya lo sabes pero bueno...), lo del pez es de no creer ese si que era eterno, a nosotros se nos murió Ojon (un pez telescopico que teníamos desde hace 3 años) murió ayer cuando las niñas estaban en la escuela así que lo creme tirándolo en la estufa. Aún quedan tres en la pecera. Yo no tengo mucho problema por que a mis niñas le dan miedo casi todos los bichos que no sean gatos, ni en broma agarran un bicho de esos que nos muestras.
ResponderEliminarBesos y suerte con el zoo
hubo un tiempo que ahorraban para montar un zoo, así que no vas desencaminada con tu última frase. Daba penita los pobres con su hucha, guardando cada céntimo que les daban o se encontraban para poder montar un zoo...
EliminarUn beso!
¡¡Sobre todo a las tijeretas, que meten unos muerdos que te pasas!
ResponderEliminarComo se te metan por la ropa, es muy divertido :P
Ahhh los bichos... menos mal que ya pasaron esos tiempos y ahora todos somos adultos y criminales de bichos :P
Besazo
con mis hijos delante no puedo ejercer de la criminal de bichos que llevo dentro, ayyy.
EliminarUn beso!
2criminales de bichos" :D ¡qué malas!
EliminarHombre, lo de las tijeretas tiene delito, pero los demás bichitos son mu majos, mujé! Jajajajaja! (qué te voy a decir yo, claro...).
ResponderEliminarMuas!
Tú no eres objetiva jajajaja
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